viernes, 12 de septiembre de 2014

El amor: La disculpa de mamá



Si una madre publicara los silencios que ha guardado, se volverían santos los hijos al escucharlos.
Alicia Beatriz Angélica Araujo

Una madre ama siempre y lo único que pide a cambio es amor. Una madre no se pregunta el tiempo que va a estar con sus hijos, si será mucho o poco, simplemente valora cada momento que pasa con ellos y lo guarda en su memoria por siempre.
Todos estos días he estado pensando y meditando sobre la alegría en nuestras vidas. Todo el mundo e inclusive yo misma, manifiesto en que debemos ser positivos y alegres. Pero en nuestros hijos muchas veces vemos un halo de tristeza por lo que no son o tienen (materialmente hablando). Y ese halo de tristeza nos duele.
La vida de una madre esta llena de amor pero también de dolor… dolor, al saber desde el mismo instante en que los carga en sus brazos, que algún día se irán y la dejarán porque tienen que hacer su vida y que en el trayecto sufrirán. Y una madre sufre cuando ve a sus hijos tropezar por la vida y no puede hacer nada, pues sus hijos son “mayores y saben lo que hacen”.
Todos saben que tengo dos hijos (18 y 24 años) y a veces me preocupo cuando los veo callados o malhumorados y me pregunto ¿Dios como puedo ayudarlo? ¿Que pasará por su mente que no me dice? ¿Como puedo ver un poco de alegría en su rostro?
La mayoría de las mujeres que tenemos la fortuna de ser madres solemos desear siempre para la familia lo mejor: que sea feliz, que siempre esté unida, que tenga salud, educación… En pocas palabras, podemos decir que una madre se realiza a través de su familia.
Cuando los hijos asumen alguna actitud ausente de alegría, sin duda nosotros los padres, sobre todo las madres nos sentimos mal y llegamos a dudar hasta desde nuestra forma de actuar. Cuando pasan estas cosas ¿porque tenemos que sentir todo el tiempo que lo estamos haciendo mal? Ojala de verdad existiera un manual para criar a los hijos, para en esos momentos en que nos sentimos tan inútiles y aportando tan poco a esa alegría, tomarlo y que nos sirva de guía.
Dicen que cada niño y adolescente es una caja de pandora. Como todo ser humano. Sin embargo, el dolor de una madre es mayor cuando sus hijos rechazan su ayuda, cuando la rechazan a ella después de haberlos cuidado tantos años… desprecian sus opiniones, no le hacen caso. A veces pienso ¿pero no pasamos nosotros por lo mismo cuando teníamos su edad?, pero no siempre es el caso. ¿O será que no quiero en el fondo que ellos tomen las mismas malas decisiones que a veces llegué a tomar? No lo sé, entonces trato de ponerme en su lugar y ¡PUM! explota en mi cara, esa personalidad. Mi personalidad. Bueno, bien dicen que los hijos son nuestro reflejo. Y nosotros nos repetimos una y otra vez: "No quiero que mis hijos pasen por lo que yo pasé", pero a veces poco a poco los llevamos a sentirse como nosotros. Es difícil, realmente difícil.
Ser madre puede llegar a ser un dolor de cabeza, aunque un dolor que vale la pena, cuando ves la recompensa. Lo sé por experiencia propia, porque a pesar de muchas cosas que no comparto vivo orgullosa de mis hijos y no me importa todo lo que he luchado para llegar hasta aquí, ni me importan los inconvenientes ni obstáculos que he tenido que pasar. Reconozco que ser madre no es nada fácil pero al mismo tiempo es maravilloso. Cuando van creciendo, con ellos también crecen los problemas, preocupaciones y dificultades, pero siempre tenemos que seguir ahí, por difícil que parezca... Mis hijos son diferentes en muchas cosas, en el carácter, en sus gustos, en su forma de pensar… pero para ser sincera les diré que yo amo sus diferencias, ambos son especiales.
El varón es cariñoso, conversa mucho conmigo (bueno, ya no tanto, pero aún lo hace), es un joven inteligente y lleno de vida, cada día me sorprende más con su madurez y personalidad, es serio, juicioso, sosegado… la hembra es un amor, habla menos que él, es más reservada, es una chiquilla que se roba el corazón de todo el que la conoce, es un cascabel, siempre bailando, cantando, sonriendo, muy pícara y dulce, es alegre, vivaracha, un poco alocada (en el mejor sentido de la palabra), ingeniosa... pero hoy por hoy hay cosas en cada uno que me preocupan de manera diferente.
A veces pienso que cuando yo tenía su edad era casi igual en muchas cosas. ¿Será genético? Pero no, no es la genética (que aunque muchas veces influye), es el medio que nos rodea que lamentablemente no ha cambiado, aunque ellos y nosotros en ocasiones pensamos que si. Ha cambiado en la libertad que hoy tienen los jóvenes y el modo de vida pero los seres humanos somos exactamente igual hoy que hace 25 o 30 años atrás. Sigue habiendo jóvenes sectarios, insensibles, buenos y malos. Es exactamente igual. Pero ¿cómo explicarles y que de verdad lo entiendan que esa juventud no es tan diferente, en ese sentido, a la que nosotros vivimos? Cuando intentas explicarles lo que va a pasar referente a una situación específica, ellos siempre contestan: "mamá no es lo mismo". ¿Y cómo lo convences de que sí? Que a pesar de la diferencia de época hay cosas que nunca cambian.
Soy una madre que de verdad quiero cumplir cuando digo la trillada frase de “no quiero que pases por lo mismo que yo” o “no quiero que pase nada que te lastime más”. Muchas veces nos sentimos tan sensibles y vulnerables que toda esa experiencia que tenemos, no sabemos utilizarla y cometemos el mismo error que hace 25 años cometieron nuestros padres.
Con respecto a mis padres yo me siento diferente, un poco más moderna, más contemporánea como dicen, abierta de mente, pero que va... siempre existe esa barrera que ni ayer, ni hoy, ni mañana podremos cruzar. Y sinceramente estoy algo cansada de tratar de complacerlos y sentir que no lo logro. De todas maneras creo que ante cualquier diferencia de criterio o forma de ver la vida desde puntos diferentes, debemos ante todo intentar el diálogo desde el amor y la comprensión y establecer una conversación rica y productiva que nos aúne en lugar de separarnos.
Las palabras encierran mucho más de lo que imaginamos. No es sólo comunicación. Las palabras bien avenidas crean sueños, ilusiones, pasiones, pero cuando no son adecuadas… Muchas peleas se deben a malentendidos comunicativos. Decir estupideces sin saber las consecuencias crea enfrentamientos evitables, pero la soberbia de algunos está por encima de su propia inteligencia. Lo malo de todo esto es que la falsa ilusión de creerse con la verdad absoluta en sus manos hace que esas personas terminen lastimando y lastimándose ellos mismos. En determinadas circunstancias, las palabras sólo consiguen incomunicar. Y después las recordamos como se recuerda el sabor amargo del aloe muchos días después de haberlo probado. La boca jamás logrará ser tan rápida como el alma y por eso que no todo lo que se cruza por la mente puede convertirse en palabras, ni lo merece...
El dolor de una madre a los ojos de los demás, es invisible, ella lo oculta bien aunque en mi caso no siempre puedo, pero al menos me lo callo. El dolor de una madre es grande, pero a pesar de todo, nunca será más grande que el amor que siempre le tendrá a sus hijos.
A pesar de algunas discrepancias. Mis hijos son mi sol, mi risa, mis ganas de despertar cada día… son lo mejor que la vida me ha dado. Definitivamente Dios me bendijo con los dos ángeles más hermosos que El ha creado y me los dio a mi para que me acompañen y me enseñen a ser madre. Solo puedo terminar diciendo que voy a seguir tratando de entenderlos y darle alegrías, así me lleve la vida en ello. A mis hijos les pido que me perdonen por tal vez no ser esa mamá que ellos desean. Trato de hacer lo mejor que puedo y con las herramientas que tengo. Pueden tener la certeza de que los amo por sobre todas las cosas.

4 comentarios:

  1. Con ellos las preocupaciones nunca terminan, preciosa, y mientras mayores son, mayores son las preocupaciones.

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  2. es ceirto y los hijos de muejres como nosotras, que al ser madres hemos dado lo mejor de nostras por ellos, tienen que ser muy tontos o ser muy ciegos para no darse cuenta del amor que les profesamos. de no hacerlo además son muy injustos, hacemos de todo por entenderlos y ayudarlos y ellos lo menos que pueden hacer es tratar de la mejor forma que los entendamos y dejarse ayudar.

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  3. Tienes razon uno siempre quiwere lo mejor para ellos y no desea que les pase las mismas malas exoperiencias quepudismos tener nosotras, pero es muy dificl que entiendan, ahora entiendo mucho mejor que antes algunas cosas que dices porque ya uno de los mios entro en la controvertida adolescencia, y no lo creeras pero muchas veces me vuelvo a leer escritos tuyos que hablan de eso, ellos me ayudan a entender un poco y a que todo fluya mejor, pero es muy dificil. Besos

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  4. Pues claro, sólo el inmenso amor que le tenemos hace que justifiquemos sus errores cuando luego de ser advertidos vienen a comunicarnos que se equivocaron,yo pienso igual que tú , la comunicación es muy importante con los hijos y debe ser clara y precisa para que no haya sinsabores...al final cuando ellos jueguen nuestro rol se darán cuenta que no somos perfectas pero lo intentamos lo mejor posible y siempre con amor.

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