
El poeta y ensayista estadounidense Henry Van Dyke dijo: “El tiempo es demasiado lento para aquellos que esperan... demasiado rápido para aquellos que temen.... demasiado largo para aquellos que sufren.... demasiado corto para aquellos que celebran...pero para aquellos que aman, el tiempo es eterno."
El amor es sin duda alguna el sentimiento más fuerte que puede llegar a sentir un ser por otro. Entre las sonrisas, el compromiso, el tiempo compartido, las experiencias y la pasión, el amor de pareja brinda un sinnúmero de sensaciones increíbles que llenan la vida de quien las siente.
Somos simplemente una mujer y un hombre que han enlazado las almas por amor y nos refugiamos lejos de las maldades del mundo, lejos de envidias, de miradas torcidas. Tu tan deseado, tan amado, tan anhelado... tan mío que hasta en las noches más oscuras esta tu luz guiándome y acompañándome. Eres el hombre que acompaña mis silencios, mis locuras, mis temores y me eleva por los cielos con su amor por eso adoro entregarme a tus apasionados besos que sedientos buscan mis labios y dejar que fluya cristalinamente mi dulce amor sobre tu cuerpo...
Desde que te conocí un sentimiento especial se anidó en mi corazón, un sentimiento puro y maravilloso que me convierte a veces en un ser irracional. Eres el dueño de mis sueños, donde se anidan todos esos recuerdos que anestesian mi cuerpo entero. Eres el sol de mis mañanas que con sus tiernos y suaves destellos acarician mis entrañas llenándome de fuerzas y deseos. Eres ese alguien que cada día se me hace más necesario y más urgente.
Hay cosas que te escribo para no decirlas, que están en mi alma y quedaran contigo cuando me haya ido... las escribo en la cama, en el aire, que siento tan mías que no son de nadie, otras las escribo contigo y sin ti no valen… cosas que también tengo en el alma y quedaran conmigo cuando me haya ido... Y en todas acabo escribiendo cuanto te quiero y sabiendo cuanto tú me amas...
Aunque un día quiera nunca podré olvidarte porque tú eres parte de mis sentimientos, desde que te conocí llenaste mis pensamientos y fuiste protagonista de mis sueños. Llenaste mis segundos de felicidades y mis días del consuelo de verte. No podré olvidarte porque tu cuerpo es mi paz y tu alma mi objetivo, nadie es como tú. No te olvidaré aunque deba, aunque recordarte sea llorar por no tenerte y morir de tristeza por no besarte.
Me gusta cuando nos amamos al ritmo de la lluvia, con la danza del agua que cae... amarte, besarte… que mi placer despierten tus caricias y al hacer el amor con ese ritmo sencillo y profundo, tatuar nuestros cuerpos con besos imborrables dejando la pasión impresa con exquisito goce. Sigue las líneas de tu deseo que te llevan a través de mi cuerpo, solo siénteme... Siente como el calor se hace fuego, como mis labios se entreabren, como mi cuerpo dibuja la línea que te llevará al placer...
Estoy atrapada por ti, sin poder liberarme aunque sin cuerdas que romper, estoy atada sin estarlo y pudiendo escapar no escapo. Yo que siempre supe cuando huir, me he dejado atrapar, no, para ser más exacta, me has atrapado, sin saber cómo ni cuándo, sólo sabiendo cuánto. Pero si un día termina, ten cuidado mi amor, porque duelo, no lo creerás pero duelo, te dolerán mis besos cuando no los tengas, te dolerá el recuerdo cuando recuerdes, te dolerá tu cama vacía, te dolerán las canciones, te dolerá hasta tu risa. Te doleré mucho, pero lo irónico es que te gustará el dolor de mí, que será lo único de mí que tengas en ese momento...
Cuando te vi por primera vez sentí que el corazón se me quería salir del pecho, no sé si fue de emoción pero todo mi ser tembló, se hicieron eternos esos minutos cerca de ti contemplándote, escuchándote. Después… mientras más nos acercábamos un miedo me recorría, miedo a lo que sentía… quería huir y me faltaban las fuerzas, me detenía el deseo, logré controlarlo y me mantuve alejada de tu subyugante presencia… pero el día que me besaste… ese beso hizo surgir mi anhelo, ese abrazo desbordó mi pasión, ese suspiro alimento mi cerebro, tantas cosas juntas me hiciste sentir… que tuve miedo de perder el piso, de ser capaz de ausentarme de ese mundo que nos rodeaba y entrar al nuestro donde sólo tu y yo existimos, ese mundo capaz de demostrar que entre dos personas puede haber más que una atracción, un deseo ardiente, que quema, que paraliza, que estremece. Así es esta pasión que siento por ti, esta necesidad de sentirte, de amarte...
Cuando no estás te extraño mucho y esa es una prueba tangible de que te amo, sino... tu ausencia no me provocaría ese apuro, esas ansias, esa necesidad de verte. Fuimos y somos la humedad de las grutas, el secreto de los desvanes, la caricia y la charla después de hacer el amor. Si no nos hubiéramos conocido mi alma tendría más cicatrices sin curar… no tengo miedo a morir, tengo miedo a vivir y no estar segura de que estés a mi lado, como yo quiero. Escucha los susurros de mi alma... Cuando estoy decaída, tú me elevas y puedo pararme sobre montañas, caminar sobre mares tormentosos porque soy fuerte cuando estoy junto a ti.
Eres mi mayor locura, mi escape a la demencia, la felicidad en la cercanía de tus labios aun al borde del abismo, entregándome al paraíso de tu amor en tan solo un suspiro, retomando estos deseos malditos de vivir y vivir por ti. Resultaste y resultas ser los versos de mi boca enamorada, el suspiro que me arrancan las notas de tu voz que desgarran mis pasiones y me otorgan la eternidad en tus manos claras como el cielo en madrugada, eternidad que no quiero si no es estando a tu lado.
Llevo cincelados en la mente y en el cuerpo cada uno de los momentos vividos a tu lado, la felicidad que me das. Escucha lo que voy a decirte, mi amor, si un día me pierdo... no vaciles, encuéntrame; si tú te pierdes... yo me perderé contigo; si dudo… empújame; si callo no preguntes… sólo escucha mi mirada; si tú callas… yo leeré tus gestos. Tú y yo somos el equilibrio, somos dos mitades que forman un sueño. Estás clavado en mí como un puñal en la carne, y te quiero así, ardiente y pasional temblando de ansiedad. Tus besos me queman, tus labios me embriagan y torturan mi razón, en la sangre te llevo… todo en mí grita tu nombre. Mi vida, tú y yo estamos enfermos de amor, locos por amor… pero jamás te cures de quererme, recuerda que el amor es como Don Quijote, sólo recobra la cordura para morir. Quiéreme en mi locura porque mi camisa de fuerza eres tú y eso me calma...
Hay algo que quiero que no olvides nunca… sin ti, nada; sin mí, si quieres... prueba.