Creo que estoy necesitando hacer una limpieza en mi interior para tirar algunos pensamientos indeseados, pasiones escondidas, deseos reprimidos, palabras que nunca hubiera querido decir, recuerdos de días tristes que ya no quiero tener. Arrojar directo en el cesto de la basura los restos de un amor que me hirió y otras cosas que tengo guardadas y aún me hieren, colocarlas aparte para después ver qué hacer con ellas, si logro olvidarlas o las envío también al basurero.
A veces todo lo vemos gris o negro, y otras ni siquiera vemos nada. Pero cuando veo constantemente esos grises que desembocan en el negro, cuando he perdido las ganas de muchas cosas… cuando veo esos grises que se comieron la esperanza del verde, que no me permiten ver, que me tiñen la mirada y hasta el alma… tiemblo entera, sin saber si es de rabia o agonía y entrecierro los ojos, obstinada en no dejar escapar ni una sola lágrima. Siento que una niebla nubla mi razón insinuando con sutileza una larga excusa sorda. Es curioso que la obstinación muchas veces es un defecto y otras tantas, una virtud. Mi "obstinación" resurge con fuerza para cuestionar lo que hasta quién sabe cuando, he tenido por verdad.
Continúo limpiando mi interior y al terminar de botar todo lo que me estorba, entristece y entorpece, recojo con cariño el amor encontrado, ordeno los deseos, perfumo las esperanzas que tenga (pocas o muchas), pongo a la vista mis metas para no volver a olvidarlas y dejo que salgan a la luz cosas que muchas veces acostumbramos a guardar y son las más importantes: el amor, la alegría, las sonrisas…
En la vida después de tanto avanzar, aprender, buscar un no se qué continuo, simplemente un día cualquiera, en un arrebato, se nos ocurre volver a donde empezamos y entonces nos damos cuenta que es allí, justamente, donde estábamos perdidos, el lugar en que está el significado de lo que quizás muchas veces nos obstinábamos en decir. Analizando literalmente la palabra. ¿Qué quiere decir “obstinación”? Terquedad, tener un “propio sentido”. ¿O no? Como dijo Hugo Reichenbach: “La obstinación es la potencia de la impotencia, la tenacidad de la debilidad, la fuerza de la blandura”. Todos tenemos derecho de darnos cuenta de que nuestra posición está errada y rectificar.
En muchas ocasiones la obstinación no es buena, no podemos decir que es igual que la persistencia o a la constancia, que sin duda son características que lo llevan a uno a lograr sus objetivos. Ser obstinado es ser porfiado, testarudo, empeñado. Ser persistente es mantenerse firme o constante. Ambos conceptos designan a una persona que decide mantenerse firme en su actitud, y la persistencia se convierte en obstinación, cuando se cumple a pesar de que la razón nos dice que el rumbo está equivocado. Es bueno entonces persistir, pero es malo obstinarse sabiendo que se está en un error. Entonces llego a la conclusión de que ser persistente es una buena forma de lograr los objetivos que nos trazamos en la vida, y que obstinarse, a menudo es una forma de fracasar.
La persona obstinada cuando está equivocada, cuando se da cuenta que está cosechando malos resultados y sigue en lo mismo, usa dos tipos de excusa. Por un lado, se declara persistente, pero, por otro no da su brazo a torcer porque estar equivocado y querer rectificar, no es común en estas personas. ¿Qué les falta o qué les pasa? Ese es el meollo del asunto. Son tan ilusos que piensan que si su plan ha fallado es porque “¡quizás no era la voluntad de Dios!”, que justificación tan estúpida. Además es mejor ni intentar que una persona obstinada cambie su rumbo, es perder el tiempo porque eso nunca va a suceder. Por el contrario, ellas terminan cambiando el rumbo de aquellos que están a su alrededor.
El que es obstinado obedece a una ley, a una sola, absolutamente sagrada, a la ley que lleva en sí mismo, al “propio sentido”. Llevan dentro su propia ley y la siguen absolutamente seguros e imperturbables. Sólo valora una cosa: la misteriosa fuerza en su interior, que le ordena vivir y le ayuda a crecer, para él no existe nada más que la ley silenciosa y tenaz que late en su pecho.
¡Qué diablos me pasa hoy! Me he desviado en dos ocasiones del tema (bueno lo que pasa es que no lo tengo muy claro) hay algo que quisiera expresar y no sé a ciencia cierta qué ni cómo hacerlo, lo tengo trabado entre “pecho y espalda” como dice la gente. Muchas veces quisiera tener un golpe de amnesia para olvidar todas las heridas que tengo sin cicatrizar. Algunos suelen llamarme cabrona, obstinada, rebelde, rara... y lo curioso es que no me preocupa porque la mayoría de las veces estoy de acuerdo con ellos. Aunque es cierto que no siempre soy así, otras soy comprensiva, cariñosa, pasiva (aunque hay quien se cuida más en esos casos)…
Con el paso de los años he aprendido por ejemplo: que todas las cosas dependen del punto de vista desde el que se miren, que a mucha gente les incomoda que los miren fijamente a los ojos y apartan la mirada porque malinterpretan la tuya o no saben cómo tomársela, demás esta decirles que a mi me encanta mirar de frente y no soporto la gente que me habla y no me mira a la cara.
Desde hace algunos años he aprendido a desahogarme escribiendo porque me cuesta hacerlo con las personas, no solo porque sea desconfiada por naturaleza sino porque he comprobado que la escritura es más civilizada que las personas, cuando escribes nadie te interrumpe ni te grita. Me he caído muchas veces y me he levantado con heridas (a veces profundas). A pesar de que no soporto la hipocresía alguna que otra vez he forzado sonrisas por personas que me han importado… también he tenido momentos en que he llegado al punto de no importarme nada... pero lo más importante de todo este enredo es que sea cual sea la situación al final hago como el ave fénix, renazco de mis cenizas una y otra vez…
No sé exactamente que pretendía escribir hoy, pero por las cosas que he dicho y el tono con que quedó es una reflexión o… ¡que sé yo! Difícil tarea ésta, la de describir sensaciones, sentimientos sin tener claro a veces lo que uno siente en determinado momento pero… bueno lo cierto es que cada día abro mi ventana y tiendo un nuevo vestido y así, poco a poco, voy mostrando, sin hacerlos muy evidentes, los ropajes que me visten.
¿Qué te pasa? Estás nostálgica... vamos levanta ese ánimo y di como yo cuando me pongo así pensando en mi amor ausente.
ResponderEliminar"Un minuto, sólo un minuto pido, un minuto para verla, para besarla, para volver a sentir su alma, para ser feliz… un minuto saboreado segundo a segundo, a la par que sus labios. Un minuto para poder abrazarla, que en mi mente no puedo por más que lo intento. Quiero un minuto tramposo que se convirtiera en una hora, y tras esa hora otra, y otra, horas que me seguirían pareciendo minutos. Un minuto con ella que se volvería eterno en mi recuerdo".
No me gusta sentirte así y creo que a tus demás amigos tampoco, todos tenemos que hacer limpieza en nuestro interior de vez en cuando, eso purifica el alma.
Amiga que pasa contigo hoy, ¿estás triste por algo? me gusta lo que escribiste pero siento mucha melancolía en esas líneas.
ResponderEliminarROSA:
ResponderEliminarHOY ESTAS TOTALMENTE DESCONCENTRADA,POR FAVOR NO TE RECRIMINES,NO QUIERAS HACER UN BALANE DE LO QUE FUÉ.PARA NADA,DE LAS COSAS NEGATIVAS SOLO GUARDA LAS QUE AMERITEN LA PENA,LO DEMAS PARA LA BASURA,NO VALE LA PENA REMOVER RECUERDOS TRISTES,YA VES COMO TE PONEN,DESCONCENTRADA,TRISTE.AMIGA LAS VACACIONES SIN PARA DISFRUTARLAS,¿Y ESA NEGATIVIDAD POR QUÉ?;ARRIBA LEVANTA EL ANIMO QUE EJEMPLARES COMO NOSOTRAS ESTAN EN EXTINCION.
Niña por Dios, sonriele a la vida en cada amanecer y sacude todoas las tristezas y los pensamientos negativos, como dice Frank, tu tienes mucha gente que te quiere, así que a mal tiempo buena cara y busca a tus amigos para sacar todo lo feo y regálanos tus historias de amor llenas de optimismo y pasiones.
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