Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

martes, 31 de mayo de 2011

Un poco más sobre mi persona


Hace un rato me acosté pero como no tengo sueño, en vez de dormir estaba reflexionando… por lo que decidí levantarme y sentarme a escribir. Empezaré contándoles algo que me pasó esta tarde. Hoy por criticar algo que no me agradó, dos personas me preguntaron qué cosas eran las que me gustaban “a mí que era tan especial”. Por supuesto lo de “especial” fue dicho con toda ironía y con la misma ironía además de una gran carga de cinismo les contesté: “Me gusta vivir, sentir como aumenta la adrenalina en mi sangre cuando hago locuras, desafiar el peligro, gozar del amor, amar sin límites y con pasión, hacer lo que me da la gana, me gusta la cerveza o un buen ron, odio cuando a las 6 de la mañana suena el maldito despertador, soy muy desconfiada y no soporto las personas hipócritas y falsas. ¡Lo ven! no soy especial y a ustedes no las soporto”.
Y ahora contándoles el incidente me he puesto a pensar en todas las cosas que me gustan y en cómo soy realmente, aunque lo que les dije no está lejos de la realidad… Estoy casada y tengo dos hijos, ellos son el motor de mi vida. Me encanta estar con las personas que quiero y aprecio… Son cerca de las dos de la mañana, hace calor, así que continuaré escribiendo esta particular entrada...
Hoy he tenido una noche tranquila, me gustaría que todas fueran así (bueno no todas para ser franca, tanta tranquilidad aburre), pero en noches así me gusta tener tiempo para pensar, fumar un cigarrillo y beber refresco de cola con ron mientras leo un libro sobre historias de amores pasados en los que todo es posible, donde las equivocaciones se solucionan casi por arte de magia y las coincidencias suceden mientras que en la vida real no pasan. Libros en los que los amores imposibles se cruzan, en los que personas que jamás podrían estar juntas, están… esos libros que literalmente te quitan el sueño y te hacen soñar sin estar dormida… Y después de leer estas novelas (algunas no sólo románticas sino también eróticas) donde los finales son predecibles pero encantadores, apuesto más que nunca por el amor… y voy en busca de mi hombre para apostar en serio…
Como no consigo conciliar el sueño, voy a ir en busca de un café y de mis cigarrillos, enseguida estaré de vuelta con el tema que me hizo sentarme aquí…
Ya estoy de regreso ante mi teclado… Ufff, el café está caliente… bueno les confesaré que esta noche les diré muchas verdades, empezaré por tres muy importantes:
-Hasta después del primer café de la mañana "no soy persona".
-Me gusta la playa, escuchar música y las películas de aventura.
-Los domingos me gusta reunirme con mis amigos y vaguear un poco, chismear, ver una buena película, comer juntos, reírme sin control, jugar dominó y beber algo mientras mi amiga y yo hacemos buena cuenta de nuestros respectivos maridos que apenas logran ganar un juego.
Pero me gustan otras muchas cosas, por ejemplo vestirme de negro y dicen que me queda muy bien… me gusta sentir la música en mi cuerpo, cada nota en mi alma, sentir el ritmo al compás de mi corazón, escuchar cada canción con atención y envolverme en lo que dice… Aunque me gusta casi toda la música, prefiero escuchar canciones románticas de amor o desamor.
Desde siempre he sentido gran pasión por la lectura y la escritura y he tenido mucha imaginación. Me gusta contar historias; historias de sentimientos y relaciones humanas porque creo que el amor, la amistad y las emociones son los ejes que mueven el mundo. Soy una persona familiar aunque de vez en cuando necesito mi espacio y mis momentos de soledad.
En mis largos paseos me gusta ir atrapando retazos de conversaciones siempre altas y sonoras, que me permiten sacar la conclusión de que en general las personas hemos cambiado y no para bien. Nos hemos vuelto soeces. Por una parte hay demasiadas obscenidades, irreverencias absurdas y monótonas blasfemias en niños y adultos, en hombres y mujeres, que ya no sorprenden a nadie, a mí tampoco.
Me gustan las noches con su complicidad, trasnochar, bailar (aunque ya no lo hago), salir con mis amigos, con mi familia, conocer cosas nuevas, me gustan las montañas, el chocolate, la bebida, el pan recién hecho, la pizza, el pollo asado y el simple pan con tortilla… Hablo a todas horas pero adoro el silencio. No comparto mis secretos con cualquiera y nunca lo haré. Me cuesta expresar mis sentimientos (me es más fácil escribirlos). Amo quedarme a solas con mi amor, totalmente solos en cualquier parte, que nuestras miradas se crucen sin más y nuestras manos se junten ávidas, cómplices…
Soy amiga de mis amigos. Me gusta la brisa acariciándome, revolviendo mi pelo. Los besos, ¡los de verdad!, los que se dan queriendo, aunque sean besos arrojados al aire, pero sentidos. Escribir, dejar que mis dedos recorran el teclado a veces sin una finalidad concreta, solo escribir. Reír, sin parar, hasta que me duelan las mejillas, el estómago y sienta cómo va a estallar mi cabeza. Los abrazos, sentirme envuelta en unos brazos que me aseguran que nada malo podrá pasar y que me hacen sentir segura. La lluvia, que limpia el aire y el alma. El mar, siempre el mar. Perder el control, dejarme llevar… La soledad por decisión propia. ¡Me gustan tantas cosas…!
No me gusta esperar, ni la envidia, ni la mentira, ni la manipulación, no soporto que insulten o ataquen (aunque sea de palabra) a la gente que quiero… es algo que me pone de muy mal humor y difícilmente puedo contenerme… No me gusta la violencia, la muerte, el desprecio, la ignorancia…
Me gusta mirar a la gente a los ojos cuando hablamos, las luces del árbol de navidad… las sonrisas y las miradas profundas, recorrer la playa mirando al horizonte mientras recuerdo buenos momentos con el ruido de las olas de fondo, sentir la brisa marina y respirar el olor del salitre. Cerrar los ojos y sentirme invisible, sentir mariposas en el estómago, saber en quién puedo confiar y que confíen en mí. Me gustan las historias interesantes, la sensación de felicidad, las ganas locas de vivir la vida. Escuchar a la gente, dar consejos y soy incapaz de contar un secreto, soy orgullosa para ciertas cosas y a veces (en pocas ocasiones realmente) me callo cosas que me gustaría decir, pero eso es peor porque cuando me trago palabras de las que escuecen después no puedo evitar la explosión típica de los que solemos acumular aquello que no puede contenerse. Les cojo mucho cariño a las personas (no a todas por supuesto) aunque no lo diga, ni lo muestre demasiado. Amo los pequeños detalles y la sinceridad. Me pueden encontrar soñando despierta con la música sonando a todo lo que da y mi mente en otra parte. Me encanta disfrutar de una noche bohemia (aunque hace mucho tiempo no lo hago) y llegar a casa exhausta, feliz y con tipo de loca, SÍ, me gusta todo eso y ¿saben qué? No me importa lo que piense la gente, me encanta ser así.
Por lo visto esta noche el sueño nunca llegó, cuando den las doce del medio día ya estaré liquidada. Dentro de poco amanecerá, así que voy a despedirme con un fuerte beso, para darme un baño y preparar el desayuno, sino todos llegarán tarde por mi culpa.

domingo, 29 de mayo de 2011

AMISTAD, sagrado tesoro


Un viejo adagio dice que la familia te viene impuesta pero los amigos los eliges tú. Es una gran verdad. Los amigos, en este caso las amigas cuando son verdaderas, siempre están a tu lado en momentos difíciles y muchas veces te apoyas en ellas más incluso que en tu familia, y si te falla en algún momento te sientes traicionada y con la sensación de que has perdido algo importante.  
Muchas veces llamamos amigas a quienes no lo son realmente, simplemente son solo personas circunstanciales en nuestra vida. Me explico, son personas que conocemos del trabajo, de las escuelas, del barrio, amigas de otras amigas, etc., con quienes coincidimos con frecuencia y en muchos casos se genera por simpatía cierto grado de amistad, de camaradería y compartimos alguna que otra salida con ellas, pero este tipo de amistad no suele perdurar en el tiempo.
En el libro Amigos de Enrique Rojas (catedrático de Psiquiatría) el habla de tres principios básicos que se hospedan en la amistad. “En primer lugar, la afinidad. Este término se refiere a ideas, criterios y orientaciones de vida parecidos. No tienen que ser iguales, pero sí permitir entre esas personas un puente de comunicación similar. En segundo lugar, la donación, que es la capacidad para entregarse. No es sólo dar aquello que uno tiene (dinero, tiempo, comprensión, etcétera), sino, sobre todo, darse a uno mismo. En las distintas intensidades de la amistad, la capacidad para darse depende de la generosidad que uno tenga. La persona esencialmente egoísta no puede entregarse fácilmente, pues está muy pagada de sí misma o instrumentaliza la amistad, haciéndose amiga de alguien para obtener un beneficio. En tercer lugar, la confidencia, entendida como la capacidad y confianza para contar cosas íntimas, personales, auténticos secretos, con la certeza de que aquello es materia reservada y no saldrá de allí. Hacer confidencias siempre supone arriesgarse, sobre todo cuando la relación se esta iniciando o no hay todavía unas bases sólidas de esa amistad. Entre las personas poco maduras, es frecuente contarse cosas extraordinariamente íntimas casi sin conocerse. La amistad necesita tiempo compartido, cercanía, proximidad, verse a menudo, un hablar continuado.”
Leyendo este texto y más, tuve la certeza de que yo no andaba equivocada en mis criterios e ideas sobre la verdadera amistad y con sinceridad les digo que pocos, muy pocos son los que cumplen estos tres principios, por eso, quién encuentre una persona que los cumpla descubre la verdadera amistad, y se puede decir que encontró un tesoro. Yo tengo una amiga así y cuando no está a mi lado por alguna circunstancia mayor prefiero estar a solas con mis necesidades, sueños, problemas, dolores, creaciones... pero sé que si la llamo o se entera que algo no anda bien, al instante aparece, sé que cuento con ella.
Esas personas que manifiestan tener muchas amistades verdaderas en el fondo mienten o se creen una mentira. Porque esas amistades no abundan, ¿y saben una cosa? A mi me sobran los dedos de la mano para contarlas. Actualmente tengo a una junto a mí, otras dos muy lejos con las que tengo contacto bastante frecuente pero que el destino no ha querido que nos volvamos a ver, sin embargo la distancia no ha hecho que dejemos de querernos aunque ya las cosas no son igual. Y la tercera también la tengo muy cerca pero es muy joven aunque muy parecida a mí, pero por su juventud (aunque es muy madura) esa amistad está en otro plano, hay cosas que no comparto con ella, sería muy difícil porque su poca experiencia en la vida puede llevarla a mal interpretar algunos hechos, recuerden que los conceptos cambian con las generaciones, pero de todas manera y con el inconveniente de su edad la considero mi amiga.
Aristóteles decía que: “Un amigo es una única alma que vive en dos cuerpos”. Cuando el lazo se hace fuerte y profundo te preocupas por ella y te alegras con su alegría, la tienes siempre presente a pesar de la distancia, aunque pasen días sin que se vean o hablen, sabes que siempre va a estar ahí, se va convirtiendo como en tu otro yo. Una amistad de este tipo no se forma de un día para otro, tienen que existir muchas cosas que las unen y los lazos del cariño y la comprensión se solidifican tanto que a veces con solo mirar a esa persona sabes lo que piensa o siente, la amistad duplica nuestras alegrías y divide nuestras tristezas. Dicen que una verdadera amiga es como la sangre, acude a la herida sin que nadie la llame.
Una persona me mandó por correo este cuento, o bueno no sé si es parte de un libro pero el diálogo ilustra muy bien este tema y por eso quiero compartirlo con ustedes.


“A la orilla del mar, junto a la puesta de sol se miraban la una a la otra. Ambas sabían que una simple articulación facial les delataría, delataría cada uno de sus estados anímicos frente a la otra.
- Sonríe, -dijo Lis.
- No puedo, al menos no ahora.
- Lo sé, pero debes hacerlo.
En ese instante, los ojos de Ali comienzan a humedecerse, a Lis no le hace falta preguntar y directamente la abraza, sabe qué es lo que verdaderamente necesita, sin interrogatorios, sin reproches, sin nada más.
- Gracias.
- ¿Gracias por qué? -dijo Lis.
- Por esto. Por estar aquí, conmigo, ahora, por darme tú apoyo incondicional, por ser mi amiga.
- Por eso mismo lo hago, porque soy tu amiga y tú eres mi amiga, porque en esto consiste el significado de la amistad. Porque en el fondo no hace falta que vengas y me digas que estás mal, simplemente es algo que con nada más verte percibo pero, ¿sabes por qué? porque una amiga es aquella que conoce todo de ti, incluso cada una de tus imperfecciones y que a pesar de todas ellas te quiere, te quiere con locura y siempre lo va a dar todo por estar a tu lado y no solo en los buenos momentos, en los días felices sino también en los peores, porque amiga es aquella que se preocupa por ti, aquella que te tiende su mano sin esperar recibir nada a cambio, aquella que inclusive en la distancia se acuerda de ti, todos los días, aquella cuya confianza siempre permanecerá intacta.
-¿Sabes? esto es lo único que no cambiaría si me dieran la oportunidad de volver a nacer, porque si pudiera pedir en este instante un deseo a una estrella, desearía conocerte de nuevo y que volvieras a formar parte de mi vida, sobretodo que volvieras a ser esa pieza clave e imprescindible en ella. Porque a veces aunque no queramos creerlo, la amistad es el mejor apoyo que pueden ofrecernos y podemos tener. Y yo hoy me siento orgullosa por lo que tengo porque muchas personas no han podido conseguir una amistad sincera. Yo la tengo y no sabes cuanto me alegro y lo feliz que me hace saber que pase lo que pase, tú estarás ahí, -sonrió ligeramente Ali.
- ¿Te das cuenta? he conseguido sacarte una sonrisa.
- Eso es lo que significa una amistad, ¿no crees?”

Este diálogo me gustó mucho, refleja claramente la verdadera amistad. Creo que esas personas tan especiales que nos hacen más llevadera la vida, nos llenan de felicidad y nos apoyan en cualquier circunstancia, son tan pocas y difíciles de hallar que hay que cuidarlas mucho. Por eso yo, si en algún momento tengo un mal entendido con mi mejor amiga trato de inmediato de aclararlo, porque es cierto que todos pasamos por malos momentos y cometemos errores y si la amistad es buena, merece otra oportunidad.
Una verdadera amiga te conoce tal como eres, te acompaña en tus logros y tus fracasos, celebra tus alegrías, comparte tu dolor y jamás te juzga por tus errores. Pienso que la vida es como viajar en barco, subes y bajas según la fuerza de las olas, pero gracias a las amigas no pierdes el horizonte, y si por casualidad naufragas es el ancla donde te apoyas mientras defines el nuevo rumbo.
Las amigas nos escuchamos y opinamos sobre esto, aquello y lo de más allá en referencia a nosotras, nuestros hijos, nuestras parejas, nuestros trabajos, nuestras familias, el dormir, el comer, el peso, y una lista infinita de cosas relacionadas con la situación que vivimos, muchas que compartidas abruman menos. Situaciones y problemas que no necesitan de conocimiento experto sino de vivencia, comprensión y cosas que más que consejo necesitan espejo. Con ellas compartes tus experiencias como madre, tus alegrías y tus disgustos, tus dudas, expectativas, planes… en fin millones de cosas que necesitamos compartir y que es imposible con un hombre aunque sea nuestra pareja, el amor de nuestra vida, porque sencillamente muchas no las entienden o no les interesa.
Es hermoso compartir con alguien hasta el silencio y eso también se hace con una amiga. Poco a poco, con pequeñas y grandes cosas se va consolidando una amistad sincera. Solamente una buena amiga puede estar largas horas en silencio, acompañando tal vez un café o un trago o la nada... simplemente conteniendo el desborde de los sentimientos de la otra… Puede estar junto a ti, sin decir nada... quizás solamente de vez en cuando pone su mano en tu hombro o la pasa cariñosamente por tu espalda para que el contacto físico te recuerde que está ahí y que seguirá ahí mientras la necesites.
Los hombres no entienden muchas veces este vínculo entre las mujeres amigas, el problema es que ellos no tienen el mismo concepto de la amistad. Para ellos los amigos son alguien con quien se comparte y se discute un buen juego (pelota, fútbol, el deporte que sea de su preferencia), con quien se participa en un juego de ajedrez o dominó, con quien se habla de mujeres y que si tienen problemas los “arreglan” emborrachándose. Pero nada de implicarse en los problemas del otro, aunque sea solo de forma sentimental. Cierta vez le escuché decir a un compañero: “Tengo un socio que la mujer lo dejó y está hecho tierra, anoche me dio tremenda muela y nos tomamos dos botellas de ron, cogimos tremenda nota, pero yo no estoy para eso, me da mucha pena y todo pero que se vaya con su música a otra parte”.
¿Qué creen? Nosotras nunca haríamos eso con una AMIGA. Por eso las mujeres somos mejores que ellos en lo que se refiere a la amistad, por el alcance y la importancia que le damos a ese vínculo afectivo. Bueno, incluso está demostrado que las mujeres con amigas viven más y mejor. La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido. Un amigo es alguien que está contigo porque lo necesitas, aunque en ese momento le encantaría estar en otra parte. Las mejores amigas oyen hasta lo que no dices ¿verdad Cary?
Amiga mía, cuando estés leyendo esto quiero que sepas (aunque no te lo he dicho) que muchas veces le he agradecido a Dios por darme tu amistad, por ponerte en mi camino. Cada cosa que nos pasa en la vida vale la pena vivirla si tenemos a nuestro lado a una buena amiga... y esa amiga para mí, eres tú. Por eso te digo que si algún día pierdes el camino no temas que yo andaré a tu lado, y cuando te duela mirar hacia atrás y te de miedo mirar adelante, mira a tu izquierda o tu derecha y allí me verás, siempre a tu lado. Si en algún momento te sientes sola, sin decir nada yo sólo te abrazaré, para que tengas la certeza de que sigo ahí. No te fallaré como no me has fallado tú. Nosotras hemos compartido sonrisas y lágrimas, pero sobre todo risas y complicidades.
Estas jovencitas son amigas de verdad, hasta la médula, además demostrado, ojala la vida les permita ser fuertes y enfrentar lo que sea para que esa amistad no se rompa… si lo logran y el cariño que tienen la una por la otra sobrevive a la prueba de los años y las adversidades serán mucho mejores amigas de adultas que lo que somos nosotras, ¿no es cierto? ¡Y eso ya es mucho decir!
Y ustedes mis otras amigas, las que leen esta página sepan que las amistades si son buenas hay que cuidarlas y siempre tendrán a su lado alguien que las apoye y las comprenda, aún en los momentos más difíciles.


jueves, 26 de mayo de 2011

El mar y yo

Todas las personas tenemos un lugar preferido sobre todo alguno que nos trae buenos recuerdos, pero también todos tenemos un lugar de escape que consideramos nuestro santuario. Precisamente ese es el lugar que buscamos cuando queremos huir de todo, deseamos llegar a él para olvidar, hacer volar nuestro estrés o simplemente reír y tal vez llorar.
Ese lugar para mi, de desconexión por excelencia es el mar. Me gusta su color, su sonido, la fuerza indomable con que lo domina todo... muchas veces me quedo extasiada contemplando las olas, esa imagen tan llena de fuerza y de vida… adoro su calma y sus tormentas, sus olores a roca, salitre y algas, su vigor, la inmensidad de su belleza me atrae poderosamente, en sus aguas me siento poseída... y me dejo llevar, es como un amante que me acaricia hasta hacerme perder los sentidos...
Como diría Benedetti: "Nunca sabré qué espero de él ni qué conjuro deja en mis tobillos, pero cuando estos ojos se hartan de baldosas y esperan entre el llano y las colinas o en calles que se cierran en más calles entonces sí me siento náufrago y sólo el mar puede salvarme".
Les confieso que si hay algo capaz de cambiar mi estado de ánimo al instante, es el mar. Cuando me doy cuenta que las pilas se me descargan más de la cuenta, voy a pasear por la orilla del mar a cualquier hora, esa acción tan simple me inyecta una dosis de felicidad que a veces es incluso adictiva... cuando siento nostalgia o estoy más sensible de lo habitual, sentarme a contemplar el mar me proporciona una paz y una conexión conmigo misma difíciles de conseguir en otro lugar...
Adoro sentarme a la orilla del mar, permanecer ante tanta belleza en movimiento, en esa líquida fragancia de espuma y luz, sentir mis pies sobre la arena huidiza al tiempo que mis ojos se llenan de horizonte y bruma... sentir su brisa como me acaricia en suave roce y me invade con su frescura, sentir las olas mojando mis pies y mi cuerpo, con esos vaivenes unas veces ligeros y otras tempestuosos… es como hacer el amor, como diría una amiga: es un orgasmo visual.
Me gusta sentarme en un tronco, una piedra o simplemente en la arena, y contemplarlo sin importar el tiempo que transcurre… escuchar el ruido de las olas, sentir el aire fresco producto de la brisa marina y sobre todo los amaneceres y las puestas del sol. En esos instantes les juro que tengo la sensación de estar sentada en el trono de los dioses.
Cuando estoy frente al mar respiro hondo y un sinfín de recuerdos vienen a mi mente mientras el viento agita mi pelo entre susurros de aire y entonces doy rienda suelta a mis pensamientos en la maraña del bosque de mis ideas y la charca de mis ilusiones… en ese lugar que respira frescura, donde me abstraigo de todo lo que me duele o me molesta, me estresa o me atormenta, me siento completamente libre y relajada. Ahí, donde los únicos sonidos que escucho son los del viento besando ligeramente mi piel y el agua golpeando sobre mi cuerpo, donde los protagonistas del momento somos el mar, la brisa marina y yo, lleno mi espíritu de paz y energía. Unas horas junto a ese inmenso universo verde-azul me ayuda a liberar la tensión que acumulo en la casa, en el trabajo, en el día a día... sus aguas lamen las heridas que pueden haber abierto otros.
Si estoy muy estresada o deprimida, trato por todos los medios de ir a la playa y si logro hacerlo, irremediablemente acabo tirada en la suave arena, con los ojos cerrados, escuchando el rumor de las olas al llegar a la orilla. La salada brisa alborota mi pelo y recorre juguetona mi rostro, sacándome una media sonrisa que por mi estado de ánimo o mi cansancio no me creía capaz de esbozar. Tras un largo tiempo, me levanto sosegada, satisfecha, me sacudo la arena y a veces camino por la orilla sumida en mis pensamientos sin ser consciente de lo demás que está a mi alrededor, solo tengo conciencia de ese mar que respiro, que endulza mi mirada… ese mar que es capaz de limpiar mi alma y darme tranquilidad.
Cerca del mar me gusta en la mañana despejada y fresca ver como el tenue astro se eleva saliendo de toda la inmensidad oceánica que soy capaz de vislumbrar, y quedo extasiada ante un espectáculo tan singular y hermoso… la rojiza luz se mezcla con el vaivén del océano y en una ilusión óptica parece que el agua hierve en todos los lugares donde la toca la luz de fuego, poco a poco la blanquecina niebla va desapareciendo de la costa mientras que el sol abrazándola, gana con su calor la dormilona quietud del amanecer.
Además de la serenidad y satisfacción que me brinda, la orilla del mar es un lugar especial asociado en mis recuerdos y pensamientos a cuentos y películas de amor, a sirenas y piratas, a noches de naufragios y búsquedas desesperadas. Y por supuesto un lugar de encuentros y desencuentros.
En sus márgenes me gusta respirar profundo y abrir los brazos para sentir como mi espíritu se llena de su energía poderosa y revitalizadora, lo visualizo como una madre amorosa porque es un sanador por excelencia, tiene todos los elementos necesarios: agua, aire puro, sol y tierra… Además la orilla de la playa también es ideal para trotar, sintiendo la brisa marina en la cara y respirando su aire fresco, si se hace temprano en la mañana te quedas con la energía del mar impregnada en tu ser para el resto del día, y si es en la tarde descargas todo el cansancio y el estrés quedando lista para una noche bohemia, loca tal vez, romántica y alegre.
Sí, decididamente adoro el mar, tanto como adoro la calma del día y la ironía de la noche, ser amiga de mis amigos, la pasión del que ama, la ilusión y el silencio, la locura, la música, la vida, los segundos que vive mi alma…
Hoy quiero una vez más caminar a la orilla del mar con las experiencias aprendidas a lo largo de los años, entre ellas que mis hijos son mi universo, que en medio de tanta gente inmersa en su propia vida (muchas veces hipócrita y desleal) encontrar a mi gran amiga es lo mejor que me ha pasado, que los que amo y están a mi lado, en mi corazón hoy, son mi sustento...
Les confieso que me senté a escribir de otra cosa, no era mi intención hacer este post, pero me ha salido… quizás porque hace solo una semana que estuve en la playa y ya ansío volver a estar allí, esta pasión es adictiva… he terminado escribiendo algo más de mí y creo que es una manera de que me conozcan otro poquito. Es posible que a muchos de ustedes les apasione también el mar, pero les diré un secreto, el y yo somos amantes eternos, ¡sí! aunque le joda a la arena, he visto muchos atardeceres bellos a la orilla del mar y no me canso de hacerlo porque cada puesta de Sol allí es diferente, las nubes, la luz, las olas, su olor… lo hacen un espectáculo único. Puedes verlo cada día y cada día disfrutar de esos instantes como si fuera la primera vez.
De tanto ir y venir llevo la imagen del mar y de las playas en mi retina, de todas las bellezas de la naturaleza es mi imagen preferida, un bello panorama para disfrutar de un amanecer inigualable, de un atardecer inolvidable, de horas y días incomparables. El mar es fuente de inspiración para los que sentimos con el alma y escribimos con el corazón, por eso les dejo besos con sabor a salitre.

lunes, 23 de mayo de 2011

Deseos de ti


Cada día pienso en una nueva forma de sorprender tus sentidos, de hacerte saber que nuestros corazones están y estarán unidos, sabes (y sé) que mi huella será difícil de borrar. Eres dueño de mi alma, mi cuerpo, mis deseos, mi sangre y mi amor. Todo en mí grita tu nombre. Adoro sentir el calor de tu piel, quiero sentirte cerca, se que me extrañas cuando no estás a mi lado, que sientes mi ausencia… A mi me ocurre igual.
Tus ojos tocaron mi alma cuando nuestras miradas se cruzaron por primera vez y sentí estremecer mi cuerpo. Pero cuando me diste aquel beso… ese día tuve la certeza de que ya nada sería igual. Al sentir tus labios, tu piel, tu olor… me perdí en aquel abrazo, en aquel beso… y supe desde ese instante que seríamos uno. Cuando te quedaste mirándome fijo y agarraste mis manos entre las tuyas, tus ojos me dijeron tanto que no hizo falta hablar… en ese momento no solo cogiste mis manos también apresaste mis sentimientos más sublimes, puros y te entregué mi vida… te la doy sin más, con la única condición de ser por siempre tuya, esta es la ofrenda que te hago: YO...
Mi corazón repite tu nombre, late por ti, es tuyo y aunque un día este amor tenga fin quedará un rastro imborrable de tu amor que permanecerá presente siempre en mi mente, quedará una huella de tus besos en mis labios, el calor de tus manos en mi cuerpo, la dulzura de ti en mi semblante.
Dime… cuando me miras de esa manera, profunda y tierna ¿qué ves? ¿A quién ves? A la mujer-niña, traviesa en sus palabras, jugando con sus silencios y anhelante de ti. Una mujer cobarde, titubeante, llena de dudas, o la mujer confiada y esperanzada en el mañana. O quizás… Mmmm… la mujer ardiente, llena de promesas sugerentes y tentándote al desenfreno; venenosa y adictiva, “inocente” e ingeniosa; ofreciéndome, complaciente y entregada.
Como un reflejo en el espejo te muestro mis secretos, todos mis deseos, me descubres y me reconoces, inconfundible en mi mirada. Desnuda ante ti, sin maquillaje… sin nada. Puedo complacerte o hacerte sufrir mientras me miras. Tengo fuego en el corazón... en la mente y en las manos, hay tibieza en el ambiente y frescura en el sentir, soy una ola embravecida que se acerca y se va... soy turbulencia, frenesí, deseo, sentir... Hay sensualidad en mis maneras, pasión en lo que digo, en lo que pienso, en lo que escribo, en lo que siento, hay deseos de ti…
Tus manos se deslizan sobre mi cuerpo, con caricias suaves que me queman por dentro y quieres beber el vino más secreto de entre mis muslos hasta enloquecerme y embriagarte de lujuria y sexo... Sabores exquisitos del amor apasionado, rodeas mi cintura para seguirme amando, penetrando en lo profundo hasta quedar extasiado… y al sentir tu cuerpo fundido al mío, bendita y deliciosa sensación de llegar al vacío, donde sólo hay placer y eternos gemidos. Pasiones misteriosas que embriagan mis sentidos deseando con fuerza que me tomes otra vez...
Y comienzan de nuevo las caricias, los besos, los gemidos, resbalando el sudor por nuestros cuerpos y perdemos la noción del tiempo, nos devoramos vivos... como fieras abrumadas de pasión y deseo, con mi piel empapada de tus besos me centro en el placer que recibo de tu cuerpo, mordiendo mis labios y elevando mis caderas para sentirte cada vez más adentro… toco el cielo y te siento gritar mi nombre... dejándome temblando hasta el cansancio... sonriendo miras en mis ojos el delirio y me besas de nuevo tiernamente... y susurras "te amo".

martes, 17 de mayo de 2011

El hijo “preferido”

“Di de él cuanto quieras, pero yo sé mejor que tú y que nadie las faltas de mi niño, yo no lo quiero porque es bueno, sino porque es mi hijo. ¿Y cómo has de saber tú el tesoro que él es, tú que tratas de pesar sus méritos con sus faltas? Cuando yo tengo que castigarlo, es más mío que nunca. Cuando lo hago llorar, mi corazón llora con él. Solo yo tengo el derecho de acusarlo y penarlo, porque solamente el que ama puede castigar”.

Rabindranath Tagore

Estas palabras siempre me han tocado muy profundo, desde que las leí hace algunos años, y me han venido ahora a la mente cuando alguien me hablaba de mis hijos y de pronto preguntó a cuál de ellos yo quería más. Se imaginan… ¿cómo alguien puede preguntar eso? Sé que hay padres que tienen preferencia por uno de sus hijos, conozco madres a las que les he escuchado decir que quieren o prefieren más a unos que a otros, ¡Inconcebible!, me he quedado pasmada al oírlas hablar y he pensado “pobres niños si su propia madre hace semejante diferencia, con cuánto celo, rencor y desamor crecerán”. Los hijos son lo más grande que uno tiene y no hay diferencia en el amor que sentimos por cada uno de ellos (al menos eso pienso).
Como ustedes ya saben yo tengo dos hijos (una hembra y un varón) y los adoro por igual, los dos son maravillosos. Tienen una diferencia de edad de cinco años, el varón es el mayor. Son diferentes en muchas cosas, en el carácter, en sus gustos, en su forma de pensar pero eso no importa a los dos los quiero con la misma intensidad, es más, les diría que yo amo sus diferencias, ambos son especiales. El varón es cariñoso, conversa mucho conmigo sobre lo que piensa, es serio, juicioso, sosegado… la hembra es un amor, habla menos que él es más reservada, es alegre, vivaracha, un poco alocada (en el mejor sentido de la palabra), ingeniosa...
Les doy muchos consejos a ambos teniendo en cuenta no solo la diferencia de sexo sino también sus características personales y ellos a pesar de ser muy jóvenes me dan consejos a mí, desde sus diferentes puntos de vista. Los hijos se aman por lo que son, cuando uno dice “que los ama por igual”, ¡es cierto!, la diferencia es que se tratan de forma diferente porque ellos son distintos y eso hace que uno a veces tenga más cercanía con alguno de ellos, que te entiendas mejor porque la relación con el fluye mejor y quizás tienes más afinidad, pero de ahí a decir que se quiere más a uno que al otro hay un enorme trecho.
Ser madre no tiene que ver con pañales y sonrisas de cumpleaños. Es querer a alguien más que a uno mismo, es ser capaz de cualquier cosa con tal de que nuestros hijos no sufran. Esa dedicación y amor sin límites nos hacen felices. Les damos la vida pero no podemos vivirla por ellos; también podemos enseñarles muchas cosas pero no podemos obligarlos a aprender. En fin, ser madre (padres) es algo complicado y difícil.
La realidad es que no existe cariño más generoso y desinteresado que el que cualquier madre o padre tiene hacia sus hijos, por ello, se quiere a todos los hijos por igual aunque el modo de manifestar este amor sea diferente, sencillamente, porque cada persona también lo es. Cada uno tiene cualidades y necesidades emocionales distintas. Muchos piensan que las madres tienen un hijo al que prefieren más; incluso los hermanos sienten celos entre sí por esta “causa”. Pero definitivamente esto no es así, solo en determinadas circunstancias puede haber cierta “predilección” por uno de ellos.
La historia que a continuación les pongo me la mandaron por correo hace mucho tiempo y como viene al caso la comparto con ustedes:

"Cierta vez le preguntaron a una madre cuál era su hijo preferido, el que más amaba. Y ella, dejando entrever una sonrisa, dijo:
-Nada es más voluble que un corazón de madre.
Y como madre, le respondió:
-Mi hijo predilecto, aquel a quien me dedico en cuerpo y alma, es el que está enfermo, hasta que sane. El que partió, hasta que vuelva. El que está cansado, hasta que descanse. El que está con hambre, hasta que se alimente. El que está con sed, hasta que beba. El que está estudiando, hasta que aprenda. El que está desnudo, hasta que se vista. El que no trabaja, hasta que se emplee. El que está de novio, hasta que se case. El que se casa, hasta que conviva. El que es padre, hasta que críe a sus hijos. El que prometió, hasta que cumpla. El que debe, hasta que pague. El que llora, hasta que calle.
Y con un semblante bien diferente a aquella sonrisa, finalizó:
-El que ya me dejó, hasta que lo reencuentre."

No sé quién escribió algo tan bello y cierto, no hay dudas de que el amor maternal siempre está pendiente de los problemas de sus hijos y trata de proteger siempre al más necesitado en determinado momento de la vida, y eso no significa que sea “preferido”.

sábado, 14 de mayo de 2011

LA CARTERA DE UNA MUJER


Hoy tuve una cita muy importante (de trabajo para los de mente rápida). Llevaba en mi cartera todo lo que creía necesitar, pero lo gracioso es que justamente cuando necesité un documento que había redactado y estudiado con antelación, me cansé de registrar todo el bolso, busque dentro de la agenda, en los bolsillos interiores… pero nada, fue una búsqueda infructuosa…
Se imaginarán mi desánimo y decepción porque era importante lo que les quería mostrar a los allí reunidos. Después de buscar con desesperación casi, desistí y les comenté que había llevado (o al menos eso creía) un boceto muy pensado y repensado sobre lo que queríamos hacer pero que lamentablemente no lo encontraba, o lo había perdido o nunca lo eché en el bolso.
Una de las mujeres comenzó a reír y me dijo “no te preocupes, eso nos pasa a todas, no hay nada más versátil, misterioso y con más capacidad que la cartera de cualquiera de nosotras aunque a veces nos ocurre que no encontramos cosas que estamos seguras haber guardado en tan maravilloso implemento”. Todas comenzamos a reír.
Un compañero se nos quedó mirando un poco extrañado, quizás pensando que estaba reunido con unas locas (por su cara imagino que no entendió nada de lo que ella quiso decir). El otro hombre allí presente (más conocedor del tema) le dio unas palmaditas en el hombro y dijo: “yo sé a qué se refiere, porque mi mujer también usa, por supuesto, una cartera así y si necesitas algo, no importa qué, en el lugar y momento que sea, te dice ‘espera que yo tengo uno’ y tras bucear en su bolso una y otra vez, de pronto como por arte de magia te da lo que necesitas, no importa si es un bolígrafo, un peine, un papel para anotar algo, en fin lo que sea. No importa el tamaño que tenga la cartera, yo no me explico como las mujeres pueden guardar tantas cosas a veces en un sitio tan pequeño, si empiezan a sacar todo delante de ti te quedas pasmado no solo porque vez lo increíble sino porque por más matemática que sepas no te concuerda jamás el área utilizada con todo lo que contiene, es cosa de locos”.
Todos reímos y entonces, tras disculparme y decirles que en el próximo encuentro se los llevaría, les comenté que es cierto que no hay nada como la cartera de una mujer. Terminamos la reunión poco después y tras ponernos de acuerdo en la línea de trabajo que vamos a usar, nos marchamos.
Hace unos instantes llegué a casa exhausta, el calor es sofocante y he venido en una guagua que parecía una lata de sardina. Me acabo de preparar un café y encender un cigarrillo, y no dejo de darle vueltas en mi cabeza al tema, no de la reunión aunque parezca increíble… al de la cartera de nosotras las mujeres y decidí sentarme a escribir.
Coincidirán conmigo en que este es un tema peliagudo, muchos dicen (unos en broma y otros como crítica) que dentro de la cartera de una mujer se puede conseguir lo inimaginable… y eso no está lejos de la realidad.
Por ejemplo yo recuerdo una vez que me encontraba en una larga y, por supuesto, amena charla con una amiga, cuando de pronto me dijo que necesitaba conseguir la receta de cómo hacer una panetela. Muy dispuesta emprendí una búsqueda en mi bolso, estaba segura que alguien en una oportunidad me había dado una, a los pocos minutos comencé a reírme porque me di cuenta de lo certero del dicho (referente a la cartera) al buscar como loca en mi bolso el papelito… que demoré en encontrar, como se imaginarán. Al despedirnos mi amiga iba feliz con su receta y yo complacida de haber tenido la previsión de guardarla.
Por tanto el dicho es cierto, en la cartera de una mujer cabe y se guarda lo inimaginable y ni hablar cuando cambiamos de bolso, eso crea un gran desorden… ¡Ah!, y como sufrimos con las carteritas pequeñas, porque son muy elegantes y cómodas pero nos es tan difícil decidir lo que es imprescindible para nosotras que quepa allí. Cuesta mucho la selección y nunca quedamos conformes porque se nos quedan fuera miles de cosas que afirmamos necesitar.
De una manera breve les comentaré lo que casi todas tenemos en la cartera, las mujeres que leen este espacio si quieren pueden aumentar esta lista con sus propias experiencias porque estoy segura que está incompleta, son tantas cosas que algunas se me olvidarán. Bien veamos:
1-Las llaves de la casa.
2-Las llaves de la oficina (cuando somos trabajadoras).
3-Un monedero (en ocasiones dos, porque muchas veces usamos uno solo para el menudo).
4-Un bolígrafo.
5-Un espejito.
6-Un peine o cepillo para el pelo.
7-Unas galletitas o caramelos (uno no sabe cuando hará falta porque te sientes desfallecer o para ofrecer a alguien).
8-Unas gafas para el sol.
9-Un estuche con: papeles de médicos (recetas, métodos), teléfonos de personas que vas conociendo, alguna receta de cocina que una amiga te da, alguna anotación de importancia (aunque en ese barullo a veces olvidas que la tienes), recibos para pagar, plantillas de zapatos (por si se presenta la ocasión de alguna compra), en fin, no alcanzaría el espacio para enumerar los más disímiles papeles que guardas.
10-Un almanaque.
11-Documentos imprescindibles (identificación, carnés de todo tipo).
12-Un paquete con algunas almohadillas sanitarias.
13-Unas servilletas.
14-Un pañuelito.
15-Algunas jabitas de nailon (imprescindibles).
16-Un lápiz labial y demás utensilios para maquillaje.
17-Una toallita.
18-Una agenda o libretica de notas (donde tenemos los teléfonos más increíbles, direcciones o anotaciones capaces de solucionar cualquier problema).
19-Algunas fotos familiares.
20-Algún libro que estamos leyendo.
21-Un jaboncito.
22-Una cajita de condón (no todas la llevan pero sí la mayoría)
23-Memoria flash, MP3, MP4 o disco externo (en este caso si es pequeño) en este tiempo de la informática todo esto es importante y utilizable en cualquier momento.
24-Un costurerito o por lo menos un pedazo de hilo y una aguja.
25-Varios paquetes de pastillas para solucionar algún dolor, una alergia repentina y hasta algún sedante para si alguien (o nosotras mismas) se altera o se deprime.
En fin, sería interminable… porque conozco quienes llevan hasta destornilladores, pero así es… en realidad ese es nuestro “desorden”… Y después algunos se preguntan por qué una mujer tiene esa cara de angustia cuando busca con desesperación algo que no encuentra en ese bolso tan infinito como el universo.
Muchos hombres nos critican, pero la mayoría no deja de reconocer que cuando están junto a una mujer en la calle o en el trabajo, si tienen una emergencia ella casi siempre lo resuelve de inmediato porque lleva consigo lo que necesita en el momento apropiado.
Aunque bueno chicas, hay que reconocer que a veces son tantas cosas que no encontramos lo que buscamos en un momento determinado, como me pasó a mí hoy, porque les contaré (ya para terminar) que llegando a la casa, cuando saqué mis llaves, el monedero y una jaba para comprar el pan y cigarros, ¿¡qué creen ustedes que cayó al piso!? ¡justo delante de mi! Pues eso mismo que están pensando, mi tan preciada y buscada hoja con las anotaciones del proyecto de trabajo.
No hay duda de que somos increíbles, las mujeres somos así…

martes, 10 de mayo de 2011

Pienso… quiero…

Pienso en el encuentro de nuestros cuerpos cuando se entrelazan con sed voraz de caricias y suspiros, de besos apasionados y palabras dulces. En ese momento cuando se desbocan nuestras emociones y pasiones en un frenesí desesperado en la entrega total de tu cuerpo y el mío. Pienso en esos momentos y me parece escuchar tu agitado respirar, recuerdo cuando nuestros ojos se buscan desesperados para hacerse mil promesas de amor con solo mirarse. Me entregas tu vida y yo la mía, queremos detener el tiempo para prolongar las caricias y besos, los susurros y palabras dulces, en esta entrega total donde descubrimos que estamos hechos el uno para el otro.
Dices que cuando piensas en mi estás lleno de deseos inconfesables. Piensas en mí aún sin quererlo, en mis piernas amarradas a tu cintura y en mis labios mordiendo tu cuello, te excitas, recuerdas mis gemidos y los suspiros, el olor de mi sexo… y me deseas con fuerza, quieres tenerme de nuevo y no ves el momento de someterme a la habilidad de tu hombría y sentirme entregada a tus deseos... Sin reservas, con lujuria…
como una loba hambrienta... yo también pienso en ti, en tu sexo, en sentirte muy adentro... deseo tu fuerza que me desata...
Hoy es uno de esos días donde me pongo a desvariar contigo y tu recuerdo. Y reconozco que me detienes la respiración... te digo que no hay nada mejor que ser tuya. Hoy escribo exclusivamente para ti. Quiero ser el canto de tu corazón, ser inmensa como el cielo, ser parte de tus días, de todas tus alegrías… al principio te pensaba y ahora contemplo en ti la costa a donde voy. Tan solo regálame un beso con sabor a suspiros (como los que gastas cuando piensas en mi), esa sonrisa maliciosa que me perturba (tan tuya) que se dibujan en esos labios tibios y provocadores (tan míos). Ven, que voy a susurrarte palabras de amor, palabras para exacerbar tu libido, hacer arder la tentación, aumentar tu deseo hasta hacerte perder el control… para que me ames como sólo tú sabes hacerlo.
Ven, desnúdate mi amor y olvídate de todo, desnúdame también y deja que tu instinto rompa en erupción, lo deseas tanto como yo... cuando tus manos me acaricien conoceré la libertad. Entrégame tu ser y bébete mis ganas infinitas. Hoy voy a ser de ti... Bésame despacio, suave, déjame sentir tu cuerpo sabiamente enredado al mío, quiero que me saborees, que me vuelvas loca, que me lleves por dulces caminos, que me sofoques, me enciendas… Quiero que tu lengua desaforada, pervertida invente un decálogo de pasiones. Provócame… sabes que no resistiré. Quiero que derrames tu esencia en mi cuerpo una y otra vez... que penetres mis sentidos, que el fuego de tu piel me calcine cuando tu cuerpo viril se acople al mío...
Quiero que me hagas todo lo que pienses, que te sientas el hombre más ardiente, excitante, desenfrenado y loco. Porque, mi amor, tu sabes encender mi cuerpo como ningún otro hombre.
Quiero ahogarme en tus labios, susurrarte el deseo que siento por ser parte de ti y ahora...

lunes, 9 de mayo de 2011

Ha sido y siempre será un placer...

Hace unos días se cumplieron tres meses del nacimiento de este blog, lo inicié un poco temerosa y sin saber muy bien sobre qué temas encaminarlo, no soy una escritora aunque sí una sentimental y una romántica, bueno eso sólo lo saben ustedes que me leen y muy pocas personas de las que me conocen. Normalmente no me comporto así, me da mucho trabajo dejarme ver como soy en realidad, alguien me dijo una vez que es porque tengo miedo a que me lastimen y quizás sea verdad.
Lo cierto es que al decidirme a escribir aquí, donde no tengo límite de espacio ni un tema impuesto por nadie, comencé a mostrarles un poquito (creo que ya les he mostrado demasiado) como soy realmente, les he dicho como soy para la mayoría de las personas y a la vez les he contado y dejado ver a esa otra mujer que vive en mi y que casi nadie conoce. Poco a poco este espacio se ha convertido en una válvula de escape para mis pensamientos y sentimientos más profundos. He terminado descubriendo que soy capaz de escribir cosas que tocan el corazón de las personas y he ido desnudando mi alma para contarles cosas que estaban guardadas en lo más profundo de ella.
Con frecuencia pienso en las cosas de la vida y cómo se puede medir la vida de alguien. Estoy convencida que no se mide por el número de personas con que has salido, ni por el dinero que tienes, ni por el lugar donde estudias o trabajas, ni por lo linda o fea que eres, por la marca de ropa que llevas, ni por los zapatos. La vida no son esas cosas materiales ni superfluas y por tanto no se puede medir por ellas, la vida es otra cosa.
Pienso que la vida se mide por las personas que amas y a las que dañas, por la felicidad o la tristeza que proporcionas a otros, por los compromisos que cumples y las confianzas que traicionas, por lo que dices y haces (sea dañino o benéfico). Se mide por los juicios que formulas, por los celos, el miedo y la venganza. También se mide por el amor, el respeto o el odio que llevas dentro de ti, cómo lo cultivas y cómo lo riegas, si usas la vida para alimentar el corazón de los demás, en resumen por las decisiones que tomas y el beneficio o daño que puedan causar, de eso se trata la vida… por eso se mide.
En realidad todo ocurre por una razón, las personas llegan a nuestra vida con un propósito, para enseñar una lección, para descubrir quienes somos en realidad, para enseñarnos lo que deseamos alcanzar. Hay personas que sin conocerlas cuando fijas tus ojos en ellas sabes y comprendes que afectarán tu vida de una manera profunda. A veces nos pasan cosas malas, dolorosas e injustas (como me pasó a mí el domingo), pero cuando eres capaz de superarlas te das cuenta que sirven para medir tú potencial, tu fuerza o el poder de tu corazón. Las personas que conoces, las caídas y los triunfos que experimentamos terminan por convertirnos en la persona que somos. Nada sucede por casualidad o por la suerte, enfermedades, heridas, el amor, momentos perdidos de grandeza o de puras tonterías, todo ocurre para probar los limites de tu alma. Aunque a veces duelen y son difíciles de superar.
El rastro que vamos dejando por la vida habla de nosotros por sí solo. A veces he sentido la tentación de no luchar más por lo que realmente me importa, de renunciar al amor por el daño causado por una persona, pero después que pasa la tormenta pienso que tengo que seguir adelante porque me gusta vivir y amo la vida aunque a veces duela, es como las rosas que no dejan de gustarme aunque sus espinas me hieran. Me gusta soñar porque soñar es gratis, me gusta luchar por lo que merece la pena, me gustan mis amigos (los reales y los virtuales), soy una enamorada del amor, me gusta ser feliz o al menos intentarlo... en resumen con sus pro y sus contra me gusta esto que llaman vida...
Si yo pudiera fabricar el tiempo y variar a mi antojo sus inclemencias... Mmmm… me sentiría un poco como Dios, con el poder de influir en los sentimientos de las personas. Por ejemplo me gustaría crear un tremendo huracán que derribara las más altas murallas y abriera rendijas en las más duras corazas y en verano después de un día de intenso calor crearía la más limpia de las noches con una gran luna llena para que los enamorados pudieran mirarse a los ojos y, sin hablar, confesarse sus sentimientos. También haría que los arco iris fueran más largos para alegrar con sus lindos colores, las tormentas más brillantes, las estrellas más conocidas y relucientes, crearía una noche en el año con más horas de las habituales, para esa noche sentarme a mirar cómo las estrellas se seducen unas a otras en su juego de guiños y entonces aprovecharía para pedirle mil deseos, sería maravilloso ¿verdad?
Aunque hay noches en que desciendo a los infiernos, donde todo es oscuridad y no encuentro la salida, lo curioso es que tampoco la busco, simplemente espero el golpe mortal que me integre en la eternidad. Esas noches si tuviera el don de ser una gran escritora, escribiría las cartas más tristes parafraseando a algún poeta… aunque quizás no podría escribirlas porque se me destrozaría el alma al leer mis propias palabras.
Hace mucho tiempo leí algo que se llamaba “Filosofía para vivir” y decía que vivir es llegar de donde todo comienza y amar es ir adonde nada termina. Recomendaba vivir como si fuera temprano y reflexionar como si fuera tarde. Sentir lo que se dice con cariño y hacer lo que se debe con amor. Porque la vida revela la verdad, la verdad nos ilumina el camino, el camino nos conduce a amar y el amor nos hace vivir. La razón de amar la encontramos viviendo y el sentido de vivir lo encontramos amando.
Precioso pensamiento, por eso tenemos que repetirnos a nosotros mismos que somos personas magnificas y creerlo en lo más profundo de nuestro corazón, porque algo muy cierto es que si no crees en ti mismo nadie más lo hará. Tenemos que valorarnos, crear nuestra propia vida, encontrarla y vivirla con intensidad, como si cada día fuera el último.
Yo he dedicado los mejores años de mi vida a mi familia y al trabajo, casi sin pensar en mi, siempre dejando mis deseos a un lado para complacer a los demás por eso he decidido a partir de ahora vivir a mi manera sin que nadie me diga qué tengo que hacer, dejarme guiar solo por mis sentimientos y mis deseos, vivir intensamente, vivir enamorada, vivir ese momento de locura y placer que a todos nos toca. Deleitarme en contemplar el atardecer y las estrellas, caminar sobre la hierba, dejar que las olas del mar bañen mi cuerpo como si fuera la primera vez, enamorarme y amar a quien me ama, recordar viejas historias y ayudar a algún buen amigo a olvidar (en este espacio tengo alguien que me escribe comentarios que creo que necesita mi ayuda), leer, pensar, escribir, soñar, cantar, jugar, dormir... tal vez bailar ebria en una noche de locura. Así quiero vivir a partir de hoy, espero que el mundo me acepte y si no... que digan lo que quieran, en mi vida mando yo, y de ahora en adelante viviré a mi manera, duélale a quien le duela...
Volviendo a la creación del blog, al comenzar a escribir en este espacio mi intención no era, ni es, tener un gran número de seguidores, ni batir récord de visitas diarias. Lo que realmente me interesa es que, la poca gente que me lea, lo haga porque le gusta lo que escribo y porque sabe comprender mis momentos de alegría y tristeza. No duden que lo que escribo aquí es un fiel reflejo de mí misma, porque soy una marea de emociones, a veces de sensaciones encontradas, unas veces más feliz que otras, pero al final siempre yo. Para mí ha sido y seguirá siendo un placer este espacio. Gracias por seguir aquí, por no aburrirse.

domingo, 8 de mayo de 2011

Hoy no debería escribir...

He pensado mucho para sentarme a escribir hoy y todavía sin saber qué decir además de FELICIDADES para todas las madres, por fin me he decidido a sentarme ante esta pantalla y este teclado. No lo hice más temprano porque me sentía muy mal y no de salud precisamente, hay cosas que hacen más daño que las propias enfermedades.

Si me hubiera sentado hace unas horas hubiera destilado veneno y dolor. No es que ahora no este afligida, pero me he logrado calmar un poquito. Hoy he comprobado que soy “una mujer con pantalones” porque he hecho gala de una serenidad y mansedumbre que no tengo, me he mostrado tan pasiva que hasta he llegado a sentir miedo de mi misma. Sí, porque con un volcán dentro y un dolor lacerándome el pecho, he alardeado de algo que no tengo que es paciencia y ecuanimidad. He logrado con estoicismo mantener mi ira bajo control y mi dolor bajo una capa de frialdad increíble. Todo lo he hecho por mi madre para que no se desate una tormenta precisamente hoy. Mi estado de ánimo está por los suelos, los desengaños hieren y lo hacen fuerte y sin piedad.

¿Cómo puede la gente que nos quiere herirnos así? ¿¡Cómo por Dios!? Yo soy una persona explosiva, sin embargo soy muy cuidadosa en ciertas cosas.

No puedo escribir… de verás no puedo, las lágrimas no me dejan y la ira me ciega… Estoy realmente muy molesta y dolida. Tengo la música puesta a todo lo que pueden soportar mis oídos porque quiero que me mantenga aturdida, para no pensar… sí, en este momento es mejor no pensar porque puedo hacer algo que, tal vez, lamente, tal vez no, no sé... Hoy no sé nada, hoy estoy al límite de mis fuerzas… que pena ¿verdad?, en un día tan bonito… y yo he querido estar a mil leguas de aquí…

Hoy como nunca he deseado con mucha fuerza estar sentada a la orilla del mar, dejando que la vista se me pierda en ese azul intenso y perturbador… sentir la brisa, el olor y el murmullo de las olas… sentir que corre por mi cuerpo el agua de ese mar que adoro para ver si me hace sentir mejor… seguramente sí, porque la naturaleza es benévola y quizás me daría la paz que necesito en este momento.

Mi gran amiga me volvió a llamar hace unos minutos, me ha llamado como cuatro veces hoy… quería que fuera para su casa con ella pero le dije que no, no quiero, si voy… a ella no podría ocultarle nada, me conoce demasiado y no merece que se le joda el día, porque le zumba en un día como hoy tener junto a ti a alguien con tan mala leche. Ella se merece un buen día, se lo merece de veras como madre y como amiga.

Bueno, nuevamente está sonando el teléfono, veré quién es para ver si puedo terminar este intento de... ni sé de qué... Ahora me llamó su hijo ese niño que yo adoro, porque también quería que fuera para allá, y también le dije que no, y me dolió decírselo a él, pero es mejor así…

Me duele un poco la cabeza, los dejo… hoy creo que no debí escribir, tal vez no debí hacerlo porque creo que he dejado ver demasiada tristeza, pero me da un poco de paz sentarme ante este teclado y usar este espacio (casi mi confesionario) para hablar conmigo misma y con ustedes, es una manera de desahogarme… perdonen si hoy no han leído lo que esperaban, mañana será otro día… sí, otro día…

viernes, 6 de mayo de 2011

Al ser madres, ¡perdemos hasta el nombre!


Muchas veces me han preguntado qué se siente al ser madre. Al escuchar la pregunta y dar una respuesta siento una avalancha de emociones. Cuando eres madre la vida te cambia pero más que la vida... cambia tu perspectiva sobre ella. Tus prioridades, tus anhelos, tus sueños... todos parecen un minúsculo grano de arroz ante esos bracitos que se extienden ansiosos hacia ti para que lo cargues o ante esos ojitos que siguen todos tus movimientos.
Cuando quedé embarazada por primera vez, una amiga me dijo sonriendo “Se acabo tu paz… ahora tu tiempo será su tiempo, tu vida será su vida, tu pena serán sus penas, tu alegría serán sus alegrías, tu sueño serán sus sueños".
En medio de mi desbordada alegría por la noticia de que iba a ser madre, me quedé un poco confusa con esas palabras. Sabía, para ser más exacta, creía saber lo que implicaba tener un hijo porque realmente
lo supe cuando nació y a partir de ese instante comencé a entender todo el alcance de las palabras de aquella amiga.
Ser madre es el trabajo más laborioso que existe… porque entre nuestras obligaciones está hacer seres humanos dignos y respetables para con ellos y la socieda
d. Es un trabajo de 24 horas y para siempre, sin más remuneración que la alegría de ver los sueños de nuestros hijos realizados. Ser madre es llorar muchas veces porque nuestro pequeño está enfermo, se siente infeliz o alguien le hirió el corazón y no sabes qué hacer para cargar con su pena y así lograr que le duela menos.
Te levantas cada mañana pidiendo a Dios salud para ver esa nueva vida crecer, compartir sus momentos de triunfo, estar allí para protegerlo en sus momentos de fracasos. Además tienes que ser fuerte para luchar contra el deseo de abrazarlo a cada momento, para que sus lágrimas no te derrumben, para mantener la cordura cuando escuchas que algo terrible le ocurrió a un niño y tus hijos no están en ese instante junto a ti.

Ser madre es la labor más hermosa que existe, es una bendición, pero también ser ma
dre es olvidar que hay que dormir, es ser chef de un menú complaciente, es ser enfermera, pediatra, dermatólogo, terapeuta, psicólogo, político, maestra, vidente, hada madrina, bruja, vigilante, árbitro, jefe de mantenimiento y de conservación ambiental. Con el día a día se le agregan más profesiones a esta lista que se hace interminable. Se intensifica la responsabilidad, las preocupaciones, las angustias, el tiempo: dejamos de saber si los días son más largos o más cortos. ¡Ah! Y como leí una vez, en un escrito donde alguien decía que somos “el clon de: superman, la mujer maravilla y Flash Gordon, todos juntos”.
Ser madre significa cambiar el estilo de vida frecuentemente, todo depende de las edades y las necesidades de los hijos. Como madres, no tenemos tiempo de pensar en el sacrificio y la
entrega, eso sucede espontáneamente. Desde que los tenemos en el vientre, los cambios llegan solos, nos adaptamos sin darnos cuenta. Llegamos a comprender cada gesto que hacen sin margen de error, sabemos qué significa cada llanto, cada sonrisa, cada gorjeo. La gente cuando te escucha decir que sabes diferenciar si te está haciendo “manitas” o te dice “adiós”, dice que estás exagerando, pero sí sabemos.
Ya no pensamos en función de nosotras mismas o de nuestros deseos, todo depende de nuestros hijos,
hasta la más mínima cosa que hagamos depende de ellos. Fiestas, cines, playas, trabajos fuera de casa, el dinero, dormir, vacaciones… absolutamente todo está condicionado.
Somos madres con toda la buena intención de serlo, con todo un inmenso amor que no sabíamos que teníamos escondido y que cada día va creciendo y creciendo, a pesar del cansancio, de los desvelos, sustos, angustias y preocupaciones. Los hijos son la extensión del corazón de una mujer.
Ser madre es entregarlo todo, perder lo que no sabíamos que teníamos y cambiar todo por nada, ya que no esperamos nada a cambio. Sólo tener la recompensa de verlos felices y cuando crecen verlos convertidos en hombres y mujeres dignos.
Desde que están en el círculo o la escuela tanto los amigos de tus hijos como los padres de éstos cuando te llaman dicen: “Mamá de Leonardo, mamá de Anabel”. Y no te queda otro remedio que sonreír porque eso es ser madre, deja
mos de escuchar nuestro patronímico en miles de ocasiones porque ya no somos Rosabel, Ana, Caridad… para la mayoría de las personas “somos la mamá de…”, ¡increíble perdemos hasta el nombre!
Ser madre... ¿cómo explicarlo? La simple sonrisa de ese bebé puede hacerte llorar, experimentas un sin fin de sensacion
es que no puedes describir. Eres capaz de soportar cualquier carga con tal de que no la cargue tu hijo, pasas noches en vela para cuidar que no le suba la fiebre y te maravillas con cada pequeña cosa que aprende. No importa si al llegar a casa luego de una larga jornada de trabajo ves que tu niño le presta más atención al perrito que a ti, simplemente sonriendo te unes a el y como una boba te maravillas al ver como su carita se ilumina cuando el perrito mueve la cola, no te importa nada más, solo el hecho de verlo feliz... su felicidad es la tuya.
Recordarás siempre con lujos de detalle el día que nació, cuando por fin pudiste ver a tu hijo cara a cara. Quieres verlo
crecer, cumplir sus sueños, disfrutar sus hijos (tus nietos). Empiezas a cuidar hasta tu lenguaje, tus hábitos, todo para darle el mejor ejemplo. No existe visión más linda que su carita, ni sonido más encantador que su voz. Sus carcajadas son las más bellas melodías, sus juguetes regados por toda la casa son un constante recordatorio de su presencia, aunque pelees porque recogerlos es un trabajo más. Cada noche aspiras el aroma de su ropita, abrazas sus peluches, observas su cuerpecito dormido y aunque al final del día estás extenuada hasta la saciedad, te das cuenta que es lo mejor que te ha pasado en la vida.
Cada mañana mientras te bañas acaricias la cicatriz que te dejó la cesárea y sonríes de satisfacción, comprendes que ahora ¡sí! estás completa. Tu cuerpo pasó de ser un modelo de lujo a una maquinaria perfecta creadora de vida. Aprendes a quererte a otro nivel.

Les confieso que siendo madre me siento llena de amor… de un amor incondicional e indescriptible, llena de miedo… miedo a faltar antes de tiempo en la vida de mis hijos, llena de esperanza ante un futuro lleno de sus logros, llena de deseos de ser mejor ser humano por ellos y para ellos. Me siento completa y ahora comprendo que inconcientemente siempre estuve preparada para esto...
Ver esas caritas cada día es el regalo perfecto que ningún otro puede igualar. No hay regalo que pueda decirte "feliz día de las madres" como lo hace la sonrisa de tu hijo, su sola presencia en tu vida será suficiente.
Cuando estaba embarazada un compañero de trabajo me dijo: “Cuando tu hijo tenga 5 años lo iré a conocer, porque esos bebés pequeñitos son una trampa, todo tiernos y provocativos, uno se enamora de ellos y te dan ganas de tenerlos pero cuando llegan, se acabó la paz”. ¡Cuánta razón tenía! Y a pesar de eso, la mayoría somos reincidentes. Yo tengo dos hijos, que son mi vida y mi orgullo: Leonardo y Anabel, no quise tener ni uno más, con dos es más que suficiente para tener el placer inigualable y la tarea titánica de saber lo que es ser madre.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Amigas incondicionales



Las amigas son personas que eliges por afinidad, las seleccionas por tener muchos aspectos en común contigo, como formas de pensar y estilos de vida. Según los psicólogos las amigas pasan a ser un sistema de apoyo emocional importante, de tal forma que son las primeras personas a las que buscas cuando necesitas ayuda o un consejo, cuando quieres divertirte o para meditar acerca de la vida, y hasta para aliviar los pesares al disfrutar una taza de café.
Como reza una frase popular: “Con las amigas se dividen las penas y se multiplican las alegrías”. En este sentido, los beneficios de tene
r amistades certeras y duraderas van desde compartir y aprender a cooperar, hasta tener consuelo en etapas difíciles en las cuales sólo ellas saben cómo acercarse y hacer uso de la empatía existente entre ambas. Las amigas son un regalo que te haces a ti misma y valen mucho, valen en cariño lo que el oro entre los metales.
Muchos se preguntan: ¿Por qué es tan preciada la amistad? La respuesta es bien simple, porque es la relación que está situada al margen de los vínculos biológicos, es decir, que no está condicionada por lazos familiares. Se trata de una relación que no tiene una función preestablecida, que es indeterminada y por lo tanto, es un espacio social de libertad por excelencia. Es, sobre todo, un ideal que depositamos en otro, del que esperamos identidad, semejanza y reciprocidad.
Para las mujeres es esencial tener amigas, al menos una, porque para nosotras es básico poder expresar las emociones y vivencias de manera verbal y nadie como una amiga para escucharlas con paciencia. Cuando son verdaderas son incondicionales y eso es imprescindible para que te sientas amada y aceptada. El apoyo emocional que necesitamos lo recibimos de esa o esas amistades, en especial en momentos de crisis y sólo ellas entienden los cambios químicos de tu organismo qu
e suelen afectarte. Siempre te dirán la verdad, aunque duela. Te acompañan en tu dolor, te regañan pero con la comprensión que solo alguien muy parecido a ti puede tener. Te dan equilibrio cuando te vas por los excesos y, en especial, te brindan el soporte emocional y el complemento que muchas veces no encuentras en tu propia familia.
Las amigas, las buenas amigas, esas incondicionales... no te abandonan nunca. Da igual las manías que tengas o lo que te tengan que aguantar (también te toca a ti aguantar lo suyo), ellas están en nuestras vidas siempre, para darnos un abrazo cuando hace falta, animarnos cuando no dejamos de llorar, sacarnos a la calle cuando nos queremos quedar encerradas, incluso para echarnos alguna pequeña bronca (lo sé por experiencia) cuando algo de lo que hacemos nos está haciendo daño y no lo vemos por nosotras mismas.
Hace algún tiempo, un día que para mí no había sido nada bueno, mi gran amiga me abrazó con tanta fuerza y cariño, que en aquel abrazo sentí de manera increíble lo que me quería decir de una forma tan clara como si lo hubiera murmurado muy cerca de mi oído. En ese instante me acordé de todas las cosas que había compartido con
ella desde que nos conocimos. Cuántos momentos vividos, algunos desencuentros también, cuántas cosas nos hemos contado, incluso cosas que nadie más sabe, cuántas lágrimas compartidas, cuántas risas atronadoras. Confirmé en ese momento el cariño que siento por ella. Creo que nunca habría podido ser la misma persona, sin mis amigos, pero sobre todo sin mis amigas, las que se fueron, pero dejaron algo en mí en su momento, y las que permanecen y permanecerán toda mi vida.
Hace poco leí la frase: "Una mujer sin amigas es como un barco a la deriva, una mujer sin marido sigue siendo una mujer”. Al terminar de leerla pensé que es cierto porque las mujeres podemos perder el amor de un hombre y sobrevivir aunque nos cause mucho sufrimiento, pero sin amigas… no podemos hacerlo.
Y es que en la vida, aunque parezca raro, las mujeres no podemos vivir sin esa compañía femenina que a veces nos entiende y otras no, pero que igual cumplen un rol valioso en nuestra existencia, esas personas tan especiales a las que llamamos AMIGAS. Esa o esas mujeres que hacen nuestro día a día mucho más llevadero, esa persona que muchas veces sin proponérselo es, además de tu amiga, tu hermana, tu cómplice, tu consuelo, tu compinche, tu soporte, tu confidente, tu paño de lágrimas, y muchos etc’s más.

Meditaba sobre la importancia de tener amigas, y sobretodo en la necesidad que adquirimos las mujeres a lo largo de los años, en tenerla y conservarla. Esa amiga que te sigue la corriente cuando inventas algo sin tener ella la más mínima idea de lo que estás hablando pero lo disimula muy bien, te perdona aunque la hayas lastimado con algo que dijiste o hiciste, vuelve a esperarte aún cuando la has dejado plantada en más de una ocasión, te "tapa" lo necesario para sacarte de apuros, te consuela cuando te han roto el corazón y quiere matar a quien lo hizo, seca tus lágrimas cuando sientes que la vida no es justa contigo, se toma una botella de bebida contigo solo para "ahogar las penas" y desahogar las lágrimas que te inundan en ese momento, comparte contigo sus mejores aventuras amorosas y te cuenta (y escucha) hasta el más mínimo detalle, se va de juerga contigo hasta el amanecer sin tener un motivo en especial, puede vivir junto a ti una aventura inolvidable y nunca contará los pormenores, sabe de todos tus amores y aunque la maten nunca hablará, hasta en los peores momentos es capaz de contar un chiste, te dice que pares cuando debes hacerlo, no entiende que a veces quieres estar sola y te sigue a todas partes, te da consejos y no le haces caso sabiendo que lo que te dice es lo que debes hacer, te cuenta sus sentimientos que muchas veces coinciden con los tuyos, te invita a pasear o a tomarte una cerveza porque sabe que no tienes dinero, está a tu lado cuando necesitas un hombro para llorar, cuando tienes un gran problema aunque no pueda resolverlo, es tu confidente sabe todo de ti y tú todo de ella, en el peor momento de tu vida está a tu lado aunque no sepa qué hacer para consolarte, te abraza sin razón alguna solo porque lo siente. Esa (s) otra mujer tiene un valor incalculable en nuestra vida, en nuestro equilibrio emocional.
Es posible que una sola amiga tenga un poco de cada cosa nombrada, de lo bueno y también de lo malo, lo importante es que es mujer igual que tú, con virtudes y defectos que equilibrados te ayudan a soportar las vicisitudes de la vida, a hacer más llevadero lo pesado y a tirar a la espalda lo malo que pueda pasarte. Precisamente por ser mujer siempre te entenderá mejor porque tal vez ella pasa o ha pasado por lo mismo.
Resulta gratificante y un privilegio poder tener verdaderas amigas, siempre las sientes próximas afectivamente y te permiten comprender que no estas sola, son las hermanas que escogemos. Yo me siento afortunada porque la vida me ha brindado la oportunidad de tener esa hermana escogida. Desde que nos conocimos entre nosotros nació un afecto casi instantáneo y poco a poco se convirtió en mi amiga, en mi confidente, y muchas veces en mi consejera, es de esas mujeres que te ayudan a razonar cuando todo parece irse al demonio aportando una mirada crítica y objetiva. Es inteligente, con un gran sentido del humor y con valores sólidos. Conocemos cosas una de la otra que nadie más sabe ni se imaginan, hemos hechos locuras juntas y siempre nos divertimos mucho, a veces con solo intercambiar miradas sabemos lo que la otra quiere o piensa, no hay día que no hablemos, nuestra amistad es genial y dudo que vuelva a encontrar a alguien más como ella. Nunca fui una persona propensa a tener muchas amigas, de hecho casi toda mi vida he preferido tener cierto grado de amistad con hombres porque son más sencillos en muchas cosas. Ojala a Cary y a mi la vida nunca nos juegue una mala pasada, y nos veamos en una encrucijada donde sea nuestra amistad la que sufra las consecuencias. Si ocurriera algo así, tendremos que ser capaces de mantener la sangre fría para resolverlo, sin dañarnos y no permitir que nada nos separe. No somos perfectas pero la armonía y casi perfección que hay en nuestra amistad sería muy doloroso si se perdiera.
Las amigas incondicionales. Esas compañeras de la vida hay que cuidarlas mucho. ¿Tú te atreves a pensar cómo sería tu mundo sin amigas así? Mejor no lo pongas en práctica nunca y piensa en todo lo que has conseguido, descubierto, compartido y vivido, gracias a ese tipo de personas que se pueden llamar AMIGAS.