lunes, 13 de junio de 2011

MUJER: TRABAJO Y HOGAR

Llevo varios días sin poder escribir porque he tenido mucho trabajo y sumándole la casa y los muchachos ya se imaginan ¿verdad? Y eso que he tenido apoyo de todos en casa. Por eso he decidido escribir sobre este tema (caliente y controvertido) el papel de nosotras las mujeres en el hogar, en la familia, en la sociedad y la necesidad de que sigamos luchando por una igualdad más completa. En primer lugar me gusta aclarar que para mí todas somos MUJERES TRABAJADORAS con la diferencia de que unas lo hacen en casa (amas de casa) y otras fuera (en este caso cumplimos la doble jornada). Muchas veces se convierte en tema de discusión por parte de algunos y de conversación para nosotras.
A lo largo de la historia las mujeres en todas las latitudes hemos luchado a brazo partido para ser tomadas en cuenta y tener un lugar (bien merecido) a escala social, mayor consideración, valoración y dignidad en todos los ámbitos. En la actualidad (aunque no en todas partes del mundo) se valora la participación de las mujeres en la construcción de la familia, en la conquista del mercado de trabajo, en la lucha por su libertad de pensamiento, de elección, y de ocupar un espacio al que tenemos derecho. Por suerte el modelo del hombre que trae en exclusiva el dinero al hogar, parece que agoniza definitivamente.
Estoy muy de acuerdo con aquellos que manifiestan que es muy importante que cada mujer decida libremente lo que quiere hacer con su vida. Hay muchas que prefieren quedarse en su casa a cuidar de la familia pero deben trabajar por necesidades económicas, pero otras muchas están casadas, tienen hijos, una determinada solvencia económica y sin embargo eligen trabajar. Yo las aplaudo porque miren, sólo por especular, piensen en lo siguiente: te quedas en casa dedicada solo a tu familia hasta los 40 ó 50 años, y llegado ese momento tu marido se larga con otra (quizás más joven) y tus hijos ya han hecho su vida. ¿Dónde quedas tú? En la mierda, con el perdón de los que opinan lo contrario.
Creo que las mujeres tenemos ya no el derecho, sino el deber, de salir al mundo para estudiar y hacer las cosas a media con los hombres, como también el hombre tiene el deber de estudiar y hacer las cosas de la casa a medias con la mujer.
Estudiar y trabajar fuera de casa significa independencia para la mujer, porque nos permite un desarrollo intelectual, social y económico importante. Cuántas mujeres conocemos que aguantan lo inaguantable a sus maridos por sentir que ellas solas no podrán salir adelante. El trabajo fuera de casa, nos da reconocimiento, seguridad y mayores posibilidades de decisión. La mujer trabajadora sólo necesita la oportunidad de desarrollarse y prepararse cada día para ser más útil a la sociedad, para demostrar lo que valemos y poder sentirnos satisfechas con nosotras mismas en el trabajo.
En este mundo, todavía machista, muchos opinan y afirman que la mujer que trabaja fuera de casa abandona sus obligaciones con los hijos y el marido, es decir descuida a la familia y las labores de la casa. Eso es totalmente falso, que los padres trabajen y en especial la madre no significa dejar a los hijos botados. Descuidar a los hijos es otra cosa y eso lo hacen tanto personas que trabajan como otras que están todo el tiempo en casa. Conozco numerosas mujeres que trabajan, incluso con responsabilidades importantes y que son madres amorosas… Yo trabajo fuera de casa y mis hijos son felices, nunca he descuidado su atención y sus necesidades… quizás por eso ellos (mis hijos y mi esposo) reconocen tanto mi trabajo como mi dedicación a la familia.
Ahora recuerdo, hace algunos años en la escuela le pidieron a mi pequeño hijo que escribiera en un párrafo lo que él pensaba del día internacional de la mujer. Esperen voy a buscarlo… aquí está, esta es una de las cosas que guardo de recuerdo de su etapa escolar (casi todas las madres guardamos diplomas, dibujos, escritos… en fin miles de cosas). Bueno, seguiré con el cuento. Yo tenía la costumbre de que él hiciera las tareas de la escuela sentado en la mesa del comedor para poder tenerlo cerca y ayudarlo mientras yo cocinaba. Aquel día me dijo que no tenía que ayudarlo porque el sabía lo que iba a escribir, yo me sonreí y le dije que estaba bien, que yo sólo le revisaría la ortografía cuando terminara.
Al mucho rato me dijo: “Mamita, ya terminé”. Me dispuse entonces a revisar su tarea y el párrafo decía así (se los copio textual): “Las mujeres trabajan mucho, porque hay muchas mujeres que trabajan en oficinas y fábricas y las que no trabajan en otros lugares, trabajan en sus casas hacen la comida, planchan, lavan, limpian y ayudan a sus hijos. Y hay otras como mi mamá y mi maestra que trabajan en la casa y en un trabajo. Yo creo que por eso las mujeres se merecen un día especial porque trabajan un montón. Trabajan más que los hombres, y por eso hay que ayudarlas para que no se cansen tanto. Mi papá y yo ayudamos a mi mamá para que se pueda coger unos raticos de descanso”. Cuando terminé de leer estaba emocionada por ver cómo mi pequeño hijo de ocho años sabía reconocer el trabajo y esfuerzo de las mujeres.
Las mujeres que trabajamos fuera de casa también tenemos una pareja que queremos sostener, una casa que llevar adelante, unos hijos que cuidar, educar y que terminan por absorbernos la vida. Una realidad muy común es la de la mujer trabajadora que al llegar a casa ha de realizar las tareas del hogar, aparentemente es la mujer incansable porque tras una dura jornada de trabajo llega feliz y deseosa de complacer a su marido y a los hijos. Lo cierto es que cotidianamente debemos hacer malabares físicos y emocionales para congeniar nuestras obligaciones, necesidades y afectos.
Si no tenemos apoyo familiar, humanamente no es posible sostener por mucho tiempo ese ritmo y terminamos quejándonos porque estamos agotadas, porque sentimos que no podemos más y que no somos tan felices como deberíamos. Esto tenemos que solucionarlo por medio de conversaciones familiares, la comunicación es muy importante, no se trata de enfrentarnos a los hombres sino de hacer que se impliquen más en las tareas del hogar. Además no es menos cierto que cuando la mujer trabaja no sólo es en su beneficio personal sino en el de toda la familia, así que lo justo es que recibamos apoyo de todos, porque mientras la familia se reparta el trabajo de la casa será necesario menos tiempo para poner todo en orden, es decir a más trabajadores, menos horas; cuestión de proporcionalidad inversa. Pienso que es una cuestión de decisiones individuales y luego colectivas. El hombre debe ejercer un rol más activo en el cuidado de sus hijos y en las tareas del hogar, ese es un paso fundamental para cimentar una sociedad más justa y equitativa.
Yo trabajo fuera de casa y creo que hago lo mejor para mi y para mi familia. Pero entiendo que las amas de casa consideran que hacen lo mejor para la suya quedándose todo el tiempo a su disposición, y aunque no comparto el criterio creo que la labor de ellas también es encomiable e importantísima. Simplemente pienso que ahí es donde radica la importancia de esta cuestión, que cada mujer pueda elegir lo que considera mejor para su familia y para ella misma, con el reconocimiento de la sociedad en general y de su entorno familiar en particular.
Por eso considero que todas las mujeres nos merecemos un homenaje con mayúsculas, las que trabajan y a la vez cuidan del hogar, las que trabajan porque deben mantener un hogar y las que trabajan porque les place. Aunque me tachen de feminista (no será la primera vez) cada vez admiro más a la MUJER en sentido general, a todas, a las que trabajan fuera de casa, a las que deciden no hacerlo y cuidan de su familia, a las que tienen hijos, a las que deciden no tenerlos... simplemente porque todas tenemos el derecho de poder elegir y además tenemos una gran virtud que no poseen los hombres y es nuestra capacidad de desdoblamiento, somos capaces de ser y hacer varias cosas al mismo tiempo.
Quiero elogiar el papel de la mujer en la familia y ensalzar el derecho que tiene a decidir sobre su vida, en una sociedad que la respete, proteja y ampare sus derechos cada vez más, lamentablemente no todas tenemos el privilegio de vivir en un país donde esto sea así (yo lo tengo, en mi Cuba se le da a la mujer el valor y respeto que merece).
Desde que nació la necesidad de establecer valores femeninos dentro de la sociedad, el papel de la mujer ha crecido, aunque lentamente. La mujer actual se hace respetar, valorar, y ya ocupa espacios antes inimaginables. Pero la lucha no ha terminado, aún queda mucho por hacer.

1 comentario:

  1. Tienes toda la razón amiga, las mujeres no podemos quedarnos de brazos cruzados, tenemos q estudiar y trabajar para poder ser libres e independientes. Y tenemos q seguir luchando para q los hombres nos valoren más. He escuchado muchas cosas lindas sobre tu país y una de las q más me maravilla es la importancia q tiene la mujer y los niños allí.

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