viernes, 21 de junio de 2013

Cuánta razón tenía Einstein



¿En qué nos estamos convirtiendo los humanos? Nos estamos volviendo verdaderamente unos GILIPOLLAS (como diría nuestra amiga Estela). Se preguntarán por qué. Pues lo explico.
Ahora todo el mundo pasa todo el día metido en la computadora y pendiente de los celulares. Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor mientras la violencia se practica en plena luz del día, donde pintar un graffiti es un delito y matar a un toro es un arte, donde la forma de vestir se valora más que la de pensar, donde los animales son mejores amigos que las personas y donde no se intenta solucionar los problemas sino sobrevivir con ellos.
¿Qué ha pasado? En la actualidad las relaciones tienen última conexión, los besos se mandan por emoticonos y se dedica toda la atención del mundo durante las 24 horas del día a los SMS y a los Chat… Además, los tetes (chupetes) se convirtieron en cigarros, el agua en vodka, los besos en sexo.
Y el amor… ¿Qué estamos haciendo con el?, ¿qué clase de amor es ese en el que tu humor depende de que te haya escrito para darte las buenas noches y las conversaciones que ha tenido con otras personas buscando algún motivo para desconfiar? Hoy el amor es en línea, en letras… un amor que vive pegado al móvil, un amor que sonríe por fotos enviadas… son amores virtuales ¡Por Dios! ¿Dónde quedaron las tardes paseando tomados de la mano o comiendo un helado sentados en un parque arreglando el mundo? ¿Y los besos de verdad? No existe tecnología alguna que pueda sustituir lo que significa y hace sentir un beso real.
Todo esto apunta al empobrecimiento de la inteligencia y al deterioro de la interacción humana. Tanto empobrecimiento termina volviendo estúpido al pensamiento porque se torna precario, primario y arcaico. Algunos pensarán que odio la tecnología, pero se equivocan estoy a favor de la tecnología en todo sentido, me encanta y vivo con ella, pero le doy el uso y lugar que lleva, sin exagerar.
Ya lo dijo Einstein: “el día que la tecnología sobrepase a la humanidad, tendremos una generación de idiotas”. Cuánta razón tenía, amigos bienvenidos a la maravillosa generación de los idiotas, y seguirá evolucionando y nos volveremos tan tontos que ni podremos replantearnos que estamos haciendo mal.
Soy de la generación del por favor y el gracias, del respeto y de pedir permiso, de saludar con una sonrisa y de amar a las personas por lo que son y no por lo que tienen y me dan. Me enseñaron a respetar a los mayores, a dar los buenos días, buenas tardes y buenas noches. A escuchar buena música, a valorar a los demás, a vivir el amor, a conocer el valor de las cosas simples…
No hay nada mejor que conversar con alguien en un parque, en la calle… nada mejor y más satisfactorio que dar un abrazo… conocer lo que significa que alguien te tome de la mano y te regale una flor, la sensación de sentir unos labios sobre los tuyos… No hay nada como la interacción humana.
Es maravilloso usar la tecnología y aprender con ella. Pero señores, si vamos a la playa es para disfrutarlo con los amigos no para estar pegados al móvil... en vez de disfrutar del paisaje muchos se pasan el tiempo buscando cobertura y no lo digo por decir ni exagero, lo he visto infinidad de veces.
Y que me dicen de las reuniones de toda índole, donde al parecer es un símbolo de triunfo sacar el celular, encenderlo y mirarlo, y chismosear entre los presentes o chatear con los ausentes, cualquier cosa menos escuchar a los que hablan. El hecho es que se ha convertido en una moda que mientras la persona habla, los demás están con el celular en la mano haciendo no se qué cosas. Nadie está en contra de la modernización de las comunicaciones, pero respetando la buena educación y el buen trato a las personas, debemos obviar estos aparatos mientras asistimos a reuniones de cualquier tipo, a las aulas, o simplemente mientras estamos en un grupo que charla animadamente. Indudablemente la era de las comunicaciones ha aislado al ser humano. Hoy las relaciones son de plástico. El whatsapp te acerca a los que están lejos y te aleja de los que están cerca.
No sé, la tecnología es fabulosa, maravillosa en muchos sentidos, por ejemplo yo no cambio mi lavadora para lavar a mano, ni cambio la comodidad del mando del televisor, ni prefiero el correo tradicional que es espantoso por la demora, y mucho menos tener que esperar semanas para ver unas fotos porque hay que llevarlas a revelado fotográfico, etc, etc… NO VOLVERÍA ATRÁS pero sin dudas lo dicho anteriormente demuestra que estamos volviéndonos idiotas en cuanto a relaciones humanas se refiere.
Hoy todo es tan diferente. Las relaciones son más difíciles ahora porque ya nadie se toma el tiempo en enamorar, las conversaciones se convirtieron en textos, los argumentos en llamadas, los sentimientos en indirectas, la palabra amor es utilizada fuera de contexto, la inseguridad se volvió una forma de pensar, los celos en hábito, engañar en accidente, y ser lastimado en algo natural.
¿Recuerdan cuando volar significaba columpiarse muy rápido? ¿Cuando lo peor que podías recibir de una persona eran piojos? Los hombros de papá era el lugar más alto del mundo y mamá era una heroína, tu peor enemigo era tu hermano, los problemas de velocidad eran causados por quien corría mas rápido. Guerra, era solo un juego, y la única droga que conocías era el remedio para la tos. Reunirse con los amigos era grandioso. Caminar enamorados tomados de la mano era la gloria. Todo esto era lo mejor del mundo, pero lo hemos jodido.
Es una maravilla que el desarrollo tecnológico nos permita comunicarnos a distancia pero eso no puede sustituir todo lo demás. No puede sustituir las relaciones personales físicas. Necesitamos sentir el contacto de otras personas, compartir experiencias y aprender de ellas, desahogar nuestros problemas. Sentir el calor humano y eso no se logra totalmente a través de aparatos por muy desarrollados que sean. Quien diga lo contrario miente. Es muy grato recibir cariño y afecto en la distancia pero en lo particular yo no puedo vivir sin un abrazo, un beso, una charla amistosa frente a frente.

7 comentarios:

  1. Tratemos de no ser esos idiotas entonces. Yo sigo pensando que la tecnología y nosostros somos compatibles , puedes valerte de la tecnología sin renunciar a tus relaciones personales físicas (no "on-line" quiero decir)

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  2. Este es un tema más serio de lo que parece. Yo he tenido que avisar muchas veces a gente en el tren que, navegando con su smartphone y escuchando música al mismo tiempo se les ha caido la cartera o algún objeto y no se han dado ni cuenta. Me parece lamentable que, estemos más pendientes de la cobertura que de lo que tenemos alrededor. Es que a lo peor nos va la vida en ello. Aún somos animales, no debemos olvidarlo.

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  3. si yo quedo a tomar café con una amiga y sólo se dedica a mirar el movíl y contestar el correo, pues la culpa no es de la tecnología si no que mi amiga es una maleducada . Porque estoy segura que si quedara con su jefa no haría eso !!Y la tecnología es la misma en ambos casos.

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  4. Es el futuro sin sentimientos y no existe retroceso adaptarnos los que jugamos ralluela , escondidijo, jeimi,parques en fin eso si era compartir ,nos entristece mucho me hace falta. Quedamos pocos que sepamos apreciar esas cosas. Es una pena

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  5. Hace tiempo vi una imagen que ahora no encuentro pero expresaba a la perfección lo que dice el post; mostraba una pareja en el metro abrazándose y cada uno por detrás mirando el móvil.

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  6. un fenómeno!!!!!!!, nuestros hijos cuando le decimos “llamalo por teléfono a fulanito” dicen “esperá que se conecte”, si le insistis te dicen “no se hablar por teléfono, no me gusta”. ni más ni menos que “una generación de idiotas”. La tecnologia igual que el dinero no es malo(a) ni bueno(a) depende el uso que cada quien le de

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  7. la tecnología esta consiguiendo que las relaciones entre personas sea cada vez mas escasa,la gente va andando y obvien va mirando el móvil o escuchando música nunca mirando a los demás y menos saludar a un desconocido,es muy penoso que se valoren tan poco el contacto humano y personal.

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