
Cuándo las mujeres estamos juntas, sobre todo si es entre
amigas, tenemos la sutileza de expresarnos fácilmente sin temor a ser señaladas
como vulgares o sin pelos en la lengua. Somos más explicitas al hablar de
cualquier tema que los hombres, ellos muchas veces, prefieren callar, para no
sentirse menos que nadie.
Por supuesto que al igual que la frase "cada pareja
es un mundo", debemos asegurar que "cada grupo de amigas es un
mundo". Por eso, ¿de qué hablamos las mujeres cuando nos juntamos? Es una
pregunta para la que tengo mis propias respuestas, ya me contarán ustedes qué
piensan… por lo pronto vamos a responderla de forma bastante general.
Cuando nos reunimos entre amigas lo primero de lo que
hablamos es de los hombres, obvio ¿verdad? Pues claro, ¡cómo no! Es sin duda
uno de nuestros temas estrella. Hablamos de hombres presentes, pasados y
futuros. De hombres en general y en particular. Por supuesto, también de
nuestros maridos. Hablar de hombres no deja de ser una forma de explicar cómo
somos y cómo nos relacionamos las mujeres. Los hombres son el detonante de la intimidad
femenina, por eso son los protagonistas en las largas tertulias de las mujeres
cuando se reúnen con su grupo de amigas.

Mis amigas y yo siempre lo hacemos de una forma muy
general; nuestras intimidades con respecto a pareja las omitimos. Pero hablamos
de sexo mucho más de lo que imaginan. Que resulta que además de ser
entretenido, es bueno para la salud… los hombres quisieran, por unos minutos,
estar de incognitos en el lugar donde se reúne un grupo de amigas.
Además hablamos de los hijos, de nuestros padres, de
ropa, de perfumes, de comida, de libros, de películas… de infinidad de temas.
Para luego volver sobre el tema de los hombres, de sus infidelidades, de lo que
tenemos que soportar todo el tiempo. Claro no todo lo que hablamos de los
hombres es malo, por supuesto, hay muchas cosas que son dignas de reconocer en
muchos hombres y también lo hacemos en nuestras conversaciones. Al rato retomamos
el tema de las cosas cotidianas para después volver a la carga y darle con los
hombres otra vez.
Hablamos de nuestras relaciones, de la familia, de los
aprendizajes que nos han brindado nuestras maternidades, de gente inspiradora,
de decoración, de trabajo, de nuestras frustraciones pero también de deseos y
aspiraciones, de manualidades y, por supuesto, de sentimientos. De crecer y
mejorar, de hacer ejercicios, de no volver a enfadarnos, de esperanzas y
sueños, de luchas y desafíos… en fin, la lista es interminable. Y, bueno, por
supuesto, ¡también hablamos de mujeres!
Siempre esperamos que alguien nos diga si estamos
haciendo bien o mal con respecto a algo. De estas conversaciones siempre sale algo
bueno. Las mujeres en la actualidad hemos tomado conciencia de que no somos
cualquier cosa, somos mujeres maravillosas, madres maravillosas, profesionales
reconocidas en nuestros medios. La verdad es que esas reuniones con amigas son
una manera de liberarnos y decir las cosas que sentimos.

Cuando pienso sobre este tema me quedo sorprendida de lo
grande que es nuestro universo, de las mil cosas que tenemos para hablar aun
cuando el centro de la mesa casi siempre sean los hombres.
Todas tenemos tantas responsabilidades en el trabajo y en
la familia, que a veces no nos damos tiempo para salir con nuestras amigas.
Reunirnos con ellas es más importante de lo que crees.
Compartir esos momentos nos desestresa y hace que olvidemos
temporalmente nuestros problemas y el batallar diario de la vida. Nos libra de
las tensiones y hasta nos hace observar la vida desde una perspectiva más
optimista. Estas reuniones refuerzan los lazos de amistad porque compartir estos
momentos crea un efecto de complicidad.
Pero al final, lo mejor de reunirnos con nuestras amigas
es que… ¡nos reímos muchísimo! Reímos hasta que se nos saltan las lágrimas… y
quedamos exhaustas y listas para empezar otra semana con todo.
Hay un texto que me encanta de la escritora uruguaya
Simone Seija Paseyro que habla de este tema, aquí les dejo algunas de sus
palabras:
Cuando las
cabezas de las mujeres se juntan alrededor de “un fuego”, nacen fuerzas, crecen
magias, arden brasas, que gozan, festejan, curan, recomponen, inventan, crean,
unen, desunen, entierran, dan vida, refunfuñan, se conduelen.
Porque cuando
las cabezas de las mujeres se juntan alrededor “del fuego” que deciden avivar
con su presencia, hay fiesta, hay aquelarre, misterio, tormenta, centellas y
armonía. Como siempre. Como nunca. Como toda la vida.
En otro momento les pongo el texto completo de Simone Seija
para que lo disfruten, que está… ¡divino!