Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

lunes, 3 de agosto de 2015

Me gusta mi silencio



Yo muchas veces necesito estar a solas, estar callada, estar en silencio, y no quiere decir que esté molesta por algo, no… simplemente a veces necesito eso: silencio. Me gusta el silencio. Por supuesto, decir algo así es una generalización, porque no hay un solo silencio sino muchos y cada uno tiene su particular sabor, su propia textura. También hay silencios de dolor, de vergüenza, de miedo; silencios pesados como losas, angustiosos o interminables. Entonces me corrijo: me gustan algunos silencios. Me doy cuenta de que los busco, los construyo y, a veces, cuando paso tiempo sin ellos, los añoro.
¿No les pasa que en ocasiones se sienten como sumergidos, atrapados en el ruido? Gritos, bocinazos, anuncios, consejos, opiniones, canciones huecas, el hit del momento, la noticia repetida hasta el infinito, las exigencias, el último chiste, el reclamo… Yo sé que es imposible desaparecer del Universo todos los sonidos que no nos gustan, que estorban, que asfixian… pero a veces quisiera que alguien pudiera robarse a mi alrededor todos esos ruidos extraños, sofocantes, artificiales, horripilantes… que caracterizan civilizaciones, costumbres o cotidianidades, y que entorpecen la magia de escuchar crecer las flores.
Yo necesito mi silencio para disfrutar de lo bueno y de lo malo que me da la vida. Encuentro mucho placer en esa "nada auditiva" en la que muy a menudo me veo inmersa dentro de mi mundo propio y solitario. Es tranquilizador, llama a la reflexión y sin duda me agrada mucho. Me imagino que a todas las personas a las que les gusta la música les debe gustar también el silencio. El silencio es el lienzo para los ritmos, es la hoja en blanco para el escritor, es el mar para el navegante. El silencio es el mundo donde sucede todo y nada. Y esa nada incluso puede ser placentera.
Esos momentos de silencio me gustan para encontrarme a mí misma, para pensar qué debo hacer con mi vida, qué debo hacer con mis amigos… intento arreglar lo que veo malo en mi vida, trato de analizar cómo van mis cosas, me pregunto en qué punto de mi vida estoy, qué deseo de mi vida personal y profesional, como mujer… y no crean que siempre lo entiende quien vive cerca de mí. No, absurdamente piensan que estoy enojada, o que me molesta algo…
Mi silencio, aunque parezca vacío, está lleno de significado. Es como la pausa que hace el director entre movimiento y movimiento en una sinfonía. Nadie aplaude. Todos quedan en trance con la melodía anterior para entrar en la siguiente. Mi silencio no es olvido, es atención. Mi silencio es profundo, lleno de reflexiones y sobre todo, lleno de preguntas.
Mi silencio, con una chispa en la mirada, siempre me permite observar, cada vez que quiero, muchas cosas buenas y gratificantes que me han pasado. Tiene también cada uno de los abrazos de mis hijos, porque cada vez que me abrazan, un estremecimiento profundo me asalta por sorpresa, y su ternura me deshace por dentro, dejando sólo un calorcito invencible y una razón poderosa para hacer bueno el futuro.
Me gusta mi silencio en el mar junto al balanceo tenue de las olas pensativas y en la oscuridad de las noches… Es entonces cuando el sosiego ya no me abandona y ya no me importan las angustias del día que pasó. Callo dichosa ante esa inmensidad azul verdosa y en una mirada estelar abarco todo el mundo… el salitre me cubre y la brisa me acaricia mientras en mi silencio me entrego a mis sueños y bajo ese espejismo mágico me extravío por los mares.
Mis silencios los prefiero lineales, un poco ambiguos y muy relajantes. El silencio (el que me gusta y disfruto) puede convertirse en una jungla, una selva, un planeta recóndito e inexplorado, donde el camino de regreso está siempre en mi memoria. Me gusta la gente que entiende mi silencio, que sabe que no siempre me apetece hablar. Los que están sin pedirme explicaciones.
Sí, me gustan esos momentos de silencio, conmigo misma. Otras veces los busco porque me molestan los ruidos que me alejan del sonido de tu risa en la distancia y me despojan del murmullo de tus sueños o del roce de tu mirada cada vez que me descubres. Me gusta la forma que abrazas mi silencio. Creo que si me preguntaras por qué a veces me gusta tanto el silencio no diría ni una palabra. Me gusta y ya. Necesito “escucharlo” para seguir siendo yo, para reencontrarme con mis musas, con mis sueños, con mis dudas, mis recelos, mis recuerdos… No te asombres si un día te confieso las muchas veces que me sorprendo cerrando los ojos para pensarte en el silencio.
No indagues nada, no me interrogues. No te molestes si en ocasiones solo te miro y sonrío sin pronunciar siquiera una palabra. Mi silencio se pierde también en fantasías, imaginando un mundo que nos pertenece, se apoya en las veces que te he sentido cerca y se sonríe al recordar tus palabras. Mi silencio te extraña. No pienses que significa renuncia, no pienses que significa huida. El silencio para mí tiene significados especiales, desde mi silencio poco importa si estás lejos, con solo cerrar un poco los ojos… también seguro podré escucharte.
Me gusta mi silencio, porque es en esos momentos cuando puedo encontrarme conmigo misma, detrás de mi silencio aún veo a una chica a la que le faltan muchas cosas por hacer en esta vida. Y les aseguro que después de mis “permitidos silencios” (porque no siempre los logro tener) salgo más renovada, a veces más herida pero más valiente, y con más ganas de ayudar a quien necesite de mí… (Yo también muchas veces necesito ayuda).
No se confundan con todo lo que les he contado y piensen que no me gustan las palabras, por el contrario las palabras son mágicas y como amante obsesiva de la literatura me gustan mucho. No sólo por su significado sino también por su sonido, su secreta música; el modo como se hilan unas con otras y se transforman y al decir, nos dicen. Pero no se puede amar la palabra sin amar el silencio que la hace posible, que es el fondo en donde se destacan y cobran sentido.
Por eso creo en el silencio que precede a la palabra, que le da sustento y la nutre; y creo también en el silencio que sigue a la palabra, que permite asimilarla, saborearla, volverla mía.
Sin dudas el silencio es uno de mis momentos zen. Y con ello no pretendo cambiar el futuro, ni descubrir la panacea universal, sino llegar a concienciar que cada momento de la vida es único, extraordinario e irrepetible.

7 comentarios:

  1. No tenemos la suerte de compartir tu silencio, pero es un placer disfrutar de tus palabras, como siempre....llenas de encanto y ternura.... Con un contenido inmenso desde el alma. Excelente reflexión sobre el silencio. Siempre logras hacer sentir tus palabras como propias. Tienes razón hay muchos silencios, silencios abrumadores, silencios que dicen más que cualquier sonido, silencios que quieren gritar mil sentimientos... un beso linda y sigue así, porque escribes y transmites de una forma muy especial

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  2. Precioso me ha encantado, que hariamos sin el silencio, sin esa pausa entre el vivir y lo vivido, el silencio de pensar, el silencio al estar contigo misma.

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  3. Después de leerlo me he quedado unos minutos en silencio. Tú haces pensar, reflexionar... Y eso vale tanto en la vida! Me ha encantado llegar aqui. Besos de corazón.

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  4. Otra vez me emocionan mucho tus palabras y coincido con los amigos, en que son preciosas, la intensidad con que escribes vuelve a hacer que me apropie de ellas y perciba empatía hacia tu forma de pensar. Creo que todos hemos sentido la necesidad de contar con ese silencio cómplice para desde la distancia traer a nuestro lado a seres queridos. Finalmente, te comento que en estos días estoy en un lugar bien alejado de esos ruidos que tanto aborreces. Estoy cerca del Pico Turquino, un lugar rebosante de cubanía, donde en las noches solo se escucha el sonido del inmenso Mar Caribe sobre la costa y de la brisa que brota de la Sierra Maestra al pasar entre la exuberante vegetación del lugar. En este lugar se encuentra el silencio necesario para sentir la risa y traer desde lo lejos a la persona que deseas. Nada, un beso para ti y sigue escribiendo estas cosas lindas que nos acarician el alma a los que tenemos el placer de leerte.

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  5. Quien fuese brisa para abrazarte y susurrarte al oido...., lo excepcional que eres. Tu silencio es belleza, es armonía, sugiere, llena, emociona. Mi silencio nace tras leerte, tras escucharte, tras sentirte, tras estremecerme con tus palabras. El silencio aparece cuando las letras atraviesan mi pantalla y se adhieren a estos párpados húmedos de conocer, esa ausencia. El silencio está lleno de uno mismo... Eres dulce...tu silencio...es muy dulce. Un beso, cielo, con todo el cariño del mundo.

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  6. Realmente hay momentos que es necesario estar en silencio. solo tú y tu ser interior, sin ruidos... en ese silencio puedes reflexionar, meditar y sentir la paz interior que necesitamos todos en un momento determinado. Estoy de acuerdo contigo, sin renunciar a la comunicación y a la buena pachanga hace falta siempre unos momentos de silencio

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  7. Tienes razón, el silencio entre dos personas puede significar la escena más dramática y angustiante para muchos. Pero otras veces, este mismo silencio puede ser resultado de la más profunda comprensión y amor incondicional entre dos personas. Y eso es demasiado.

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