He visto que algunos se
me adelantaron en las felicitaciones por el Día de las Madres. ¿Acaso temían
que yo me perdiera nuevamente? No, amigos, no me perderé y un día como este
menos. El ensayista, novelista y poeta libanés Khalil Gibran dijo: “Madre: la
palabra más bella pronunciada por el ser humano". Lindo tema para
reflexionar, ser madre no es nada fácil, aun cuando Dios nos doto del Instinto
Maternal. El único derecho irrenunciable que tiene una mujer como tal, es el de
ser Madre, porque le permite consumar la función de su naturaleza y
experimentar unas sensaciones y sentimientos sublimes, que de otro modo jamás
hubiese conocido.
Sobre este tema ya he
escrito algunas veces y ahora que se acerca el día de las madres volveré a
hacerlo. Estos temas, como madre y mujer que soy me enloquecen y estaría horas
hablando. Pero iré al grano y sin enredos.
Para ser madre no se
requiere título ni experiencia. Los niños no llegan al mundo con un manual de
instrucciones debajo del brazo. La experiencia de cada mujer, de cada madre, es
única, personal, e incomparable. Todo el mundo habla de lo bello que es tener
un hijo, pero nadie habla de lo agotador que puede llegar a ser, sobre todo
cuando son pequeños.
Confieso que yo tuve
momentos en los que casi caigo de cuajo al piso de lo cansada que estaba, el
día se me iba volando y hubo algunos en que al llegar la noche me daba cuenta
que llevaba horas aguantando sin ir al baño. Este trabajo de ser madre nadie lo
estudia en la universidad, y es una responsabilidad gigante, se trata de cuidar
a tu hijo, y entre tanta responsabilidad, tareas, preocupaciones y adivinanzas
(porque aún no se ha encontrado el “Diccionario del Bebé”), honestamente creo
que uno tiene todo el derecho a equivocarse. Ser Madre no es tarea fácil y todo
el tiempo nos estamos preguntando “¿lo estaré haciendo bien?”.
Todas sabemos que ser
madre es lo más grande y bello que nos puede pasar, es nuestra consagración
como mujeres, pero es duro, ¡no digan que no! Esa es la experiencia más
poderosa que puede vivir una mujer, nada nos marca tanto como el momento en que
por fin sostenemos en brazos al hijo que ha salido de nuestras entrañas y vemos
que nos mira a los ojos como diciendo: te conozco.
¡Pero ser madre es duro
amigas! Y no se trata sólo de la falta de sueño, de los cuidados que demanda un
recién nacido, ni de la falta de experiencia y la incertidumbre de si lo estás
haciendo bien o no. Es mucho más que eso. Es la ruptura total y repentina con
tu propia identidad, con lo que hasta el instante de parir te había definido:
tus proyectos, tus ambiciones, tu trabajo, tus amigos, tu cuerpo, y todo lo que
llamabas tuyo. Tu tiempo. Tu vida.
Es mirarte al espejo y
no reconocerte. Es preguntarnos frente al espejo: ¿En qué momento te
convertiste en esta mujer ojerosa que no tiene ni un minuto para sí? ¿Quién
eres ahora? Sigues siendo tú, sólo que una versión más grande de ti misma. Pero
al principio no te encuentras porque no vinculas esta nueva vida con aquella
otra vida que de pronto te parece tan remota, aquella en la que ibas y venías a
tu antojo, disponías de tu tiempo y te pertenecías. Y es que ahora toda tú eres
para otro ser, que no sólo se alimenta de tu leche, sino también de tus
caricias, de tus palabras, de tu calor.
El tiempo pasa y llega
el momento en el que las tomas son menos y las horas de sueño nocturno se
alargan. Nuestro bebé aprende a sostener la cabeza, a virarse solo, a gatear…
cuando menos lo esperas te regala una sonrisa y en ese instante piensas que
todo el esfuerzo ha sido poco. Un día te dice mamá y sientes una emoción
indescriptible que te hace llegar hasta las lágrimas… El tiempo sigue pasando y
lo ves correr en el parque, jugar con otros niños, garabatear las primeras
letras o un dibujo que te muestra orgulloso. Y entonces te convences más que
nunca que por nada del mundo te cambiarías por esa otra mujer que eras y que
tan poco sabía acerca del amor.
Sé que cuesta mantener
la paciencia en determinados momentos, como cuando se resisten a meterse en el
baño, o en la cama, o cuando no quieren comer porque no, o no quieren tomar la
medicina, o no les apetece recoger porque ninguno de los dos sacó los juguetes,
o cuando no acuden a al primer llamado, o cuando después de decirles varias
veces que hagan algo y es como si hablaras con las paredes… en situaciones así
sólo nos debemos de repetir una frase: “es normal, son niños” e intentar con
mucha paciencia hacerles entender y ver la situación.
Siendo realista esto no
siempre es fácil de hacer porque todos los días no estamos igual de ánimo y esos
días son peligrosos porque es muy fácil perder los estribos, dar alguna mala
respuesta y pegar algún que otro grito. Pero bueno, ¡somos humanas! Las veces
que me ha pasado después hablo con mis hijos y les pido disculpas, incluso
perdón si es necesario, porque no me gustan los conflictos y menos con ellos
(hacen mucho daño), de esa manera el desagradable incidente queda solucionado con
besos y abrazos por ambas partes.
La maternidad nos
otorga no sólo un sexto, sino también un séptimo sentido para que a nuestros
niños no les falte de nada. Y no sólo podemos hacer dos cosas al mismo tiempo,
sino tres, ¡incluso cuatro! Claro esto a veces trae sus contratiempos, recuerdo
que una mañana en medio de la vorágine de cosas habituales en ese horario puse
la cafetera para colar café y jamás me volví a acordar, ¡imaginan el resultado!
Cuando eran chiquitos
mientras me duchaba y me arreglaba en las mañanas, no dejaba de controlar la
situación con frases como: “¿ya se vistieron?”, “¿qué están haciendo? No
pierdan el tiempo”, “no se demoren desayunando que se nos hace tarde”,
“péinense y lávense los dientes, ¡de prisa!”… todavía no me explico cómo
podemos hacer todas esas cosas al mismo tiempo, es increíble, estamos en todo.
Si iba con ellos al parque o a la playa, mientras jugaban me ponía a conversar
con otras madres, pero a esas mujeres ¡ni les miraba la cara!, porque todo el
tiempo tenía la vista fija en mis fierecillas, pendiente de lo que hacían y
dónde estaban para que no se fueran a dar un golpe o se me extraviaran, porque
si algo de eso pasaba ¡imagínense, entraba en catalepsia!
No soy ni seré una madre perfecta, sino una mamá real. Siento, padezco, me canso; pero no importa, porque lo hago con mucho amor y adquiero una gran recompensa por ello. No hay nada más bello que llegar a casa, agotada después de un duro día de trabajo y ser recibidas por gritos de júbilo y enormes sonrisas, porque ya llegó mamá. No hay nada más reconfortante que el fuerte abrazo y beso de ese hijo, que una Madre sabe y siente, que le ama más que a nadie en el mundo y para el cual ella es la mejor y más bella de todas las personas del universo.
No soy ni seré una madre perfecta, sino una mamá real. Siento, padezco, me canso; pero no importa, porque lo hago con mucho amor y adquiero una gran recompensa por ello. No hay nada más bello que llegar a casa, agotada después de un duro día de trabajo y ser recibidas por gritos de júbilo y enormes sonrisas, porque ya llegó mamá. No hay nada más reconfortante que el fuerte abrazo y beso de ese hijo, que una Madre sabe y siente, que le ama más que a nadie en el mundo y para el cual ella es la mejor y más bella de todas las personas del universo.
Cada día me convenzo más
que el trabajo de una madre es enorme y la única recompensa... el amor de nuestros
hijos... aun estando conscientes de que son prestados porque cada vida tiene su
propósito y que más temprano que tarde, van en búsqueda de sus propios sueños...
Felicidades a todas en el Día de las Madres.
Me encanto el texto, me conmovió y dice mucha verdad. Ser mamá, es sentime una mujer plena y feliz, en pocas palabras, es lo mas maravilloso que me ha pasado en mi vida. Gracias. Felicidades a todas.
ResponderEliminarEs una gran responsabilidad ya que hay que guiar a nuestros hijos por lo que nosotros creemos sea el mejor camino, para que se realicen, como niños, como personas pero sobre todo como seres muy humanos y fomentarles sean generosos, amables, leales, honestos, caritativos y muy amorosos con sus semejantes. Felicidades.
ResponderEliminarME he emocionado con el escrito sobre la madre. Has hecho una descripción muy real de lo q es ser madre, es como leer mi futuro próximo . Gracias por estas palabras dedicadas a todas las madres . Un beso y felicidades a todas.
ResponderEliminarMe ha encantado. Y es verdad. Desde el momento en que supe que estaba embarazada de Eduardo, sentí que moriría por él. Además, sé de algún hombre que otro que ha dicho que morirá con la pena de no poder sentir lo que siente una mujer durante el embarazo y nacimiento de un hijo. Enhorabuena!!!!
ResponderEliminarTienes toda la razón preciosa, la más bella palabra en labios de una persona es la palabra madre, y la llamada más dulce: madre mía.
ResponderEliminarLo que dice Anónimo es cierto yo soy uno de esos hombres que morirá con la pena de no poder sentir lo que siente una mujer durante el embarazo y nacimiento de un hijo.
Felicidades nuevamente a todas mis amigas que son MAMÁ. Un beso y un gran abrazo a todas, que pasen un feliz día.
Aunque un poco atrasado les deseo muchas felicidades a todas las madres del blog y a aquellas amiga que lo seran en un futuro. El texto está precioso Rosabel y nosotras sabemos lo que significa ser MADRE, es lo mas maravillosos que le puede suceder a una mujer pero la tareas no es fácil, por eso todas tratamos de hacerla con mucho amor y de la mejor manera. Y como todos suponen el domingo fue en mi casa con todos nuestros hijos, novios y esposos, muy lindo.
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