En varias ocasiones hemos hablado de los amigos, me gusta escribir sobre la amistad que para mi es un sentimiento no solo hermoso sino sagrado. El auténtico valor de la amistad se deriva de lo difícil que es conseguirla y mantenerla. Los amigos nunca especulan sobre tus intenciones. Nunca necesitan una razón para quedar contigo. Los amigos solo esperan que seas tú, y se alegran por ello.
En la vida nos encontramos con personas que marcan la nuestra, son especiales, admirables y por las que sientes un cariño real. Esas personas son los amigos verdaderos, con quienes compartimos todo, nuestros momentos buenos y malos. Esas personas están unidas a nosotros por vínculos más fuertes que la sangre, están unidos por un cariño verdadero. Son quienes comparten, luchan y penan junto a nosotros más que la propia familia en muchas ocasiones.
Hoy les contaré lo que pasó el otro día en casa de mi gran amiga, que como ya saben nos reunimos mucho ambas familias para pasar largas horas de diversión. Comemos, bebemos, jugamos dominó, los muchachos juegan en computadora y también se suman en ocasiones al dominó, ¡Ah! La música no falta aunque a veces luchamos con nuestros maridos porque solo quieren escuchar boleros, a lo que los muchachos se oponen y a nosotros aunque nos gustan tampoco es para toda la noche. En fin estas reuniones que ocurren lo mismo en una casa que en la otra (es decir en la de ella o en la mía) pueden comenzar a las 3 de la tarde y terminar a las cuatro de la mañana (no siempre son tan largas pero si muchas veces lo son.
Hace unos días habíamos quedado en reunirnos en casa de Cary para comer y pachanguear un rato. Nosotras y nuestros hijos comenzamos la “fiesta” desde antes del mediodía, mientras nuestros maridos aún trabajaban. Cary y yo alternábamos el dominó y la cocina para poder jugar con ellos, que a veces se quejan de que cuando llegan los hombres ellos no pueden jugar o lo hacen muy poco. La tarde fue transcurriendo entre risas, juegos y música para todos.
Llegó la noche y con ella nuestros maridos. La comida estaba lista, ellos se dispusieron a preparar una ensalada y a freír tostones, al cabo de un rato servimos la mesa. Después de la comida los muchachos se fueron a dar una vuelta y nosotros los adultos, continuamos con la música, las risas, el dominó y los tragos. Así fue transcurriendo la noche, en una gran algarabía y sobre todo con mucho amor.
Los muchachos regresaron un poco tarde pero se pusieron a jugar en computadora los dos varones y a chismear las dos hembras. Alrededor de la una de la madrugada los dos mayores se fueron a dormir, el otro varón también y quedó mi princesita que es más dura de pelar. Se nos unió en la sala, y sustituyó en el dominó al marido de Cary que ya se estaba quedando dormido. Cary y yo teníamos un récord de juegos ganados (siempre les he contado que nuestros “pobres” maridos pierden con nosotras casi siempre), un rato después el mío dijo que ya no podía más y que se iba a acostar y para asombro mío, ahí mismo se acostó porque no quiso ni irse a casa. Eran alrededor de las 2 de la madrugada.
Como verán quedamos Cary, mi hija y yo, las tres nos pusimos a escuchar música mientras hacíamos algún que otro cuento y continuamos con las risas. Al poco rato ya no teníamos bebida y la niña quería refresco, que también se había terminado. ¿Qué creen que hicimos? Pues sencillo, nos fuimos hasta el Cupet a comprar cervezas, ron y refresco. He increíblemente a las tres y media de la madrugada andábamos nosotras tres solas en plena calle, muertas de risa y comprando cosas.
Cuando regresamos a la casa, la niña se preparó una “merienda” y después dijo que se iba a dormir. Cary y yo, nos empezamos a tomar las cervezas que habíamos comprado mientras seguíamos escuchando música y contándonos algunos chismes con total libertad pues ya nadie podía oírnos. Así transcurrieron dos horas más, donde el sueño empezó a vencernos pero como ya eran las 6 y 15 ella me dijo: “Bueno como esta es la hora en que me levanto a diario, voy a colar un café”.
Sin dejar de reírnos, ambas fuimos a la cocina, y cuando estábamos degustando el néctar, se levantaron nuestros hombres dispuestos a seguir la fiesta y asombrados de que no habíamos dormido. El café nos “cargó las pilas” y continuamos el día entre risas, música, bebida y juego. A las dos de la tarde, ya no podía más y regresé a casa (por suerte son unas pocas cuadras), con la promesa de ellos de que vendrían en la noche. Pero fue imposible, cuando llegué estaba casi dormida, solo atiné a tomarme un refresco y me acosté, con ropa y todo.
A duras penas a las ocho de la noche di el sí, preparé algo de comer, me di un baño y hablé con mi amiga por teléfono. Nos reímos mucho de aquella locura, había sido demasiado, estuvimos ¡30 horas de juerga!, ellos durmieron unas horas pero nosotras estuvimos a tiempo completo. Por tanto a las diez de la noche ya el sueño me había rendido nuevamente.
Pero sin dudas fue un fin de semana inolvidable, como casi todos los que pasamos juntos, pero este fue espectacular. Difícil es encontrar todas las palabras que describan nuestra amistad.
La amistad que yo te ofrezco es para toda la vida y en alguna otra si nos volvemos a reencontrar, es sincera y sin reproche. Es libre de juicios y pese al qué dirán sabes que en mí siempre podrás confiar, es sin condiciones ni ataduras porque eres consciente de todo lo que haces al igual que yo. La amistad que te ofrezco no quiere causar confusiones ni mucho menos complicaciones... sólo desea lo mejor a cada paso que das, aunque sea sin mi, sabes que siempre estaré contigo.
La amistad que yo te ofrezco es de tiempo completo y espera día a día una sola sonrisa tuya para seguir motivada. No deseo verte sufrir, ni mucho menos llorar, pues en un arrebato de coraje podría desgarrar al que causó tus lágrimas. Mi amistad estará aquí esperando por ti en las buenas y en las malas, siempre con una palabra cierta y sincera sin ocultar lo que realmente sucede en nuestras vidas, estará siempre presente para brindarte un tierno abrazo, o un dulce beso, y en todo el tiempo posible decirte lo mucho que te quiero, amiga mía.
Pero, por favor… ¡un poco de cordura porque no podemos estar empatando un día con otro!
La amistad cuando es verdadera tienes razón en decir que es sagrada, porque un amigo es más que un hermano está unido a ti por sentimientos muy fuertes que no tienen nada que ver con los vínculos sanguineos que nos impone la vida. El vínculo entre ustedes dos es muy fuerte y lindo, ella te ha sostenido en tus peores momentos, y tu siempre estás junto a ella cuando te necesita, la has protegido contra viento y marea de quienes han intentado o le han hecho algún daño. En cuanto a ratos alegres se pintan solas para la diversión, son un dúo dinámico, divertidas, maliciosas, cómplices y si sus maridos si no las siguen se quedan como esa noche que cuentas, allá ellos. Sigan siempre así, no dejen nunca que ningún mal entendido o una garra ponsoñoza se clave en ustedes y las separe. Ya les he dicho en otras ocasiones que una amistad así es una bendición y hay que defenderla y protegerla a toda costa. Cuidense mucho chicas y sigan divirtiéndose juntas. Las quiero.
ResponderEliminarUstedes dos son como mis amigas y yo, q buscamos siempre momentos para juntarnos y divertirnos, con cualquier escusa, todo nos sirve, lo malo y lo bueno. Las tres siempre estamos dispuestas al llamado de una de las otras, dejamos cualquier cosa, nada importa. Una llama y las otras dos corren. Frank tienen razón protejanse de todo y de todos, porque unos por envidia y otros por maldad tratan de destruir o alejar amistades así.
ResponderEliminarBuena esa chicas, sois locas a esa hora de la madrugada en la calle comprando bebidas y vuestros maridos durmieeeeendo, ¡joder! vuestra amistad es muy linda y valiosa, yo tuve una amiga así hace muchos años y la perdí, no dejeis que os pase lo mismo. Besos.
ResponderEliminarPreciosa tu y tu amiga son geniales y de temer, pero adorables al mismo tiempo, con mujeres como ustedes no se puede pestañar. Pero que le pasa a esos hombres, es que viven en la luna, porque pueden confiar mucho en ustedes pero de todas maneras…… yo con una mujer así además de feliz como deben ser ellos, no la dejo sola por nada del mundo porque las mujeres como ustedes tienen un no se que, que atrae mucho a los hombres, son como un imán aunque no sean mujeres hermosas, que no estoy diciendo que ustedes no lo sean, y eso es un peligro. Y ustedes tienen tremendo aguante tantas horas de juerga, bebiendo y jugando, y sin dormir, y no se cayeron. Ufffffffffff, que dios las bendiga.
ResponderEliminarWao, eso estuvo genial. verdad que nosotras las mujeres somos t6remendas y ustgedes tienen tremendo aguante. que vivan las amigas.
ResponderEliminareso estuvo super, nosotras todas somos geniales, y cuando estamos con amigas xD el mundo es nuestro. me alegro que se hayan divertido tanto y tu amiga debe estar feliz por esa amistad que tu le ofreces, y por lo que he leido en otras ocasiones ella es igual contigo. ¡vivan las amigas!
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