Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

martes, 30 de agosto de 2011

El poder de las palabras





Es lindo y fascinante el mundo de las palabras y su maravillosa dinámica que permite la expresión del pensamiento, aunque nunca sabes si tus palabras despertarán sentimientos en personas insospechadas. Hay palabras que alientan y alegran cuando son sinceras y expresan los verdaderos sentimientos, hay otras duras que lastiman, otras nos dicen la verdad “sin anestesia” pero con buenas intenciones para que consideremos mejor nuestra actitud frente a la vida.

También hay palabras vacías dichas por compromiso y que no transmiten nada, otras dejan huellas en nuestras vidas, hay palabras justas que a veces queremos y necesitamos escuchar y nunca llegan, existen muchas que dan tranquilidad y paz, palabras que tienen nobleza, autoridad y sabiduría… A veces queremos expresar sentimientos y no encontramos las palabras exactas y apropiadas para describir lo que sentimos.

Me gusta atar las palabras con lazos sencillos para que se puedan comprender mejor pero no siempre me salen todo lo claras que quisiera porque es muy difícil plasmar con palabras las sensaciones, los sentimientos, no puedo describir el deseo. Me gustaría convertir mis sensaciones en palabras y que al ser leídas se volvieran de nuevo sensaciones, intactas, sin perder un ápice de su intensidad en esa transmutación literaria. Pero no es posible, las verdaderas sensaciones quedarán dentro de mí, en un intento de hacerlas salir. No puedo describir con exactitud lo que siento ahora, lo que sentí ayer, no hay palabras, no hay frases, y si las hay, yo no puedo encontrarlas ni crearlas.

Escribo y describo lo que siento, lo que me sale del corazón, experiencias, pensamientos, historias... es importante aprender a escuchar el mensaje que esconden las palabras por eso cuando leas las mías no te pierdas en ellas sino encuéntrate en cada una, porque muchas veces es un lenguaje que no es entendido por la razón pero si quieres ver mis palabras desnudas léelas con el corazón porque sólo él es capaz de desnudar los sentimientos y entonces las entenderás.

Muchos dicen que las palabras se las lleva el viento (aunque en lo particular no lo creo así) pero por eso me gusta escribir, a veces pienso que este sitio es un nido de palabras que sirve para acortar distancias entre personas que conozco y entre muchas que tal vez no conoceré nunca, pero que a través de las palabras nos ayudamos y nos entendemos. Para algunos tal vez no tengan sentido, incluso puede hasta molestarles mi forma de pensar y de expresar pero a otros sé que los hacen reflexionar, los ayudan a esclarecer sentimientos y eso es lo que importa.

En ocasiones me gustaría que mis palabras fueran mágicas y que al pronunciarlas o cuando las escribo fueran como un conjuro que obrara maravillas, por ejemplo que borraran la tristeza de un rostro, que restituyeran ilusiones perdidas, que curaran heridas en los corazones… que fueran como el eco de lindos recuerdos que trajeran a la memoria, besos, rostros y los “te quiero” que todos guardamos en el alma como tesoros. Pero lamentablemente no son mágicas son solo palabras, sentidas, amorosas, sensuales, fraternales… por eso me gustaría que al leerlas las dejen llegar a su interior y las sientan, solo así podrán causar su efecto y se darán cuenta de que es el idioma que maneja mi corazón hacia el propio corazón de quienes puedan leerlas.

Hay momentos en que somos tímidos para expresar el amor que sentimos y dudamos mucho para decir: "Te quiero", entonces tratamos de comunicar la idea en otras palabras. Por ejemplo: "Cuídate", "Pórtate bien", “Te extraño”, “La paso muy bien contigo”. Pero en el fondo son diferentes maneras de decir "te quiero", "eres importante para mi", "me importa lo que te suceda"… A veces los seres humanos somos muy extraños… la única cosa que queremos y debemos decir es la única que NO decimos. Pero como el sentimiento es real y la necesidad que tenemos de decirlo es tan fuerte, usamos otras palabras pero lamentablemente muchas veces el significado nunca se comunica del todo y la otra persona no se entera del verdadero sentimiento que le profesamos.

Las palabras explicitas son necesarias pero también tenemos que aprender a escuchar el amor en las palabras que las otras personas nos dicen o no nos dicen, por ejemplo un abrazo o un beso impulsivos, dicen "te amo", aun cuando las palabras digan algo diferente. Cualquier expresión de preocupación de una persona por otra dice "Te Quiero". Un obsequio inesperado dice “No dejo de pensar en ti”. Debemos mirar y escuchar muy atentamente el amor que contiene cada gesto o cada palabra por simple que nos suene.

A veces incluso somos capaces de demostrar el amor cuando nos mantenemos en silencio. Por eso tenemos que aprender a escucharlo y sentirlo para que podamos ver el amor que está debajo de la superficie. Si aprendemos a hacerlo descubriremos que somos mucho más amados de lo que pensamos. Cuando escribo derramo mis pensamientos, a veces salen puros y cristalinos como el agua de un manantial, otras veces turbios como en un lodazal pero llenos de sinceridad y amor… a veces surgen frases, metáforas algunas veces afortunadas, pero cada escrito es como mi sangre porque brota de mis adentros, de lo más profundo de mi alma.

Hay palabras que mueven mundos, que producen terremotos... que hacen temblar y vibrar... que provocan escalofríos, que estremecen, que hechizan… palabras cómplices dichas al oído, palabras apasionadas y repletas de amor que acarician y enaltecen, que enamoran, que provocan… aunque cómo plasmar en palabras un abrazo o cómo describir todos los besos que ahora quisieras dar, apasionados e intensos.

¿Sabes que muchas veces tú eres el motivo y el destino de cada uno de mis escritos? Te imagino leyendo, devorando cada una de mis palabras, sintiéndome aun en la distancia. ¿Qué puedo decir?, si me gusta escribirte, yo creo que es porque a veces mi corazón no da latidos sino que estalla, y en un instante llega la sangre a todos los rincones y hace que surjan esas letras, como si todas estas palabras fueran mi sangre metamorfoseada. Mis palabras dejan huellas en tu memoria como la dejas tú en mi alma.

A veces son suficientes unas líneas inesperadas para emocionar un alma, no hace falta buscar palabras bonitas, muchas veces dos líneas resuenan durante horas como el eco más precioso jamás oído porque unas líneas bastan para expresar sentimientos, y pueden no ser literarias pero dicen más que un libro entero. En ocasiones lo más sencillo es, sencillamente, perfecto, y queda para siempre en el recuerdo porque son como un beso inesperado que transmite mil sensaciones a la vez.

Quiero que me sientas a través de mis palabras, que te inunden por un instante como si nada más existiera, que te provoquen, te hagan desear, soñar, recordar, que sientas que te acaricio cuando escribo, que el fuego te recorra por dentro cuando escribo que me posees. Quiero que necesites leerme, que busques cada día mis escritos y que los leas tranquilo, que los disfrutes, que los hagas tuyos porque realmente lo son aunque le sirven de inspiración a otros, son nuestros.

Quisiera escribir infinitos párrafos para explicar cada sentimiento, cada momento, cada deseo, cada uno de mis sueños. Párrafos intensos, tiernos, exuberantes, tímidos, lascivos, poderosos, sencillos, llenos de exceso, de besos y de caricias con las que cubriría tu cuerpo si ahora pudiera. Párrafos escritos dejando volar mi imaginación para que al leerlos seas tú el que vueles, el que imagines y sueñes. Ojala mis palabras nunca cesen, que sean una eterna lluvia de frases expresando sentimientos, que tampoco cesan, fluyendo tumultuosos buscando su destino, que eres tú.

Sé que te hago sentir a través de mis palabras, que llegas a emocionarte, que me clavo cada vez más como afilada daga en tu pecho desnudo, ese que tú me has mostrado sin escudo ni coraza. Te hago vulnerable, preso de mil sentimientos, pasiones, deseos… te pones ansioso y voraz. Con mis palabras tapizo el camino que hemos recorrido, escritos que como espejos reflejan un pedacito de mi yo, de mi amor por ti, de tu amor por mi, de este amor tan nuestro.

domingo, 28 de agosto de 2011

Amor mío…

En mis sueños, en mis deseos, en mis recuerdos… Es imposible dejar de pensar en ti, me corres por las venas, me das alegría cuando te recuerdo, ilusión cuando pienso en volver a verte. Siempre tú, tus besos, tus palabras, tus abrazos… Podré escribir más o menos, pero tú siempre estás ahí, en mi mente, en mi corazón, haciéndome soñar, haciéndome desear y no hay mayor placer que estar contigo.

Sabes mi amor, ayer pensaba en el momento en que te conocí y en que nunca imaginé lo mucho que te llegaría a amar, al irte conociendo dejó de ser solamente “química”, lujuria para ser algo más sólido… me fui enamorando más y más, no sabes como gozo los momentos que paso contigo, hasta cuando hablamos o solamente si permanecemos en silencio. El simple hecho de estar contigo es inolvidable, junto a ti he descubierto que el amor no tiene límites. Son tantas las cosas que hemos vivido juntos, tantas aventuras, emociones, momentos compartidos que jamás se borrarán ya de nuestra memoria…

Recuerdo una vez cuando quisiste que nos acostáramos a la sombra de un árbol porque el sol del mediodía estaba muy fuerte y querías escapar de él… y lo hiciste, allí escapaste del ardiente sol, pero no de mis manos ansiosas que mientras tú cerrabas los ojos ingenuamente entregado a la tenue brisa, ellas se movían inquietas y juguetonas desabotonando tu camisa. Mis dedos se deslizaron desde tu cuello a tu pecho, en leve caricia por tu cuerpo, ese cuerpo tuyo que a mil pasiones me incita, te recorrieron suavemente al tiempo que mi boca comenzó a humedecer tu pecho con mis besos… sonreíste sin abrir los ojos ni moverte, solo te dejabas querer sin prisa, pretendiste hacerme creer que estabas cansado y dormitabas, pero bastó que me detuviera y apartara mi boca y mis manos de ti, para que riendo travieso como un niño abrieras los ojos y te aferraras a mis manos diciendo “¿dónde vas, corazón?” y me tumbaste de espaldas para besarme ansioso, apasionado y sentí tu corazón acelerado y en tu cuerpo la sangre agitándose, nuestras respiraciones acelerándose, nuestros cuerpos estremeciéndose con cada beso y cada caricia… y ya no hubo botón ni en tu camisa ni en mi vestido que se resistiera al deseo de amarnos.

Amor mío, el brillo de tu mirada desaparece todos los obstáculos que existen entre tu y yo. Con tu sonrisa alegras mi mundo y haces las cosas más fáciles, con tus palabras me llega la fuerza que necesito para seguir adelante. Destruyes todos mis miedos y temores, estoy innegablemente enamorada de ti. Te amo y sé que este es mi error, pero sabes, descubrí que este es uno de lo más bellos errores que jamás haya cometido. Aunque pensándolo bien… ¿por qué error? ¿Por qué amar va a ser un error?

El amor que siento por ti fluye por mis venas, se nota en mis ojos que se inundan de luz cada vez que te ven... Este amor creció y creció desde aquel instante en que nuestros caminos se cruzaron, gracias por amarme con la misma pasión que yo te amo a ti... ¿Por qué te amo? Porque me gusta como te expresas, como sientes, tu peculiar manera de ver la vida, tus opiniones, me gusta como miras, como besas, como me acaricias, como me haces el amor, en resumen… me gusta todo de ti. Te amo a cada instante con unas fuerzas increíbles y con una dedicación que me impresiona. Tú me das felicidad, me das fuerzas para seguir adelante cada día, me haces vibrar, excitas mis sentidos, excitas mi mente y mis deseos más ocultos.

Amor impetuoso que llegó a mi vida como una ola, amor que con el tiempo crece y se hace fuerte venciendo tempestades, vientos y rompientes, que se alimenta de besos, palabras, despedidas, sonrisas, miradas... un amor que se proyecta más allá de mi todo, de mi corazón y de mi alma… que me alimenta, me engrandece, me complace y me sustenta. Amor que no es tuyo ni mío sino nuestro, amor que me lleva toda en tu ser y en mi silencio.

Te amo de una forma que nadie puede entenderme, es un sentimiento que brota del fondo de mi corazón... de una forma que realmente me sorprende y no puedo dejar que este sentimiento se desvanezca al aire... Te amo de una forma que nadie puede explicárselo, de una forma única e irrepetible... de una forma que el tiempo ya no importa porque nosotros nos seguiremos amando de día y de noche; de mañana y de tarde, hoy y siempre. Este amor por ti solo se resume en dos palabras: "te quiero". Tu mirada es el horizonte que siempre quise ver, tu voz es la melodía que siempre quise bailar, tus brazos son el abrigo que siempre quise tener, tus manos los pétalos que siempre quise que acariciaran mi ser y tu intelecto el potencial que se complementa tan perfecto a mi. Todo tú eres pura tentación para mis sentidos.

Cierra los ojos y deja que te robe un beso, que te haga conocer a ciegas mis secretos, reposar sobre tu pecho compartiendo tu silencio, abrazarte tiernamente… deja que mis manos ansiosas recorran tu cuerpo para amarte lentamente. Fueron tus ojos los responsables de este sentimiento, que se clavaron como dos puñales en mi y me llenaron de fuego, de amor, de deseos, de ansias de sellar nuestras bocas en un beso eterno y ardiente que derrita las barreras entre tú y yo, en un beso dulce que alimente mis sueños cuando tú estás ausente, en un beso embriagador que adormezca mis sentidos para sentir que sólo en tu abrazo respiro y vivo.

Amo tu sonrisa, tu mirar, tu forma de caminar, tu forma de acariciar, tu forma de pensar, en si te amo como no es debido amar, porque tanto amor es prohibido, pero no por eso yo te dejo de amar, porque te amaré aún más allá de lo prohibido con toda mi alma y con todo mi ser. El amor que siento por ti es verdadero... y para serte totalmente sincera, al principio te tomé como un juego... ¡YA NO!

Hay algo mágico que nos une, es de esos sentimientos que unen raramente a las personas, sin explicación pero con una fuerza arrolladora. Dios sabe por qué hace las cosas y no sólo nos permitió conocernos, sino también amarnos con esta fuerza casi destructora y de la cual no acabamos ni queremos desprendernos.

Mientras conversábamos hoy me quedé contemplando tus manos, son manos grandes, de las cuales emana poder, firmeza, decisión, autoridad, cariño, protección y pasión; en ese momento las sentí nuevamente sobre mi cuerpo, acariciándome, tentándome, provocándome… y como el lugar no era propicio tuve que alejarme de allí, deprisa y sin muchas explicaciones, porque me fue muy difícil aguantar mis ganas de ti.

Ahora ven conmigo... descubrirás las caricias mas prohibidas que guardo para ti, me dejaré seducir como te gusta (y a mi también), dejaré que tus caricias me quemen de pasión... te haré esclavo de mis sueños y de todos mis deseos... Nunca dejes de sentirme amor mío, nunca dejes de amarme... Siente la pasión en mi piel, como me estremezco y como suspira mi alma... Me excitas y ves la lujuria en mis ojos, como un huracán arrasas mis sentidos y te adueñas de mi voluntad... Entregada a ti... a tus fantasías y deseos... Porque ahora mismo mi sexo palpita, con la sola idea de tenerte... Cuento las horas, los minutos que faltan para estar de nuevo junto a ti. Cada vez que cierro los ojos la distancia entre nosotros desaparece... El momento está por llegar, nos abrazamos nos besamos... y solo de nuestros labios sale: Oh, amor.... no te detengas…

viernes, 26 de agosto de 2011

Esos besos…

El beso ha sido desde tiempos inmemoriales la forma más clara de expresar cariño. Hay un sinnúmero de formas de besar, por lo que es bueno saber exactamente cómo hacerlo en el momento indicado. Todas las muestras de cariño nos gustan pero estamos todos de acuerdo que como los besos no hay nada igual, ¿verdad?

Un beso se da mas que entre dos labios, entre dos mentes. Cuando damos un buen beso, nos conectamos (y me refiero a parejas) a otro nivel, donde se unen fantasías, sentimientos y deseos… aunque sean besos suavecitos, apenas roces sugerentes encenderán esa llama de la pasión, y el deseo de saber y sentir lo que vendrá después. Porque pueden ser suaves pero sentirse intensos y aunque parezcan inofensivos e inocentes a simple vista, ustedes saben que son todo lo contrario y pueden llevarte a sentir los mejores placeres, te pueden llevar al cielo ¿cierto?

En el arte de besar lo más importante es entregar cada beso con pasión y ternura y disfrutarlo a plenitud, porque el beso es un lenguaje universal capaz de expresar todo el amor que uno siente, el cariño o incluso el mayor vacío. Una vez leí que si la mirada es el espejo del alma, un beso es el chivato de nuestros sentimientos y estoy totalmente de acuerdo con eso.

Hay muchos tipos de besos: silenciosos, nobles, enigmáticos, sinceros, otros que por prohibidos son verdaderos, que arrebatan los sentidos, que producen desvaríos de amorosa pasión ardiente y loca, tú los conoces bien son besos míos para tu boca. Besos de tempestad, salvajes… que solo nuestros labios han probado. Por un beso tuyo… ¡el mundo!... porque sé que me das todo ofreciéndome tus labios, siento que me entregas la vida con solo unir tu boca a la mía. Tus besos tan cálidos, tan cercanos, tus besos que detienen el universo y lo reducen a nada, sólo tu y yo, nuestras bocas, nuestros cuerpos…

Besar es todo un arte y tú lo conoces bien. A veces eres dulces, tierno, cariñoso, dominante, salvaje, pasional... sin embargo con cada beso, tenga la intensidad que tenga, me haces sentir miles de sensaciones imposibles de explicar. ¡Bésame! y haz que pierda el sentido porque tus labios son mi anhelo... y tus besos, mi amor, son la verdad de mis más ocultos secretos...

Mi boca necesita de tus besos, no lo dudes nunca… necesito sentir tus besos sobre mi cuerpo, que me devores beso a beso y me trasportes al cielo. Adoro cuando besas el silencio de mis labios, la inquietud de mis pechos, el aroma de mis cabellos, la sensualidad de mi cintura, lo que guarda celosamente mi monte de Venus convirtiéndote mi esclavo y alborotando tus sentidos. Dime ahora, mi amor, ¿Dónde pondré yo mi beso en ti?... Esos besos intensos, apasionados, calurosos y deliciosos que casi instantáneamente nos suben la temperatura y nos llenan de calor y placer… donde la lengua es una gran actriz y el resto un arma para el placer.

¿Alguna vez besaste a una persona de sorpresa? ¿Le robaste un beso a alguien que te gustaba pero no te dejaba llegar? Yo nunca he robado besos y los que me han querido besar sin que yo estuviera interesada, no han tenido suerte…

Amigos míos, les aseguro que todos aquellos que han dicho: “Un Beso es sólo un beso”, no han sido besados como Dios manda. Un beso puede ser sexy, dulce, lento, rápido, suave, simple, caliente... Las palabras se quedan muy cortas para todo lo que pueden decir y transmitir dos labios... ¿Qué creen ustedes?

miércoles, 24 de agosto de 2011

La corrimos en grande

Seré breve porque estoy cansada, exhausta… Ayer salimos a las 9.00 de la mañana como habíamos previsto y a las 10.00 ya estábamos paseando por nuestra vieja y querida Habana con nuestros hijos, entre risas y juegos, entradas y salidas en tiendas y alguna que otra cerveza nosotras, llegamos casi a la avenida del puerto, muy cerca de casa de los hermanos de Cary (viven uno al lado del otro).

La hermana de Cary preparó almuerzo y tras comer algo nos fuimos de nuevo de recorrido y diversión (ya el grupo había aumentado, se nos unió la hermana y sus dos hijos) a las 4.00 de la tarde estaban los jóvenes en la Casa del Chocolate (allí se quedaron todos) y nosotras (las tres) sentadas cómodamente en una mesa junto al muro del malecón habanero, tomándonos otras cervezas, disfrutando de la brisa, del mar, de esa vista fabulosa del imponente Morro y la Fortaleza San Carlos de la Cabaña, del ir y venir de la gente, y como es de suponer entre risas y chismes (como nos gusta hacer a nosotras las mujeres).

Casi a las 7.00 de la noche nos reunimos con los muchachos y acompañamos a la hermana de Cary hasta su casa, pensando ya en marcharnos a la nuestra, era suficiente paseo y diversión para un día. ¡Error! El hermano había vuelto del trabajo (recuerden que les dije que viven uno al lado del otro) y sabiendo que su hermanita estaba de cumpleaños y andaba por la zona, había comprado Guayabita del Pinar (un rico ron cubano) y estaba disponiendo todo (incluido comida) para que la pachanga continuara en su casa. Se imaginan el resto ¿cierto?

Son la una de la mañana, acabamos de llegar, nos sobra cansancio pero también alegría, hemos pasado un día magnífico, mi amiga está muy contenta, pasó el cumpleaños mejor de lo que pensábamos. A veces de la manera más simple y sin hacer grandes planes pasamos un día maravilloso en compañía de personas que nos quieren, eso le pasó a Cary. Les he hecho estás líneas porque prometí contarles como saldría todo y sé que algunos esperan saber cómo la pasamos. ¡Pues sepan que de maravilla!

FELIZ CUMPLEAÑOS

Llegué a tu vida cuando ambas habíamos recorrido ya muchos caminos en nuestros respectivos trayectos. Enseguida supe que eres de esas pocas personas con la suficiente lucidez para distinguir lo necesario de lo superfluo. En cada gesto y palabra contagias tu empeño en hacer de cada paso de la vida algo alejado de la mediocridad. Eres responsable, optimista, lógica, sin muchas contradicciones, segura, tu personalidad no pasa desapercibida. Feminista sin excesos, en tu mirada está la fortaleza de quien ha visto y vivido experiencias que le han permitido lograr avances reales en la dignificación de la mujer, en lo personal y con los demás. No eres amiga de elogios, aunque tampoco los rechazas. Eso sí, siempre tratas de merecerlos, porque sabes que en la vida no suele haber ni premios ni castigos, sino solo consecuencias.

Te encanta prolongar el tiempo con los amigos. Ahí aparece lo mejor de ti, una persona alegre y apasionada por la vida, la madre cómplice y siempre, la amiga leal. Eres mujer fuerte, sin envidias o rivalidades, dispuesta cada vez a empezar de nuevo. Cuando la gente te vea en una escalera o en un sendero, que nunca duden hacia dónde vas: siempre hacia adelante.


FELIZ CUMPLEAÑOS, HERMANITA.


Sepan amigos que hoy celebraremos el cumpleaños de Cary en una linda y divertida tarde de chicas, con nuestras hijas incluidas, no es la primera vez que hacemos esto y siempre la pasamos súper, ya les contaré.

domingo, 21 de agosto de 2011

Abrázame

Me encanta que me abraces, sentirme abrigada con el calor de tu piel. Abrázame con pasión porque el corazón no entiende de razones, y me quedaré quieta, inmóvil esperando la llegada de tus palabras, esas que son una caricia para mi corazón y mi alma. Mantenme abrazada y no me sueltes nunca, pararemos el tiempo en ese abrazo porque el destino, a veces, hace que tengamos que separarnos de nuestra alma gemela, para luego ponerla en nuestro camino cuando no es el momento ni el lugar, abrázame fuerte que el tiempo hiere y el cielo es testigo…

Muchos dicen que es necesario dejar el pasado atrás pero es imposible porque el pasado siempre está en nosotros, con huellas profundas en el alma y el corazón. A veces siento miedo que se me pierdan los recuerdos buenos, sonrisas, palabras que necesito recordar, incluso lagrimas. A través del recuerdo traigo del pasado abrazos que necesito y que una vez tuve, que sentí y me dieron calor. Quiero dejar una huella en el corazón de quienes me conocen y comparten el camino de mi vida. Por eso abrázame con fuerza, sin miedo porque necesito sentirte, sumergirme en el mar de tu alma.

El abrazo es y siempre será un momento mágico, gratificante e inolvidable entre dos personas, que genera incontables y maravillosos sentimientos y emociones, estrechando y fortaleciendo sus lazos afectivos. Es por eso que un abrazo franco y sincero, permanecerá siempre en el corazón y en la memoria. Es una energía poderosa que afecta positivamente a las personas involucradas.

Abrázame pero no me tires una red porque soy libre y siempre lo seré, que no perciba nunca nada sutil a un control en tu abrazo, déjame sentir tu calor, tu amor pero también déjame sentirme libre porque necesito estar suelta para abrazar y dejarme abrazar, por eso abrázame fuerte pero sin trampas porque no me gusta sentirme atrapada. Abrazar genera sensaciones maravillosas que alivian el cuerpo y el alma. Un abrazo dado no sólo con los brazos sino con el corazón expresa sentimientos que a veces nos cuesta decir con palabras y puede ser aún más elocuente y poderoso. Es un lenguaje universal por excelencia.

Si cuando yo no esté sientes el frío de mi ausencia abrázate fuerte al recuerdo del último beso que nos dimos, a mis palabras que te llenarán de amor y paz. Y oirás mi voz ahogada de nostalgia porque tú a mi también me haces falta...

Abrázame ésta noche con tu silencio, con tu complicidad, con tu ternura, con tu pasión, con tu locura y déjame sentir tu corazón. Me haces tan feliz cuando entre tus brazos me tienes que hasta me olvido de mí, abrázame, como solo tú sabes hacerlo. Para sentir la pasión en tus brazos y la felicidad en tus labios, mírame profundo, para que mirándote me enamores de nuevo y con una caricia te entregue mi vida. Abrázame a tus sueños mientras duermes, a tus metas mientras vives, como bienvenida o despedida, sin que te lo pida, en todo momento abrázame porque lo mejor que me puede suceder, es sentir el calor de tus brazos alrededor de mi cuerpo.

Ven, abrázame con esa pasión y amor que desbordas, hurga en mi cuerpo, hazme tuya... sacia en mí tu sed de amar, sube despacio y moja mis orillas, siente el temblor de mis entrañas, que piden a gritos que me vuelvas loca. No te detengas, baja despacio… Sigue fundido entre mis abrazos... Hazme estallar de placer y déjame ahogarme en tu ser hasta arrancar de mi boca un te amo... y después sigue abrazado a mi como haces siempre, dejándome envuelta en tu calor, en tu ternura… haciéndome sentir que estoy en casa, segura y amada.

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martes, 16 de agosto de 2011

Un día loco

Muchos me han pedido de nuevo textos como estos, pues aquí les va otra historia.

Sí, fue uno de esos días locos, donde sólo actuamos y nos dejamos dominar por la pasión. Habíamos discutido el día anterior y quise arreglar las cosas entre nosotros, pero no sabía cómo, nos habíamos dicho cosas fuertes… De pronto tuve una idea, te iba a dar una sorpresa, sonreí y decidí ponerla en práctica. Era uno de esos días en que acostumbras a irte muy temprano a casa, pero para estar segura tomé el teléfono y lo comprobé, ya te habías marchado. Como conozco tu recorrido habitual cuando estás molesto o deprimido sabía que me daría tiempo llegar antes que tú y me apresuré.

Ya llevaba unos minutos lista esperándote cuando escuché la llave girar en la cerradura, ya estabas en casa. Te sentí poner algo sobre la mesa y luego abrir el refrigerador, permanecí inmóvil, sin hacer el más leve ruido. Te sentí moverte en la cocina y abrir una cerveza, algo se te cayó, lanzaste una maldición y como te sentí de inmediato dirigirte al cuarto supuse que lo que fuera lo habías dejado tirado en el piso. “Está realmente muy molesto”, pensé.

Ya en la puerta del cuarto cuando me viste te paralizaste sorprendido, no me esperabas… y menos aun encontrarme así. Estaba sentada sobre la mesa de tu ordenador, con el cuerpo recostado ligeramente hacia atrás y mis pies apoyados ligeramente en los brazos de tu silla... llevaba un conjunto de ropa interior blanco de encaje, que resaltaba con el bronceado de mi piel y la oscuridad de la estancia... Todavía sin dar crédito a lo que veías, te fuiste acercando sin decir palabra alguna, al mismo tiempo que te deshacías de la camisa que llevabas puesta, sentí tu aroma y mientras te acercabas podía sentir en medio de la penumbra tus ojos fijos en mí, mi respiración se agitaba mientras avanzabas. Estaba nerviosa y excitada pero no me moví, ni dije palabra alguna cuando llegaste a mi lado.

Sin tocarme, ni dejar de mirarme te agachaste para pasar bajo una de mis piernas y situarte entre ellas, frente a mí... Colocaste tus manos en cada una de ellas, ascendiendo desde los tobillos hasta los muslos... al tiempo que las ibas separando. Yo temblé con tu toque y sentí que tus manos me quemaban, tu mirada era penetrante, cargada de deseo... mi lengua con total descaro y lascivia recorría mis labios mientras incorporaba mi cuerpo lentamente... busque tu mano y agarre dos dedos llevándolos a mi boca para lamerlos lentamente... entraban y salían despacio de mi boca que estaba llena de deseo... al cabo de unos instantes sacaste los dedos de ella y te acercaste tanto que apenas unos milímetros separaban nuestras bocas... lo hacías para provocarme, movías la cabeza de un lado a otro manteniendo esa escasa distancia, tu respiración agitada me decía lo excitado que estabas y a mi me resultaba difícil contener mis impulsos sintiéndote tan cerca... hasta que por fin tus labios me rozaron, fue un roce leve y te separaste de nuevo... en ese momento sentí un espasmo en mi estómago.

Pero al instante tus labios volvieron a apoderarse de mi boca con pasión, mientras nos besábamos tus dedos jugaban con el borde de mis bragas produciéndome escalofríos que recorrieron mi cuerpo. Mis manos fueron directas a desabrochar tus pantalones dejándolos caer al suelo y puede ver tu imponente erección... Tu boca abandono la mía y tus labios húmedos fueron rozando mi piel desde mi cuello hasta mi sexo desatando el deseo. Me hiciste inclinarme nuevamente hacia atrás y sentí como se quebraba el fino encaje de mis bragas, e inesperadamente la arrancaste, metiste la cabeza en mi sexo y empezaste a lamer... a saborear mi humedad mientras acariciabas mi clítoris con la lengua y me penetraste con tus dedos, me estabas enloqueciendo y lo sabías... me estremecía de placer hasta que un orgasmo me sorprendió. De pronto te incorporaste y colocaste tu miembro a la entrada de mi sexo y con un solo empuje resbaló hasta mi interior, sentía como me llenabas con golpes lentos y profundos hasta chocar contra el fondo haciéndome perder la razón... de mi boca solo salían gemidos ahogados... cada vez más fuertes... sentía como el calor iba en aumento en mi vientre, hasta que un nuevo orgasmo me sacudió. Tus movimientos se volvieron más fuertes y echándote a temblar estallaste dentro de mí. Nos quedamos abrazados, acariciándonos y nos besamos con ternura, despacio… Después separaste tu boca unos milímetros para susurrar sobre mis labios, “no he podido ni dormir pensando que te había perdido”. Volviste a besarme. Así acabó el enojo pero no el día.

Un rato después en la cocina abriste unas cervezas y yo me puse a recoger el destrozo que habías hecho, comenzamos a reír y a provocarnos con frases calientes hasta que de repente dejamos todo a un lado y allí nos amamos de nuevo, sin control, los días sin vernos y la reconciliación que ansiábamos nos tenían desatados.

Te dejé en la cocina y me fui a la ducha, dejé que el agua corriera por mi cuerpo y te esperé porque sabía que vendrías… a los pocos minutos noté como te acercabas lentamente... sin voltearme te escuché entrar y sentí tus manos rodeando mi cintura, pegaste tu cuerpo al mío, noté como te estabas excitando de nuevo, ¡estabas imparable!… tu lengua jugó por mi cuello y tus manos me acariciaron subiendo hasta mis senos... lentamente me giré para quedar de frente a ti y nos besamos con pasión, tus manos recorrían mi espalda, mis nalgas mientras tus labios abandonaban los míos para recorrerme de arriba abajo... mi cara, mi cuello, mis pechos, succionaste mis pezones... seguiste bajando, mi ombligo... jugaste con mi sexo e inevitablemente me derretí de placer, después de los orgasmos anteriores estaba muy sensible, muy excitada… me apoyé contra la pared, dejando que el agua corriera sobre mis pechos y bajara hasta ti... te levantaste despacio y te introdujiste en mi intimidad...

Me agarré a tu espalda apretándome contra ti mientras tu sexo entraba poco a poco en el mío... comenzaste a mover tus caderas a un ritmo frenético y mis gemidos aumentaban de intensidad mientras me abandonaba al placer que me proporcionabas, estaba demasiado excitada y mi orgasmo no tardó en llegar... me convulsioné entre tus brazos y bajaste un poco el ritmo pero no te detuviste, nos comimos a besos y volviste a acelerar tus movimientos hasta que estallé en otro orgasmo que casi me dejó sin sentido… sin soltarme ni salirte te detuviste y me susurraste “te amo”. Te hice salir despacio de mi interior… un gran placer y una sobredosis de lujuria me envolvían por completo... te giré y te puse contra la pared para luego deslizarme besando tu cuerpo hasta llegar a tu sexo, mis labios, mi boca lo saboreaban... jugué con él, lo succioné... te volví loco hasta hacerte llegar a una explosión de placer profunda e intensa... como suele ser en ti... como mismo sueles provocar tu en mi…

Terminamos de ducharnos, estábamos extenuados… fue un día loco, de esos que no se planifican y se dan mejores que otros, la pelea había terminado, del enojo y la discusión ¿quién se acordaba?

Cuando un hijo nos hiere

Las madres somos la figura determinante en la vida de nuestros hijos, su vida está centrada en nosotros, si les pasa algo bueno lo comparten con nosotras y si les pasa algo malo acuden a nosotras en busca de consuelo, consejo, refugio o explicaciones; nos toman de la mano cuando tienen el corazón roto o nos buscan cuando quieren reír hasta que les duela el estómago… pero tienen que saber y entender que distamos mucho de ser perfectas, también nos equivocamos, sufrimos cuando algo nos hiere y el sufrimiento es doble si la herida viene de la mano de uno de nuestros hijos, porque nuestra vida está centrada en ellos, por ellos damos y sacrificamos todo, cambiamos nuestra figura por una gran barriga, un delineador de ojos por ojeras, noches de rumba por constantes trasnochar cuidando un malestar cualquiera en nuestro bebé, un lindo bolso por una bolsa de pañales y lo único que nos importa es la felicidad, la salud, el bienestar de nuestro retoño y no esperamos a cambio recibir recompensa material alguna sino sólo recibir por parte de ellos amor. Ese mismo amor que le damos cada minuto, cada día, cada año de su vida que pasa a ser la nuestra desde el mismo instante que los traemos al mundo.

La adolescencia es una de las etapas más complicadas en la vida de los humanos, no solo para los adolescentes, sino también para los padres. A veces la rebeldía, la antipatía o el mal comportamiento en general de nuestros hijos adolescentes hacen que entremos en una espiral de conflicto, reproches y tensión en el que cada parte está convencida de tener la razón. El resultado de esta situación suele ser una ruptura en la comunicación, y es importante recuperarla antes de que la falta de comunicación empeore.

Conforme se van haciendo mayores nuestros hijos cuestionan cada vez más las normas y límites que les imponemos, pero lo peor es que cuestionan sin saber (y a veces sin medida) nuestra actitud, sin tener idea del daño que pueden causarnos porque el enfado pasa pero un corazón herido es más difícil de sanar. Nuestros hijos no sólo tienen que aprender la respuesta correcta a una situación dada, sino que tienen que comprender el valor de esa respuesta y esto es algo que muchas veces solo se aprende a través de la experiencia. Es un camino complicado, confuso y difícil, que requiere mucha comprensión por ambas partes.

Los adultos afrontamos los retos con un sentido mucho más desarrollado sobre quiénes somos, cuáles son los valores importantes, qué deseamos y cómo lo conseguimos. Nuestro reto como padres es mantener abiertas las vías de comunicación, trasladar nuestras inquietudes a nuestros hijos, aprender a explicar nuestra postura sin menospreciar la suya, respetarles y conseguir que nos respeten, contar hasta diez antes de gritar... pero nuestros hijos tienen que aprender un viejo dicho “oreja no pasa cabeza” y pueden tener todo el derecho del mundo a recriminarnos algo pero no son quienes para juzgar a quién se lo ha dado y le sigue dando todo hasta la vida, pero sobre todo amor.

Nuestros hijos a veces con simples palabras pueden destrozarnos el alma y no encontramos explicación ni justificación, porque muchas veces no la tiene. Algunos por soberbia o insolencia quieren imponerse a nosotros, gobernar nuestra vida, cuando ni siquiera saben vivir la suya. Se creen muy maduros, muy adultos, con todo el derecho y con toda la verdad en sus manos, cuando lo único que tienen es toda una vida por delante que les enseñará (lamentablemente) a fuerza de golpes (porque nadie escapa de ellos) que nada es en blanco y negro, que existen los matices y que no hay nada que se compare ni se iguale al amor, entrega y dedicación que una madre profesa.

No pueden pretender que seamos el ideal que ellos añoran porque en la realidad quizás ellos tampoco son (aunque sean muy buenos) el ideal que nosotros quisiéramos. La perfección no existe ni en ellos ni en nosotros. Sólo existe y cuenta el cariño que nos damos mutuamente, hasta dónde podemos ser incondicionales unos con otros (madre e hijos), hasta dónde podemos perdonarnos nuestros errores y hasta dónde somos capaces de protegernos.

Podemos hacer algo desacertado, pero ellos antes de tirarnos a la cara algunas estúpidas palabras tienen que asegurarse de que no están equivocados en su apreciación, porque cuando un hijo hiere con sus palabras o con su actitud es una daga que nos están clavando en el corazón, y si es injustificado mucho peor, la herida cuesta que sane… pero sanará, amiga mía, porque tu amor por ella es mucho más grande que tu misma, y ella algún día entenderá cuanto se ha equivocado, porque además de las virtudes que tienes como ser humano (que son muchas) tu eres una mujer grande por ellos, porque la vida te golpeó muy duro y supiste sobreponerte a todo por y para ellos.

No dejes de vivir, tu se lo has dado todo pero también tienes derecho a ser feliz, a sentirte bien… a estas alturas de la vida donde has dedicado los mejores años de tu existencia a pensar y trabajar en pos del futuro y la felicidad de ellos, que ya son adolescentes, tienes todo el derecho del mundo a pensar un poquito en ti y a vivir de acuerdo a tus preceptos.

Lo más importante es que tú das la vida por ellos y ellos por ti, lo demás hay que limarlo en el camino, aunque a veces duela mucho. El amor duele y no por ello deja de ser bello, las rosas son maravillosas y simbolizan el amor pero tienen espinas… así es la vida, un poco injusta a veces… es cierto. Ella se lamentará algún día de lo mucho que hoy te ha lastimado, yo le dije que esa soberbia la perderá el día que ella sea madre y Dios sabe que no quiero (al igual que tu) que ninguno de los hijos que pueda tener la hagan llorar como te ha hecho hoy llorar a ti. La herida sangra mucho por ser tan reciente, pero el amor que ambas se profesan prevalecerá, yo lo sé por que soy testigo de eso.

lunes, 15 de agosto de 2011

Nuestra amistad

Hace cuatro días yo estaba afligida, molesta, dolida… por esas cosas que nos ocurren a todos en cualquier momento de la vida, incomprensiones y discrepancias con personas que nos rodean y nos quieren. Pero cuando esas cosas pasan uno queda maltrecha y taciturna. Así estuve dos días, sin querer hablar con nadie, ensimismada en mis propios pensamientos, refugiada en mi música y en mi teclado… el viernes a medio día mi mejor amiga me llamó y apenas contesté sus preguntas, donde la clásica al escucharme fue “¿qué te pasa?” “nada” respondí y le pregunté el motivo de su llamada (como si nosotros nos llamáramos por algún motivo específico), hablamos o mejor dicho, habló ella unas palabras y yo me limité a escuchar y despedirme con un “está bien”. Volvió a llamar dos horas después, en esa ocasión no hablamos, se limitó a preguntar a nuestros hijos (estaban en casa juntos) cómo yo estaba y qué hacía (yo seguía “tranquila” escuchando música), les dijo que no me pusieran al teléfono que ella vendría un rato más tarde. Tuvo un imprevisto que le impidió venir y volvió a llamar tres horas después, apenas conversamos un instante.

El sábado en la mañana, sin ánimo ninguno tuve que salir de casa para hacer un mandado y la llamé solo para decirle que se asomara en su balcón que yo tenía que pasar por ahí (el mandado era cerca de su casa) y le iba a llevar una cosa. Me dijo que de eso nada, que subiera porque iba a poner a hacer un café y que después ella iba conmigo a las compras. Bajo protesta y sin deseos la complací. Llegué a su casa, subí a dejarle lo que le llevaba y tomarme ese dichoso café. Mi humor seguía de perros. Me abrazó, me dio el café y me dijo “enseguida me cambio y nos vamos”.

Minutos después ya estábamos en la calle camino de hacer nuestras compras, intentó hablar de lo que me pasaba y yo le cambié la conversación en dos ocasiones, casi siempre es así, cuando algo me duele prefiero no hablarlo. Ella lo sabe y como mujer inteligente seguimos (para ser más exacta debo decir, siguió) hablando de otras cosas. En el trayecto me preguntó si me iba a quedar en su casa como habíamos planeado para pasar el día, le contesté con un seco “no” y no volvió a insistir. Hicimos las compras y ya de regreso a su casa (tenía que llegar de todas formas porque las cosas estaban mezcladas en las bolsas), me detuve y le pedí que nos tomáramos una cerveza, ya casi era mediodía y el calor estaba insoportable. Accedió. Nos tomamos las cervezas sin prisa, me escudriñaba con la vista pero mantenía su silencio. Ese bendito silencio que tanto uno agradece y que solo una verdadera amiga es capaz de proporcionarte, por muy intrigada o preocupada que esté.

Continuamos hacia la casa y sólo me dijo “sabes que no me gusta verte así, eso es algo que no soporto”. No le contesté. Llegamos y se valió de infinidad de pretextos para, muy suavecito, irme reteniendo poquito a poco y no dejarme marchar. Al final lo logró, pero no sólo eso, sino también que mi día fuera mejorando y ya en la noche, entre labores culinarias, tragos y partidos de dominó mi mal humor y abatimiento habían finalizado. Ya muy entrada la noche nos dimos una pequeña escapada (de dos horas) de nuestros respectivos hijos y maridos para sentarnos solas a tomar otras cervezas y conversar sin interrupciones. Al regreso veníamos desternilladas de la risa y me dijo al llegar “así me gusta verte”, le di un abrazo y sólo le dije “gracias, tu eres lo máximo”.

Eso es la amistad, y se demuestra en la preocupación por la otra persona, interesándose por su bienestar, por sus problemas y logros. Una amiga es la que está en todo momento, quien te levanta cuando estás decaída, porque es en la turbación donde la amistad se pone a prueba. Y qué bonito y qué bueno es tener a alguien que siempre está ahí acompañándote en tus penas, crisis, etc. No hay duda de que las amistades nos ayudan a vivir más y mejor.

Nosotras las mujeres somos una fuente tan grande de fortaleza unas para otras. Nos nutrimos mutuamente y necesitamos tener un espacio sin presiones en el que podamos tener la clase de conversación que sólo somos capaces de tener cuando estamos con otras mujeres. Es una experiencia muy sanadora. Este tipo de amistades dan forma a lo que somos y a la persona en que nos convertimos, calman nuestro revuelto mundo interior, llenan los vacíos emocionales que experimentamos, nos ayudan a recordar quién somos realmente y mucho más. La amistad es un valor más profundo y moral para las mujeres, nosotras tendemos a mantener amigos en las buenas y en las malas. ¿Qué sería de nosotras si no existiese una amiga verdadera en nuestra vida?

Voy a interrumpir estas líneas un momento porque mi princesa está vomitando… Ya estoy de nuevo aquí, Ana vomitó dos veces seguidas primero toda la comida y después sólo líquido, esperemos que no siga, su amiga Ariadna (la hija de Cary) se tiró en la cama con ella. Yo trataré de tomar el hilo de lo que estaba escribiendo mientras me quedo atenta a lo que pueda suceder.

Volviendo a la amistad, como escribió Jeremy Taylor (con quien concuerdo plenamente): "Por amistad entendemos el más grande de los amores, el más grande de los provechos, la comunicación más abierta, el más noble de los sufrimientos, la verdad más severa, el consejo más sentido y la más intensa unión de dos mentes que pueda ser cristalizada por hombres y mujeres valientes".

Estas mujeres amigas verdaderas son nuestras hermanas en la vida. Los americanos consideran a sus amistades su “familia extendida”. Yo apoyo completamente este concepto, ya que considero a la verdadera amistad incondicional. De ahí el cuento de cuando se encuentran el amor y la amistad, que el amor le pregunta a la amistad: ¿Por qué existes tú? Y la amistad le responde: Para curar las heridas que dejaste tú.

La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido, por eso si tienes una amiga cuya amistad ya has puesto a prueba, engánchala a tu alma con ganchos de acero. Y si necesita ayuda, extiéndele la mano, llámala, visítala, ofrécele tu apoyo... Y si es ella quien te ha ayudado, agradécele HOY porque mañana puede ser demasiado tarde... Sin las amigas una no podría vivir porque no tendríamos con quien reír o con quien llorar, a quien criticar o a quien abrazar, la vida no sería igual sin ellas.

Las amistades son hechas de pedacitos… pedacitos de tiempo que vivimos con cada persona, algunas amistades son hechas de risas y dolores compartidos, otras de salidas, diversiones… y están aquellas que nacen de silencios compartidos o de simpatía mutua sin explicación….

Hoy domingo se pasó el día en mi casa, en la tarde llegaron sus hijos y marido y terminamos de pasar otro lindo día, lleno de juegos, risas y complicidad. Nuestros maridos sin poder ganarnos, los pobres… Cuando se marchó en la noche, en una conversación que tuvimos su hija (mi joven amiga) y yo, llegué a la conclusión de que ahora es ella quien me necesita y ahí estaré, de hecho ya estoy porque hablé muchas cosas con su hija pero necesito hablar otras con ella y así lo haré, lo antes posible y sin interrupciones.

Amiga mía, nosotras somos y seremos amigas, un poco locas quizás, pero estoy segura de que amigas como nosotras son difíciles de encontrar.

¡Mierda! Tengo que terminar aquí mismo porque Ana está vomitando otra vez, me voy derechito al hospital, Ariadna y mi hijo van conmigo, son la una y media de la madrugada… definitivamente esta será una noche muy larga.

viernes, 12 de agosto de 2011

Deprimida, afligida… no sé

Ayer pasó algo que me molestó, no, ni siquiera puedo decir eso… no me molestó sólo hizo que me cuestionara muchas cosas… hoy no quiero escribir cosas con sentido, hoy solo quiero escribir cosas que me vienen a la cabeza directamente del corazón… ¿Por qué? No sé, será mi estado de ánimo, o simplemente para poder dejar fluir todo lo que me pasa, aunque sea algo que nadie entienda… pienso que ese es el sentido de escribir, dejar salir lo que tienes dentro, aunque no sea algo interesante ni inteligente… alivia el alma… Ya no sé que pensar, no puedo pensar porque me duele la cabeza, me duelen los recuerdos… no puedo pensar en otra cosa que no sea el presente junto a mi pasado, que idiota… Muchos ansían llegar a tocar las estrellas sin darse cuenta que lo fascinante no está en estar cerca de ellas si no en disfrutar de su luz, lo mismo pasa con las personas… siempre es bonito saber que hay gente a tu alrededor que con una simple sonrisa y un abrazo puede ser feliz y… ¿por qué no? Hacerte feliz a ti.

Las personas nunca son perfectas, pero creo que hay personas perfectas para mí, amigos, familia, amores, amantes... Las relaciones sí que pueden ser perfectas, pero eso no supone que todo siempre vaya a ir bien. Es algo tan complicado, la vida es muy complicada, es horrible a veces, maravillosa otras, nunca en términos absolutos, claro está. Creo que me estoy enredando toda…

No soy mujer que finge palabras y sentimientos… no soy una mujer cobarde, que se rinde con facilidad, que se tiende sumisa… tengo muchos defectos, pero sólida y firme, individual, única… hago lo que siento; y no hay nadie que me doblegue a sus deseos si yo no quiero. Soy sencilla; prefiero la soledad a la hipocresía, seria y otras muchas veces alocada; pero en cada lugar estoy a la altura.

A veces no me importa que me entiendan… no sé que debo hacer, pues lo que hago ahora es supuestamente lo que sé que tengo que hacer, pero sé que lo que hago ahora es una mentira, mentira que ayuda a que mis días sean más tormentosos pero llevables… al diablo con esta mierda que estoy escribiendo… Puede ser que sea un caso perdido, no sé... y tengo miedo de saber lo que está mal en mi, pero mucho más miedo me da saber que la solución es más tenebrosa que la respuesta… Otra vez me duele la cabeza, creo que son los recuerdos… hoy escribo porque algo en mi interior me impulsa a ello, algo grande y misterioso que prefiero no conocerlo nunca, porque entonces perdería toda la incertidumbre que le rodea.

Hay tristezas que son como las cascadas de los ríos, se deslizan suaves y bajan por la vida sin detenerse ante los obstáculos para luego desembocar en las playas de tu futura alegría. Los que me conocen muchas veces me ven alegre, bromeando y con una sonrisa a flor de labios sin saber que en muchas de esas ocasiones estoy muriendo por dentro…

Hay proximidades que agobian y aíslan mucho más que la soledad misma. Ayer me pregunté que tanto he vivido... y hoy me di cuenta de que no he vivido lo suficiente... Y ahora sólo sé que en algún momento dejé que mi vida se esfumara... que estoy dejando que poco a poco se vaya extinguiendo… ¿Me estoy volviendo tan insegura acaso? Qué sentimiento exalta hoy mis sentidos, qué tristeza se ha anidado en mi alma... que me roba la calma y no me deja pensar. Hoy escribo sin pensar, sin buscar coherencia en el pensamiento, en soledad, solamente mi corazón y lágrimas guían mis manos, que con lento y desesperado proceder deslizan estas letras que nacen de mi alma, de mí ser…

A veces hay días en que sólo me apetece dormir, que el mundo siga su curso y se olvide de mí. Días en que creo que por mucho que gritase ningún sonido saldría de mi garganta, y si saliera, nadie lo oiría, y si alguien lo oyera, no respondería.

Creo que mejor me detengo aquí, me sigue doliendo la cabeza y me siento más incomprendida, melancólica, nostálgica y turbada que nunca… quizás… ¡al diablo con todo!

jueves, 11 de agosto de 2011

Ropajes que me visten

Creo que estoy necesitando hacer una limpieza en mi interior para tirar algunos pensamientos indeseados, pasiones escondidas, deseos reprimidos, palabras que nunca hubiera querido decir, recuerdos de días tristes que ya no quiero tener. Arrojar directo en el cesto de la basura los restos de un amor que me hirió y otras cosas que tengo guardadas y aún me hieren, colocarlas aparte para después ver qué hacer con ellas, si logro olvidarlas o las envío también al basurero.

A veces todo lo vemos gris o negro, y otras ni siquiera vemos nada. Pero cuando veo constantemente esos grises que desembocan en el negro, cuando he perdido las ganas de muchas cosas… cuando veo esos grises que se comieron la esperanza del verde, que no me permiten ver, que me tiñen la mirada y hasta el alma… tiemblo entera, sin saber si es de rabia o agonía y entrecierro los ojos, obstinada en no dejar escapar ni una sola lágrima. Siento que una niebla nubla mi razón insinuando con sutileza una larga excusa sorda. Es curioso que la obstinación muchas veces es un defecto y otras tantas, una virtud. Mi "obstinación" resurge con fuerza para cuestionar lo que hasta quién sabe cuando, he tenido por verdad.

Continúo limpiando mi interior y al terminar de botar todo lo que me estorba, entristece y entorpece, recojo con cariño el amor encontrado, ordeno los deseos, perfumo las esperanzas que tenga (pocas o muchas), pongo a la vista mis metas para no volver a olvidarlas y dejo que salgan a la luz cosas que muchas veces acostumbramos a guardar y son las más importantes: el amor, la alegría, las sonrisas…

En la vida después de tanto avanzar, aprender, buscar un no se qué continuo, simplemente un día cualquiera, en un arrebato, se nos ocurre volver a donde empezamos y entonces nos damos cuenta que es allí, justamente, donde estábamos perdidos, el lugar en que está el significado de lo que quizás muchas veces nos obstinábamos en decir. Analizando literalmente la palabra. ¿Qué quiere decir “obstinación”? Terquedad, tener un “propio sentido”. ¿O no? Como dijo Hugo Reichenbach: “La obstinación es la potencia de la impotencia, la tenacidad de la debilidad, la fuerza de la blandura”. Todos tenemos derecho de darnos cuenta de que nuestra posición está errada y rectificar.

En muchas ocasiones la obstinación no es buena, no podemos decir que es igual que la persistencia o a la constancia, que sin duda son características que lo llevan a uno a lograr sus objetivos. Ser obstinado es ser porfiado, testarudo, empeñado. Ser persistente es mantenerse firme o constante. Ambos conceptos designan a una persona que decide mantenerse firme en su actitud, y la persistencia se convierte en obstinación, cuando se cumple a pesar de que la razón nos dice que el rumbo está equivocado. Es bueno entonces persistir, pero es malo obstinarse sabiendo que se está en un error. Entonces llego a la conclusión de que ser persistente es una buena forma de lograr los objetivos que nos trazamos en la vida, y que obstinarse, a menudo es una forma de fracasar.

La persona obstinada cuando está equivocada, cuando se da cuenta que está cosechando malos resultados y sigue en lo mismo, usa dos tipos de excusa. Por un lado, se declara persistente, pero, por otro no da su brazo a torcer porque estar equivocado y querer rectificar, no es común en estas personas. ¿Qué les falta o qué les pasa? Ese es el meollo del asunto. Son tan ilusos que piensan que si su plan ha fallado es porque “¡quizás no era la voluntad de Dios!”, que justificación tan estúpida. Además es mejor ni intentar que una persona obstinada cambie su rumbo, es perder el tiempo porque eso nunca va a suceder. Por el contrario, ellas terminan cambiando el rumbo de aquellos que están a su alrededor.

El que es obstinado obedece a una ley, a una sola, absolutamente sagrada, a la ley que lleva en sí mismo, al “propio sentido”. Llevan dentro su propia ley y la siguen absolutamente seguros e imperturbables. Sólo valora una cosa: la misteriosa fuerza en su interior, que le ordena vivir y le ayuda a crecer, para él no existe nada más que la ley silenciosa y tenaz que late en su pecho.

¡Qué diablos me pasa hoy! Me he desviado en dos ocasiones del tema (bueno lo que pasa es que no lo tengo muy claro) hay algo que quisiera expresar y no sé a ciencia cierta qué ni cómo hacerlo, lo tengo trabado entre “pecho y espalda” como dice la gente. Muchas veces quisiera tener un golpe de amnesia para olvidar todas las heridas que tengo sin cicatrizar. Algunos suelen llamarme cabrona, obstinada, rebelde, rara... y lo curioso es que no me preocupa porque la mayoría de las veces estoy de acuerdo con ellos. Aunque es cierto que no siempre soy así, otras soy comprensiva, cariñosa, pasiva (aunque hay quien se cuida más en esos casos)…

Con el paso de los años he aprendido por ejemplo: que todas las cosas dependen del punto de vista desde el que se miren, que a mucha gente les incomoda que los miren fijamente a los ojos y apartan la mirada porque malinterpretan la tuya o no saben cómo tomársela, demás esta decirles que a mi me encanta mirar de frente y no soporto la gente que me habla y no me mira a la cara.

Desde hace algunos años he aprendido a desahogarme escribiendo porque me cuesta hacerlo con las personas, no solo porque sea desconfiada por naturaleza sino porque he comprobado que la escritura es más civilizada que las personas, cuando escribes nadie te interrumpe ni te grita. Me he caído muchas veces y me he levantado con heridas (a veces profundas). A pesar de que no soporto la hipocresía alguna que otra vez he forzado sonrisas por personas que me han importado… también he tenido momentos en que he llegado al punto de no importarme nada... pero lo más importante de todo este enredo es que sea cual sea la situación al final hago como el ave fénix, renazco de mis cenizas una y otra vez…

No sé exactamente que pretendía escribir hoy, pero por las cosas que he dicho y el tono con que quedó es una reflexión o… ¡que sé yo! Difícil tarea ésta, la de describir sensaciones, sentimientos sin tener claro a veces lo que uno siente en determinado momento pero… bueno lo cierto es que cada día abro mi ventana y tiendo un nuevo vestido y así, poco a poco, voy mostrando, sin hacerlos muy evidentes, los ropajes que me visten.

lunes, 8 de agosto de 2011

De suegra

Cuando ni siquiera tenía hijos, muchas veces me pregunté cómo sería yo de suegra, sobre todo cuando tuviera una nuera, esa relación es más difícil que con un yerno (al menos eso creo). Yo con mi suegra tengo buenas relaciones, desde el principio nos llevamos bien, ella nunca se ha metido en mi vida, yo respeto y la quiero mucho.

Volviendo a la pregunta que siempre me hice de ¿cómo sería yo de suegra? Realmente es un tema controvertido, muchas mujeres (y hombres también) piensan que sus suegras son unas brujas, cosa que a veces no está lejos de la verdad por los cuentos que uno escucha de las cosas que pasan. Y yo digo, esas mujeres que ahora son suegras (me refiero a las brujas) cuando no lo eran ¿qué pensaban sobre el tema? ¿Siempre fueron así retorcidas, tenían una buena relación con sus suegras o también pensaban que las suyas eran unas brujas? En fin mientras más pienso, menos encuentro una respuesta, o tal vez algunas, pero sin lógica.

En toda esta historia creo que lo más importante para una madre es que sus hijos sean queridos, cuidados y respetados. Por eso si la nuera o yerno cumplen con esto lo que debemos hacer (sin meternos en la relación) es luchar para que todo fluya entre ellos, estar al tanto desde la distancia de que por su juventud y falta de experiencia no se dejen agobiar por los contratiempos (que muchas veces son cosas tontas) y aprendan a resolver sus problemas con calma y juicio, buscando la mejor salida para ambos y sin que se dañe el amor que se tienen.

Los que no piensan así y están leyendo esto pensarán que soy una ingenua o una tarada y que no tengo la más mínima idea de lo que digo, que hacer esto y vivir en esa armonía es imposible… pues sepan que de ingenua o tarada no tengo nada, que si sé lo que digo y que vivir en esta armonía es posible, se los aclaro porque yo, ya soy suegra.

La primera relación de mi hijo no fue totalmente descabellada pero la muchacha no tenía mucho que ver con él y todos sabemos como son las cosas del amor… A pesar de los muchos problemas que tuvieron yo nunca intervine, siempre les di su aire, en algunas ocasiones cuando alguno me pidió un consejo me senté con paciencia (algo que me cuesta trabajo porque normalmente tengo poca paciencia) y los aconsejé. Me dolía ver a mi hijo a veces debatirse entre su forma de ser y su cariño por ella, pero me aguantaba y entonces era yo quien me debatía entre mi amor por el y mis deseos de decirle a ella que era una idiota, que lo estaba dañando y además alejando.

Algo que me daba fuerzas para soportar era que yo misma me repetía una y otra vez “la vida es eso: contradicción; y él solo aprenderá a seguir su camino luchando por lo que cree y quiere, defendiendo sus convicciones y las cosas que su padre y yo le hemos enseñado” y así fue pasando el tiempo hasta que un día no pudo más y todo terminó. Quedó maltrecho, lastimado y desconfiado (hasta su relación conmigo y con su hermana se había afectado por todos los problemas), mi niño había cambiado pero me tocaba a mí lamer sus heridas para curarlas, como hacen las fieras con sus cachorros. Así lo hice, incluso le comenté a mi mejor amiga mi temor de que no volviera nunca a ser tierno, dulce y cariñoso como siempre fue y que su próxima relación pagara las consecuencias de las heridas que ésta le había dejado.

¿Pero saben algo? No lo van a creer, su próxima relación (la actual) fue justamente con la hija de mi mejor amiga, imaginarán que casi convulsioné cuando el me lo anunció, yo sabía que desde niños se gustaban pero eso era una cosa y lo otro era empezar una relación con ella y mucho más con todo lo que le había pasado y lo que yo le había comentado a la madre de ella (mi amiga). Pero no se detuvo y esa relación comenzó. Mis temores fueron en aumento, ahora no solo era la felicidad de mi niño lo que estaba en juego, era mi gran amistad (esas que no se encuentran con facilidad) con la madre de la muchacha, la amistad de mi hija con ella (desde que se conocen son lo que se dice “uña y carne”) y a su vez la relación amistosa que existe entre ella y yo, aunque parezca increíble por la diferencia de edad entre esa niña y yo siempre hubo una relación muy especial, algo que extrañó mucho a su mamá, porque la niña (muchacha ahora) es de un carácter muy parecido al mío, pensamos y actuamos de manera asombrosamente parecida en muchas cosas, y eso hizo que con el paso de los años mientras maduraba no solo lloraba en el hombro de su amiga (mi hija), también lo hacía en el mío.

Muchas veces he sido su confidente y consejera, me une a ella un cariño muy especial, cosa que nunca le he dicho (ni ella a mí), ya les dije que somos muy parecidas. ¿Comprenden ahora como me sentía? ¿El miedo de que todo eso se perdiera? Porque amistades sinceras y cariño de corazón no abundan en las personas que te vas tropezando a lo largo de la vida porque si bien es cierto que uno se tropieza con mucha gente buena y sincera no es menos cierto que esa empatía y pureza de sentimientos no se da con todo el mundo.

Ya han pasado casi dos años desde que comenzaron su relación como pareja y hoy feliz les digo ¡Que Dios los bendiga! A pesar de ella ser una chica dura el sabe sacar lo mejor de ella (en cuanto a ternura) y ella a su vez logró borrarle la amargura de la relación anterior y mi niño ha vuelto a ser el chico tierno, alegre y amoroso que siempre fue.

La madre de ella y yo vivimos en una constante complicidad para proteger esa relación que tanto bien les hace, pero sobre todo hablando mucho con ellos para que, si por desgracia, esa relación un día termina (lamentablemente nada es eterno y ellos son muy jóvenes aún) lo hagan de manera correcta sin traicionarse y por tanto dañarse, que lo hagan con sinceridad y madures, para que si se termina el amor por lo menos protejan todo lo que antes les dije, la relación que existe entre todos nosotros desde hace años (cuando eran niños) y a su vez la relación de ellos con nosotras. Esperemos que así sea.

Mi relación con Ariadna sigue siendo muy buena, ahora ya no solo soy alguien en quien ella confía, ¡Ahora soy su suegra! Desde mi punto de vista (y creo que el de ella porque no he notado que algo le disguste) soy una buena suegra, no interfiero en sus vidas, los dejo tomar sus propias decisiones y cuando creo que alguna no es todo lo acertada que debiera espero que vengan y me pidan mi opinión, siempre lo hacen y saben qué es lo curioso, muchas veces lo hacen por separado. Uno de los dos (porque no siempre es mi hijo el primero en venir) se sienta frente a mí y me dice pasa esto o aquello y pregunta ¿qué tu crees? Ahí les doy mi punto de vista y los dejo pensar, para mi placer al poco rato los veo abrazados, acurrucándose uno al otro y con una ternura que me conmueve (a mí que soy tan dura).

Cary hace lo mismo, los aconseja mucho y los protege, creo que ninguna de las dos somos suegras “brujas”. Hace años que ella dice que mis hijos son los de ella y yo digo lo mismo (en ambos casos demostrado de corazón) por eso somos una familia grande y verdadera.

Para terminar les contaré un chisme. Un día en casa de ella estaban hablando y mi hijo le dice a la novia “si, claro, pregúntale a tu suegra”. Ella ni corta ni perezosa en sus respuestas, como suele ser siempre, dijo “¿qué suegra?”. No tengo que decirles más ¿verdad? Por lógica yo soy su suegra, la madre de su novio, pero en esa respuesta y ese corazoncito hay mucho más, porque nos queremos, nos respetamos y por encima de ese vínculo que ahora nos impone la vida somos amigas, y parece que ese es el pensamiento que le prima cuando habla de mí. Su amiga por encima de su suegra.

Todos los días le pido a Dios que esa relación no termine y si lo hace que sea en buena forma, en buena ley. Al menos ahora “mis hijos” porque ambos lo son, están felices y ni qué decir de la otra suegra y los cuñaditos (mi hija y el hermano de la novia) que también están felices con esa unión.