Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

martes, 29 de octubre de 2019

Momentos que están más allá del bien y el mal


La semana pasada me di una escapada a la playa, llevaba un mes sin ver el mar y ya no podía más. El tiempo no estaba muy bueno y dudé un poquito en hacer el viaje. Pero la fuerza que me arrastra a estar junto al mar es tan grande que la duda entre ir y no ir desaparece casi al instante de haber surgido. Y me fui.
Cuando llegué lloviznaba y había un poco de oleaje, pero al otro día amaneció radiante. Era como si el supiera que yo estaba ahí, que había llegado para sumergirme en sus aguas para sentirlo acariciar mi piel, para sentarme en su fina arena a llenarme con su olor, y dejar que mi vista se pierda en ese espacio de azul infinito donde se une con el cielo para inundarme de esa paz que él me da. El mar siempre es una visión fascinante.
Los cinco sentidos se agudizan en el silencio… Ver, oír, tocar, oler y gustar de ese sabor a sal que se nota en la garganta… y sólo contemplar la belleza de un instante tras otro… impregnándome de ella, disfrutando y saboreando cada momento, dejándome arropar por un sentimiento ascendente, una creciente sensación de libertad…
Lugar de mis sueños y anhelos... Muchas veces ignoro el tiempo permanezco allí, sentada frente al mar. Me gusta su hipnótico movimiento, su fuerza. Me encanta su sonido y sentir su brisa. Esas aguas azules con aroma a vida, me permiten olvidar o rescatar recuerdos, enterrar nombres o recordar en sus arenas. El corazón del mar late por mis venas, me susurra palabras y versos de amor. En la orilla de una playa puedes ver las mejores salidas y puestas de sol. Es bello por donde se mire.
Mi mar tiene magia y misterio… mar de sueños… lo mismo me devuelve al pasado que me proyecta al futuro. Es etéreo, se entremezcla con el cielo, se confunde con el viento… Y me invade una sensación de inmensidad, de salvaje y poderosa energía… Si hay mal tiempo, uffff es increíble observarlo, ver con la rabia que rompen las olas, es poderoso e implacable. Pero después invariablemente vuelve a la calma. Y cuando está calmado las olas son casi inexistentes y son como una caricia. En cualquiera de sus estados cuando lo observo puedo sentir su poder en toda su magnitud. Me fascina tanto que no soy capaz de vivir lejos de él.
El mar es testigo mudo de muchos de mis días grises y también de muchos de mis días felices. Estando junto a él me siento segura de mi misma... y no creo que sea sólo por lo que me gusta sino porque me identifico con él. Siempre firme, atento, constante y fiel amigo, nunca me falla... siempre me da lo que necesito. Puede parecer una tontería, pero así lo siento.
Es una explosión de belleza, me parece el lugar más hermoso de la tierra y cuando estoy frente a él hace que me sienta la persona más libre del mundo. Está presente en cada momento de mí día a día. En cada acción, en cada palabra, en cada sentimiento, en cada mirada. Es esa puerta abierta a ser el uno mismo que sólo se puede ser ahí.
Además de su belleza amo el mar porque puedo viajar con él... porque llega donde lo llevan mis pensamientos, porque él puede llevar mi mensaje hasta donde no lo haría nadie... Lugar de encuentro, de roces prohibidos… sus aguas redimen a los corazones solitarios y arrastran la inmundicia de todos. Nos suma en la lujuria más lasciva y nos baña en su inercia suave. Mar es un diminutivo de maravilla y Amar es una extensión del mar.
La mayoría de las personas lo olvidan en invierno porque sólo lo conciben con sol. Sin embargo, en mi está presente todos los días del año. Sólo su sonido puede llegar a embobarme durante horas. Aunque esté lloviendo y con mal tiempo que se vuelve gris, casi negro, enfurecido y con un oleaje que parece volverse loco por momentos, yo lo amo. Inmenso, imponente y fiel reflejo de la fascinación que me provoca, aún en plena tempestad su sola visión logra sosegarme.
Furioso o calmado, cuando lo contemplo siempre consigo la misma paz y una fuerza extraña se apodera de mi alma. Y sé que estoy… y qué soy… Sé que vivo… Vivo en ese mar, mi mar, que es como mi vida… unas veces agitada y salvaje, otras en calma…
Es infinito, como la imaginación, estimula la concentración y da alas a la creatividad. A veces cierro los ojos y respiro profundamente, dejando que mi respiración se acompase con el ruido de las olas, escucho cómo rompen en la orilla, como avanzan o se alejan… y cuando por fin visualizo esa inmensidad azul, la percepción es tan intensa… que una fuerza insólita me impide apartar la mirada.
El mar huele a Dios. Es como un gran corazón, tiene vida y late… es pura emoción. Ronronea suavemente cuando esta calmado y cuando la furia se apodera de él, ruge como un león. Tiene una energía especial, entraña multitud de significados y evoca infinidad de sensaciones. Sensaciones de espuma y de sal, que lo envuelven todo. Me fascina sentarme en cualquier rincón y detener el tiempo observando como ese sol de tonalidad rojiza se esconde al fondo del mar. O si es al amanecer ver como la oscuridad desaparece cuando el sol decide empezar a iluminarnos otro día más.
Me siento y lo contemplo sin importar el tiempo que transcurra… y siento cómo acuden a mí de golpe tantos trozos de autenticidad que me dan fuerzas para seguir creyendo… en esos instantes, les juro que tengo la sensación de estar sentada en el trono de los dioses. Éstas y muchas otras sensaciones, son un regalo que hace más llevadera y hermosa la vida. Son momentos que están más allá del bien y el mal.
Sin dudas fue una muy buena decisión ir, por eso cuando puedo hacerlo no me importa como esté el tiempo sólo me importa escaparme junto al mar. Una vez más les dejo besos con sabor a salitre.

martes, 15 de octubre de 2019

Algunas cosas que la vida me ha enseñado


A lo largo de los años uno va aprendiendo muchas cosas. Cada situación que vives sea buena o mala, te deja enseñanzas valiosas. Yo como todos he aprendido mucho en la vida. Es sencillo estar aquí y meternos en problemas, a veces necesitamos reflexionar sobre cuánto has perdido y que tanto deseas ganar en la vida. Cuanto seguirás perdiendo si no cambias, es tan sencillo hablar de hacer y no hacer nada más que esperar que los famosos milagros sucedan.
He aprendido que quien no te busca, no te extraña y quien no te extraña, no te quiere. Que la vida decide quien entra en tu vida, pero tú decides quien se queda. Que la verdad duele una sola vez y la mentira duele siempre. Por eso, valora a quien te valora y no trates como prioridad a quien te trata como una opción... Quien te lastima te hace fuerte, quien te critica te hace importante, quien te envidia te hace valioso, y a veces es divertido saber que, aquellos que te desean lo peor... tienen que soportar que te ocurra lo mejor.
En este mundo hay personas que si se tragan un mosquito tendrían más cerebro en el estómago que en la cabeza. Hay gente que te apuñala por la espalda y luego te pregunta por qué sangras. Es increíble. Vivimos en un mundo donde la riqueza está mal distribuida, pero la estupidez está muy bien repartida.
Por más que trato no me acostumbro a este mundo de dos caras, personas baratas, valores en rebajas y sentimientos en liquidación. En muchas ocasiones levanto paredes a mi alrededor y no siempre para mantener lejos a la gente, sino para ver a quién le interesa derribarlas. El destino decide quién entra en mi vida, pero soy yo quien decide quién se queda. No hay que preocuparse demasiado por lo que dicen de uno, ni siquiera Dios ha logrado caerle bien a todo el mundo.
También he aprendido que grandes amigos pueden volverse grandes desconocidos. Que muchas veces cuando más cosas haces por alguien, es cuando te pagan con la peor moneda. Que grandes desconocidos pueden volverse mejores amigos. Que nunca acabamos de conocer a una persona. Que el "nunca más", se cumple, y el "para siempre", acaba. Que el que quiere puede y lo consigue. Que el que no arriesga no pierde nada, pero tampoco gana nada. Que el físico atrae, pero la personalidad enamora. Que no todo lo puedo solucionar por más que lo desee, que la vida es única para cada uno de nosotros y cada uno hace su vida como desea. De cada uno depende hasta dónde queremos llegar.
Todos los días son buenos para comenzar a descubrir sonrisas hermosas, manos hábiles, actos valiosos, espíritus valientes, luchadores incansables... Cada ser humano tiene un valor especial, un don divino que recibe al nacer y que si se descubre, puede utilizarlo para su beneficio y para el de los que le rodean...
He aprendido que el tiempo avanza a la velocidad "del tiempo" y no de la ansiedad que mide el mío. Que no sirve de nada enojarse con lo que me pase, porque eso no agrega ni un minuto positivo a mi vida. Y ya sé también que todo llega el día, a la hora y en el momento en que tiene que llegar y no en el que creo que me lo merezco. Por eso he decidido disfrutar del hoy, antes de que el tiempo me alcance y me vuelva a cambiar los planes… no hay de otra, lo importante es avanzar… Un mal día lo tiene cualquiera…
Por sobre todo hay que amar la vida y vivirla con ganas, luchar por lo que quieres, aunque algunas veces fracases porque vale más fracasar intentando triunfar, que dejar de triunfar por temor a fracasar. No podemos atormentarnos por el pasado, en un final ya pasó, y menos atormentarnos por el futuro que aún no ha llegado, tenemos que vivir el presente y hacerlo tan hermoso que merezca ser recordado siempre… A pesar de tanta mierda siempre hay razones para ser feliz.
¡Ah! Y sobre todo la vida me ha demostrado que hay gente con la que pierdes el tiempo, y otra con la que pierdes la noción del tiempo. Quien te quiere comprenderá tres cosas: el dolor detrás de tu sonrisa, el amor detrás de tu rabia y las razones detrás de tu silencio.
Yo repito las palabras de Oscar Wilde “No quiero estar a merced de mis emociones. Quiero experimentarlas, gozarlas y dominarlas”.