Para
mí el café es como el sexo… No me vale cualquier cosa. Me gusta el café con
cuerpo, textura, aroma, olor, exquisitez, fragancia, dulzura… Bebo mucho café,
siempre me gustó, y cada sorbo lo disfruto a plenitud igual que el sexo. Hay un
proverbio toscazo que dice: “El café debe ser: Negro como el infierno, fuerte
como la muerte y tan dulce como el amor”. Yo coincido con ese proverbio en las
dos primeras cosas pero no en la última porque me encanta que el amor sea dulce
pero aunque el café no me gusta amargo detesto que esté dulce.
Todos
los días al despertarme, me repito mentalmente “necesito un café, necesito un
café”, me levanto y entro en la cocina y me preparó un café para despertar a la
realidad, él todavía está en la cama, tomó la taza entre mis manos, aspiró
profundo y comienzo a beberlo… Si alguien me interrumpe en ese momento tan
vital, soy casi capaz de matarlo salvo que ese alguien me pida sexo. Mientras
con deleite bebo mi café, miro por la ventana las nubes y los ligeros rayos de
sol que comienzan a abrirse paso en el cielo. Entonces vuelvo a pensar en él y
sonrío. Recuerdo cada detalle de cada momento, sus besos y su cabello, las
caricias y las palabras y sus ojos puestos sobre mí con admiración.
En
esos instantes él aún duerme plácidamente, y yo sigo con mis recuerdos y sigo
sonriendo… su mano recia y delicada, recorriendo mi cuerpo y esos labios al
unísono satisfaciendo cada uno de mis deseos. Hacemos el amor en cualquier
parte, hasta en el auto como dos jovencitos aunque ya no lo somos. Los
pensamientos terminan dominándome… el café caliente y el cuerpo también.
Entonces
siento unos brazos cálidos que me abrazan y unos labios que se posan en mi
cuello. Termino el café envuelta en sus brazos, sé que habrá sexo y luego más
café.
-Bueno
días amor ¿qué tal el café?
-Excitante
–contesto.
-¿Más
que esto?
Comienza
a acariciarme…
-Definitivamente,
no.
Y
no hay más palabras, sólo el sonido de la respiración por hacer tanto ejercicio
juntos… ¡madre mía, qué placer! En esos momentos siempre llevo muy poco ropa
pero en un instante nuestros cuerpos desnudos frente a frente se entretienen tan
maravillosamente… yo me abandono voluntariamente para que me aprisione con todo
su órgano viril y claro, sintiendo eso dentro de mi ¡quien no se dejaría! Se
escuchan palabras entrecortadas, suspiros, gemidos… orgasmos… Acarició tu piel
con sabor a café. El olor del sexo y del café garantizan un buen despertar.
Siempre
le robamos horas a la noche, no importa, si te acaricio tiemblo, si te miro
suspiro... Hacemos el amor en la noche y despertamos amándonos de nuevo, y de
nuevo otra vez, y entre amor y amor, reímos y nos disfrutamos al lado de una
taza de café.
Cuando
nuestros cuerpos se calman, nos besamos y me dirijo al baño, entro a la ducha,
cierro los ojos, suspiro profundo y entró al chorro de agua. Todavía estoy
excitada, ha sido demasiado placer… instantes después te siento entrar al baño
y no te miro, sé lo que harás, siempre es inevitable… subo mi pierna derecha,
recargó la rodilla en la pared de azulejo, ya estás pegado a mi espalda y tu
mano va directo a mi sexo mientras la otra acaricia mis senos, echo la cabeza
atrás, cierro los ojos, dejando que el chorro de agua fluya sobre nuestros
cuerpos… puedo sentir el latido de tu corazón en mi espalda, tu mano está
dándome un placer inigualable, mi cuerpo está tenso por el incremento del éxtasis,
tu mano comienza a moverse más rápido, arqueo un poco más la espalda, emito un
suave gemido… Una explosión recorre mi cuerpo, me besas y entonces me penetras,
comenzando ese baile tan antiguo y excitante, con movimientos rápidos y
profundos hasta que tocamos el cielo. Bajo la pierna, incorporándome de a poco
abro los ojos, relajo las piernas que están invadidas por el temblor, una
sonrisa se dibuja en nuestros rostros, tomó el shampoo y tú el jabón,
finalmente se inicia nuestro baño. Ya vestidos para irnos disfrutamos juntos,
nuevamente de una taza de café.
Benditos
amaneceres con café y sexo o viceversa, los que disfrutan de ambos que estoy en
lo cierto y quienes no lo hacen les recomiendo ponerlo en práctica. Es cierto
que las mañanas son complicadas pero bien vale el “esfuerzo”. Y no lo digo sólo
yo, lo dicen un sinnúmero de investigaciones.
Según
investigaciones realizadas, los intereses de una mujer para con el sexo se
relacionan proporcionalmente con la cantidad de cafeína que ingieren diariamente
porque la cafeína además de reducir depresión y estimula la actividad sexual.
Claro, todo depende del tamaño, del peso, del perfil psicosexual y de la
sensibilidad a la cafeína de la mujer que tome el café. Bueno, de todas
maneras, bien vale tomar en cuenta estas investigaciones. Para todo el mundo un
buen café es un reconstituyente innegable, aumenta la agilidad mental y la
capacidad de tener atentos los sentidos.
En
otras investigaciones los sexólogos aseguran que tener relaciones sexuales
durante las primeras horas de la mañana fortalece el sistema inmunitario, lo
que conlleva a tener una vida saludable, pues con ello se libera oxitocina, sustancia
que aumenta la sensación de bienestar. Amigos, por experiencia les garantizo
que lo que aseguran los especialistas es cierto, no hay nada como comenzar la
mañana con buen sexo y después un buen café o viceversa.
Dicen
los estudios que, además del placer del instante, el “mañanero” te regala buen
humor, brillo capilar y una piel tersa. Y a los hombres les ayuda a fortalecer
los músculos y los huesos. La pareja, señalan los investigadores, inicia la
jornada con mejores ánimos, con fuerzas y con una visión positiva. ¿Acaso no
necesitamos de todo eso para no caer en las garras del mal humor y del estrés?
La respuesta es obvia.
Me
gusta seducir al tiempo, también me gusta combinar el cigarro con una taza de
café, aspirar el humo y sorber el líquido, alternativamente, hasta acabarlos al
unísono. Y cuando me siento a escribir casi siempre pongo a mi lado una taza de
humeante café… sorbo de café, suspiro grande, echo la cabeza atrás en signo de
reflexión, enciendo un cigarrillo, haciendo acopio de toda la inspiración que
llevo acumulada para que salga y … comience el desfile de letras.
Me
imagino que las de hoy les han encantado a todos. A los que prefieren café y
sexo por las mañanas, como yo, y a los demás también porque seguro que a
alguien (o a muchos) se le despierta el bichito por poner en práctica este rito
matutino. Y cuando vean lo saludable que es y las energías que da para comenzar
el día, adorarán levantarse un poquito más temprano.
Yo
soy adicta al café, ¡al buen café!, y digo como Marilyn Monroe: “El sexo forma parte
de la naturaleza, y yo me llevo de maravilla con la naturaleza”. Por eso en el
título de este post comencé escribiendo ¿Café o sexo? Y de inmediato agregué
¡Ambos!
Los
quiero y a todos les dejo un saludo con aroma a café.
Me he reído mucho leyéndote, linda, me has hecho acordar de muchas cosas, y por esos recuerdos no dejo de reconocer que tienes razón, el café y el sexo al amanecer son saludables y reconstituyentes, no hay nada que sea comparado con comenzar una mañana con buen sexo y después un buen café o viceversa (como tú dices), si hay reiteración, después un buen desayuno. Pero si hay monotonía, un consejo, cambio de ingredientes del desayuno; si no es suficiente para vencer el aburrimiento, cambio de pareja; si es cuestión de calidad, entonces es mejor adquirir mejores productos alimentarios o buscar mejor pareja; si es cuestión de cantidad, entonces hay que desayunar más o buscar una pareja para antes y otra para después del desayuno.
ResponderEliminarTener sexo a las 7:30 am es un desayuno completo 50%de carne, 30% de huevos, y 20% de leche. Por Dios, amiga, ya quiero desayunar,,,,
ResponderEliminar¡joder, tía! Teneis razón y sos de las mía porque a mi el sexo me gusta como el café, bien caliente, bien fuerte... y sobre la mesa de la cocina. Algunos aseguran que mucho sexo y café es daañino, pero por Dios si muero teniendo sexo, morire feliz, os lo aseguro y creo que vosotras chicas creeis lo mismo. ¿cierto?
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo en que el sexo mañanero es fenomenal porque es como el programa "amanecer feliz", a mi me gusta el cafe acabadito de hacer pero no soy adicta a él como tú aunque despues de un amanecer movidito viene muy bien algo energizante jajajaja pero coincido con mi amigo Peter, es importante que ese desayuno no se vuelva una rutina porque las dmeas "comidas" tambien son importantes y a veces para lo que no hay tiempo es "para un buen desayuno"· Y para no variar de tema, Rosabel puedes pasar a buscar un paquete de café que compré para las dos y ustedes amigs del blog estan invitados a un buen café virtual porque aunque no muero por él me queda riquísimoooooooo, modestia aparte:-))Ahhh y como dice Estela bien caliente y bien fuerte como el sexo.
ResponderEliminarMe encanta el café y el sexo pues ni hablar. Yo coincido contigo y con los estudiosos del tema en que no hay nada mejor en la mañana que un buen sexo y un buen café. Tú y yo coincidimos en muchas cosas y como a Peter a mi también me has removido recuerdos, momentos inolvidables. Por ejemplo, hace dos años más o menos, mi pareja y yo nos habíamos peleado, llevábamos varias semanas sin vernos y sin hablarnos. Yo me había cansado de insistir y ya daba la partida por perdida, simplemente no sabía qué más hacer, cuando una mañana muy temprano, yo aún dormía porque era uno de esos días en que no trabajo. Me despertó el olor del café recién hecho y sentir la ducha, en medio de mi soñolencia pensé, “me estoy volviendo loco ni el café ni la ducha pueden ser cierto porque estoy sólo en casa”. Me senté en la cama y me sonreí porque me acordé de ella que es una adicta al café (como tú) e inmediatamente volví a sentir el aroma del café y dije “¡Mmmm... cómo huele a café! pero... no es posible, y la ducha debo haberla dejado abierta anoche cuando me pasé de tragos”. Me levanté para ir a cerrar la ducha y cuando di dos pasos rumbo al baño, quedé petrificado cuando la vi a ella saliendo envuelta en una toalla. No podía creerlo, deseaba tanto tenerla de vuelta, que al verla frente a mí sin dudarlo abrí y extendí los brazos, ninguno de los dos dijo una sola palabra sólo nos abrazamos y nos besamos. La llevé hasta la cama y me dijo sonriendo, “te hice café, no vas a tomarlo ahora que está recién hecho”, me reí por la malicia que vi en sus ojos y por lo que sabía que había detrás de sus palabras, “sabes que cuando me levanto necesito un café, pero en este instante más te necesito a ti, el café puede esperar”. Entre caricias, besos, murmullos y gemidos le hice saber cuánto la necesitaba, cuánto la había esperado y extrañado, cuánto la amaba y la felicidad que me daba tenerla en casa de nuevo. Fue una mañana intensa, donde el sexo estuvo como el café caliente y fuerte, no hicieron falta explicaciones ni perdones.
ResponderEliminarYa ves las cosas que me has hecho recordar y otras muchas más ligadas al café matutino pero que no puedo contar aquí. Decididamente ante la pregunta ¿Café o sexo? Digo como tu AMBOS. Yo también te dejo un saludo con sabor a café.
El sexo es como una taza de café caliente y adictiva! mmm... k rico
ResponderEliminarNo me gusta mucho el cafélo tomo muy poco prefiero el té, pero en cuanto al sexo por favorel sexo es como el alcohol, mientras más lo tomas más te embriaga.
ResponderEliminarPues me gusta el café y bien cargado, k coincidencia tmb el sexo.
ResponderEliminarCary no sé que programa es ese “amanecer feliz” pero vuelvo y repito que estoy de acuerdo con ustedes en que el sexo mañanero es fenomenal y que es cierto que después de un amanecer movidito viene de maravillas un energizante café… y por supuesto que los otros horarios son igualmente importantes aunque a veces nos golpea el cansancio del día. Espero que tu y nuestra amiga, disfruten ese café que compraste. Un beso para ambas.
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