Si una madre publicara los silencios
que ha guardado, se volverían santos los hijos al escucharlos.
Alicia Beatriz Angélica Araujo
Una
madre ama siempre y lo único que pide a cambio es amor. Una madre no se
pregunta el tiempo que va a estar con sus hijos, si será mucho o poco, simplemente
valora cada momento que pasa con ellos y lo guarda en su memoria por siempre.
Todos
estos días he estado pensando y meditando sobre la alegría en nuestras vidas.
Todo el mundo e inclusive yo misma, manifiesto en que debemos ser positivos y
alegres. Pero en nuestros hijos muchas veces vemos un halo de tristeza por lo
que no son o tienen (materialmente hablando). Y ese halo de tristeza nos duele.
La
vida de una madre esta llena de amor pero también de dolor… dolor, al saber
desde el mismo instante en que los carga en sus brazos, que algún día se irán y
la dejarán porque tienen que hacer su vida y que en el trayecto sufrirán. Y una
madre sufre cuando ve a sus hijos tropezar por la vida y no puede hacer nada,
pues sus hijos son “mayores y saben lo que hacen”.
Todos
saben que tengo dos hijos (18 y 24 años) y a veces me preocupo cuando los veo
callados o malhumorados y me pregunto ¿Dios como puedo ayudarlo? ¿Que pasará
por su mente que no me dice? ¿Como puedo ver un poco de alegría en su rostro?
La
mayoría de las mujeres que tenemos la fortuna de ser madres solemos desear
siempre para la familia lo mejor: que sea feliz, que siempre esté unida, que
tenga salud, educación… En pocas palabras, podemos decir que una madre se
realiza a través de su familia.
Cuando
los hijos asumen alguna actitud ausente de alegría, sin duda nosotros los
padres, sobre todo las madres nos sentimos mal y llegamos a dudar hasta desde
nuestra forma de actuar. Cuando pasan estas cosas ¿porque tenemos que sentir
todo el tiempo que lo estamos haciendo mal? Ojala de verdad existiera un manual
para criar a los hijos, para en esos momentos en que nos sentimos tan inútiles
y aportando tan poco a esa alegría, tomarlo y que nos sirva de guía.
Dicen
que cada niño y adolescente es una caja de pandora. Como todo ser humano. Sin
embargo, el dolor de una madre es mayor cuando sus hijos rechazan su ayuda,
cuando la rechazan a ella después de haberlos cuidado tantos años… desprecian
sus opiniones, no le hacen caso. A veces pienso ¿pero no pasamos nosotros por
lo mismo cuando teníamos su edad?, pero no siempre es el caso. ¿O será que no
quiero en el fondo que ellos tomen las mismas malas decisiones que a veces
llegué a tomar? No lo sé, entonces trato de ponerme en su lugar y ¡PUM! explota
en mi cara, esa personalidad. Mi personalidad. Bueno, bien dicen que los hijos
son nuestro reflejo. Y nosotros nos repetimos una y otra vez: "No quiero
que mis hijos pasen por lo que yo pasé", pero a veces poco a poco los
llevamos a sentirse como nosotros. Es difícil, realmente difícil.
Ser
madre puede llegar a ser un dolor de cabeza, aunque un dolor que vale la pena,
cuando ves la recompensa. Lo sé por experiencia propia, porque a pesar de
muchas cosas que no comparto vivo orgullosa de mis hijos y no me importa todo
lo que he luchado para llegar hasta aquí, ni me importan los inconvenientes ni
obstáculos que he tenido que pasar. Reconozco que ser madre no es nada fácil
pero al mismo tiempo es maravilloso. Cuando van creciendo, con ellos también
crecen los problemas, preocupaciones y dificultades, pero siempre tenemos que
seguir ahí, por difícil que parezca... Mis hijos son diferentes en muchas
cosas, en el carácter, en sus gustos, en su forma de pensar… pero para ser
sincera les diré que yo amo sus diferencias, ambos son especiales.
El
varón es cariñoso, conversa mucho conmigo (bueno, ya no tanto, pero aún lo
hace), es un joven inteligente y lleno de vida, cada día me sorprende más con
su madurez y personalidad, es serio, juicioso, sosegado… la hembra es un amor,
habla menos que él, es más reservada, es una chiquilla que se roba el corazón
de todo el que la conoce, es un cascabel, siempre bailando, cantando,
sonriendo, muy pícara y dulce, es alegre, vivaracha, un poco alocada (en el
mejor sentido de la palabra), ingeniosa... pero hoy por hoy hay cosas en cada
uno que me preocupan de manera diferente.
A
veces pienso que cuando yo tenía su edad era casi igual en muchas cosas. ¿Será
genético? Pero no, no es la genética (que aunque muchas veces influye), es el
medio que nos rodea que lamentablemente no ha cambiado, aunque ellos y nosotros
en ocasiones pensamos que si. Ha cambiado en la libertad que hoy tienen los
jóvenes y el modo de vida pero los seres humanos somos exactamente igual hoy
que hace 25 o 30 años atrás. Sigue habiendo jóvenes sectarios, insensibles,
buenos y malos. Es exactamente igual. Pero ¿cómo explicarles y que de verdad lo
entiendan que esa juventud no es tan diferente, en ese sentido, a la que nosotros
vivimos? Cuando intentas explicarles lo que va a pasar referente a una
situación específica, ellos siempre contestan: "mamá no es lo mismo".
¿Y cómo lo convences de que sí? Que a pesar de la diferencia de época hay cosas
que nunca cambian.
Soy
una madre que de verdad quiero cumplir cuando digo la trillada frase de “no
quiero que pases por lo mismo que yo” o “no quiero que pase nada que te lastime
más”. Muchas veces nos sentimos tan sensibles y vulnerables que toda esa
experiencia que tenemos, no sabemos utilizarla y cometemos el mismo error que
hace 25 años cometieron nuestros padres.
Con
respecto a mis padres yo me siento diferente, un poco más moderna, más contemporánea
como dicen, abierta de mente, pero que va... siempre existe esa barrera que ni
ayer, ni hoy, ni mañana podremos cruzar. Y sinceramente estoy algo cansada de
tratar de complacerlos y sentir que no lo logro. De todas maneras creo que ante
cualquier diferencia de criterio o forma de ver la vida desde puntos
diferentes, debemos ante todo intentar el diálogo desde el amor y la comprensión
y establecer una conversación rica y productiva que nos aúne en lugar de
separarnos.
Las
palabras encierran mucho más de lo que imaginamos. No es sólo comunicación. Las
palabras bien avenidas crean sueños, ilusiones, pasiones, pero cuando no son
adecuadas… Muchas peleas se deben a malentendidos comunicativos. Decir
estupideces sin saber las consecuencias crea enfrentamientos evitables, pero la
soberbia de algunos está por encima de su propia inteligencia. Lo malo de todo
esto es que la falsa ilusión de creerse con la verdad absoluta en sus manos
hace que esas personas terminen lastimando y lastimándose ellos mismos. En
determinadas circunstancias, las palabras sólo consiguen incomunicar. Y después
las recordamos como se recuerda el sabor amargo del aloe muchos días después de
haberlo probado. La boca jamás logrará ser tan rápida como el alma y por eso
que no todo lo que se cruza por la mente puede convertirse en palabras, ni lo
merece...
El
dolor de una madre a los ojos de los demás, es invisible, ella lo oculta bien aunque
en mi caso no siempre puedo, pero al menos me lo callo. El dolor de una madre
es grande, pero a pesar de todo, nunca será más grande que el amor que siempre le
tendrá a sus hijos.
A
pesar de algunas discrepancias. Mis hijos son mi sol, mi risa, mis ganas de
despertar cada día… son lo mejor que la vida me ha dado. Definitivamente Dios
me bendijo con los dos ángeles más hermosos que El ha creado y me los dio a mi
para que me acompañen y me enseñen a ser madre. Solo puedo terminar diciendo
que voy a seguir tratando de entenderlos y darle alegrías, así me lleve la vida
en ello. A mis hijos les pido que me perdonen por tal vez no ser esa mamá que ellos
desean. Trato de hacer lo mejor que puedo y con las herramientas que tengo. Pueden
tener la certeza de que los amo por sobre todas las cosas.
Con ellos las preocupaciones nunca terminan, preciosa, y mientras mayores son, mayores son las preocupaciones.
ResponderEliminares ceirto y los hijos de muejres como nosotras, que al ser madres hemos dado lo mejor de nostras por ellos, tienen que ser muy tontos o ser muy ciegos para no darse cuenta del amor que les profesamos. de no hacerlo además son muy injustos, hacemos de todo por entenderlos y ayudarlos y ellos lo menos que pueden hacer es tratar de la mejor forma que los entendamos y dejarse ayudar.
ResponderEliminarTienes razon uno siempre quiwere lo mejor para ellos y no desea que les pase las mismas malas exoperiencias quepudismos tener nosotras, pero es muy dificl que entiendan, ahora entiendo mucho mejor que antes algunas cosas que dices porque ya uno de los mios entro en la controvertida adolescencia, y no lo creeras pero muchas veces me vuelvo a leer escritos tuyos que hablan de eso, ellos me ayudan a entender un poco y a que todo fluya mejor, pero es muy dificil. Besos
ResponderEliminarPues claro, sólo el inmenso amor que le tenemos hace que justifiquemos sus errores cuando luego de ser advertidos vienen a comunicarnos que se equivocaron,yo pienso igual que tú , la comunicación es muy importante con los hijos y debe ser clara y precisa para que no haya sinsabores...al final cuando ellos jueguen nuestro rol se darán cuenta que no somos perfectas pero lo intentamos lo mejor posible y siempre con amor.
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