Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

martes, 14 de diciembre de 2021

Escribir me libera

Siempre me gustó escribir. Todo tipo de textos… a mi familia, a mis amigos… me resultó siempre más fácil decir lo que pensaba a través de la palabra escrita. Era demasiado tímida para pronunciar palabras que implicaran sentimientos. Y sin embargo muy explícita si se trataba de describir con tino cualquier emoción.

No soy la única con esta afición por la literatura de andar por casa. Todos dedicamos un tiempo enorme a transcribir sentimientos, mandar mensajes, escribir declaraciones de intención, a través de un teclado. Sobre todo en estos tiempos donde muchísimas personas tienen amigos a los que apenas miran a los ojos, incluso en algunos casos apenas se saludan en la calle, sin embargo mantienen con ellos conversaciones digitales de sustancia.

Para reír muchos usan onomatopeyas, ja ja ja. Para llorar largas parrafadas literarias. Declaran su amor con lindas frases románticas adornadas con fotos en su mayoría prestadas. Hacen confidencias “privadas” en pequeños tratados y del mismo lo discuten… porque es más fácil tirarse letras a la cara… duelen igual pero son más limpias. Para emociones básicas usan emoticonos y piensan en puntos suspensivos. Quizá es el secreto, todo es aséptico, algo frío, distante y silencioso.

Cuánta razón tenía Einstein cuando dijo: “el día que la tecnología sobrepase a la humanidad, tendremos una generación de idiotas”. Amigos, bienvenidos a la maravillosa generación de los idiotas, y seguirá evolucionando y nos volveremos tan tontos que ni podremos replantearnos qué estamos haciendo mal.

A lo que he hecho referencia anteriormente es a la gente que sustituye las relaciones personales por la tecnología. No tiene nada que ver con escribir en un blog, donde lo hacemos para muchas personas que se acercan buscando un contacto, o un aprendizaje, o simplemente expresar ideas. Eso es bueno. Pero no hay nada comparado al calor humano a la interrelación. La tecnología nos está apartando de eso y nosotros lo permitimos. Por Dios, me van decir que es lo mismo poner un sticker tirando beso que darlo o recibirlo. Recuerden que nada, absolutamente nada sustituye un abrazo, un beso, un apretón de manos, una caricia…

Volviendo a la escritura. Yo adoro escribir y soy capaz de decir muchas cosas a través de las letras. Pero a pesar de mi amor por la escritura pienso que no hay nada mejor que el contacto humano. Me gusta hablar con mi familia, con mis amigos, tengo amigas que me conocen mejor que yo misma y con las que soy capaz de pasar horas hablando.

Nunca cuantifiqué a mis amigos… no me lo plantee nunca de esa forma. Nunca me preocupó tanto mi intimidad como ahora que seguramente la estoy regalando, y sin embargo me reconforta escribir sobre lo que siento. Me ayuda a seguir. Marco un territorio virtual que me seduce y le doy personalidad a un montón de letras que alguien recibe con más o menos ilusión. Seguiré escribiendo… porque me gusta y porque en muchas ocasiones encuentro más expresividad en las letras que en lo que soy capaz de decir.

A veces son suficientes unas líneas inesperadas para emocionar un alma, no hace falta buscar palabras bonitas, muchas veces dos líneas resuenan durante horas como el eco más precioso jamás oído porque unas líneas bastan para expresar mucho, y pueden no ser literarias pero dicen más que un libro entero.

No sé hasta cuando escriba, ni cuántos lleguen a leerlo, ni a cuántos les guste. Pero lo disfruto mucho, y ese es el camino que encuentro para expresar en silencio todo lo que llevo dentro… amor, esperanzas, nostalgias y alegrías, también sueños y el inevitable dolor que siempre nos asedia a lo largo de la vida. Cuando escribo vuelo entre sueños, cabalgo entre árboles, respiro entre flores… siento con profundidad, sonrío, le doy color a mis ilusiones, fantaseo, y también juego, amo, soy feliz, me siento viva, llena de energía… Ahora escribo cosas que antes ni por asomo me atrevía y aunque no las muestro todas he dejado entrever algunas.

Escribir libera mi interior hasta tal punto que puedo estar en los brazos de mi gran amor o irme a otros que me están esperando o que ni siquiera saben que existo… puedo atravesar océanos, llegar a las estrellas y hablar con la luna. Puedo adentrarme en un mundo mágico, solo mío, donde juego y coqueteo con las historias, con mis fantasías… puedo hacer florecer mis sueños o librar una batalla contra mis pesadillas.

Me habitan infinidad de sentimientos ¿a quién no?, y también me habita el agradecimiento por esta forma maravillosa de estar comunicada con gentes diversas en las grandezas, miserias, amores y desamores que todos compartimos. Soy una persona bastante reflexiva y con las enseñanzas que me ha dado la vida, como todo ser humano me he dedicado a pensar sobre lo que hago, lo que soy, hacia dónde voy y adónde quiero llegar… en el mundo que me rodea.

Escribo de cosas que me pasan o me han pasado, historias de otras personas, en fin sobre varios temas (no muchos ni especiales) lo hago con sinceridad y sentimiento, pero alguien me dijo que yo le doy demasiada importancia al tema del amor, y tiene razón. Para mí el amor es básico, es el motor que mueve el mundo, la única relación que se puede establecer con el mundo para tener de dónde agarrarse sin caer en el abismo del sinsentido.

No soy una escritora, ni tengo un método para hacerlo, simplemente plasmo en la pantalla a través de mi teclado lo que se va gestando dentro de mí. Lo que escribo siento que tiene vida propia, es autóctono y es más poderoso que yo porque son sentimientos, pensamientos, creencias que se producen en mi cabeza y en mi corazón sin mi permiso y cuando los suelto es porque ya me han vencido.

Cuando se escribe de amor o por amor se deja el corazón, el alma... los más profundos sentimientos.... le damos rienda suelta a las emociones. Es cierto que el amor a veces puede ser fugaz y doloroso, pero no deja de ser bello y eso es lo que me impulsa a escribir sobre él. Además soy una romántica sin remedio, y también amo las situaciones de lascivia que puedo crear en algunos de mis textos. Situaciones que lleven al lector a involucrarse en un juego sensual y mágico para los sentidos. Incluso, muchas veces cuando escribo sobre otros sentimientos, o sobre mi pasión por el mar, acabo mezclándolo con el amor, con la pasión y el deseo, con el romance... soy extremadamente loca con ese género y aunque me digan romántica excesiva, no puedo evitarlo.

En ocasiones sé que me delato cuando escribo porque me desnudo y combato ese pudor mal entendido de mucha gente. Cuando escribo lo hago a rienda suelta y pierdo los estribos, amo, voy de copas y estoy de fiesta. Y si me dejo arrastrar por el dolor o la pena me desangro.

Cuando subo un nuevo post he de confesarles que sigo sintiendo el mismo nerviosismo, la misma gratitud y me sigo conmoviendo de la respuesta de ustedes como el primer día, y eso creo que es muy bueno. Seguiré escribiendo para el placer de unos y quizás el tormento de otros. Muchas gracias por estar aquí.

En resumen escribir me ayuda a comprender y a ordenar el desorden, me equilibra, es un placer y una necesidad. Trato de explicar a los demás como veo la vida, escribo para de alguna manera sobrevivir a la muerte, para sentir por un pequeñísimo instante que soy Dios. Como dice Rosa Montero: “Escribo porque mientras lo hago estoy tan llena de vida que mi muerte no existe: mientras escribo soy intocable y eterna”.