Hoy
el tiempo está rico, la temperatura es muy agradable, hay un ligero sol que
calienta sólo un poquito y no deja sentir frío pero tampoco ese calor abrasador
del verano. Me encanta el verano pero cuando el calor es excesivo comienzo a
sentirme incómoda, me estorba hasta la ropa… Como mejor tolero el calor es con cerveza
bien fría (que parte como nos gusta decir) en mano y traje de baño sentada
frente al mar. Pero bueno, volviendo al día de hoy, además de lo que dije
referente a la temperatura lo que más me gusta es que por fin es viernes.
Me
agradan los viernes porque es el último día de actividad laboral (al menos para
muchos). Son días ideales para descansar, relajarse durante la noche y
acostarse tarde porque no hay que madrugar para trabajar al día siguiente. Los
viernes me siento más humana y menos robot. Me gusta saber que estoy a un rato
de salir y olvidarme de la oficina al menos un par de días.
Los
viernes por la mañana cuando salgo a la calle vislumbro un sol diferente y hago
las cosas con otro ánimo, a veces con rapidez, como si no lo hubiera hecho en
los cuatro días anteriores, o como si se fuera a acabar el mundo esa misma
tarde, y de pronto ya no tengo prisa, me relajo… Me gustan los viernes cargados
de esperanza y sobre todo porque dejo mi conciencia tranquila y satisfecha sabiendo
que hice todo lo que pude y supe hacer aunque nadie lo entendiera o lo
apreciara.
No
me gusta, ¡me encantan los viernes! son la antesala del fin de semana y aunque
trabaje, salgo al mediodía y el entorno donde está la oficina ayuda a disfrutar
del buen tiempo. Si no me lo paso muy bien al menos tengo la satisfacción, aunque
sea sólo por quitarme el stress, de saber que no tengo que ir al trabajo
durante dos días. Pero aún no pasándolo como me gusta, los fines de semana
mantienen su aura especial y divertida. Los viernes siento que puedo caminar
más despacio y renovar dentro de mí un montón de ilusiones, sueños,
expectativas y tal vez, alguna nueva diversión o maldad.
Los
viernes tienen cara de dulzura, parecen amables y serenos, suenan a la promesa
de dos días de asueto. Me gustan sus tardes, siento el aire más ligero, son momentos
de relajación, sin prisa, con el fin de semana por delante, en el caso de hoy con
buena temperatura, y algún que otro deseo, que de cumplirse lo hará mas
divertido... En las agendas el viernes debería tener más espacio en la hoja,
porque suele alcanzar para vivir más.
Sí,
hoy por fin es viernes y hay algo que nunca negaría, todo me sabe a ti. Eso me
basta y me sobra. Mmmm… pero también me gusta salir a tomar algo con mis
amigos, escuchar música, jugar dominó y reír hasta que me duela el estómago y
las lágrimas me corran por las mejillas con las ocurrencias de mi amiga. Me
gustan los viernes porque producen en mí un saborcillo que no sé explicar muy
bien, pero seguro que me entienden.
¡VIERNES!
Un día de trabajo que se ve de otra forma, tarde larga para disfrutar de forma
tranquila y en la que no me gusta estresarme. En fin, que los viernes mi estado
de ánimo es mejor, a pesar del cansancio acumulado de la semana.
Buen
fin de semana para todos.
A mi también me encantan son días de geniales charlas y cenas locas en casa. Mezclando gentes y risas, labios y bocas. Limón y brandy, que hace que sin querer, queremos más.
ResponderEliminar