Creo
que me pondré a teclear como loca para calentar mi mente, para salir de mi
silencio, de esos pensamientos que me enfrían el alma. Voy a prepararme un
trago fuerte trago, como le gusta a mi hermanita, para seguir escribiendo.
Volví
la otra noche sin aspavientos y sin ganas de contar ninguna historia, sin ganas
de decir nada respecto a mi viaje, porque no pasó nada en realidad aunque sí
pasaron muchas cosas por mi cabeza y no tengo ganas de explicarlas, ni a mí
misma, mucho menos a terceros. He logrado esquivar la urgencia por el relato de
esos días.
¿Como
se hace para no complacer al corazón? Quiero volar a las nubes y disfrutar de
su dulce algodón, quiero dejarme empujar por ese motor llamado amor, que la
ilusión le robe una sonrisa a la razón, romper con la rutina y vivir algo en lo
que ésta no tenga cabida… Deseo no arrepentirme, estoy dispuesta a tropezar las
veces que haga falta, pero caminaré y caminaré y no voy a rendirme. Tengo ganas
de luchar, de arriesgar, de volver a empezar, de cambiar y dejar de mirar
atrás. Pero es tan difícil confesar lo que el corazón grita y la mente se
empeña en ocultar.
En
estas líneas donde coloco mis palabras se desgrana mi alma de mujer como un
todo, amante, amiga, cómplice, mujer con toda la fuerza del universo... Hoy soy
sólo eso, una mujer al borde de una realidad que se despeña por el abismo de
otra realidad y el absurdo aparece en forma de hombre...
En
estos últimos días, en muchas ocasiones, me he sentido deprimida, triste… pero
hoy seré dueña de mis emociones. En estos días me he hundido en el silencio… en
ese silencio tan pequeño, destruyendo un amor tan grande… ese silencio tan
apacible, tan inofensivo, convirtiendo las palabras en miedo y el amor en un
gran secreto… ese silencio tan quieto apretando la garganta para hacer llorar
el corazón. Ese silencio tan insignificante, como rendijita, subiéndose a los
muros y alterando la paz de la casa… ese silencio tan disfrazado, tan
escurridizo, socavando en nombre de la armonía y desplomando en nombre de la
prudencia…
Yo,
paso a paso, estoy aprendiendo a perdonar y a amar, a descubrir el valor dentro
de cada vida. Estoy aprendiendo que el afecto y la aceptación, son necesarias
para soportar las experiencias duras vividas a lo largo de los años, aunque
tropezando, sigo aprendiendo a poner de lado mis propios dolores, mis
intereses, mi ambición y mi orgullo, cuando éstos impiden el bienestar y la felicidad
de alguien.
Pero
a veces, como en estos días me encierro en ese silencio que entra como un amigo
y se va como un ladrón… tan corto, que llega sin marcar pisadas, y luego es
como un hilo largo enredándose al ovillo de mi vida… un silencio acaparador,
que enrolla las emociones hacia adentro, se traga las lágrimas, muerde nombres
queridos y estruja la ternura… un silencio frío, inalterable, ¡gran simulador
de caminos!, tomando fuerza para hacer de un solo amor, dos soledades.
He
viajado saltando de una en una sus largas pestañas y he ampliado la longitud de
su sonrisa. He convertido cada posible defecto en un aliciente para quererlo
todavía más, para maravillarme más aún con su perfección imperfecta. He viajado
en ese tren sin rumbo que traquetea por las vías de sus caderas, que funciona
con el vapor de nuestros suspiros y no tiene intenciones de parar. Con una
estación en cada esquina de ese cuerpo.
Maldito
silencio que me atormenta, tan sostenido, tan porfiado, para servir de
intermediario en un trueque de palabras; donde siempre se convirtió en nunca,
eterno fue pasajero… y unidad un espejismo. Sólo con sujetar y apoderarse de
las palabras, tu amor “llama” fue amor cenizas. Tu amor “savia” fue amor espina.
Tu amor “viento” fue amor polvo. Y tu amor “poesía” fue amor materia. El
intruso se convirtió en mago para perderte. El pequeño se convirtió en un gigante
contra el que no te atreves a luchar. El que empezó dueño de los huequitos, hoy
es todopoderoso de las emociones.
Sola
y triste lejos de ti. No quiero. Me está faltando una parte demasiado importante
que está rozando el límite de lo insoportable. En medio del silencio, una vez
puesta a pensar, ya no puedo parar, mi corazón sabe lo que quiere, quiere
tantas cosas... mi cabeza loca no lo pude aceptar, pero es una aventurera, valiente,
y pronto... será capaz. No quiero hacer daño, no quiero ver esos ojos empañados
y mi dolor es aún más hondo. A veces hay que ser egoístas y yo no he sabido
serlo y mi corazón pide tantas cosas... En estos días el silencio me domina
como un gorrión acorralado que no se atreve a volar libremente… está llevando
los hilos de mi vida, sin darme cuenta que marcho a mi propia destrucción.
Me
siento como un tren detenido, pero me pondré en marcha, atropellaré este
silencio que a veces me parece coloso, dejaré que salgan las palabras acumuladas
en mi corazón. A lo mejor lo que creía sepultado, está latiendo… y en el fondo
del arenal, hay una fuente, y allí olvidada una semilla. A lo mejor todavía es
tiempo de sembrar… Tiempo de que nazcan rosas para mi silencio. Rosas con raíz
de palabras. De esas que cuando se ponen a perfumar los sentimientos, inundan
la vida.
Resulta
tan difícil transformar un pensamiento en dolorosas palabras. Por mucho que me
retuerza las tripas pensarlo, ya no puedo continuar, ya no quiero continuar. Ya
no puedo evitar que el corazón se salga con la suya. Quiero sonreírle y decirle
que si a mi consentido corazón mimado.
Necesito
cumplir con mi propia escritura, necesito escribir para no traicionarme. ¿Por
qué cada vez parece más mentira? ¿Por qué estas preguntas están peligrosamente
en el límite entre el estoicismo y la amargura, entre la libertad y la
esclavitud? ¿Por qué sigo pensando en términos de verdad o mentira, de realidad
o ilusión, si pretendo que los he abandonado? ¿Por qué, a pesar de todo, la
tristeza me parece más real que lo demás? ¿Por qué cuesta más creerle a la
felicidad? ¿Por qué me obstino en creer que siempre hay un velo que descorrer?
¿Por qué tener ganas ha ido dejando de ser una sensación para convertirse en
una idea? ¿Por qué no me decido de una vez, me caso con una convicción
arbitraria y me dejo de preguntas incontestables?
No
sé si esto tendrá que mejorar o empeorar, no sé si vale la pena o es una enorme
pérdida de tiempo. Me inclino por lo segundo, pero no sé cómo hacer otra cosa.
Este es un período que por desgracia a todos nos pasa, ¿quien no ha estado deprimido o con la incertidumbre de no tomar la mejor decisión?Tú siempres aunuqe a veces no lo reconozcas a cabalidad has sido una mujer conservadora propia de nuestra generación, pero no debes evadir lo que te dicta tu corazón,lo imortante eres tú, ojalá nunca tengas que lastimar a nadie, no obstante sabes que siempre estaré a tu lado y por favor ponte arribita arribita, no por gusto te invité a una noche de chicas el sábado, ajajajajajaja y creo que la pasamos muy bien:-))
ResponderEliminarUn dia de estos, vas a olvidar disfraz y maquillaje y no te quedara otra que ser tu misma. Bueno, eso si encuentras a quien este dispuesto a dejar los disfraces y maquillajes de lado tambien. Por mientras, suerte.
ResponderEliminarHace poquito escuche un poema que decia algo asi como que en la vida no hay vencedores, o sea que hay que hacerse la idea de que no podemos ganar, y que tal vez un empate no es algo tan malo. Me encantan tus textos, tienen buena onda, son bacanes. Demas que en un libro no se verian nada de mal.
ResponderEliminarTe leen muchos anónimos y algunos escriben aunque no dan su nombre, pero eso es importante, porque demuestra que seguimos creciendo.
ResponderEliminarCuesta creer que uno sigue buscando un camino, y a veces no sabe ni para dónde ir, ni cómo...Pero, amiga, por lo que conozco de ti creo, que puedes respirar profundo, y subir un cerro, cualquier cerro que te propongas, pensando en no caerte... y cuando llegues a la cima, parar y preguntarte ¿es esto la felicidad?, y decirte que SI mientras tomas agua y respiras mirando hacia abajo....luego baja, y pon play again, pero con el recuerdo de haber sido feliz. Eso da energía, como pilas, para seguir poniendo play, aunque sea sin estar 100% en los zapatos de uno. Cuidate mucho un beso.
Es verdad lo que dice lily... te leen anónimos... y yo soy uno de ellos. Creo que hace ya bastante que sigo tus palabras blogerianas, y sin embargo, nunca dije que lo hacía hasta hoy. Encontré esto... y no voy a negar que es tan parecido a lo que sentí(y siento)hace un tiempo y por eso te comprendo, pero la vidsa a veces hace que nos hagamos muchas preguntas y muchas incontestables como tu misma dices. Hay que seguir y tratar de ser feliz, las malas rachas pasan y la felicidad aunque sea corta siempre queda el recuerdo. Cuando logramos ser felices aunque no sea un largo tiempo las equivocaciones son más llevables.
ResponderEliminarAl corazón siempre hay que complacerlo, es la única manera de ser un poquito felices y poder llevar la vida con sus altas y sus bajas. Espero que el trago fuerte que te serviste como le gusta a tu hermanita te haya aliviado un poco por lo menos seguiste escribiendo. No te preocupes el silencio termina, estoy seguro que ya quizás terminó, las demás cosas cuando no somos capaces de resolverlas o no sabemos como es mejor dejarlo al tiempo, claro que se corren ciertos riesgos, pero no queda de otra. No te desplomes, vuela. Para bien o para mal las cosas siempre toman su rumbo. A veces en el amor no hay nada predecible. Yo escribí esto hace unos días, aquí te lo dejo y luego me dirás.
ResponderEliminar“Cualquier tipo de sentimiento rancio que guarde mi alma desaparece estando con ella, con su animada sonrisa, con su felicidad contagiosa. Haciendo posibles cada una de sus locuras sin pensar en nada más, en las consecuencias, y demás. Simplemente sin pensar. Cuando no estoy con ella me gusta recordarla así, contenta, retadora, seductora y dándole igual que la gente la mire sin entenderla, para ella no es importante lo a los demás le ronde por la cabeza sólo le importa lo que yo pienso y yo la veo más adorable, interesante, seductora que nunca. No soy capaz de dejar de pensar en ella, en esa mujer que me ha robado el corazón, y lo mantiene escondido y preso.
Hemos sido causantes de la tercera guerra mundial en nuestra cama. Cómplices de mil y una travesuras, culpables de que en esa habitación todo empezó como un juego y terminamos cayendo en nuestra propia trampa, ella se dejo llevar como nunca perdiéndose entre sus normas, rompiendo las reglas, esa fue su perdición. Yo también perdí el juego, me enamoré.
No puedo evitar una sonrisa cuando me acuerdo de ella. No hay nada más nítido en mi memoria que los ratos que pasamos juntos, ajenos a todo, sin darnos cuenta de nada que no seamos ella y yo, en un sueño de nube rodeada de desvaríos y locuras que definen cada segundo de nuestro tiempo. Nos ahogamos en el placer de nuestra propia felicidad. No me arrepiento de nada, ella es lo mejor que me ha pasado en la vida. Nunca dudo, ni siquiera cuando su mirada se vuelve triste y sus palabras resentidas, ni siquiera cuando llegan los celos, ni siquiera entonces dudo. No todo es color de rosa, pero todo depende del punto de vista... a veces son necesarios algunos momentos negros para no abrumarnos con tanta plenitud y rozar el aburrimiento”.