Un
amigo es esa persona que te hace reír, que te hace creer y sentir que en el
mundo hay realmente cosas buenas, que te convence de que hay una puerta lista
para que tú la abras, que cuando estás triste levanta tu ánimo y hace que el mundo
de repente parezca brillante y pleno, que te ayuda en los momentos difíciles y
de gran confusión, y si pierdes el camino se ocupa de guiarte y alegrarte. Por
eso la felicidad del amigo nos da alegría y sus penas se vuelven nuestras, porque
hay un maravilloso lazo invisible que nos une. La soledad no existe para el que
tiene un amigo.
Cuando
tenemos un amigo verdadero no importa que no nos veamos, no nos hablemos, o nos
separe una gran distancia... porque los verdaderos amigos los conservamos
siempre en el corazón y en nuestra mente, la amistad sincera perdura a través
del tiempo y la distancia. La amistad no se conquista ni se impone, se cultiva
como las flores, se alimenta de pequeños detalles, ternura, respeto y lealtad.
Se mantiene viva con el desinterés y el cariño aunque sea silencioso. No importa
la distancia o la edad porque la amistad lo minimiza y borra todo. Basta saber
que responderá a nuestro llamado cuando sea necesario, con un acto de afecto,
comprensión y a veces hasta de sacrificio.
Yo
venero la amistad sincera, a esas personas que nos acompañan y nos profesan ese
cariño sin condiciones, que estimulan nuestros valores y alimentan nuestra fe.
Nos transmiten paz, nos brindan a veces unos silencios que dicen mucho, con
miradas que reprueban, consuelan o apoyan. No se callan y no consienten cuando
el momento lo amerita, pero lo hacen con una pureza que nos conmueve. Se
sienten felices cuando nos ven contentos y tristes cuando nos embarga la tristeza,
ríen con nosotros cuando estamos alegres, nos reprenden cuando nos equivocamos
y aunque usen palabras duras a través de ellas sentimos su cariño y protección,
comparten nuestros secretos y los hacen suyos...
A
esos amigos verdaderos tenemos que decirles que no duden en buscarnos cuando se
encuentren perdidos porque ahí estaremos, que en nosotros siempre tendrán un
puerto seguro a donde arribar, que nuestro corazón estará abierto a sus sueños,
penas y sentimientos, que somos amigos hoy y siempre, que nos busquen y nos llamen
sin dudar, sin reparos...
Los
amigos son joyas raras, pueden hacerte enojar y sonreír, aprenden a escuchar,
abren su corazón para nosotros. Incluso esos que conocemos día a día en la red
y que comparten sus sueños y sus penas con nosotros a través de la pantalla, con
mensajes que nos dan alegría y confianza, y a veces pidiendo un consejo.
Sentimos su calidez, su cariño, su respeto y admiración aunque nunca nos hayamos
encontrado, aunque quizás nunca lleguemos a vernos aprendemos mucho de ellos
cada vez que los leemos y los encontramos ahí en nuestra pantalla tan lejos y a
la vez tan cerca.
Quiero
dedicar a mis amigos, tanto a los que tengo el privilegio de disfrutar de su
compañía como a los de la red con quienes también comparto algunas horas en la
"distancia", a todos quiero dedicarles estas palabras y darles las
gracias por estar, de algunos nunca sabré ni su verdadero nombre, ni de dónde
son pero sé que están ahí y eso es lo que importa, siempre serán mis amigos y
confidentes. Por eso jamás me cansaré de darles las GRACIAS a todos por haber
estado, por estar y por ser... Un abrazo desde lo más profundo de mi corazón
para todos ustedes.
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