Sin
el amor es imposible vivir, es parte esencial de la vida y siempre esperamos recibirlo
en la misma medida que lo damos. Tengo el privilegio de ser una persona que ha sentido
el amor en estado puro… hasta llenarme todos los poros de la piel. Hay amores
que dejan una huella imborrable que ni el paso de los años puede opacar. Amores
que sólo se viven una vez, desbordando sentimientos y rebosando pasión.
Si
sabemos que por amor somos capaces de todo, ¿por qué permitimos que entre un
extraño en nuestro mundo? A veces sin explicación aparente nos aventuramos en
lo prohibido y sientes ganas de huir a un sitio perdido… te besa, te acaricia y hasta tu alma
se estremece… y en ese instante aceptas el destino, será lo que tenga que ser. Amor de fuego que nos consume en sus llamas, flamas
ardientes, deseo que enciende dos almas.
Muchos
se entregan a una aventura prometiéndose que no se enamorarán, Descartan esa
posibilidad… pero sucede. Al menos uno de los dos termina enamorándose de los
detalles del otro, simplemente esa persona le brinda algo que necesita, ansía,
sueña… y por la emoción que implica compartir momentos de pasión con alguien
prohibido. Y sin darse cuenta, lo que empezó como un juego, un tentar el
destino para salir de la rutina los sumerge en un mar de confusiones, y se
encuentran atrapados en su propia infidelidad, sin saber ya, como salir.
Estoy
escribiendo palabras al ritmo de mi corazón, palabras de amor que matan mi
voluntad, quiero olvidarte pero vives en mi mente, quiero no oírte pero gritas
en mi corazón… quiero alejarme pero estás en mí.
Hoy
estoy muy enojada. Esa fuerte discusión me dejó molesta y furiosa aunque sé que
no es otra cosa que la guerra de voluntades a la que nos hemos sometido
esperando a ver quien flaquea primero… pero en medio de todo me encanta jugar,
especialmente cuando tengo a un contrincante fuerte... y sigo provocándote
porque en el fondo tus celos te hacen débil. Intentas disimularlo pero cada vez
son más evidentes, se te van de control, no es mi culpa... ¿qué puedo hacer?
Los llevas a flor de piel, te vuelves posesivo e incontrolable para obligarme a
ceder a toda costa pero no lo hago, soy masoquista sin duda, pero te adoro
cuando no puedes ocultar lo que sientes, la rabia y la pasión te dominan… Amarte
es mi pecado, sentirte mi lujuria, besarte mi ansia, tenerte mi codicia, en los
sueños mi pesadilla es perderte… ¿sabes que de tan pecadora el diablo se hizo
mi amigo?
Cansada
de provocarte y de escuchar argumentos estúpidos que sólo me hicieron enojar
más, me quedé en silencio, subí al cuarto y me metí en la ducha… y como siempre
cuando pienso en ti el tiempo se detiene, no hay prisas ni dolores, solo se
despiertan mis pasiones y recuerdo cada instante en que hemos sido cómplices… mientras
me enjabono no dejo de pensar que mis manos son las tuyas recorriendo mi piel,
ésta costumbre de bañarnos juntos va a terminar haciendo que me olvide de como
hacerlo sola, hace mucho que son tus manos las que se encargan de enjabonar mi
cuerpo, no puedo negar que quedo “muy limpia” y sin duda gastamos mucho jabón…
me dan risa mis pensamientos y cierro la ducha… Sin duda esta pelea está
inconclusa, salgo y voy por ti… ya frente a frente, nuestros corazones laten
aceleradamente y el mundo queda reducido a un pequeño espacio, lentamente me
tomas las manos y percibes que estoy temblando.
Me
abrazas fuerte y tus besos son fuego que queman mis labios, tus manos parecen
alas que vuelan libres por mi cuerpo, el deseo recorre nuestras venas a una
velocidad indescriptible y el pulso se nos acelera. Somos uno cuando estamos
solos, me acaricias despertando mi pasión, mi lujuria, mi deseo por ti… Deslizas
tu mano por mi vientre para llegar donde quieres. Nuestra intimidad es eterna,
nos bebemos esta pasión de un solo trago. Nuestros cuerpos se confunden en un
mismo pensamiento y así, sin palabras… Respiro tu aliento, recibo tu fuego, la
fuerza de tu sangre, la vibración de tu pulso en mis nervios. Es el momento…
sientes la calidez, el aroma de mi piel, con tu cuerpo que me cubre… se funden
nuestros cuerpos… tengo los labios saciados y el pecho ungido por tus besos. Llega
la pequeña muerte, es como si la materia se escapara del cuerpo… (esta sensación
se convierte en una potente droga, igual de necesaria que el aire). Cuando nuestros
cuerpos se relajan y nuestras respiraciones se hacen normales, me abrazas con
ternura, me besas y descanso en tu pecho después de alcanzar el cielo… pero sin
dejar de decirte que sigo muy enojada contigo…
Así
es la pasión, la aventura se convierte en sesiones de besos y caricias
prohibidas sin importar nada más. Solo gozar del deseo que los hace su presa
una y otra vez. Sin saber adonde los llevará esta locura desenfrenada… Quizás
condenados al infierno… porque nadie sospecha lo que encierra ese saludo
ceremonioso y frío entre ellos, o lo que esconde el gesto indiferente al contestarle
y la mirada que desvía sin apenas escucharlo… se alejan indiferentes evitando
todo contacto porque solo ellos saben que estar tan cerca huele a peligro… solo
ellos saben que aún les arden los labios por los besos recientes y que aún
llevan impregnados el olor de sus cuerpos de las horas que desenfrenados se
entregaron al amor…
Son
cómplices en esta deliciosa indiferencia, donde uno no es más que un tipo de
sangre fría y naturaleza patética, y la otra una rebelde arrogante con cara de
pocos amigos… y se confabulan a diario en toda esta indiferencia porque no quieren
que nadie sepa lo débil que son cuando están cerca, ni la lujuria que domina sus
mentes cuando están frente a frente, o que escuchen los latidos fuertes de sus
corazones, y descubran la delicia que sienten al besarse a escondidas… los
demás no pueden imaginarse cómo tiemblan al tocarse, cómo se cierran sus ojos al
sentir el roce de los labios y cómo pierden la noción del tiempo cuando están
uno en los brazos del otro… y ya no importa si es un error… ¿Quién se atreve a
jurar que jamás ha tenido un “amor prohibido”? Esos amores que tienen que ser
secretos, y sin embargo, son infinitamente apasionados.
Es
cierto que sigo enojada contigo, pero sonrío cuando recuerdo cómo quieres
saciar tu locura conmigo, arder en mi cuerpo recostado a mis deseos, poseerme con
desenfreno porque eres un espíritu seductor, que induces el amor profano y
cuando tu boca sorbe fuerte alimentando mi libido somos esclavos de nuestros
deseos, dominados por palpitaciones locas y placeres prohibidos… nadie sabe cómo
se abren mis brazos a los tuyos, y cómo mi cuerpo se entrega sin resistencia,
sin esfuerzo, sin pudor ni decencia…
Amiga me parece que debes aclarar que este blog es para mayores de 18 años,pues contiene lenguaje de adultos,"sexo" y violencia.Te recomiendo que el fuego trates de controlarlo porque en cualquier momento,ambos arderan de tanta pasión,para nada es una crítica,los momentos así hay que vivirlos,y después que salga el sol por el occidente ,si le parece bien.
ResponderEliminarVive,no te detengas, la vida es una sola y demasiado corta.