Noche
de insomnio, ya es viernes, son las cuatro de la madrugada aproximadamente.
¿Qué les puedo contar? Estoy de buen humor pero ando un poco estresada. No es
nada que no se pueda resolver, son cosas del stress diario, esa rutina que a
veces nos ahoga de vivir todos los días un déjà vu constante.
A
veces recuerdo la época en que decía “cuando sea grande, yo quiero…”, indudablemente
pensaba en el futuro. Lejos están esos días en que era una niña. Hace mucho
rato soy adulta, con una familia creada, tomando decisiones que afectan mi vida
laboral y sentimental, esta última es muy importante y es la responsable de que
este de tan buen humor.
Hace
un rato pensaba ¿Existe la suerte o no? Esto fue tema de conversación hace dos
días con alguien. Es interesante este tema. Como todo en esta vida, cada quien
tiene su punto de vista sobre diferentes aspectos, y cada quien tiene derecho a
interpretarlo como mejor pueda o quiera. Creo que suerte es estar en el lugar y
en el momento adecuado. Yo no creo que estemos predestinados a nada, porque eso
quiere decir que por más esfuerzos que haga en la vida, los resultados
irremediablemente ya estaban escritos por anterioridad. Prefiero pensar que
todo cambia según las decisiones que tomemos.
Entonces,
¿por qué mala suerte? ¿Por qué buena suerte? Creo que todo depende del cristal
con que se mire, lo que para uno puede ser mala suerte en un momento, para otro
puede ser buena suerte o incluso para uno mismo en otro momento de la vida.
Escribir sobre este tema podría llevar varias páginas que seguramente ustedes
no leerían. Solamente puedo decir que yo creo que podemos forjarnos nuestro
destino luchando por lo que queremos.
Seria
fantástico que todo nos fuera bien así por que si ¿no? Que las cosas salieran
al primer intento y sin esfuerzo. Pero la cuestión de cómo tener buena suerte
es entender que no existe ni la buena ni la mala suerte. Ese concepto es en si
mismo muy vago y relativo, cuando no directamente se refiere a otras cosas que
no tienen ni remotamente que ver con el azar.
Vivimos
en un mundo de causas y efectos y aunque no sepamos la razón las cosas
fortuitas que nos dan placer o dolor tienen un porqué: nuestras acciones,
pensamientos, los de los demás, etc. Muchas personas al saber le llaman suerte,
pero la suerte es sólo una cara del azar. A los preparados no se les desea
suerte: sólo éxitos; la suerte es para los indecisos: él éxito para los
arriesgados.
Voy
a tratar de explicarme. Dos personas en una misma situación pueden vivirla de
diferente manera, siendo todo cuestión de actitud de cómo enfrentarla. Si lo
enfrentas con una actitud negativa, todo parecerá oscuro, gris y sin futuro.
Mientras que con una actitud positiva, incluso una mala situación vivida te
sirve como una lección para no cometer los mismos errores, madurar en algún aspecto,
conocer un poco más de esta difícil vida y seguir adelante, pensando que
podemos hacer mejor las cosas.
Si
las cosas no nos salen bien tenemos que aprender la experiencia y prevenir
hasta cierto punto que vuelva a repetirse lo que no deseamos, pero si no
hacemos caso de las lecciones que el universo nos presenta estaremos condenados
a caer en los mismo errores una y otra vez. Por tanto es absurdo que alguien
que se niega a aprender de la experiencia diga “Que mala suerte tengo” porque
es una forma de trasladar su propia responsabilidad a un ente invisible y
poderoso llamado “suerte”.
De
niños creemos que todo es color de rosa, de adultos nos damos cuenta de que no
es así, que la vida es dura, que las cosas no siempre salen como queremos
aunque nos esforcemos mucho. Además existen otras muchas personas que igual
intentan forjar su destino y muchas de ellas cruzan su camino con el nuestro,
modificando los resultados.
Hay
que ser optimistas. La vida nos presenta oportunidades a todos, pero no sirven
de nada si te dejas vencer con facilidad ante las adversidades. El optimismo nos
da fuerza, energía y resistencia para seguir adelante, nos da esperanzas y eso
es lo que nos hace volver a intentarlo una y otra vez hasta lograr nuestras
metas.
El
azar es un suceso imprevisto que nos pasa, el secreto de la buena suerte es
hacerlo jugar a nuestro favor. Por eso Pasteur decía que “el azar sólo favorece
a las mentes preparadas”. Hacer de la casualidad un éxito implica saber responder
ante lo nuevo que se presenta o poder mirar lo viejo con una mirada distinta. No
hay suerte posible para el que no sabe bucear
en el mundo interior para conocerse a sí mismo. Concentrarse en metas u
observaciones equivocadas hace contraer una deuda con el “banco interno”, que
es el que presta la energía. Si este compromiso no se cumple la deuda se paga
con estrés y se llama mala suerte.
Por
eso no creo que haya una persona con buena o mala suerte, no como una tendencia
definitiva que te sigue de por vida, como si estuvieras marcado. Nadie es
completamente feliz ni completamente desafortunado, de eso estoy segura. Por
ejemplo a mi me han ocurrido muchas cosas por las que podría decir que tengo
mala suerte, pero a su vez me han sucedido otras cosas buenas que compensan la
balanza. Seguiré luchando por mi felicidad, pensando lo mejor posible mis
decisiones y las consecuencias de estas, intentando hacer una balanza entre los
sentimientos y la razón, aunque en ocasiones sea imposible.
En
fin, para algunos la suerte es que le toque la lotería, es tener cosas de
valor, es “darse una buena vida”, es que te elijan para algo importante... para
mi la suerte es descubrir que no todo lo que me ocurre sea malo, que las cosas
suceden por algún motivo evidente. También es darme cuenta de que existe algo
que me inspira y con lo que me siento bien, feliz, algo que me hace ser yo
misma y algo que me hace sentirlo todo sin nada a cambio. Es saber que existe
alguien por quien me levanto de la cama cada maldita mañana por más que cueste…
Alguien que me haga sentir que solo importo yo y nadie más aunque haya millones
de personas alrededor. Para mi... la suerte es haberte conocido, que estés
cerca, besarte, abrazarte, estar contigo y quererte…
Prométeme
el Sol y Marte, tu calendario y tu agenda cien por ciento disponible todos los
días del año. Llévame lejos cuando necesite huir de algo, tranquilízame cuando tenga
miedo, no te olvides nunca de mi cumpleaños porque lo pagarás caro. Dime si voy
fea o si estoy bonita, emborráchate conmigo cualquier día que te venga bien.
Acompáñame en este camino y no me sueltes.
Es verdad muchas veces dos personas con las mismas posibilidades y en la misma situación una sale adelante y la otra no. Entonces no se puede decir que uno triunfo porque tuvo suerte, sino porque supo actuar ante las circunstancias.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo, linda. El tener suerte o no depende mucho de nosotros mismos. Benavente dijo: “Muchos creen que tener talento es una suerte; nadie que la suerte pueda ser cuestión de tener talento”. Y es verdad.
ResponderEliminarEn cuanto al amor, tener un gran amor también es una suerte, pero hay que saber defenderlo para conservarlo. Hay personas que no lo tienen porque les pasa por el lado y ni siquiera se dan cuenta o en espera de algo “mejor” lo dejan marchar.
Cuidate, preciosa, buen fin de semana.
Para mi la suerte es haberte encontrado.
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