“Di de él cuanto quieras, pero yo sé mejor que tú y que nadie las faltas de mi niño, yo no lo quiero porque es bueno, sino porque es mi hijo. ¿Y cómo has de saber tú el tesoro que él es, tú que tratas de pesar sus méritos con sus faltas? Cuando yo tengo que castigarlo, es más mío que nunca. Cuando lo hago llorar, mi corazón llora con él. Solo yo tengo el derecho de acusarlo y penarlo, porque solamente el que ama puede castigar”.
Estas palabras siempre me han tocado muy profundo, desde que las leí hace algunos años, y me han venido ahora a la mente cuando alguien me hablaba de mis hijos y de pronto preguntó a cuál de ellos yo quería más. Se imaginan… ¿cómo alguien puede preguntar eso? Sé que hay padres que tienen preferencia por uno de sus hijos, conozco madres a las que les he escuchado decir que quieren o prefieren más a unos que a otros, ¡Inconcebible!, me he quedado pasmada al oírlas hablar y he pensado “pobres niños si su propia madre hace semejante diferencia, con cuánto celo, rencor y desamor crecerán”. Los hijos son lo más grande que uno tiene y no hay diferencia en el amor que sentimos por cada uno de ellos (al menos eso pienso).
Como ustedes ya saben yo tengo dos hijos (una hembra y un varón) y los adoro por igual, los dos son maravillosos. Tienen una diferencia de edad de cinco años, el varón es el mayor. Son diferentes en muchas cosas, en el carácter, en sus gustos, en su forma de pensar pero eso no importa a los dos los quiero con la misma intensidad, es más, les diría que yo amo sus diferencias, ambos son especiales. El varón es cariñoso, conversa mucho conmigo sobre lo que piensa, es serio, juicioso, sosegado… la hembra es un amor, habla menos que él es más reservada, es alegre, vivaracha, un poco alocada (en el mejor sentido de la palabra), ingeniosa...
Les doy muchos consejos a ambos teniendo en cuenta no solo la diferencia de sexo sino también sus características personales y ellos a pesar de ser muy jóvenes me dan consejos a mí, desde sus diferentes puntos de vista. Los hijos se aman por lo que son, cuando uno dice “que los ama por igual”, ¡es cierto!, la diferencia es que se tratan de forma diferente porque ellos son distintos y eso hace que uno a veces tenga más cercanía con alguno de ellos, que te entiendas mejor porque la relación con el fluye mejor y quizás tienes más afinidad, pero de ahí a decir que se quiere más a uno que al otro hay un enorme trecho.
Ser madre no tiene que ver con pañales y sonrisas de cumpleaños. Es querer a alguien más que a uno mismo, es ser capaz de cualquier cosa con tal de que nuestros hijos no sufran. Esa dedicación y amor sin límites nos hacen felices. Les damos la vida pero no podemos vivirla por ellos; también podemos enseñarles muchas cosas pero no podemos obligarlos a aprender. En fin, ser madre (padres) es algo complicado y difícil.
La realidad es que no existe cariño más generoso y desinteresado que el que cualquier madre o padre tiene hacia sus hijos, por ello, se quiere a todos los hijos por igual aunque el modo de manifestar este amor sea diferente, sencillamente, porque cada persona también lo es. Cada uno tiene cualidades y necesidades emocionales distintas. Muchos piensan que las madres tienen un hijo al que prefieren más; incluso los hermanos sienten celos entre sí por esta “causa”. Pero definitivamente esto no es así, solo en determinadas circunstancias puede haber cierta “predilección” por uno de ellos.
La historia que a continuación les pongo me la mandaron por correo hace mucho tiempo y como viene al caso la comparto con ustedes:
"Cierta vez le preguntaron a una madre cuál era su hijo preferido, el que más amaba. Y ella, dejando entrever una sonrisa, dijo:
-Nada es más voluble que un corazón de madre.
Y como madre, le respondió:
-Mi hijo predilecto, aquel a quien me dedico en cuerpo y alma, es el que está enfermo, hasta que sane. El que partió, hasta que vuelva. El que está cansado, hasta que descanse. El que está con hambre, hasta que se alimente. El que está con sed, hasta que beba. El que está estudiando, hasta que aprenda. El que está desnudo, hasta que se vista. El que no trabaja, hasta que se emplee. El que está de novio, hasta que se case. El que se casa, hasta que conviva. El que es padre, hasta que críe a sus hijos. El que prometió, hasta que cumpla. El que debe, hasta que pague. El que llora, hasta que calle.
Y con un semblante bien diferente a aquella sonrisa, finalizó:
-El que ya me dejó, hasta que lo reencuentre."
No sé quién escribió algo tan bello y cierto, no hay dudas de que el amor maternal siempre está pendiente de los problemas de sus hijos y trata de proteger siempre al más necesitado en determinado momento de la vida, y eso no significa que sea “preferido”.
Rabindranath Tagore
Estas palabras siempre me han tocado muy profundo, desde que las leí hace algunos años, y me han venido ahora a la mente cuando alguien me hablaba de mis hijos y de pronto preguntó a cuál de ellos yo quería más. Se imaginan… ¿cómo alguien puede preguntar eso? Sé que hay padres que tienen preferencia por uno de sus hijos, conozco madres a las que les he escuchado decir que quieren o prefieren más a unos que a otros, ¡Inconcebible!, me he quedado pasmada al oírlas hablar y he pensado “pobres niños si su propia madre hace semejante diferencia, con cuánto celo, rencor y desamor crecerán”. Los hijos son lo más grande que uno tiene y no hay diferencia en el amor que sentimos por cada uno de ellos (al menos eso pienso).
Como ustedes ya saben yo tengo dos hijos (una hembra y un varón) y los adoro por igual, los dos son maravillosos. Tienen una diferencia de edad de cinco años, el varón es el mayor. Son diferentes en muchas cosas, en el carácter, en sus gustos, en su forma de pensar pero eso no importa a los dos los quiero con la misma intensidad, es más, les diría que yo amo sus diferencias, ambos son especiales. El varón es cariñoso, conversa mucho conmigo sobre lo que piensa, es serio, juicioso, sosegado… la hembra es un amor, habla menos que él es más reservada, es alegre, vivaracha, un poco alocada (en el mejor sentido de la palabra), ingeniosa...
Les doy muchos consejos a ambos teniendo en cuenta no solo la diferencia de sexo sino también sus características personales y ellos a pesar de ser muy jóvenes me dan consejos a mí, desde sus diferentes puntos de vista. Los hijos se aman por lo que son, cuando uno dice “que los ama por igual”, ¡es cierto!, la diferencia es que se tratan de forma diferente porque ellos son distintos y eso hace que uno a veces tenga más cercanía con alguno de ellos, que te entiendas mejor porque la relación con el fluye mejor y quizás tienes más afinidad, pero de ahí a decir que se quiere más a uno que al otro hay un enorme trecho.
Ser madre no tiene que ver con pañales y sonrisas de cumpleaños. Es querer a alguien más que a uno mismo, es ser capaz de cualquier cosa con tal de que nuestros hijos no sufran. Esa dedicación y amor sin límites nos hacen felices. Les damos la vida pero no podemos vivirla por ellos; también podemos enseñarles muchas cosas pero no podemos obligarlos a aprender. En fin, ser madre (padres) es algo complicado y difícil.
La realidad es que no existe cariño más generoso y desinteresado que el que cualquier madre o padre tiene hacia sus hijos, por ello, se quiere a todos los hijos por igual aunque el modo de manifestar este amor sea diferente, sencillamente, porque cada persona también lo es. Cada uno tiene cualidades y necesidades emocionales distintas. Muchos piensan que las madres tienen un hijo al que prefieren más; incluso los hermanos sienten celos entre sí por esta “causa”. Pero definitivamente esto no es así, solo en determinadas circunstancias puede haber cierta “predilección” por uno de ellos.
La historia que a continuación les pongo me la mandaron por correo hace mucho tiempo y como viene al caso la comparto con ustedes:
"Cierta vez le preguntaron a una madre cuál era su hijo preferido, el que más amaba. Y ella, dejando entrever una sonrisa, dijo:
-Nada es más voluble que un corazón de madre.
Y como madre, le respondió:
-Mi hijo predilecto, aquel a quien me dedico en cuerpo y alma, es el que está enfermo, hasta que sane. El que partió, hasta que vuelva. El que está cansado, hasta que descanse. El que está con hambre, hasta que se alimente. El que está con sed, hasta que beba. El que está estudiando, hasta que aprenda. El que está desnudo, hasta que se vista. El que no trabaja, hasta que se emplee. El que está de novio, hasta que se case. El que se casa, hasta que conviva. El que es padre, hasta que críe a sus hijos. El que prometió, hasta que cumpla. El que debe, hasta que pague. El que llora, hasta que calle.
Y con un semblante bien diferente a aquella sonrisa, finalizó:
-El que ya me dejó, hasta que lo reencuentre."
No sé quién escribió algo tan bello y cierto, no hay dudas de que el amor maternal siempre está pendiente de los problemas de sus hijos y trata de proteger siempre al más necesitado en determinado momento de la vida, y eso no significa que sea “preferido”.
Estoy de acuerdo contigo, yo no tengo hijos pero creo q cuando los tenga no podre nunca decir q quiero + a uno q a otro, eso no me pasa X la cabeza.
ResponderEliminarpor que algunas madres tienen amor enfermizo por alguno de susu hijos tanto que hacen a un lado a los demas y preferirian que le pasaran las cosas malas a los otros menos al preferido, mi madre nos ha hecho sentir que mi hermano el menor y yo somos solo refacciones para el mayor, que cada que necesite algo estamos nosotros, eso me da un ejemplo de que no es lo que debo de hacer con mis hijas, ella mi madre es un ejemplo de lo que no debo hacer y hacerlas sentir.
ResponderEliminarLa reflexión encomillada es muy bella ... y difícilmente se cumple a rajatabla en la práctica, porque hay madres / padres que se aferran a uno de los hijos para brindarle todo en desmedro del otro hermano. Entonces, siempre están pendientes de ese hijo, y aún cuando él desarrolle su propia familia (mientras que el otro se quede cuidando a sus padres y dé su vida por ellos, anulándose en cualquier otro aspecto) siempre van a preferir al hijo que se fue, y a esperar su llamado todo el tiempo, sin mirar ni considerar siquiera a quien tiene a su lado y se desvive por ellos. Todo lo demás es mera teoría escrita; en la práctica los padres se quedan endiosando al hijo preferido, y el otro sencillamente no existe. Hablo con conocimiento de causa, y mi hermano hoy en día repite el mismo error, prefiriendo a una de sus hijas por encima de la otra, y causándole desde pequeña un dolor que no va a poder olvidar nunca en su vida. Desgraciadamente es un mal que se repite de familia en familia y desequilibra a toda la sociedad
ResponderEliminaryo era una niña que en su niñes vivio la presfeerncia de su mama por su hermana mientras yo no servia pàra nada mi hermana era la mejor mi madre me maldecia y decia que ellos hubieran sido feliz si yo me fuera de su casa ahora tengo dos hijos niña y niño y los quiero con el alma y no hago preferencia en ningunos para mi son el regalo de Dios
ResponderEliminarMe parece lógico estar pendiente del hijo mas débil, con menos suerte o mas necesitado, (*asi es mi hermano) pero no q mi mama me fastidie, critique y no se alegre por ms logros .
ResponderEliminarEn mi caso siempre eh sido creo yo la menos querida entre mis dos hermanos ya que mi madre siempre prefiere amis 2 hermanos varones cuanto me gustaria tener ese privilegio de importarle como les importa ellos no por hablar mal de mis hermanos pero ellos no la valoran uno se fue lejos a vivir con su esposa e hijos en navidad y en año nuevo ni en su cumpleaños. Que ya paso nunca vino a visitarla ahora el menor que tiene 22 años. E igual le hace renegar hasta le contesta cada vez q le llama la atencion no le recibe el desayuno que prepara mi mamá es un total malcriado mi mama hay veces la veo triste en algunas veces la veo llorar..pero no es que yo me crea perfecta o buena hija pero siempre trato de ganarme su cariño. Le doy regalos la invito a comer trato de darle sus caprichos le compro sus viveres cuando tengo posibilidades al igual que le ayudo economicamente ysi tuviera mas le daria sin mirar la cantidad pero a comienzo me tratabien por unos dias de ahi se aburre de mi me ve creo yo como su enemiga me da diferencias creo que no puedo comer o tomarpor q todo lo q ella prepara es para su hijo.yo no digo nada pero me voy a mi cuarto y me pongo a llorar.y recuerdo que una vez cuando estaba pequeña. Me golpeaba y me decia que me odiaba por ser mujer que por que no me e muerto y eso me entristese mas pero lo mas curioso es que yo no la desprecio a ella ni amis hermanos yo los quiero y si algun dia tenga mis hijos jamas hare eso que hacen conmigo....
ResponderEliminarK mal k existen madres así y lo peor no lo reconocen a mi incluso ya me prohíben la entrada a la casa x criticar a la preferida de mi hermana, conmigo la Sra k me pario nunca ha estado, la respeto pero no la quiero en mi vida, ahora yo con mis hijos soy diferente, no hay preferidos los amo igual y así impulsaré a todos, y ellos se aman y la historia es diferente....
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