jueves, 31 de marzo de 2011

MALOS MOMENTOS

Lo más duro de algunos sentimientos es compartirlos con otras personas, sin embargo hacerlo muchas veces ayuda, tanto si se trata de buenos sentimientos como de otros que no sean tan buenos. Además, el hecho de compartirlos te hace sentir más cerca de la gente que te importa y a quien le importas. Algunos cuando se refieren a los sentimientos, utilizan la palabra "emociones". A mi no me gusta porque creo que no es lo mismo aunque muy parecidos.
Cuando inicié este blog lo hice pensando en tener un espacio propio donde exponer mis opiniones, narrar historias y hablar de sentimientos. Para compartir con otras personas lo que pienso y siento. Como me gusta escribir, este espacio me sirve para desarrollar mi creatividad haciendo un trabajo que me gusta y me relaja, además se convierte en un medio de expresión para llegar a la gente que pueda leerlo. También lo uso para reflexionar conmigo misma y en esas ocasiones, casi sin querer, comparto con los lectores mis más íntimos pensamientos. Este pequeño espacio, muy mío, me apasiona y me hace sentir una mezcla de sentimientos extraños y extraordinarios al mismo tiempo, cuando me detengo a pensar que en cualquier parte del mundo la persona que esté leyendo lo que escribo no sólo está conectándose a mí de una manera increíble sino que a la vez puede sentirse identificada con lo que trato de transmitir, y quizás al leerme se sienta mejor o aclare sus ideas, por lo que este sencillo y pequeño espacio también es una manera de entrar en el corazón de otras personas.
No sé qué puedan pensar de mí los que me leen y más si no me conocen. Los seres humanos tenemos muchas facetas y matices, lo que nos hace muy complejos. Por ejemplo, detrás de este blog hay una mujer optimista, sencilla, humana, observadora, romántica, sensible, soñadora pero con carácter y temperamento. Una mujer como muchas otras, que trata día a día de buscar un equilibrio entre su vida profesional y personal (madre y esposa). Muy cabeza dura según dicen (y reconozco) los que me conocen. Como detesto la rutina, soy trabajadora por naturaleza y de mente inquieta siempre tengo algún proyecto dándome vueltas en la cabeza para emprender cosas nuevas.
Sin embargo, hace días que no escribo en este espacio que tanto me complace, y si me preguntan la razón no sabría qué contestar… Tal vez necesitaba un respiro, porque trabajo mucho realmente, además del trabajo por el que recibo un salario estoy inmersa en dos proyectos y ahora también tengo este blog… y por supuesto las cosas de la casa y los problemas de la familia. Pienso que el agotamiento físico y mental, hizo que me cansara de escribir a pesar del placer que me da hacerlo. Aquí no sólo hablo de cosas de mi vida, de lo que pasa por mi mente, también narro episodios personales matizados con historias creadas por las circunstancias y anécdotas tomadas de otras personas… En realidad no sé con exactitud si fue el cansancio o algunas cosas que me sucedieron en el plano personal que me hicieron sentir mal, de hecho todavía me siento deprimida, opacada, con una sensación que no sabría describir en este momento, lo cierto es que sin querer me alejé de este sitio, de mis escritos y de las opiniones de ustedes.
En dos ocasiones me senté frente al ordenador y lo único que hice fue mirar durante mucho rato la pantalla en blanco que tenía frente a mí. Lo irónico de todo esto es que quería y necesitaba escribir porque es una manera de desahogarme, pero en ambas ocasiones ni siquiera me atreví a poner las manos en el teclado y de veras lo necesitaba. Cuando escribo me siento libre. Aunque no toque el tema que me preocupa o lastima, dejo volar mi imaginación y escribo recuerdos, verdades a medias o mentiras, realidades mezcladas con fantasías que me hacen salir de los problemas y al terminar, cuando regreso a la realidad del momento que estoy viviendo casi siempre me siento mejor, con nuevas fuerzas para seguir y analizar los problemas desde otra óptica. Es algo misterioso que no me puedo explicar, pero es cierto, me ocurre siempre así.
A veces la vida se convierte en una simple sucesión de hechos, sin un por qué ni un para qué, y si para colmo alguien con sus actos o palabras te hiere caes en un estado de pasividad lastimosa, indiferencia, pierdes momentáneamente el rumbo… así he estado por muchos días… pero hoy recordé algo que decía mi abuela: “cuando estés muy agobiada o triste y creas que tu problema es el mayor del mundo, detente y mira a tu alrededor, porque siempre hay alguien peor, con un problema mucho mayor que el tuyo y a pesar de eso sigue adelante, no se amilana aunque tenga las esperanzas en el piso y el alma rota, porque esa es la vida”. Me quedé pensando que mi abuela tenía mucha razón, por eso me levanté de mi cama, respiré profundo y me senté frente a mi ordenador a escribir… sin saber a ciencia cierta que tema tratar, tal vez he mezclado algunas cosas, quizás quien me esté leyendo se diga: “Esta mujer está loca, en resumen, ¿de qué está hablando?”, porque no le encuentra un sentido lógico a lo que lee… espero que sepan perdonarme porque hoy no tengo las ideas claras del todo, pero me senté a escribir porque me hace sentir viva, porque siento en lo profundo de mi alma cada letra tecleada y cada palabra escrita… decididamente necesitaba hacer esto, no sé cuántos lo lean y lo entiendan, pero lo cierto es que ya voy a terminar esta reflexión un poco loca y me siento revitalizada, con ganas de vivir y hacer, no importan los tropiezos y las heridas, hay que dejarlos de lado, lanzarlos a lo más profundo del corazón y seguir adelante, trabajar, luchar por la vida, amar, estrechar la mano de un buen amigo, recibir un abrazo que te devuelva la paz y te haga sentir el cariño de quien te lo da...
Lo cierto es que no he escrito sobre lo que me tiene así, tan deprimida y abatida... pero sin embargo, ahora estoy en paz.

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