Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

martes, 21 de mayo de 2019

¿DE QUÉ HABLAMOS LAS MUJERES?


¿De qué hablan las mujeres cuando se juntan? Esta es una de las preguntas que más me hacen mis amigos del sexo masculino. Muchos creen que nosotras en nuestros temas de conversación somos más reservadas que ello, pero eso no es más que un mito, porque en realidad nos caracterizamos por ser más abiertas a la hora de entablar algún tema con nuestras amigas.
Cuándo las mujeres estamos juntas, sobre todo si es entre amigas, tenemos la sutileza de expresarnos fácilmente sin temor a ser señaladas como vulgares o sin pelos en la lengua. Somos más explicitas al hablar de cualquier tema que los hombres, ellos muchas veces, prefieren callar, para no sentirse menos que nadie.
Por supuesto que al igual que la frase "cada pareja es un mundo", debemos asegurar que "cada grupo de amigas es un mundo". Por eso, ¿de qué hablamos las mujeres cuando nos juntamos? Es una pregunta para la que tengo mis propias respuestas, ya me contarán ustedes qué piensan… por lo pronto vamos a responderla de forma bastante general.
Cuando nos reunimos entre amigas lo primero de lo que hablamos es de los hombres, obvio ¿verdad? Pues claro, ¡cómo no! Es sin duda uno de nuestros temas estrella. Hablamos de hombres presentes, pasados y futuros. De hombres en general y en particular. Por supuesto, también de nuestros maridos. Hablar de hombres no deja de ser una forma de explicar cómo somos y cómo nos relacionamos las mujeres. Los hombres son el detonante de la intimidad femenina, por eso son los protagonistas en las largas tertulias de las mujeres cuando se reúnen con su grupo de amigas.
Y sí, también hablamos de sexo. Unas más tímidamente, otras con más desparpajo… y muchas veces hacemos bromas al respecto. Pero a diferencia de los hombres no lo hacemos para alardear, sino más bien para compartir nuestras experiencias y eso lo hacemos sólo con nuestras verdaderas amigas, con quien realmente nos sentimos en confianza.
Mis amigas y yo siempre lo hacemos de una forma muy general; nuestras intimidades con respecto a pareja las omitimos. Pero hablamos de sexo mucho más de lo que imaginan. Que resulta que además de ser entretenido, es bueno para la salud… los hombres quisieran, por unos minutos, estar de incognitos en el lugar donde se reúne un grupo de amigas.
Además hablamos de los hijos, de nuestros padres, de ropa, de perfumes, de comida, de libros, de películas… de infinidad de temas. Para luego volver sobre el tema de los hombres, de sus infidelidades, de lo que tenemos que soportar todo el tiempo. Claro no todo lo que hablamos de los hombres es malo, por supuesto, hay muchas cosas que son dignas de reconocer en muchos hombres y también lo hacemos en nuestras conversaciones. Al rato retomamos el tema de las cosas cotidianas para después volver a la carga y darle con los hombres otra vez.
Hablamos de nuestras relaciones, de la familia, de los aprendizajes que nos han brindado nuestras maternidades, de gente inspiradora, de decoración, de trabajo, de nuestras frustraciones pero también de deseos y aspiraciones, de manualidades y, por supuesto, de sentimientos. De crecer y mejorar, de hacer ejercicios, de no volver a enfadarnos, de esperanzas y sueños, de luchas y desafíos… en fin, la lista es interminable. Y, bueno, por supuesto, ¡también hablamos de mujeres!
Siempre esperamos que alguien nos diga si estamos haciendo bien o mal con respecto a algo. De estas conversaciones siempre sale algo bueno. Las mujeres en la actualidad hemos tomado conciencia de que no somos cualquier cosa, somos mujeres maravillosas, madres maravillosas, profesionales reconocidas en nuestros medios. La verdad es que esas reuniones con amigas son una manera de liberarnos y decir las cosas que sentimos.
Ya hablamos de nuestros problemas, de nuestros proyectos de vida, de todo lo que está pasando en el mundo, y ya no somos la típica mujer que solo hablaba con devoción del esposo y de los hijos… Hoy nuestros horizontes son más grandes, ya tenemos ganas de hablar de estudios, de avanzar en la vida, y eso es muy bueno.
Cuando pienso sobre este tema me quedo sorprendida de lo grande que es nuestro universo, de las mil cosas que tenemos para hablar aun cuando el centro de la mesa casi siempre sean los hombres.
Todas tenemos tantas responsabilidades en el trabajo y en la familia, que a veces no nos damos tiempo para salir con nuestras amigas. Reunirnos con ellas es más importante de lo que crees.
Compartir esos momentos nos desestresa y hace que olvidemos temporalmente nuestros problemas y el batallar diario de la vida. Nos libra de las tensiones y hasta nos hace observar la vida desde una perspectiva más optimista. Estas reuniones refuerzan los lazos de amistad porque compartir estos momentos crea un efecto de complicidad.
Pero al final, lo mejor de reunirnos con nuestras amigas es que… ¡nos reímos muchísimo! Reímos hasta que se nos saltan las lágrimas… y quedamos exhaustas y listas para empezar otra semana con todo.
Hay un texto que me encanta de la escritora uruguaya Simone Seija Paseyro que habla de este tema, aquí les dejo algunas de sus palabras:

Cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor de “un fuego”, nacen fuerzas, crecen magias, arden brasas, que gozan, festejan, curan, recomponen, inventan, crean, unen, desunen, entierran, dan vida, refunfuñan, se conduelen.
Porque cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor “del fuego” que deciden avivar con su presencia, hay fiesta, hay aquelarre, misterio, tormenta, centellas y armonía. Como siempre. Como nunca. Como toda la vida.

En otro momento les pongo el texto completo de Simone Seija para que lo disfruten, que está… ¡divino!