Estas
horas en las que casi siempre escribo son horas de almohadas, de sueños o de besos,
besos de antes o de después (cuando termine me ocuparé de eso), también son
horas de no poder dormir. Aunque en este horario casi todos duermen, incluso muchos
de los que me leen en este pequeño espacio (un poco loco pero lleno de amor) y
en este instante además de escribir para ustedes y para mí, me pregunto qué
estará generando la mente de cada uno de ustedes en sueños, en ese curioso territorio
de los sueños donde todo es posible.
A
veces no sé como transmitir todo lo que siento, me faltan las palabras y algunas
me suenan ya dichas una y otra vez. Algunas veces se me hace difícil que me
surjan palabras más o menos bien hilvanadas porque se mezclan unos pensamientos
con otros. Hay ocasiones en que las palabras son luminosas como un millón de
soles y otras son como la más oscura noche, se encarcelan y en su celda se
consumen mientras sueñan con la libertad. Cuando eso ocurre me hundo en el
silencio por no saber qué decir o cómo decirlo.
Sin
embargo, el silencio a veces lo dice todo (cuando no estoy escribiendo, por
supuesto), en ocasiones es una dulce sensación de quedarme sin palabras cuando
una frase me sorprende y busco decir algo, pero nada se me ocurre, y resuena
esa frase en mis oídos y me silencia sin remedio. Numerosas veces el silencio
tiene magia, por ejemplo dos que se miran y se callan, se lo dicen todo sin
decir nada y en el silencio hasta acercan sus labios… los mejores besos muchas
veces han sido precedidos del silencio, creo que muchos de ustedes lo saben.
Hoy
es viernes, para mi el viernes siempre ha sido un día especial y por eso las
tardes de viernes invariablemente fueron tardes de no querer hacer lo de siempre,
son tardes de escaparse, salir a pasear, contemplar el mar, conversar sobre
cosas diferentes, encontrarse con amigos... Las tardes de viernes eternamente deberían
ser de sonrisas, de caminar sin prisas, de ser uno mismo, de olvidarse de todo
menos de alguien, de observar las nubes, de sentir, sobre todo son tardes de sentir
y de vivir. No sé por qué siempre he pensado eso. Sin embargo, en esta tarde de
viernes no sé que voy a hacer y me siento frágil como el cristal. Curioso
porque siempre me creí de piedra y creía que nada podía desestabilizarme… y hoy
siento que cualquier golpe me podría quebrar. Hoy soy fragilidad, igual que una
hoja seca a punto de caer del árbol o una carta escrita que se ha caído al agua
y alguien la recoge ya mojada… algo que con solo tocarlo se rompe.
Algunos
dicen que soy una persona dura (eso es porque no conocen mi verdadero yo),
otros que soy rara, quizás lo sea, pero si dicen que soy rara por creer en el
ser humano, en la amistad, por intentar sembrar en el camino semillas de
alegría, por sonreírle a la vida (aunque a veces me lo pongan difícil), porque
me emociona la sonrisa de un niño o el atardecer, porque pienso que a la
humanidad le queda una esperanza mientras exista una sola persona que lo crea, porque
tengo fe ciega en el amor (aunque se que a veces duele y mucho), porque me embeleza
el arrullo de un mar en calma o las olas chocando contra las rocas, por creer
que el corazón me da libertad y la razón me la quita, por mirarme en unos ojos
con la esperanza de verme reflejada en ellos, por querer que me amen como yo
amo, sin condiciones, sin límites, con libertad bien entendida no al libertinaje,
solo al amor puro y simple de alguien que ama con nobleza. Si es por todo eso y
quizás algo más, entonces, sí, entonces confieso que soy una persona rara y mientras
viva lucharé por seguir siéndolo, porque son cosas en las que creo y seguiré
dejando constancia de ello.
Mi
cabeza es una torbellino de pensamientos, los hay de todas clases, algunos
quieren aflorar más rápidos que otros, pero sobre todo tengo pensamientos de
amor porque es el sentimiento que mueve al mundo, hace la vida más hermosa y
llevadera, amor a la familia, al trabajo, a la naturaleza, a la pareja, a los
amigos… a la vida en general. Pienso constantemente sobre todo eso, pero como debe
ocurrirle a muchas personas, algunos de esos pensamientos salen a la luz y
otros quedan ocultos acechando el momento oportuno de salir o quizás no salir
nunca. Pensamientos que se entremezclan, buenos, malos, claros, oscuros, de
todo surge en esta mente intranquila. Se generan constantemente y son increíbles
misterios encerrados en mí.
Es
difícil descubrir los pensamientos, volátiles, etéreos, abstractos,
imaginarios. Nada los detiene y nadie los puede tocar. Manejan nuestra mente,
controlan nuestro ser, aunque digamos que no vamos a pensar en nada en ese momento
estamos elaborando un pensamiento. Increíble, la mente es una máquina que no se
detiene, elabora, procesa, está siempre en permanente movimiento. Allí también
están los pensamientos de amar bien, de querer a otra persona, de entregar toda
tu esencia… son pensamientos buenos, claros, llenos de luz, de belleza y de amor.
Es lindo tener pensamientos dulces, de colores brillantes, con aromas
exquisitos, de bondades infinitas… ellos ennoblecen a las personas, son un
disfrute total del alma, todo resulta maravilloso, se está en paz absoluta. No
quiero que me invada ningún mal pensamiento, de esos que taladran y destruyen
al ser.
Es
curioso esto de escribir en Internet lo que piensas y sientes, sin restricciones
ni límites simplemente por el placer de hacerlo, por la necesidad de decir lo
que sientes, cosas que a veces no te atreves a dejar ver, ni a comentar con
nadie y se convierte en un desahogo del alma, en casi un confesionario, para
cualquiera que los lea son anónimos, de mí poco se sabe: sólo lo que digo y lo
que se puede entrever a través de mis palabras.
Espero
que no se hayan aburrido, hoy estoy rara… me costó trabajo sentarme a escribir
porque a ciencia cierta no tenía claro lo que quería expresar pero creo que
aunque de manera un poco loca o atropellada quizás, he dicho mucho. Por eso
adoro este pequeño espacio, que es sólo mío y de ustedes que me leen y me
comentan lo que piensan. Es retroalimentación. Es un lazo que se va estrechando
y creando una amistad donde abiertamente decimos lo que pensamos, tal vez no
nos veamos nunca pero de algo estoy segura y es que los que mantengamos el contacto
llegaremos a conocernos aunque no sea personalmente.
Dices que este pequeño espacio es “loco pero lleno de amor”; permíteme corregirte no es loco y si tiene mucho amor, pero tiene mucho más tiene pasión, la pasión de una mujer que no se deja ver, pero que se intuye al leer lo que escribe, una pasión que se saborea entre líneas. Además tiene pensamientos serios, fuertes, que desbordan sinceridad. Detrás de cada escrito, de cada palabra hay una mujer “dura” con un corazón rebosante de amor y anhelos, de convicciones y creencias, que sabe transmitir muy bien sus sentimientos, no temas en que no te entiendan los que te leen. Tus palabras llegan muy adentro, tocan el corazón y alma.
ResponderEliminar¿Sabes? Una vez yo le escribí algo a esa mujer que tanto amo y que te dije estoy perdiendo donde quise tocarle quemarle el alma (de amor claro) y creo que lo conseguí porque regresó a mí. Aunque ahora se ha vuelto a alejar. No te sabes cuánto la pienso, la imagino, la echo de menos, la echo muchísimo de menos. Tengo tantas ganas de volver a verla, a besarla, a disfrutarla, a sentir de nuevo esa felicidad tan inmensa de la que no se vislumbra límite, como no tiene límite lo que por ella siento.
Tú ni eres dura (de corazón) ni eres rara, eres una mujer especial, estoy convencido de ello. Eres un alma intranquila y apasionada. Si crees que este espacio puede como un confesionario, te pido humildemente y con el mayor de los respetos que me dejes ser tu confesor.