
Cada hito en la vida de nuestros hijos representa un paso en su crecimiento y en su camino hacia la autonomía: empiezan a comer, caminan, dejan los pañales, empiezan el jardín, se atan los cordones de los zapatos, se les caen los dientes de leche, van a la primaria y así sucesivamente en una escalera ascendente de logros que van marcando, para los padres, pequeñas pero grandes despedidas. Todos estos pasos, entonces, tienen dos caras diferentes: el orgullo y la alegría de verlos crecer, y la nostalgia de los tiempos que pasaron y ya no volverán.

Lo
cierto es que un día los miramos y nos damos cuenta de que el tiempo ha pasado
muy rápido, que ya no son los niñitos que siempre pretendemos ver y se
presentan con problemas normales de su edad. Muchas veces no queremos aceptar
que ya quieren tener su propia vida, y se nos hace difícil admitir que alguien
entrará en su vida, alguien extraño para nosotros que se convertirá en el centro
de su vida y que poco a poco se irán independizando, dejándonos una sensación
de vacío.
Muchas
veces me pierdo en mis pensamientos recordando cuando eran pequeños… al llegar la
noche, los llevaba a sus cunas, cogía sus manos y me quedaba observando como
sus ojos se cerraban mientras su respiración se iba acompasando, hasta que se quedaban
profundamente dormidos. Me quedaba contemplándolos un rato y en ocasiones
llegaba a sentir envidia de los muñecos que reposaban junto a ellos en la cuna porque
durante la noche ellos disfrutaban del calor de sus pequeños cuerpos y estaban al
abrigo de esas diminutas manitas.
¡Qué
rápido crecen los niños!... El tiempo parece pasar a toda velocidad cuando tenemos
hijos. Un día abres los ojos y estás con contracciones de parto, otro día el
bebé hace su primer gorgojeo y otro ya le estás acompañando en su primer día de
colegio. La crianza es difícil, son tantos los sinsabores como las alegrías y al
menos un par de veces llegas a pensar “ojala crezcan pronto”... Y crecen, y de
repente entiendes lo mucho que extrañas su preciosa infancia, lo poco que te
duró.

Cuando
eran adolescentes y los veía dormir a veces me venían a la mente aquellas cunas
que al principio parecían inmensas porque sus cuerpecitos se perdían en ellas y
como al poco tiempo ya agotan prácticamente su espacio, y cuando menos me lo
esperé se le habían quedado pequeñas. La infancia es una época
maravillosa, pero pasa deprisa, muy deprisa. Por eso es importante
aprovechar cada momento que tengamos con nuestros hijos cuando son pequeños es
fundamental no sólo para ellos, sino también para nosotros porque esos
recuerdos nos acompañarán por siempre.
Es
cierto que muchas veces los niños nos hacen perder la paciencia o nos eleven el
nivel de estrés, pero también nos dan momentos tan especiales que son impagables:
su primera sonrisa, cuando por primera vez dicen “mamá”, el abrazo de sus
pequeños bracitos, sus ocurrencias cómicas, su carita mientras duermen
plácidamente...

En
la noche tenía una sensación de paz muy extraña porque me faltaba algo. Me
faltaban ellos porque dormían y en ausencia de ellos la realidad pierde su
magia, ese halo de luz que envuelve todo lo que tocan. En medio de aquel silencio
y aquella paz miraba a mí alrededor y solo veía juguetes huérfanos y una casa
sin vida. Y entonces no podía evitar desear con ansias la llegada de otro nuevo
día.
Hoy
han crecido y de los pequeñitos que me alegraban y me hacían sonreír cuando aún
los podía sostener en mis brazos, ya no queda ni la sombra. Se han convertido
en jóvenes y cuando llega este momento nosotras, las madres, necesitamos soltar
esa parte maternal que tiende a ser demasiado protectora, ansiosa, dominante y
controladora. Después de todo, tenemos que ser conscientes que esos seres no
nos pertenecen… han nacido a través de nuestro cuerpo, pero eso no significa
que sean de nuestra propiedad.
¿Qué
no es fácil? ya lo sé... a las madres nos cuesta soltar, y como madres nunca
dejaremos de luchar por ellos, pero llega un momento donde nuestros hijos
necesitan marcharse para hacer su propio camino y tenemos que aprender a
“dejarlos ser”, tenemos que confiar en la fuerza y capacidades innatas de sus
almas para resolver los asuntos que encontrarán durante su camino por la vida.

Y
nosotras continuaremos rememorando, con nostalgia, sus primeras semanas de
vida, sus años de infancia, sus travesuras, sus logros… y descubrimos que
prácticamente solo recordamos los buenos momentos. ¿Es el miedo a perderlos?
¿El dolor de saber que cada vez somos menos necesarias para ellos? No lo sé a
ciencia cierta, lo único que sé es que ver crecer a mis hijos me duele, me
llena de orgullo, me da miedo, me hace feliz y me entristece. Y todo ello al
mismo tiempo. Es una de las grandes contradicciones de la maternidad.

Lo
cierto es que cuando nacen estamos deseando que crezcan un poco para tomarnos
un respiro, y cuando han crecido queremos que nos devuelvan a nuestros bebés. Y
ese es el gran reto también, conseguir disfrutar de cada etapa sabiendo que no
va a volver, y lo que un día echamos de más, algún día lo echaremos de menos.
Ya
mis hijos han crecido, se han convertido en dos jóvenes adorables, inteligentes,
buenos seres humanos, trabajadores… vivo orgullosa de ellos, son mi mayor logro
pero extraño mucho a mis bebés, a esos niños risueños, alegres, que estaban
prendidos a mí todo el tiempo, a veces hasta el punto de enloquecerme. Ahora
que ya son adultos no se qué deparará el destino tanto para ellos como para mí.

Pero
cuando sigan creciendo y un día se marchen en mi vida ya nada será igual,
porque como dije antes en ausencia de ellos la realidad pierde su magia. Tendré
mucha paz a mí alrededor pero también tendré una casa sin vida. Y ya no esperaré
con ansias que llegue nuevamente el día como hacia cuando en la noche ellos
dormían, no, entonces mi vida estará pendiente de la puerta para verlos llegar.
Este
es el sabor agridulce de ver a nuestros hijos crecer.
Por fin apareciste, ya me estabas preocupando. En cuanto al tema los mios son aun pequeños, aunque ya no tanto, pero extraño muchascosas de las que dices de cuando eran muy pequeños. Pero creo que los hijos aunque crezcan yse hagan independientes siempre estarán conscientes del amor que les profesamos. Gracias por compartir tanto sentimiento. Besos para ti y un fuerte abrazo.
ResponderEliminaresta reflexión me tocó dentro y me inspira en esta lucha que tengo de soltar a mis hijos, sobre todo al menor que ya tiene 20 años y es muy rebelde. Siento que no pone la prioridad en sus estudios y entonces equivocadametne trato de controlar sus decisiones aunque entiendo que es hora de que él tome sus propias decisiones y asuma sus consecuencias. GRACIAS!
ResponderEliminarAmiga mía, te ha agarrado la nostalgia, tienes mucha razón en todo lo que dices pero cuando los hijos crecen tenemos muchas cosas por hacer y sobre todo disfrutar de nuestro tiempo, tu misma lo has dicho otras veces. Lo que pasa es que es cierto que uno hecha de menos esa etapa de su infancia, yo a veces añoro esos momentos cuando llegaba a casa muy cansado y los tres se abalanzaban sobre mi casi hasta el punto de tirarme al piso entre besos y exclamaciones de “papito por fin llegaste”. Pero la vida es asi y todo lo que sentimos cuando los vemos crecer fue lo mismo que sintieron nuestros padres y lo que sentiran ellos cuando tengan hijos ylos vean crecer. Un beso, cuidate mucho, linda.
ResponderEliminarq prontito pasa el tiempo, tienes razón. yo disfruto de mario todo lo q puedo. tengo esa suerte. lo máximo q me he separado de él han sido cuatro horas. ya tiene doce meses. se hacen grades en un plis. me da penita q se haga mayor por una parte, pero por otra me encanta ver sus avances. como camina, como intenta hablarme, como se sorprende de las cosas, cooomo me desorganiza los cajones, jajaja... un saludo
ResponderEliminarTu me sigues encantando con esa pasión que hay en todo lo que haces… no puedo opinar sobre hijos porque lamentablemente no los tengo, pero he visto crecer y convertirse en mujer a mi sobrina y he sentido y extraño algunas cosas de las que dices, porque como crecio muy cerca de mi me toco vivir algunas de esas cosas maravillosas de los niños en su infancia y es cierto que se extrañan esos años tan lindos. Muchas veces has dicho lo orgullosa que estas de tus hijos y eso es en lo que tienes que pensar cuando te caiga esa nostalgia por su infancia. Mi encantadora amiga, la crianza y el amor que les has dado no habrá fuerza en el mundo que la opaque o que haga que la olviden. Tenlo por seguro. Un abrazo y un beso, cuidate mucho y no nos abandones por tanto tiempo.
ResponderEliminarComo quisiera poder practicar eso que lei de soltarlos y dejarlos ir, pero no puedo mi hijo se mueve en ambientes peligrosos, se pone en peligro porque su salir y exponerse es tan seguido y con la ciudad donde vivimos llena de inseguridad el anda correctamente pero el ambiente es mas peligroso por que hay mucha maldad en su entorno esta muy bonito el consejo que el texto nos da pero cuando los hijos en estas epocas crecen y por materialiadades buscan su progreso corriendo mucho peligro es imposble soltarlos.
ResponderEliminarRealmente por fin apareciste y mira que te lo venía diciendo....! Escribiste algo que ahora mismo me toca mucho, ojalá mi hijo fuera ahora un niño, ay!!! como extraño ese tiempo pero no puedo ser egoísta con ninguno de los dos y ahora a ambos les toca vivir sus vidas aunque a través de ellas yo sufra o sea feliz y es verdad, quizas algun día ya no vivan con nosotros y entonces estaremos pendientes del día en que nos visiten pero siempre estaremos felices de que ellos lo sean también y sean personas realizadas en todos los sentidos, entonces nosotros estaremos orgullosos de que en ese triunfo hay gran parte del empeño que pusimos al amarlos.
ResponderEliminarCon permiso de Rosabel voy a escribir algo que leí y me gustó y viene muy bien con el texto de hoy.
ResponderEliminar"A mis hijos"
Cambié mi vida, mi tiempo y mi forma de pensar por ti.
Di mi alma y mis energías por sacarte adelante y enseñarte a vivir.
Le pido a la vida que me permita vivir muchos años para acompañarte en lo dulce y en lo amargo.
No puedo vivir tu vida, pero sí espero que la compartas conmigo.
Te dí grandes alas para que puedas volar mas alto que yo, no quiero que seas como yo, quiero que seas mucho mejor.
Que nada te detenga y logres tus objetivos.
Lindo verdad???
Cary por fin apareciste tu tambien. Rosabel ultimamente se nos desaparece pero cuando ha aparecido tu no lo has hecho yo crei que definitivamente nos habias abandonado.
ResponderEliminarMe has hecho pensar en tantas cosas leyendo esto, yo no tengo hijos todavía pero te aseguro que me ha ayudado a entender mas a mi madre, estoy segura que ella pasa por los mismos sentimientos. Un beso amiga.
ResponderEliminarCary me alegro que estes de vuelta, me habia extrañado estar tanto tiempo sin verte por aqui. no te pongas como Rosabel que nos deja en el olvido de vez en cuando, se que tiene motivos pero bueno los que esperamos por ella se nos va la vida..
ResponderEliminarAmigos Peter y Frank (y los demás) yo no me he perdido del blog e incluso he leido todo pero por motivos de trabajo he tenido que hacerlo desfasada del momento e incluso he puesto mi comentario.
ResponderEliminarEspero volver a estar como siempre para poder compartir con ustedes, la familia del blog y me agrada mucho que se nos sumen amigos nuevos,eso es seña de que el blog goza de buena salud. Y les reitero mis queridos amigos yo también los extrañaba, un beso ciberespacial para los dos y nos vemos en el próximo comentario :-))
Hola, me siento muy identificada, tengo un bebe de 20 dias y un nene de 5 años recien cumplidos. Aunque todavia es chiquito y no me pasa aun, sufro porque siento que falta poco. Me pasa que para mi, mi primer hijo siempre lo vi como un bebe, nunca note su crecimiento. pero desde que tuve a mi segundo bebe, me di cuenta mirando a uno y mirando al otro, de como crecio el mayor, y me angustie mucho. yo se que es algo bueno que crezcan pero me pasa que quiero que sea para siempre inocente, que juegue que sea un niño. No quiero que crezca pero eso no es posible. Este es su ultimo año de jardin, el año que viene cuando empiece primer grado ya no va a ser tan pequeño.. me duele mucho. Trato de pensar cuanto tiempo mas me queda para disfrutar de esta etapa hermosa. Que el tiempo se detenga por Dios.. Tendre que superarlo
ResponderEliminarSi amiga tendrás que superarlo, todas pasamos por eso. Gracias por tu tiempo y por leerme. Un abrazo.
Eliminarasí mismo es, son muchos sentimientos al mismo tiempo
ResponderEliminarSi los hijos crecen muy de prisa, el tiempo se nos va sin darnos cuenta.
ResponderEliminarThanks for sharing, nice post!
ResponderEliminarPhục vụ cho nhu cầu vận chuyển container bằng đường bộ ngày càng lớn, vận chuyển xăng dầu bằng đường sắt và vận tải, gửi hàng hóa vận chuyển xe máy bắc nam bằng đường sắt cũng đã xây dựng nên những qui trình, dịch vụ vận chuyển hàng hóa bằng các toa xe chuyên dùng chuyên nghiệp và có hệ thống. Đảm bảo mang đến chất lượng tốt nhất cho khách hàng sử dụng dịch vụ.
Buen día, me encanto tengo semanas sintiéndome extraña ayer me precisamente pensaba que era a causa de los cambios que ha pasado en mi hogar, mi estilo de vida profesional y que mis hijas ya son adultas jóvenes y están a punto de marcharse. Exactamente así me siento feliz, orgullosa, pero un sentimiento de vacío, que ya no te necesitan como antes ya dejaron como dices de estar en la parte de atrás de tu auto y ya están tomando su volante de su vida. Muchas gracias
ResponderEliminar