La amistad es el arte
de olvidarse por completo de uno mismo, de todos los deseos y las necesidades
egoístas, para llegar a conocer la personalidad y el carácter de otro. Es
aprender a aceptar a una persona, no por lo que es exteriormente, sino por lo
que revela desde adentro. Es fortalecerse con las cualidades halladas en un
amigo y las experiencias mutuamente compartidas. Es aprender y llegar a
preocuparse por una persona hasta el punto de sufrir cuando ella sufre y de
sentir su alegría cuando llega. La amistad es estar dispuesto a dar sin pensar
en recibir nada a cambio, a prestar tu apoyo cuando el otro está débil, a darle
tu sonrisa cuando él ha perdido la suya. La amistad es la fusión de dos almas
individuales para formar un espíritu completo, con un lazo común de amor y
abnegación.
La amistad femenina es
una relación entrañable en la que, exceptuando el sexo, todo se hace con una
complicidad que no se encuentra en ninguna otra relación. Los maridos, amantes
y novios por una cuestión de género, no podemos vivir sin ellos, pero siguen
siendo de Marte y nosotras de Venus, no hay más vuelta que darle. Por eso no
hay mujer que se precie de tal que no cuente en su haber con una o más amigas
del alma, apta para cualquier tipo de confesiones y a cualquier hora. Una amiga
leal guarda tus secretos más íntimos y no te juzga. Únicamente ella está
dispuesta a romper algunas reglas y ser tu cómplice. Las verdaderas amigas son
nuestras hermanas por elección, nuestras confidentes y siempre esenciales en el
camino de la vida.
Es a ella a quien
llamamos para hablar de cualquier tema que nos atormenta o nos causa dolor y no
solo nos escucha con paciencia sino que nos da aliento, nos aconseja, y es
incapaz de marcharse (o dejar que nos marchemos) hasta no estar segura que
estamos mejor de ánimo. A veces nos sentimos tan mal que ni siquiera podemos
hablar del tema que nos aflige pero ella es la única capaz de permanecer a
nuestro lado aunque sea en silencio, y ahí… en esos momentos de silencio compartido
percibimos la fuerza de esa amistad y cariño que nos profesamos, con un abrazo,
una mirada, un gesto, sin mediar una palabra somos capaces de transmitirnos
apoyo y comprensión. Es ella y no otra, la que encuentra las palabras justas
para hacernos desistir de nuestra intención de querer “asesinar” a alguien. Es
la única que sabe entrar en acción cuando la situación lo requiere, para
comprendernos, apoyarnos y hasta protegernos… y siempre sin escatimar en
tiempo.
En esa amiga del alma
depositamos los más íntimos secretos, miedos y tabúes sabiendo que se irán con
ella a la tumba, esa confianza es la que construye una relación que sobrevive a
todo. En esta cofradía de hermanas-amigas nos curamos cualquier herida, nos
divertimos… en fin nos cuidamos y somos cuidadas.
Yo lo sé porque tengo
la dicha de tener junto a mí a una amiga así. Ella conoce mis sueños, mis
proyectos, mis secretos. No me juzga aunque no esté siempre de acuerdo con mis
decisiones. Una amiga, como ella, hace que el peso de los problemas o de la
angustia se divida y sea más llevadero. Nuestras risas nos contagian, nuestros
abrazos nos contienen, nuestra amistad nos hace únicas. Nos hemos hecho
inseparables, siempre resistiendo las idas y vueltas de la vida. Juntas vivimos
desde las salidas descontroladas de nuestros hijos adolescentes y las
dificultades de la vida hasta los problemas laborales. Lo que más valoro de
ella es su sinceridad y su apoyo, la confianza que hay entre las dos, juntas
nos divertimos mucho, bajo cualquier circunstancia. Me acepta tal como soy. Es
una persona con sentimientos muy nobles.
A tu lado no hay
momento para sentirme triste o sola... siempre tienes el consejo, la chispa, el
chiste, y el ingenio perfecto para hacer sentir bien a cualquiera, te admiro
por tu capacidad de hacer amigos... por tu carácter alegre, por tu franqueza y
sinceridad, sin que por ello, hieras los sentimientos de los que somos tus
amigos... y hoy quiero agradecerte el que me hayas brindado tu mano
amiga... no hay palabras que describan
todo lo que aprendí y sigo aprendiendo a tu lado... solo sé, que mi vida se
transformó al conocer una persona tan excepcional como tú... ¡Gracias por tu
mano amiga!
Se que no soy la
persona perfecta, y posiblemente tampoco la amiga que tu pediste a Dios, pero
me esfuerzo día a día, para darte lo mejor de mi. Gracias por ser lo que eres,
una persona maravillosa.
una verdadera amiga/o no tiene precio, no hay nada que pueda sustituir lo que es capaz de darnos esa persona.
ResponderEliminarQuizás ella no pidio una amiga como tu, pero estoy seguro que no encontrará una mejor. Ambas tiene mucha suerte, ojala nunca lo olviden.
ResponderEliminarAmigo Frank te aseguro que aunque no pedí así una amiga es mas que eso, es como ella dice es mi hermana para siempre, juntas nos reímos y nos respetamos y sabemos que no hay momento difícil que una no pueda contar con la otra. Rosa sabes que te quiero mucho, tengo 2 hermanas mas jóvenes y una contemporánea conmigo que es un verdadero disturbio!!!!Ya no solo eres mi hermana sino que TODA la familia te ha adoptado, te queremos mucho loquita.Amigos con amigas así nunca se está sola y todos los problemas desde los más ínfimos hasta los mayores son una carga mas liviana.No sé si los hombres tendrán esa complicidad verdadera (lo digo por mi esposo, tiene amigos y hermanos de sangre, pero no me lo imagino triste contándoselo a los demas...) Nosotras no importa si sufrimos, si hacemos sufrir, si obramos mal siempre podemos contar a la que consideramos amiga y ella nos escucha, nos da su opinión pero nunca se impone ni sentencia, nos acepta tal como somos...
ResponderEliminar"La amistad es la fusión de dos almas individuales para formar un espíritu completo, con un lazo común de amor y abnegación." Creo que con esa frase lo has dicho todo preciosa. Y como se ha dicho innumerables veces la amistad de las mujeres esmas solida indiscutiblemente.
ResponderEliminarFrank amigo, estoy de acuerdo contigo y ellas saben la suerte que tienen. Ya son mucho más que amigas, son hermanas y las dos lo han dicho en varias ocasiones, ese cariño y esa complicidad es mutua y para toda la eternidad.
Cary amiga, los hombres no tenemos esa suerte, Dios nos dotó con esa virtud, tenemos muy buenos amigos pero nunca como lo hacen las mujeres. Que Dios bendiga a ti y a tu hermanita Rosabel.