Una lágrima es eso que humedece los ojos y que muchas veces nos empeñamos en ocultar. Es eso que nos tragamos tantas veces por soberbia, por orgullo, por demostrar fortaleza y queda atorada en la garganta, apretada en el corazón comprimiéndolo todo. Es tan profunda que no sabemos con certeza de dónde nace, ni si podrá morir alguna vez.
Si el dolor o la tristeza nos invaden las lágrimas brotan del alma, silenciosamente, se dan furtivamente… ruedan, en humedad, por la mejilla. Nos llegan desde el alma, simplemente son gotas del dolor que sentimos...
No soy una persona propensa al llanto, sin embargo últimamente he llorado mucho… he tenido y tengo deseos de llorar, sentir que una lagrima corre por mi mejilla para sentirme liberada de esta pena… quiero correr, desaparecer, tengo ganas de no estar, quiero volver a sentir que mi corazón y cada respiro diario tiene un objetivo… este intenso dolor borra todo lo bueno que me rodea, me atormenta tanto que mi felicidad se la lleva el viento, que la alegría se va junto con el humo de un cigarrillo, ya no sé qué hacer para mejorar mi estado porque cuando la gente que me rodea logra que me sienta mejor, todo vuelve a empezar… y no se donde ir...
Aunque en muchas culturas llorar se asocia con debilidad, las lágrimas hay que verterlas y nunca reprimirlas, según dicen los especialistas porque cuando las emociones se quedan dentro actúan como una olla Express y degeneran en enfermedades del cuerpo y del alma. A veces una lágrima cicatriza una herida, lava una pena y ablanda el corazón.
Una lágrima es un recuerdo, una angustia, una desesperación, una interrogante... a veces puede ser el comienzo del perdón, la primera luz de la rectificación, que hace estrechar una mano, también puede ser rebeldía o arrepentimiento. Odio. Amor, luz o sombra… puede ser el sueño desvanecido que rozó nuestros párpados o el amor perdido que aun está dulce, húmedo.
Una lágrima en ocasiones es la gota mágica que hace cambiar por dentro, cuando tenemos que pagar nuestra cuota de dolor, la lágrima ayuda. Cuando la derramamos en el corazón querido o en la intimidad de la amistad la lágrima une, estrecha, funde. Las lágrimas transforman, enseñan, disuelven los rencores, las espinas, las malas yerbas que van creciendo e impidiendo acercarse, abrazarse, comprenderse.
Quien no te conoce siempre ignora los motivos por lo que las derramas. Las lágrimas que se convierten en una válvula de escape y que consiguen disminuir los niveles de angustia actúan como un calmante natural, ya que tras el llanto alcanzamos un estado de cierta relajación. Así, al reducirse la intensidad de esas emociones somos capaces de enfrentarnos a ellas para solucionar, en la medida de lo posible, los problemas que provocaron la tristeza.
¿Son lágrimas de amor? muchas veces sí, pero también la expresión de una inmensa pena... Las lágrimas se dan sencillamente, cuando a llorar la vida nos condena... Debemos llorar cada vez que sintamos ganas de hacerlo porque es medicina para nuestro corazón, si tienes deseos de llorar... Llámame... No lo impediré, pero... Te prestaré mis lágrimas para llorar por ti o contigo. Te daré mi hombro para que llores en él, como hacen conmigo personas que me quieren, que me dan su espacio para que me refugie, sus brazos y su corazón para apoyarme y ayudarme a lidiar con tanta tristeza, para que no me hunda en ella, porque la vida tiene que seguir y yo en ella.
Otra vez estas triste, te comprendo pero como dices al final tienes que seguir.
ResponderEliminarEl llanto es reparador eso es verdad, tan cierto como que los hombres también lloran, porque yo he llorado y después me he sentido más aliviado en mi pena. Cuando tengas ganas de llorar hazlo preciosa, y después que te desahogues respira hondo y ve a disfrutar de la vida, porque te lo mereces, porque lo necesitas, porque no podemos consumirnos en las penas por grandes que sean. Cuidate mucho.
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