¿Qué embrujo tienen tus ojos que desde que se posaron en los míos, eternamente mi mirada en ellos se pierde? El primer día que te vi, tu sonrisa y tu mirada me cautivaron, ese brillo cautivador en tu rostro nunca lo había percibido en nadie más, y que hasta la fecha sigue siendo en lo último que pienso al final del día y lo primero cuando despierto. Tus ojos no me mintieron, me miraste y pude comprendí lo que decía tu mirada, somos el uno para el otro… nunca podremos separarnos, porque tu alma ya habita dentro de mí, y mi corazón ya lo tienes tú.
Me gusta sumergirme en tu mirada, nadar por ella hasta llegarte al alma y quedarme allí dentro, aferrada a tus entrañas, como las garras de una fiera se aferran a la presa. Esa misma mirada que se ilumina cuando me ves, que se vuelve (si cabe) todavía más intensa, que me ensarta como si fuera una espada. Tu mirada es calor en mi piel, una caricia suave en mi rostro, es un tibio abrazo. Tu mirada, en silencio lo dice todo, dice qué deseas de mi, qué quieres de mi, dice que me deje llevar por este sentimiento, me habla de pasión… tu mirada me pertenece, es intima, me hace desearte, amarte.
La dulce mirada de tus ojos me alegra, me entusiasma, me ilumina... y junto a tu sonrisa franca me enternece, me enamora, me fascina. Cuando te tengo frente a mí, relajado, sonriente, te cubro de besos ardientes porque ni el sol del verano, ni las flores, ni la belleza del firmamento estrellado, me dan tanta alegría como tu mirada clara y tu sonrisa sincera. No quiero idealizarte pero sé que eres lo que busqué por mucho tiempo… Me gusta todo de ti, tu besar, tu andar, tu mirada, tus caricias… ¡Todo de ti! No sería posible sentir más de lo ya que por ti siento…
Tus ojos son encantadores… son como las últimas estrellas en todo el universo, y la luz que destella de ellos me seduce y me vuelve loca de amor por ti. Corazón mío, necesito para navegar en el inmenso mar de tu mirada, sentir como me acaricias con ella… adoro la ternura de tus ojos, cuando en ellos me miro. Adoro tu mirada sugerente…
Mi cuerpo se estremece al ver tu mirada, esos ojos que revelan secretos compartidos, murmullos, silencios… me derriten y rompe mis restricciones… Cuando el deseo entra en tu mirada, los ojos pierden su inocencia, el impulso se multiplica, se escuchan los latidos de tu corazón, la imaginación vuela... Una relación visual de lenguaje excitante… la libido de mirar con deseo, observar aunque no quieres ser observada, la sensualidad a flor de piel, el deseo creciente de tomar el mejor champagne de la copa más excitante.
Tu mirada es el comienzo y el final, caprichoso destino que con tus ojos me cruzó. ¿Porqué te miré?, ¿porqué me miraste?, desde ese momento te extiendes por mi mente sin que yo pueda hacer nada. Al mirarme me sentí atraída por tu fuerza, y lejos de huir me quedé. Bendita la hora en que me mire en tus ojos, y aunque creí hundirme en ti, en realidad emergí de mis propias cárceles a ese reino tan mágico y maravilloso, ese en el que puedo sentir y vivir tanto como quiera.
Imagino tus ojos descendiendo por estas líneas, sintiendo cada una de mis palabras, convirtiéndolas en sensaciones que recorren tu cuerpo y que se introducen en tu alma. Imagino cómo llegas al final, despacio, suave, intentando prolongarlas, disfrutando de sus últimos instantes.
Ciega me podría quedar si durante mucho tiempo mantuviera fija mi mirada en la tuya tan profunda y penetrante, como si tus ojos fueran dos estiletes que se clavaran en mis pupilas. Dame un beso ahora, deja de leer y bésame, abrázame fuerte, siénteme, mírame, convierte tus ojos en espadas y atraviésame hasta el alma, que sangraré sentimientos. Me encantan tus ojos llenos de deseo, de puro fuego… me fascino por esa mirada que me traspasa entera, justo por el centro, como la flecha del más certero arquero.
Tienes razón los ojos dicen muchas cosas, tantas que aun cuando la boca a veces dice NO los ojos, dicen SI, la mirada es un transmisor de los sentimientos, innegable, inequícova y tienen mucha más fuerza que las palabras.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo Frank.
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