miércoles, 22 de junio de 2011

El espacio que todos necesitamos

"Necesito espacio", "Me siento ahogada", "Tal vez deberíamos pasar algún tiempo separados". “Ya no sé qué hacer, no puedo más”. “Somos uno la sombra del otro todo el tiempo”. Si nos ponemos a pensar, estas frases (casi siempre dichas por mujeres) son bastante comunes. Si la frase es dicha entre mujeres nos solidarizamos unas con otras porque sabemos a ciencia cierta lo que significan, al menos de momento el peligro no es grande aunque la solución debe ser rápida. Todas en algún momento pasamos por eso.

Pero si la escuchan los hombres o son dichas directamente a la pareja, entran en catalepsia y empiezan a hacerse preguntas del tipo ¿significa que la relación ha terminado? ¿Es que está buscando reemplazo? ¿Habrá alguna esperanza? ¿Ya no me quiere o se enamoró de otro? ¿Qué hago, yo no quiero perderla? En resumen, como suelo decir yo: “Empieza Cristo a padecer”. Cuando lo más sencillo es que se pregunten “Esta mujer que yo amo, esta madre de familia ¿le gustará pasar un día de la semana sin tener que preocuparse de los niños, de hacer la comida, de planchar mis camisas, de limpiar la casa? ¿Querrá salir con su amiga un rato y sentarse a conversar sin preocuparse de nada más? Pero no, "pobrecitos", muchos no son capaces de hacerse esas preguntas y mucho menos respondérselas, lo que hacen es enredarse y enredarlo todo, y en buen español muchas veces cagarlo con sus negativas y exigencias a destiempo.

El problema está en que todos necesitamos espacio, los hombres lo necesitan pero tienen a su vez que entender que nosotras las mujeres también. Un simple espacio sólo para nosotras, sin que nadie nos moleste o nos abrume con sus necesidades y problemas. Eso no significa que dejamos de amar a nuestra pareja, ni que queremos liberarnos de nuestras responsabilidades como madres y esposas. No, lo que pasa es que uno se cansa de ser todo el tiempo mamá, de hijos y maridos, de las tareas de la casa. ¡Y por favor!, eso no nos convierte en unas zorras, hijas de puta.

Como mismo nuestros hombres a veces piden a gritos que los dejemos compartir con sus amigos porque necesitan “desconectar”, tienen que entender que nosotras también necesitamos un respiro. ¿La solución? Sentarse a reflexionar, entender que es necesario dar un paso atrás y comprender que no necesitamos estar pegados todo el tiempo para querernos, que la familia puede salir adelante sin que les brindemos un servicio de 24 horas los 365 días del año, que es necesario colaborar más entre todos para poder ser más felices y disponer de un poquito de individualidad. Nosotras las mujeres a veces tenemos mucha culpa porque cuando estamos en pareja centramos toda nuestra vida y expectativas en ella y nos olvidamos de que somos seres humanos que tenemos que cultivar una vida propia. Por muy grande que sea el amor que nos una a ese hombre no podemos dejar que nos absorba por completo y por supuesto tampoco hacerlo nosotras con ellos.

Hay que dejar un tiempo para las amigas, para estar solas y disfrutar de la música o leer un libro, para caminar o sentarse en un parque, para hacer algún curso que siempre hemos deseado… sin preocupaciones, ni culpas. Necesitamos que aunque sea por unas horas ellos se hagan cargo de las responsabilidades de la casa porque también viven ahí y los hijos son de ellos (en la mayoría de los casos). El espacio propio lo necesitamos todos pero con la ayuda y comprensión del otro, sea marido, hijo, padre o madre.

Los sexólogos dicen que en una relación no se puede restringir la independencia y la autonomía del otro, así como la comunicación y el fijar ciertos límites; elementos que ayudan a la sana convivencia conyugal. Adoptar actitudes rígidas, no adaptarse a los cambios, a la dinámica y a las demandas que implica la vida íntima, familiar, social y laboral, puede llevar a la separación. Además destacan que las parejas deben buscar el equilibrio y respetar las diferencias entre el Yo, el Tú y el Nosotros. El “Yo” y el “Tú” son la parte individual, el espacio y la autonomía de cada quien, con sus gustos, hábitos y ocupaciones. El “Nosotros” es lo que nos une como pareja en el sexo, la familia y el hogar. Cuando una pareja no ve estas diferencias, hay desequilibrio y “comienzan los problemas”, es decir, desavenencias, discusiones y rencores que se van acumulando hasta que no se puede más y se explota.

Muchos hombres reclaman su espacio pero se niegan a dárselo a su pareja, yo conozco algunos casos. Los conflictos a veces son tan fuertes que algunas mujeres renuncian desesperanzadas a reclamar ese tiempo para ellas, sobretodo por el malentendido concepto de que una "buena mamá" tiene que estar SIEMPRE disponible. Hace unos días me leí un artículo que dice que casi el 50% de las mujeres tienen ahorros secretos que su pareja no conoce. Ejemplificador ¿no? Es innegable que las mujeres pertenecemos a un clan, necesitamos tener amigas, esas hermanas de la caridad con quienes nos retroalimentamos, para poder mantenernos estables en todos nuestros puestos (la mayoría de las veces simultáneos).

La necesidad de espacios y tiempos a solas no son propias del género masculino, lo que pasa es que nosotras tenemos la tendencia a renunciar a nuestras propias necesidades y quizás, como leí una vez, en el fondo exista un factor cultural que determina una diferencia genérica: somos más culposas, creemos ser indispensables, omnipotentes, creemos que en casa hacemos todo mejor que los demás y que si no lo hacemos nosotras todo será un caos, aprendimos este modelo de nuestras madres. Pero lo cierto es que aunque realmente la casa se vuelva un caos en esas horas que no estamos, tenemos que tomarnos un tiempo para nosotras porque esa sensación de libertad, de poder hacer lo que nos place sin preocuparnos de nada, junto a una amiga o sola, es lo que nos da fuerzas para seguir luchando por todos y asumir con nuevos bríos los deberes del día a día.

Cuando uno de los dos en la pareja le niega al otro este espacio tan necesario, afecta la buena convivencia porque la inconformidad, la sensación de asfixia van produciendo grietas, que estallan en crisis. Hasta la persona más sociable y enamorada se satura con la demanda excesiva del otro; y no por eso cualquier intento de buscar tranquilidad, un rato con uno mismo significa egoísmo o falta de amor. Ese “si tú no estás conmigo no me quieres” es uno de los paradigmas más difícil de digerir.

Yo disfruto tanto de mis momentos sola o en compañía de alguna amiga, que respeto mucho los espacios de mi pareja, no me lo tomo como abandono o como algo personal es decir no son "por mí o contra mí”, sino tiene que ver sólo con él y sus propias necesidades, deseos y gustos. Ambos respetamos mucho la individualidad del otro y no por eso nos amamos menos, al contrario, nos queremos más porque nos comprendemos mejor, nos respetamos y nos ayudamos más.

Producto de la mala reputación de los hombres muchas mujeres piensan que cuando su pareja quiere pasar algunos ratos con sus amigos significa que le están siendo infieles o que quieren librarse de las responsabilidades, y es que cuesta mucho sacarse los prejuicios de la cabeza y darse cuenta que no todos los hombres están cortados con la misma tijera. En el libro "Las mujeres son de Venus, los hombres son de Marte", están muy claras las diferencias y justamente habla de los espacios de cada uno. Lo principal en todo esto, es siempre explicar al otro qué tipo de espacio es el que se necesita o desea.

Así que amigas, si su pareja les pide tiempo, es simple, dénselo. No empiecen a pensar en lo que no es, ni a tejer telarañas en su mente. Deja que se sienta libre, porque en el fondo esta es la única manera en que permanecerá a tu lado. Si lo ahogas por mucho que te quiera al final termina alejándose. Las parejas además de amantes tienen que ser amigos, así que no te conviertas en una mujer insoportable, dominante y absorbente. Dale su espacio, pero eso sí, muy importante ¡reclama el tuyo!, dedícate a ti y recuerda que la pareja es una compañía para hacer la vida más placentera y fácil, no para complicarla. El respeto, la comunicación y marcar los límites son reglas de la convivencia de dos.

Yo disfruto al máximo ese tiempo que es sólo mío, es mi pequeño espacio para estar sola y pensar, escuchar la música que me gusta, escribir, leer algo sin sentir más ruidos que el del silencio, simplemente hacer lo que me plazca, lo que me de la gana… rescatar el poder de sanación que surge al validar la hermandad entre mujeres... disfrutar de una “tarde de chicas” es maravilloso y energizante. Todos necesitamos ese espacio, unos más que otros claro, pero no es cuestión de género.

La mujer maravilla no es real; las mujeres de carne y hueso no pueden trabajar, atender la casa, los hijos, la pareja y estar esplendidas y de buen humor todo el tiempo sino piden ayuda en las tareas cotidianas y se toman un espacio para ellas, esos ratos que al final son en beneficio de todos porque nos harán mejores madres, amantes y amigas. Esta es una gran verdad, el que crea lo contrario está por muy mal camino.

No recuerdo donde leí algo que más o menos decía así: “Las mujeres comunes, sólo necesitan tener género para ser mujeres. Pero las súper mujeres, necesitamos tener sueños, visiones, metas, perseverancia, persistencia... Algunas de las muchas dotes con las cuales Dios nos proporciono pensando en la ayuda perfecta para este mundo imperfecto”. Para eso necesitamos no sólo pensar en la familia sino en nosotras mismas y hacernos valer un poquito por esas personas a quienes les entregamos todo, hacer que nuestra pareja, ese hombre al que tanto amamos nos vea como alguien que también necesita respirar.

4 comentarios:

  1. Se que lo que dices es cierto por mi hermana porque la he visto agobiada muchas veces entre trabajo y problemas de la casa, se estresa. Pienso que es cierto eso de que todas las personas necesitan un tiempo para encontrarse con su propio yo, para relajarse, sentirse libre de las presiones y responsabilidades. Yo no tengo ese problema, lamentablemente y digo lamentablemente porque a mi me sobra tiempo para encontrarme con mi propio yo, para revolverme en mis recuerdos y penas, y ambos extremos son malos. A veces soluciono mi soledad con trabajo. No quiero rodearme de gente, aunque muchos me lo consejan, no me interesa, prefiero pasar mi tiempo libre entre música, libros y recuerdos, al menos por ahora, pero esta soledad me está haciendo mucho daño y creo que en algún momento voy a tener que tirar la toalla. Ya ves yo no necesito espacio, a mi me sobra, esperando su regreso vivo entre recuerdos.

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  2. CIERTO, amigatodos necesitamos espacio, eso es una lucha constante en casa y cuando logro tener ese ratito tan ansiado soy muy feliz.

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  3. Estoy de acuerdo contigo linda, aunque le ocurre más a las mujeres yo sé bien a lo que te refieres porque tuve una pareja hace unos años que no me daba un minuto de paz, me gustaba mucho y le tenía cariño pero no me dejaba respirar, era como si hubieramos nacido pegados, eso acabó con todo lo que quizás pudo haber nacido en aquella relación. Por eso concuerdo que noes cuestión de género, TODOS necesitamos espacio.

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  4. Amiga q bueno esta eso y es verad mi mamma enloquece en casa x falat de tiempo para ella pero xD monopoliza todo y aunq quieran ayudarla nada leparece bien, voy a darle esto que escribiste para ver si entiende, porq a ella no es q no le den ese espacio q merece es q como quiere hacerlo todo ella misma termina estresandose.
    Frank amigo te veo un poco melancólico, tanta soledad no es buena, si tu gran amor no regresa trata de distraerte y compartir con otras personas.
    Los quiero.

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