Escribir
es una parte importante de mi vida, y sí, sueño con llegar a escribir una
novela (al menos ya lo estoy intentando) y quizás ver mi nombre en el estante
de alguna librería junto a autores que admiro. Puede sonar iluso y hasta estúpido,
pero ¿qué son a veces los sueños sin algo de ilusión y estupidez? Por lo pronto
ya escribo para ustedes y les gusta. Eso es algo ¿no?
¿Saben
cuál es la diferencia entre un sueño y una meta? Una meta es un sueño con una
fecha concreta para convertirse en realidad. Un sueño es sólo un sueño, algo
que está fuera de la realidad. Pero hay que atreverse a soñar, y por supuesto, también
intentar que los sueños se hagan realidad. Aunque para lograrlo o al menos
intentarlo es importante creer en uno mismo y creer en el amor, porque creer en
uno mismo nos da seguridad y el amor nos da el valor de luchar por nuestros
sueños y el poder para convertirlos en realidades. Creo que me enredé un poco
pero espero me entiendan.
Es
ahora cuando la vida está teniendo lugar, es ahora cuando nuestros esfuerzos
pueden hacer que nuestras metas y sueños pasen a ser nuestra realidad. Como he aprendido
que los sueños son para luchar por ellos. Ya no duermo sólo para descansar, ahora
duermo también para soñar. No se pueden perder las esperanzas, sobretodo, en
los tiempos difíciles... hay que aferrarse a los sueños y no abandonarlos, muchos
son posibles y sólo esperan ser realizados.
Tenemos
que ser firmes en las actitudes y perseverantes en nuestro ideal, pero al mismo
tiempo ser pacientes, no todo llega de inmediato, hay que batallar y es necesario
caminar hacia delante sin mirar hacia atrás. Como hace el sol que nace cada día
sin acordarse de la noche que pasó aunque ésta haya sido muy mala. Hay que contemplar
y avanzar hacia la meta, sin pensar en lo difícil que sea alcanzarla.
Hay
sueños que perduran y otros que se van. Cuando un sueño se nos muere o entre en
coma una ilusión, no podemos enterrarlo ni hacemos nada con llorar, si sabemos
que todavía es posible hay que resucitarlo, echarle con más ganas. Jamás podemos
dar por perdida la partida, ni dejar de creer en nosotros, porque aunque las
heridas duelen al final siempre sanan. Es necesario resistir para seguir
viviendo, soportar los golpes y jamás rendirse.
En
ocasiones camino con pasitos pequeños y me escondo dentro de mi misma, allí
donde encuentro el amor que ofrezco y el que recibo... donde están mis
secretos, mis anhelos, mis sueños, tristezas y alegrías. Dentro de mi... simplemente
en mi... Creo que es cierto eso de que los sueños comienzan debajo de una
escalera que custodian dos bestias indomables: la desidia y el desdén, y que quien
sea capaz de batirse con ellas seguro puede intentar subirla, aunque no tenga
ninguna garantía de lograrlo.
A
mí, como a todo el mundo, hay sueños que se me han hecho pedazos… sin embargo seguiré
construyendo sueños hasta que no me queden más fuerzas para creer. Haré que las
rodillas me sostengan con firmeza a la altura de ellos y sólo permitiré que se
aflojen mansamente cuando llegue el tiempo de descanso.
Me
gusta mirar las estrellas y cuando me detengo a hacerlo veo muchas cosas en
ellas, por ejemplo puedo ver que la felicidad llega en cualquier momento, que
todo se termina en este mundo desde lo más hermoso hasta lo más molesto y doloroso.
También he descubierto que en las estrellas están los sueños del alma, los
besos y aquel tiempo que se perdió algún día. Pero no importa que estén lejos
porque todos tenemos alas y podemos volar. Sí, no me he vuelto loca, ¿saben qué
es volar? En primer lugar, es comenzar por tener un sueño. Es estar
comprometido con los sueños. Me gusta soñar la vida pues no quiero despertar ni
tampoco envejecer, porque la vida es linda, es plena y yo siento que acabo de
nacer.
Hay
que seguir sembrando las semillas de nuestros sueños y si creer en ellos, mientras
lo hagamos ellos seguirán tratando de florecer en nosotros. Además siempre
encontramos quien quiere compartirlos y eso es importante. Los sueños alimentan
el alma por eso no podemos romperlos por falta de voluntad porque estaremos
matando el alma.
Es
imprescindible, vital darle vida a los sueños aunque nos llamen locos, no podemos
dejarlos morir de hastío, ni romperle las alas, hay que dejarlos volar junto a nosotros,
en compañía. Volando juntos tocaremos las estrellas y el viento susurrando nos
contará secretos que ha guardado para nosotros. Cuando le damos vida a sueños
que tenemos escondidos, descubrimos que podemos vivir esos momentos con los
ojos abiertos y los miedos dormidos, con los ojos cerrados y los sueños despiertos.
Es grandioso.
Son
tantos y disímiles los sueños que tenemos a lo largo de la vida. Desde que te
conocí tú llenaste mis pensamientos y eres protagonista de muchos de mis sueños.
Contigo cada día es distinto, es mágico y perfecto, por eso aún creo que vivo
en un sueño del que no quiero despertar y mientras te tenga seré feliz. Yo
lucharé por una vida contigo, por hacer realidad nuestros sueños.
Puedo
soñarte con los ojos abiertos, y al tenerlos cerrados en sueños adorarte; en tu
ausencia nunca me faltas, estás presente en todo lo que hago. Siempre soy feliz
entre tus brazos tanto si te tengo como si te sueño. Anoche soñé que mientras
tú decías que me amabas yo te cubría de besos y te robaba con mi boca el alma,
al tiempo que acariciándote te dejaba preso de mis brazos. Luego quise hacer
realidad mi sueño aprovechando esos dulces momentos y busqué la tibieza de tu
cuerpo a mi lado pero ya te habías marchado, en la cama sólo quedábamos yo, mis
sueños, tu recuerdo y el silencio.
Me
encanta la noche, la luna, la hora de los sueños, esas horas mágicas en que me
dejo llevar por mis sentimientos… Todas esas muestras de cariño que me
entregas, son semillas que germinan en mi jardín de sueños, llenándolo de las
flores más puras, coloridas y bellas, perfumadas de fragancias sutiles pero
duraderas.
Ahora
no es un sueño, todo es real y ahí estás, a la vuelta de la esquina… me envías
un abrazo cargado de calor… de tu calor y con él me reclamas. Llegué junto a
ti, me abrazaste y me susurraste al oído: “Te amo, te extraño tanto que no
sales de mi mente ni de mis sueños”. Sonreí y muy cerca de tu oído murmuré: “Yo
también, gracias una vez más por dejarme ser la dueña de tus sueños”.
Ya
ves mi amor, si estamos lejos soñamos tanto el uno con el otro que permanecemos
unidos hasta en los sueños.
¿Por qué no soñar? Al fin y al cabo soñar da rienda suelta a nuestros más íntimos deseos, alimenta el alma y nos hace darle sentido y esperanza al presente.
ResponderEliminarEs verdad que hay que luchar por hacer los sueños realidad, para que valga la pena seguir soñando. Yo también me comprometo con mis sueños y lucho a brazo partido por ellos, sobre todo si creo que son posibles. en cuanto a los sueños de amor, como el que tuviste, no es un sueño, es deseo pegado a la piel, anhelo adherido a la memoria más selectiva de nuestro interior, recuerdo que araña, empuja y derriba todas las defensas quizás porque lo necesitamos dentro. Cuidate mucho.
ResponderEliminarCierto, todo lo que habeis dicho, es bueno soñar y hace mucha falta tener sueños.
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