Ayer
estaba en casa, reclinada en un sillón observando a mis hijos, a mis dos
adorados hijos (ya son adolescentes), conversaban y se reían con malicia... yo
desde lejos también sonreía porque me siento satisfecha de que se lleven tan
bien y se quieran tanto (no todos los hermanos son así), ellos son amigos, confidentes,
cómplices... Me parece mentira que el tiempo haya transcurrido tan rápido, hace
mucho dejaron de ser “mis bebés”.
Cuando
supe que estaba embarazada la primera vez, además de todas esas sensaciones,
alegrías, emociones y no sé cuántas cosas más que se amontonaron en mi alma y
mi corazón, sentí miedo, un miedo grande y me preguntaba sin cesar: ¿Podré
hacerlo bien? Hoy cuando los miro y veo los adolescentes que son, los seres
humanos que he sido capaz de formar, me respondo aquella pregunta: “Sí, creo
que sí”.
Hoy
sé que he realizado una buena labor como madre, aunque he tenido aciertos y
desaciertos como le debe ocurrir a todas las mujeres, pero el resultado me dice
que lo he hecho bien. No soy la mejor madre del mundo, ni quise serlo ni lo
seré, pero creo que soy una buena madre aunque quizás no cubro todas sus expectativas
aunque ellos dicen que sí.
Pienso
que lo ideal sería que toda mujer que tiene hijos trate de ser MADRE, porque
este concepto va más allá de estar dedicada ciento por ciento a las labores del
hogar y a la crianza de los niños. Para mí, es la realización de una parte de mí
ser, es la oportunidad de dar y recibir la expresión más pura del amor. Es
entender a mis hijos solo con la mirada, porque ese vínculo es indisoluble y
hasta con los ojos llegas a saber qué te está queriendo decir, es un sentimiento
inconfundible, se conoce tanto a los hijos que se sabe por qué lloran y qué
piensan; con solo verlos sonreír ya te sientes satisfecha.
Ser
madre puede llegar a ser un dolor de cabeza, pero un dolor que vale la pena,
cuando ves la recompensa. Lo sé por experiencia propia, porque vivo orgullosa
de mis hijos y no me importa todo lo que he luchado para llegar hasta aquí, ni
me importan los inconvenientes ni obstáculos que he tenido que pasar. Reconozco
que ser madre no es nada fácil pero decididamente es maravilloso.
Es
una sensación que no se puede describir y comienza en el mismo instante que
sabes que hay una nueva vida creciendo en tu interior. Es tan hermoso que
parece mágico. En un principio es darle vida a un pedacito de ti, que tiene que
sentirse amado porque con tu apoyo y fuerza lo guiarás hasta que aprenda a
volar por sí solo. Después es mucho más, porque ser madre es aprender a hacer
todo con una sola mano, es quedarse con el pedacito más pequeño de cualquier
cosa, es aprenderse de nuevo la regla de tres, volver a armar rompecabezas y
aprender de memoria cada personaje de los cuentos infantiles. Es sentir que
tocas el cielo con la increíble emoción (que no tengo palabras para describir)
que sientes cuando los oyes decir "Mamá" por primera vez.
Cuando
van creciendo, con ellos también crecen los problemas, preocupaciones y
dificultades en la crianza y educación, pero siempre tienes que estar ahí, por
difícil que parezca... cuando ya son adolescentes duermes con un solo ojo hasta
escuchar que ya están de regreso en casa. Tus brazos siempre tienen que estar
abiertos para fundirlos en un abrazo y ofrecerles seguridad y amor, tienes que
saber comprenderlos con el corazón cuando están agobiados y lo que necesitan es
una amiga, y con el dolor de tu alma debes endurecer hasta la mirada si sabes
que necesitan un regaño... acogerlos en tu seno aunque se equivoquen, perdonarlos
cuando te rechacen, celebrar con ellos sus logros, reconocer sus esfuerzos, y
cuando están tristes sabes a ciencia cierta que tu no volverás a sonreír hasta
que ellos no lo hagan primero. Tienes que ser siempre su amiga incondicional y
su confidente, hacerles sentir que pueden confiar en ti con la misma fe ciega
con que tú confías en ellos.
Por
todo eso y por mucho más antes de traer un hijo al mundo hay que pensarlo bien,
porque es cierto que es nuestro derecho por naturaleza, pero indudablemente es
una gran responsabilidad, a la que sin duda le corresponde el mejor de los
premios. Ser madre no es un juego. ES TODO UN RETO.
En
conclusión es brindar lo mejor de uno para que nuestros hijos crezcan con una
mentalidad pura, sana y se conviertan en buenos seres humanos. Es una labor
larga, dura y minuciosa, pero cosa extraña, no cansa, aunque a veces estresa. Y
ahora terminaré con una pregunta: ¿qué significa para ustedes ser MAMÁ?
Rosabel esta misión que nos ha tocado cumplir no es nada fácil,aquí no vale la vocación,la motivación y otras cosas que se pueden asociar a una carrera universitaria.El ser madre debe estar en nuestro ADN,y este está conformado por lo que hemos heredado de nuestros mayores,más la suma de nuestra formación personal.O somos o no somos madres,esa es la cuestión.
ResponderEliminargracias es cierto que somos o no somos madres, pero ha veces hay que saber como enfrentar las situaciones.
ResponderEliminarMuy lindo lo que escribes y creo que llega a todas las madres, GRACIAS ROSABEL por alentarnos a ser cada vez mejores.
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