Sí,
tu tienes ese algo que me atrae y no se cómo definir. ¿Qué tienes que me
vuelves loca? ¿Qué haces que me pierdo? Tus ojos que hablan, me llaman y
atrapan. La cercanía de tus labios que imploran los míos. Tus brazos alrededor
de mi cuerpo sin intención de soltarme.
Cuando
nos encontramos tu solo sonríes, quien sabe cuantas cosas locas pasan por tu
cabeza en ese instante. Digo locas porque por la mía pasan tantas cosas. Mi
imaginación empieza a volar. Mi tensión sexual se eleva y ya empiezo a
fantasearte. Y cuando nos acercamos mucho y puedo sentir el aroma de tu perfume,
mmmm… Ese que me invade cada vez que te saludo y te abrazo. Ese que me acelera
el corazón y la respiración. Ese que me provoca a recorrer cada centímetro de
tu cuerpo.
Me
provocas a pecar sobre tu piel, devorar tu cuerpo con caricias de mis labios,
desprender mis ansias y enloquecer tu calma. Volvernos uno, unir nuestras almas
como lava ardiente, candente por el calor que creamos cuando estamos juntos. Me
gusta ir reviviendo los deseos de tenernos cuando la yema de mis dedos te
recorren. No me canso de tenerte dentro de mí, toda la noche, en todas partes
del cuarto y de la casa. Quiero siempre tu cuerpo en mis brazos y tu corazón en
mi alma. Quiero estar bajo tu piel y quedarme ahí, como la tinta de mis
palabras se impregna en un papel.
Me
encanta cuando me arrinconas entre la pared y tu cuerpo, me dejas sin salida
para que sienta el calor que llevas por dentro. Y empiezas a besarme con esos
labios tentadores, dulces, suaves y muy tiernos, aunque también pueden llegar a
ser posesivos con una gran pasión, y pronuncian palabras que activan mi mente y
me vuelven loca. Y mirándome fijamente a los ojos, con una sonrisa pícara y lasciva
me dices: “Me muero por sentir tus pechos con mis labios… por hacerte mía una
vez más.
En
esos momentos mi mirada me delata, mi rostro debe ser un poema. Tus manos
empiezan a recorrerme, una mano acaricia mi cara sutilmente y la otra
desabrocha mi blusa. Y nuestras bocas se unen en un juego incontrolable de
jugosos besos, hasta que mis labios abandonan tu boca y empiezan a deslizarse
desde tu cuello hacia abajo. Excitándome mucho más al sentir como cada vez
respiras más profundo. Veo como muerdes tus labios y tus ojos entre abiertos,
mirándome con tanto deseo certifican lo que tu boca acaba de decir hace unos
instantes, las ganas que tienes de tenerme nuevamente.
Eres
el hombre que me hace perder la noción del tiempo y el espacio, hasta cuando
bailamos juntos que mi cuerpo se mueve al ritmo del tuyo al son de la música. Y
ahora recuerdo esa frase que dice “El baile es la expresión vertical del deseo
horizontal”. Como te conozco bien acabas de subir tus cejas al leer esto y
ahora te estás riendo.
Pero
todo es cierto. Me provoca tu cuerpo dispuesto para mí. Me pierdo en tu tacto,
tu sabor y el lúcido sonido de la insensatez. Me enloquece provocarte y que te
pierdas conmigo. Me pierde tu loca provocación. Me enloquece tu forma de mirar,
tu forma de reír, la forma como me acaricias, la forma como me demuestras tu
humilde y sincero amor.
Te
encanta recorrer cada centímetro de mi cuerpo, acariciarme, llevarme al punto
de que te pida a gritos que me hagas tuya. Tu boca me recorre empezando desde
los labios y vas bajando suavemente, probando mi cuello, besando mis pechos, tu
lengua baja hasta mi ombligo… hasta que finalmente se apodera de mi sexo.
Cierro los ojos y me dejo llevar...
Sí,
ya no hay remedio, soy adicta a ti… adicción a tus dedos, a que me toques, a tu
voz, a perderme entre tus sábanas, a sumergirnos entre lo desconocido hasta
ahogarnos con los suspiros, a beber de ti, al sabor de tus labios… a la
oscuridad tan lúcida que me rodea. Adicta a lo que quiero ser, a quién fui
ayer, a quien soy ahora, a odiar el reloj cuando pasan las horas porque vuelan
cuando estas tumbado frente a mi… adicta a jugar con el destino, a mis momentos
de soledad y a mis momentos de vivir.
Soy
una tonta adicta a ser pesimista, a que nada me agrade, a mis sueños donde te
tengo, a mis pesadillas cuando te pierdo... Adicta a esas ilusiones en aumento,
a este querer, a tu complicidad, al gesto que acompaña tu sonrisa... simplemente
tu y yo marcando el compás... Adicta... definitivamente lo estoy. Ahora pierdo
hasta la mente, he perdido el control, me enganche incondicionalmente. Me he
vuelto adicta y te necesito cada día. Surgió poco a poco, sin darme cuenta, día
a día...