Un tigre no pierde el sueño por la
opinión de las ovejas
Refrán asiático
Hoy se produjo una conversación que hizo que me pusiera a pensar en los costos que tiene la sinceridad, el decir la verdad, plantear lo que piensas, lo que crees o lo que te parece, es común, que esa locuacidad se transforme en un problema posterior. Ya que tu sinceridad puede ser, en ocasiones, tu peor aliado. Existen dos causas que causan todas las confusiones: no decir lo que pensamos y no hacer lo que decimos. Y la ventaja de decir la verdad, es que no tienes que preocuparte más tarde por recordar qué dijiste.
La
honestidad es un regalo muy caro que no podemos esperar de gente barata. Decir
la verdad muchas veces sirve para que te tachen, te critiquen, te marginen…
algunos son capaces de incinerarte en público si es necesario, crucificarte
aunque tengas la razón, y para los que no saben, tú serás el culpable. Creo que
debería existir un banco para que los hipócritas ahorren sus comentarios.
Pero
también decir la verdad te permite saber con quienes cuentas y en quienes
puedes confiar. Es probable que no sean muchos, pero es preferible eso a vivir
rodeado de hipocresía. La sinceridad le duele a quienes viven en un mundo lleno
de mentiras.
Hay
personas que opinan que ser sincero aunque duela esta bien y otras que es una
indiscreción o falta de tacto, incluso llegan a acusarte de mal educado. Yo
creo que solo debemos callar nuestra verdad en casos en los que nuestra
sinceridad puede ocasionar un grave problema que vaya más allá de la intención
con la que se habla. En lo particular a veces yo le doy varias vueltas a lo que
quiero decir cuando se trata de algo que puede hacer daño a quien escucha y más
si es alguien a quien yo quiero. Y creo que eso esta bien, que es lo correcto,
para procurar no dañar moralmente a nadie.
Yo
soy una persona demasiado sincera y con pocas habilidades diplomáticas, y sin
disfrazar las cosas doy mi opinión más auténtica y verdadera… y esa sinceridad
no le gusta a mucha gente y hace que caigas mal, que algunos ni siquiera te
soporten. Pero… ¡prefiero caer mal por sincera que caer bien por hipócrita!
Para mi asombro, a pesar de eso y quizás por eso precisamente es que transmito
tanta seguridad y confianza en quienes me llegan a conocer realmente.
Mis
amigos y algunos de mis familiares saben que se puede contar conmigo de la
mejor manera, porque cuando quiero a alguien lo quiero de verdad. Puedo ser muy
divertida y me gusta gozar de la compañía de todos ellos. Pero también están
conscientes de que hay momentos en los que llego a ser irritante y muy hiriente.
A veces por malos entendidos, por la necedad de querer mantener las cosas que
ya son insostenibles, por malas actitudes de los otros... y porque tiendo
siempre a decir lo que pienso.
Y
lo cierto es que muchas veces la espontaneidad en el lenguaje cuesta caro.
Cuando se responde rápidamente o se habla sin pensar sale a flote lo que
realmente pensamos tanto para bien como para mal. Por eso dicen que se debe
pensar tres veces antes de hablar pero sinceramente creo que si hacemos eso
corremos el riesgo de disfrazar lo que queremos decir y terminar no siendo
sinceros.
Como
dijo John Lennon: “Ser honesto puede que no te dé muchos amigos, pero te dará
los amigos adecuados”. Por eso yo seguiré siendo igual porque no podemos caerle
bien a todo el mundo. Siempre habrá gente que le caes mal o hasta te odie por
decir lo que piensas (sobre todo si no le conviene) de forma clara y directa,
aunque seas una persona maravillosa o seas el mayor ejemplo de espíritu
humanitario del mundo. Lo mejor en estos casos es pasar olímpicamente y seguir
con tu vida. ¿No le caes bien a alguien? Bueno, hay otras 100 personas a las
cuales les caes genial, céntrate en esas. Grandes son aquellos que a pesar de
ser juzgados por ser quienes son, no cambian para complacer a nadie.
Cuando
seas inmune a las opiniones y actos de los demás, dejarás de ser victima de un
sufrimiento innecesario. Nunca serás feliz si siempre te preocupa lo que los
demás piensen de ti. Las únicas personas que necesitas en tu vida, son aquellas
que te demuestren que te necesitan en la suya. Si cambias para que te acepten,
te arriesgas a no aceptarte tú. Mientras tú sepas quien eres, no tienes nada
que demostrar. No me importa lo que la gente piense de mí, yo no me califico
por la opinión de los demás, yo sé bien quien soy, y sobre todo lo que valgo.
Prefiero
parecer antisocial antes que estar rodeado de hipócritas que no aporten nada
positivo a mi vida. Porque en verdad señores a veces uno conoce cada gente, que
te obligan a preguntarte: ¿De verdad ese fue el espermatozoide más
rápido?
Amigos,
tengan algo por seguro, lo bueno de ser sinceros y decir las cosas a la cara es
que disminuyen las sonrisas fingidas y los saludos hipócritas.
Genial, linda, todo eso eso es verdad.
ResponderEliminarTe dije una vez que nosotras nos parecemos en algunas cosas y esta es una de esas, yo siempre digo o que pienso, lamento si no le gusta a los demas, pero no sporto la falsedad y si caigo mal pues que pena.
ResponderEliminarEstamos totalmente de acuerdo, yo también prefiero caer mal por sincero que caer bien por hipócrita. Es verdad que cuando decimos lo que pensamos no siempre caemos bien, pero bueno eso es un riesgo y de todas formas a veces uno cae mal de gratis sin siquiera abrir la boca. Me he reido con algunas coas que dices y sobre todo con la foto del gatico me recordó a mi mujer porque a esa si que le importa un comino lo que digan, ella suelta lo que piensa y que se aguante al que va dirigido, y no le importa en lo absoluto lo que piensen los demás.
ResponderEliminarhoy he vuelto a leer este post porque me dejaste pensando y dejame decirte que en muchas ocasiones, no es oportuno decir toda la verdad, pues lo que para mi es la verdad, puede que para el que escucha no sea así, por lo tanto, la prudencia es la madre de la sabiduría, esto me ha costado muchos, muchos años aprenderlo y aún sigo diciendo en muchas, muchísimas ocasiones, palabras, frases que creo que no debo callar, y el tiempo que es muy sabio, me dice, que un silencio a tiempo, es una victoria.
ResponderEliminarConozco las dos caras de la moneda....la verdad y la mentira....tambien he vivido inmersa en ambos mundos , por lo tanto sé el precio que hay que pagar cuando decides que opción tomar.....la pregunta es, cuál es el precio que estás dispuesto a dar?....ya no soy tan joven y me gustaría en mi presente y futuro mirar de frente,que en mi mirada se vea la verdad....tal vez sólo queden pocos a mi alrededor, pero confio en que serán los que optan por una forma de vida similar y creo que eso vale la pena vivirlo.
ResponderEliminarAmiga... Tienes tanta razón!!.. Hoy precisamente por ser muy sincera y hacer una pregunta a un escrito sin mala intención... Solo por que tenia una duda sobre un texto de el, preguntando quien era el autor y poniendo el link de la otra persona!..me maldicieron!! Me dijieron envidiosa, que quise dañar su reputación, que me pudra!... Me salio muy cara como dices! Solo falto que me quemaran... :(
ResponderEliminarSi algo aprendí es que la sinceridad la escuchan los caídos.
ResponderEliminarUna persona que está "cómoda" prefiere mentir y seguir así, que decir la verdad y provocar cambios en su vida.
Esas personas se estancan,y cuando eso pasa se arrepienten por que tarde o temprano tenemos que revolucionar nuestro comportamiento. Su desespero causa que quieran sinceridad después.
Conozco a una persona que no me puede caer bien...siento que no es una persona sincera..siento que esconde algo.
ResponderEliminarYo le caigo mal a todos aún cuando no he abierto mi boca para hablar,pero la neta, me vale madre
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