Llevo
un mes sin escribir en este querido espacio, ¡increíble!, porque este sitio
significa mucho para mí. Realmente en este mes me ha sido imposible por innumerables
razones dedicar un tiempito a ustedes y a mi, porque como saben (siempre se los
he dicho) escribir aquí es una de mis grandes pasiones y placeres. Muchas veces
escribo para ustedes y pensando en ustedes, otras escribo sólo para mí, para
desahogarme, para dialogar conmigo misma y termino, afortunadamente, dialogando
con ustedes porque en ocasiones sus comentarios me hacen ver las cosas de otra
manera, y si estoy triste me reconfortan el alma con sus palabras.
Para
mantener este espacio y mantenerme junto a ustedes el mayor tiempo posible en
múltiples ocasiones tengo que hacer maravillas y un esfuerzo inmenso, no sólo
por la falta de tiempo sino por la lucha constante con mi vieja PC que, la
pobrecita, ya no da más. Y este mes en particular me ha pasado de todo, he
estado muy complicada con el trabajo, he estado enferma, he tenido y tengo la PC rota. Pero entre tantas
calamidades también he tenido cosas buenas que me han robado mucho tiempo, como
el feliz término de mi princesa de su primer año en la universidad y la
graduación de mi príncipe en la universidad (ya tengo un ingeniero en casa). Estoy
feliz. Hasta un post escribí sobre esto una madrugada pero me ha sido imposible
publicarlo.
Lo
cierto es que además de las adversidades, estos eventos felices me han
mantenido muy atareada, aparte de participar junto a ellos en los eventos correspondientes
al fin del curso escolar, las gestiones para celebrarles como corresponde y
como se merecen tan gran acontecimiento me han mantenido en jaque. Pero bueno,
finalmente creo que lo he logrado y están satisfechos.
Ya
hoy las cosas (bueno algunas, porque sigo con la PC rota) van cogiendo su nivel y la calma va
llegando a casa nuevamente. En este instante estoy en el trabajo y como tengo
un tiempito libre he aprovechado para leer los correos de ustedes recibidos en este
mes porque si bien es cierto que yo no he estado por aquí, evidentemente
ustedes no han dejado de venir a este sitio y en la última semana a través del
formulario de contacto, muchos reclaman mi regreso diciendo cosas muy cariñosas
y bonitas, que me han llenado de sentimientos tiernos, de agradecimientos por
tanto cariño demostrado… pero el último que leí solo decía: “Te extraño”. Me
sentí tan conmovida con esas palabras que aún sin disponer de mucho tiempo me
he sentado a escribir para ustedes, sólo para ustedes, para decirles a todos,
especialmente a ti José, que yo también los extraño, mucho, muchísimo.
Ustedes
no son simples lectores para mí, son mis amigos (aunque la mayoría virtuales).
Son esas personas con las que comparto mis pensamientos, mis sentimientos, mis
historias, mis tristezas, mis alegrías… y a la vez ustedes me reconfortan con
sus comentarios (aunque lamentablemente no son muchos los que escriben
asiduamente). Por todo ello considero que son mis amigos, mis queridos amigos,
virtuales pero amigos.
Los
amigos de Internet son seres que no se ven, pero que brindan compañía, prestan
atención, dan amor, hablan desde su corazón... nos ayudan y reconfortan a
distancia, se brindan sinceros sin esperar nada a cambio y lo hacen con amor. Son
amigos reales a través de una pantalla, son vidas lejanas que aprendemos a
conocer, a admirar y hasta querer a través de un monitor, son seres que nos
ayudan a construir sueños a través de una máquina.
Yo
no conozco sus rostros, ni sus voces, ni su color de piel… sólo sus pensamientos
y su esencia misma como seres humanos. Los llamo amigos porque lo son, secan
mis lágrimas a pesar de no verme y siento sus manos sin siquiera tocarlas… Una
vez escribí en este mismo sitio: “la amistad virtual posee el habla de los sueños,
el saber de las vivencias, el consejo y el amor de los recuerdos. En este sitio
cuando escribo muchas veces lo hago pensando en ellos, en sus problemas, en sus
sentimientos…”
A
pesar de no estar cerca los siento muy presentes, me vinculo con ustedes de tal
forma que muchas veces soy capaz de decirles lo que habitualmente callo y con ustedes
desnudo mi alma. Ustedes me comprenden y de vez en cuando me arrancan una risa
y muchas sonrisas. Aunque los océanos, los continentes y las fronteras nos
separan, nadie puede ya separar nuestros sentimientos. Ustedes, amigos míos, le
dan fuerza a mi valor, alegría a mi tristeza y me acompañan en mis penas. Muchas
veces llorado y reído juntos, además déjenme decirles que son los únicos que
entran hasta el más íntimo lugar de mi habitación. A pesar de estar al otro
lado de una pantalla nos aprendemos a querer y compartimos tantas cosas, que
nos convierte en amigos sin fronteras.
He
conocido en este ciberespacio a personas maravillosas, incluso que se han
vuelto confidentes y almas gemelas… gente adorable, inteligente y cariñosa que
comparte mis criterios y hasta mis pensamientos más íntimos. Aunque no pueda
verlos, ni conocer el color de su mirada, ni el candor de su sonrisa, los tengo
muy presentes siempre. Entre nosotros no importa el estatus social o país, ni
siquiera nuestra edad. A todos quiero darles las gracias por compartir un
poquito de sentimientos a diario, en este mundo que hemos creado nosotros
mismos sin darnos cuenta y del cual ya no podemos escapar, o mejor dicho ya no
queremos escapar porque forma parte de nosotros.
Hoy
leyendo sus correos esbozaba una sonrisa porque me di cuenta que a ustedes les
pasa lo mismo que a mí. Les explico, cuando pasan los días y no veo algún
comentario de ustedes (de los habituales sobre todo) me pregunto ¿Qué le pasó?
¿Dónde está?... un mar de preguntas me invaden y sólo espero una respuesta…
“Estoy bien, sigo aquí”.
Sin
los amigos, solo seríamos, un cuerpo sin sentimientos. Constituyen un remanso
en medio del mundo real, lleno de tempestades y obstáculos. Nos ayudan a
recordar quienes somos realmente.
Ustedes
con sus letras me confirman que a pesar de mi ausencia siguen ahí, gracias, por
eso los llevo en mi corazón y les doy las GRACIAS nuevamente, por sus
comentarios, por su cariño. Los quiero. Desde la distancia y desde lo más
profundo de mi alma los abrazo. Mil besos sinceros y de todo corazón para
todos.
Ya estoy de vuelta.
¡¡¡¡¡¡Un placer tenerte de vuelta!!!!!!
ResponderEliminar¡POR FIN! No sabes como te he extrañado, día tras día entrando aquí con la esperanza de ver tus palabras, y como ha pasado tanto tiempo ya empezaba a preocuparme, gracias a Dios ya estas bien de salud y tus problemas se han ido aliviando. Muchas felicidades para el joven graduado y a tu princesita que siga adelante. Felcidades para ellos por sus logros y en especial para ti que has sabido con constancia, amor, esfuerzo y dedicación llevarlos hasta aquí. Cuidate mucho, linda. No dejes de escribir que nosotros seguimos y seguiremos aquí.
ResponderEliminarwaoooooooooo, yo estuve muchos días sin entrar tu sabes que a veces me pierdo, pero me extraño que llevaras tantas semnas ausente por eso te escribí y veo que no fui la única.
ResponderEliminarCada mañana leerte es un aliciente para mi día.Es tanto el amor que tu das, la riqueza de sentimientos que hay en tus letras que necesito tenerte aquí. Llenas mi alma y excitas mi espíritu.
ResponderEliminarNo siempre coincido con lo que dices pero para ser sincero me gustas hasta cuando estas de mala leche. Por eso también te echaba en falta. Te añoraba.
ResponderEliminarAmiga, que gusto tenerte de nuevo con nosotros. Felicidades por las cosas buenas. Claro que todos te hemos echado de menos, tus escritos reconfortan, vivifican, nos hacen reflexionar y ver la vida de forma diferente. Hacen volar nuestra imaginación y en ocasiones rememorar cosas similares que hemos vivido. Un abrazo.
ResponderEliminarLoado sea Dios, creí que te había perdido
ResponderEliminarSi amigos, la verdad es que soy testigo del ajetreo del mes de nuestra querida anfitriona y aunque ha sido mucho las carreras que ha dado para que todo lo previsto saliera como ella deseaba lo importante es que lo logró, así que pronto volveremos a disfrutar de sus escritos y a manera de comentario les cuento que está muy feliz porque este sábado se gradúa su "niño" como ingeniero y le otorgan su título en el teatro Carlos Marx
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