Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

domingo, 15 de enero de 2012

Risa, alegría y amor.

Que vivan quienes nos hacen reír, aquellos que aman la sonrisa, la buscan, la desean, la ansían y no desesperan hasta que la provocan, Que vivan los que aman la risa como yo, aventurándose a encontrarla por casualidad en cada esquina, viviendo de esa esperanza. Voy a suicidar mis penas desde el lugar más bonito, convencida de que su prolongación no tiene sentido... Más penosas que nunca mis penas, aisladas en un huequito del corazón que no es lo suficientemente amplio, tratan de ahogarme en un vacío oscurecido mientras más angustia generan. Pero el amor y aquellos que me hacen reír hasta el cansancio, minimizan mis penas para evitar que me dañen demasiado.
Muchas veces de la nada y cuando menos lo espero aparece una sonrisa que me corta la respiración, y entre la gente tan sólo sé distinguir esos ojos que me matan por un segundo cuando parpadean. Si, son los tuyos, siempre, hasta que se me pare el pulso. ¿Sabes? Lo mejor que me pasa por la cabeza va siempre dirigido a ti.
Con tu risa, tu alegría y tu amor lograste construir un mundo para nosotros dos, extendiendo mis sueños, conquistando cada espacio de mi piel, no sé cómo haces para mantener el fuego en mi corazón anhelando sentir tus besos, cómo hiciste para descubrir lo que sentía si al conocerte me alejé de ti cuanto pude para ocultar mis sentimientos porque me enamoré de ti sin poder evitarlo y eso me dio miedo.
Estuvimos mucho tiempo sin conocernos realmente, tan cerca y tan lejos, a escasos pasos de distancia entre tu corazón y el mío, te buscaba sin buscarte y de lejos seguía tu juego. En ese tiempo alimentaba mi fantasía que no era más que una ilusión fugas… y ya ves, hoy aceleras mis latidos con tan sólo sentir que te estoy pensando, y aunque la perfección no existe yo siento que contigo todo es perfecto… Gracias por hacerme vivir esos momentos tan bonitos, cada día contigo es algo mejor y provocas en mí un nuevo sentimiento.
Bendito tu amor y la alegría que no permite que caigan las comisuras de mis labios, que las mantiene siempre arriba, guardando un beso en cada una de ellas, un beso de esos que se dan en medio de una sonrisa, o entre carcajada y carcajada. Bendito el deseo y las ganas de ti que llenan mi cuerpo. Que se mantengan vivas cada letra que te escribo y cada historia de amor.
Cuando estamos lejos tu recuerdo me hace valorar cada segundo que hemos pasado juntos, y pienso que la ausencia no es real porque sin ti nada es lo mismo, no siento esas mariposas volar alrededor de mi corazón… anhelo detener el tiempo, para decirte que eres importante, que sin ti el mundo no es más que un vacío lleno de ausencias, es sólo un mal sueño del que quiero despertar… Cuando mi mundo se está desmoronando, te miro y puedo sentir que nada importa, que junto a ti todo estará bien. Jamás imaginé que llegarías tan profundo en mi corazón…
Quiero que todos nuestros momentos sean eternos, como aquel día ¿lo recuerdas? Llegué de sorpresa, no me esperabas y no me sentiste ni entrar, estabas inmerso en lo que estabas haciendo. Cuando me di cuenta que no me escuchaste llegar me descalcé para desprenderme de mis tacones y no hacer ruido. Estaba lloviznando y hacía un fuerte viento entraba por la ventana. Y así, con el pelo revuelto, un poco mojada atravesé la estancia y me fui acercando a ti con sigilo para no ser descubierta, tú estabas de espalda subido a una silla. Cuando ya estaba cerca dejé caer mis zapatos y la cartera al suelo, sólo entonces te diste cuenta de que alguien había entrado, te volviste y en medio de la sorpresa sólo sonreíste, te bajaste y tus ojos brillaban cuando venías hacia mi, sin mediar palabra me abrazaste con fuerza... tanta, que parecía que tu corazón latía dentro de mi, yo no quería que te dieras cuenta del latir nervioso y acelerado del mío, aunque supongo que fue inevitable
Suspiraste, me separaste, me miraste directamente a los ojos para ir rozándome con tu mirada descendiente, en ese momento me sentí desnuda, falta de aliento, siempre me perturba y me excita esa expresión entre pícara y maligna, libidinosa. Tu intensa mirada regresó de su recorrido y se detuvo en mis pechos, que bajo la fina tela (un poco mojada por la lluvia) mostraba mis pezones erectos quedando patente lo que me afecta tu mirada y tu tacto, tanto como cualquier cosa que pueda provenir de ti. Intenté decir algo pero tu dedo se posó en mi boca y tu mano agarró la mía para hacerme avanzar unos pasos hacia la otra habitación que tenía una luz tenue. Ante mi apareció la gran cama, perfectamente tendida, como si la hubiera hecho yo misma, tiraste suavemente de mi para hacer que me sentara en ella, y dijiste: “dame un momento”.
Allí quedé, nerviosa, creía que necesitábamos hablar. Esperé pacientemente unos pocos minutos hasta que te vi aparecer sólo con una toalla, con la piel húmeda, al igual que se estaba humedeciendo mi encaje. Te quedaste unos segundos mirándome, turbándome de nuevo y acelerando más si cabía mi ritmo y mi impaciencia… tu mirada era tan intensa y prometedora que lograste que bajara la mirada, me gusta cuando me miras así porque sé lo que va a ocurrir y lo deseo… y así fue, te acercaste, dejando caer la toalla que te cubría, me besaste profundo, con una mano me inclinaste suavemente hacia atrás y continuaste besándome, comenzaste a recorrer mi cuerpo mientras te ibas colocando entre mis piernas, tus manos deslizaron mi vestido hacia arriba y me acariciaban, mientras me mirabas, vi en tu mirada el deseo desbordante, mi labio inferior permanecía preso de mis dientes, y en ese momento me arrancaste las braguitas como si fueran de mantequilla. Volviste a besarme mientras seguías acariciándome, sabías que tu toque me estaba enloqueciendo.
Instantes después tu cara se perdió entre mis piernas, mientras yo me rendí de nuevo al placer de sucumbir a tu lengua navegando mi sexo con rumbo fijo pero con una lentitud inquietante y placentera; mordí mi puño, jadee, gemí, arrugué la impecable blancura de las sábanas con mis manos, ya no podía más. De pronto te detuviste para terminar de quitarme el vestido, me diste la vuelta, besando mi cuello y después mi nuca mientras yo miraba turbada en el espejo como seguías recorriendo con tu boca mi espalda con toda la pasión de la que eres capaz, llevaste una mano a mi cintura y la otra a mi clítoris mientras tu hombría se deslizaba lentamente, en suave y excitante caricia, entre mis piernas, cerré los ojos y me dejé llevar por el placer que me brindabas, perdí la noción del tiempo disfrutando de cada caricia de tus dedos y tu sexo estimulando cada zona erógena de mi ya rendido sexo, jadee de nuevo, estaba al límite y exploté en un fuerte orgasmo.
Me abrazaste y tu dureza lentamente comenzó a entrar en mí, haciendo que me abandonara totalmente a tu posesión de mi, seguí dejándome llevar… me gusta, lo deseo, deseo cualquiera de los placeres que tan bien sabes darme… perdí el control cuando tu mano derecha se dirigió nuevamente a mi clítoris, ya no quedaba rincón que no hubieras explorado, centímetro que no hubieras recorrido con tus manos, lengua y pene… mi deseo te pertenece, adoro perderme contigo en ese nuestro mundo de placer mutuo. Tus movimientos fueron acelerándose junto con tu mano que no me daba respiro hasta que estallé nuevamente... y después tú, que quedaste pegado a mi espalda, respirando cerca de mi oreja y susurrándome “te amo”. Sin despegarte ni soltarme, nos tumbamos de lado exhaustos, oliendo el uno al otro, y nos quedamos así… acoplado tú a mi espalda y yo reposando mi cabeza sobre tu brazo. Nos quedamos abrazados y entre palabras de amor murmuradas, besos, caricias y risas, nos venció el sueño.
Eres quien pronuncia mi nombre y me causa escalofríos, con quien nunca se acaban los temas de conversación, el antídoto a mi angustia, quien me encuentra perfecta y suficiente. Tienes miedo de que me aparte de ti, pero no pienses en eso, vivamos juntos un día a la vez y disfrutemos de cada momento que la vida nos regala. Y mientras podamos lograrlo yo te prometo que te seguiré amando mucho más que ayer. Jamás he querido hacerte daño, sólo quiero que la vida te de felicidad y alegrías, como tu me haz dado a mi desde aquel primer día que cruzaste tus labios con los míos y con ello sellaste una bella relación de amor. Y digo relación en vez de decir historia de amor porque toda historia tiene un final, y no quiero que la nuestra lo tenga. Por lo menos no quiero pensarlo.
Mientras tanto sólo sé que te amo, que me gusta estar junto a ti. Ayer volviste a preguntarme por qué te amo. Te lo diré una vez más… Te amo porque en tu mirada me pierdo sin encontrar camino de retorno, porque en un camino de laberinto sólo buscaría tu voz, porque entre mi orgullo y mi pasado sólo estás tú para cambiarlo. Te amo porque al verte siento el amor y la paz que me trasmites, fíjate que aunque estés lejos te siento cerca. Te amo porque tu risa acelera los latidos de mi corazón, porque llenaste cada rincón de mi vida con tu amor. Sin pensarlo cambiaste tu vida de libertad para dedicarte a amarme. Son muchas las razones que puedo darte para que entiendas porque te amo, pero hay una que la percibes desde que te estás acercando a mí, y es que tu me haces vibrar, tu toque me estremece y tu boca enciende mi fuego.

2 comentarios:

  1. Emotivo, precioso y lleno de pasión como siempre, ese hombre que despierta tanto en ti de sentirse muy feliz de tenerte.

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  2. Peter, tiene razon ese hombre debe de sentirse muy feliz, como me siento yo cuando estoy junto a la mujer de mi vida, esa mujer que saca lo mejor de mi, que me derrite con su fuego, que me conquista con su malicia. Aquí te dejo algo que le escribí:
    “La malicia de tu sonrisa, la armonía de tu risa, tus provocaciones… Me encanta estar junto a ti, abrazarte, besarte, tenerte, aunque sean unas horas, horas que se consumen como una ramita arrojada al fuego, atroz devorador del ingrato tiempo. Porque nada hay como compartir momentos a tu lado, nada es mejor, nada es igual. Parezco exagerado, ¿verdad?, pues que me abran por dentro y que transmuten mi alma en palabras, a ver si no saldría esto mismo que escribo. Recuerdo tantos instantes, imagino otros tantos, y en ellos siempre tú, siendo parte de mis sueños. No quiero perderte porque toda mi vida me pase buscándote, encontrándote en mis sueños, pero ya te encontré y mi día no se abre si tu no estas aquí, si no me das tu sonrisa y tu amor”.

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