Chicos, hoy no es un buen día, acabo de llegar de casa de Cary, estoy exhausta, he tenido una tarde terrible. Ya no sé qué hacer, de veras no lo sé, las fuerzas se me agotan… Cary dice que yo puedo, que tengo que poder, pero no sé… la situación con mi madre se pone peor y a mi me faltan las fuerzas.
¡Diablos! Voy por una tasa de café, he bebido mucho, quizás demasiado pero nada puede aplacar este dolor, esta impotencia…. Saben… hoy no me derrumbe por completo porque al llegar del médico con mi madre me fui a la casa de ellos, de mi otra familia (mejor dicho de mi familia de corazón), Cary y su marido (mis amigos) hacen hasta lo imposible porque me sienta bien cuando saben que estoy muy triste y casi siempre lo logran con su derroche de alegría, buen humor y cariño. Por eso ni siquiera llegué a mi casa y me fui a la de ellos, porque no podía quedarme en mi casa, no podía… ellos son como el “reposo del guerrero”, han escuchado la frase ¿cierto?, entonces saben lo que quiero decir.
Cuando me siento perdida como hoy esa es mi tabla de salvamento, con ellos soy simplemente yo, con mis defectos y mis virtudes, con mis debilidades y fortalezas, sin necesidad de fingir… yo derrumbándome y ellos sosteniéndome, esa es la pura verdad aunque muchas veces no se los diga. Por eso fui hoy, realmente necesitaba estar allí, aunque solo fuera un rato porque me sentía muy mal de ánimo y tenía un dolor de cabeza de mil demonios. Estaba muy riste y casi dominada por la impotencia.
Ella lo sabía, él no, las mujeres tenemos ese sentido que nos dice que algo no anda bien, cuando llegué ella iba para el gimnasio a hacer sus ejercicios, le dije que se fuera que yo solo iba a esperar que mi hija viniera de la escuela, se quedó mirándome y sin preguntar nada sólo me dijo “no te vayas, espérame, estás en tu casa, tu lo sabes” y aunque no era mi intención quedarme, lo hice… su marido pasó por ahí y también me dijo “no te vayas enseguida regreso”.
Cuando ambos regresaron nos pusimos como siempre en función de la comida y de los muchachos, hasta mi hijo llamó desde su beca y yo no hice ni el intento de hablar con él, sabía que si lo hacía tendría que darle explicaciones que en ese momento no quería, no puedo preocuparlo, el necesita tranquilidad para sacar sus exámenes.
Cuando los hombres se dispusieron a jugar dominó, nosotras nos quedamos solas y fue entonces que tuve fuerzas y valor para poder contarle una mínima parte de lo que había ocurrido en la tarde… Cary sólo sonrió y me dijo “yo lo sabía, desde que hablamos por la mañana sabía que no estabas bien y cuando te vi llegar supe que todo estaba peor, pero no quise preguntarte parta evitar tu tan consabida respuesta de: ”no pasa nada”.
Me conoce demasiado, hace unos días se los dije y no les estaba mintiendo. Después de conversar durante mucho rato, me sentí mejor y más animada hasta nos reímos mucho después con las ocurrencias que tiene y los consejos que le daba a mi hija sobre los “pepillos”, los “mangos” como le dicen las muchachitas a los hombres bonitos. Continuamos conversando durante mucho rato pero no de cosas tristes, sino chismes y cosas de mujeres hasta que los hombres terminaron su juego y como mañana (mejor dicho hoy) hay que trabajar nos despedimos, ya demasiado tarde pero qué le vamos a hacer cuando nos unimos el tiempo se nos va volando y nunca nos alcanza.
Les estoy escribiendo gracias a ella porque me prestó el teclado de su máquina ya que el mío se rompió. Me voy a acostar, para dormir un ratico porque horita me tengo que levantar.
para eso son las buenas amigas, como lo sois vosotras me alegro que estes mejor, cuidate y animo amiga, la batalla puede ser larga. Un beso.
ResponderEliminarMe duele cuando estás así, ven a vaciar mi alma que de sueños de amor la tengo llena, acaríciame que mi piel ansiosa te espera, que tus labios quiten la sed de mi boca sedienta, acalla mis suspiros, abrázame, átame a tu cuerpo como se ata la aurora al sol ya encendido… ven que mi alma está inquieta y la calma no alcanza si tú no aligeras su carga. Ámame que yo beberé tus lágrimas, te llenaré de besos y te haré olvidar aunque sea por unas horas tanta tristeza, mi amor te cubrirá como un manto mágico y mientras tiembles y reposes en mis brazos serás feliz. Y esas horas de amor te darán fuerzas para seguir luchando porque además yo siempre estaré junto a ti, aunque sea en la distancia, sabes que mi pensamiento y mi corazón no te abandonarán.
ResponderEliminar