Lo
más duro de algunos sentimientos es compartirlos con otras personas, sin
embargo hacerlo muchas veces ayuda, tanto si se trata de buenos sentimientos
como de otros que no sean tan buenos. Además, el hecho de compartirlos te hace
sentir más cerca de la gente que te importa y a quien le importas. Algunos
cuando se refieren a los sentimientos, utilizan la palabra
"emociones". A mi no me gusta porque creo que no es lo mismo aunque
muy parecidos.
Cuando
inicié este blog lo hice pensando en tener un espacio propio donde exponer mis
opiniones, narrar historias y hablar de sentimientos. Para compartir con otras
personas lo que pienso y siento. Como me gusta escribir, este espacio me sirve
para desarrollar mi creatividad haciendo un trabajo que me gusta y me relaja,
además se convierte en un medio de expresión para llegar a la gente que pueda
leerlo. También lo uso para reflexionar conmigo misma y en esas ocasiones, casi
sin querer, comparto con los lectores mis más íntimos pensamientos. Este pequeño
espacio, muy mío, me apasiona y me hace sentir una mezcla de sentimientos
extraños y extraordinarios al mismo tiempo, cuando me detengo a pensar que en
cualquier parte del mundo la persona que esté leyendo lo que escribo no sólo
está conectándose a mí de una manera increíble sino que a la vez puede sentirse
identificada con lo que trato de transmitir, y quizás al leerme se sienta mejor
o aclare sus ideas, por lo que este sencillo y pequeño espacio también es una
manera de entrar en el corazón de otras personas.
No
sé qué puedan pensar de mí los que me leen y más si no me conocen. Los seres
humanos tenemos muchas facetas y matices, lo que nos hace muy complejos. Por
ejemplo, detrás de este blog hay una mujer optimista, sencilla, humana,
observadora, romántica, sensible, soñadora pero con carácter y temperamento.
Una mujer como muchas otras, que trata día a día de buscar un equilibrio entre
su vida profesional y personal (madre y esposa). Muy cabeza dura según dicen (y
reconozco) los que me conocen. Como detesto la rutina, soy trabajadora por
naturaleza y de mente inquieta siempre tengo algún proyecto dándome vueltas en
la cabeza para emprender cosas nuevas.
Sin
embargo, hace días que no escribo en este espacio que tanto me complace, y si
me preguntan la razón no sabría qué contestar… Tal vez necesitaba un respiro,
porque trabajo mucho realmente, además del trabajo por el que recibo un salario
estoy inmersa en dos proyectos y ahora también tengo este blog… y por supuesto
las cosas de la casa y los problemas de la familia. Pienso que el agotamiento
físico y mental, hizo que me cansara de escribir a pesar del placer que me da
hacerlo. Aquí no sólo hablo de cosas de mi vida, de lo que pasa por mi mente,
también narro episodios personales matizados con historias creadas por las
circunstancias y anécdotas tomadas de otras personas… En realidad no sé con
exactitud si fue el cansancio o algunas cosas que me sucedieron en el plano
personal que me hicieron sentir mal, de hecho todavía me siento deprimida,
opacada, con una sensación que no sabría describir en este momento, lo cierto
es que sin querer me alejé de este sitio, de mis escritos y de las opiniones de
ustedes.
En
dos ocasiones me senté frente al ordenador y lo único que hice fue mirar
durante mucho rato la pantalla en blanco que tenía frente a mí. Lo irónico de
todo esto es que quería y necesitaba escribir porque es una manera de desahogarme,
pero en ambas ocasiones ni siquiera me atreví a poner las manos en el teclado y
de veras lo necesitaba. Cuando escribo me siento libre. Aunque no toque el tema
que me preocupa o lastima, dejo volar mi imaginación y escribo recuerdos,
verdades a medias o mentiras, realidades mezcladas con fantasías que me hacen
salir de los problemas y al terminar, cuando regreso a la realidad del momento
que estoy viviendo casi siempre me siento mejor, con nuevas fuerzas para seguir
y analizar los problemas desde otra óptica. Es algo misterioso que no me puedo
explicar, pero es cierto, me ocurre siempre así.
A
veces la vida se convierte en una simple sucesión de hechos, sin un por qué ni
un para qué, y si para colmo alguien con sus actos o palabras te hiere caes en
un estado de pasividad lastimosa, indiferencia, pierdes momentáneamente el
rumbo… así he estado por muchos días… pero hoy recordé algo que decía mi
abuela: “cuando estés muy agobiada o triste y creas que tu problema es el mayor
del mundo, detente y mira a tu alrededor, porque siempre hay alguien peor, con
un problema mucho mayor que el tuyo y a pesar de eso sigue adelante, no se
amilana aunque tenga las esperanzas en el piso y el alma rota, porque esa es la
vida”. Me quedé pensando que mi abuela tenía mucha razón, por eso me levanté de
mi cama, respiré profundo y me senté frente a mi ordenador a escribir… sin
saber a ciencia cierta que tema tratar, tal vez he mezclado algunas cosas,
quizás quien me esté leyendo se diga: “Esta mujer está loca, en resumen, ¿de
qué está hablando?”, porque no le encuentra un sentido lógico a lo que lee…
espero que sepan perdonarme porque hoy no tengo las ideas claras del todo, pero
me senté a escribir porque me hace sentir viva, porque siento en lo profundo de
mi alma cada letra tecleada y cada palabra escrita… decididamente necesitaba
hacer esto, no sé cuántos lo lean y lo entiendan, pero lo cierto es que ya voy
a terminar esta reflexión un poco loca y me siento revitalizada, con ganas de
vivir y hacer, no importan los tropiezos y las heridas, hay que dejarlos de
lado, lanzarlos a lo más profundo del corazón y seguir adelante, trabajar,
luchar por la vida, amar, estrechar la mano de un buen amigo, recibir un abrazo
que te devuelva la paz y te haga sentir el cariño de quien te lo da...
Lo
cierto es que no he escrito sobre lo que me tiene así, tan deprimida y abatida...
pero sin embargo, ahora estoy en paz.
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