Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

lunes, 20 de agosto de 2012

De nuevo con ustedes


Más de dos semanas sin entrar en este sitio y sin ustedes es demasiado para mí, los he extrañado mucho. Estuve unos días muy complicada con mis problemas y con mucho trabajo, entre ambas cosas no me quedaba tiempo para nada. Fueron días duros. Finalmente todo se fue resolviendo y cuando salí de vacaciones (porque sepan que ya estoy de vacaciones) estaba realmente exhausta y un poco malhumorada.
Después de esos primeritos días de vacaciones donde lo único que deseas es descansar, me ocupé de resolver algunas cuestiones previendo el venidero curso escolar, esas cosas no me gusta dejarlas para los últimos días porque todo se complica.
Entonces mi hermanita tuvo la genial idea de irse a una casa en la playa y casi a la fuerza me llevó con ella, porque aunque parezca increíble y necesitándolo mucho yo no quería ir. Por fin ella ganó, saben que es testaruda, y nos fuimos unos días con la familia.
Con el verano: llega el calor, llegan los atardeceres sin fin, las cervezas frías... Y un laaaaaaaargo etcétera de cosas estupendas. Aunque detesto el calor excesivo me encanta el verano. Porque es el momento de perder la noción del tiempo y un poquito la razón. Las emociones llevan la batuta.
Una de las cosas que más extrañamos quienes vivimos en las ciudades es el mar y, sobre todo los que estamos encerrados en una oficina la mayor parte del tiempo. Aunque tengamos a sólo 50 minutos las playas (como nos ocurre a nosotros), podemos pasar meses, sin ir a deleitarnos de una de las maravillosas obras que ha creado Dios, el mar, y esto con la triste excusa de que “está muy lejos”. Aunque si nos lo proponemos, somos capaces de abandonar los brazos de Morfeo antes del amanecer para salir bien temprano de casa y que nos rinda el día disfrutando de las delicias del mar.
Como ya les dije me fui con ella. Cuando llegamos a la casa, soltamos los matules y los muchachos, como siempre, de inmediato se cambiaron de ropa y se fueron al mar, nosotras para no variar nos pusimos a desempacar y a organizarlo todo, aunque también estábamos ansiosas por sumergirnos en esas misteriosas y atrayentes aguas. En lo que organizábamos todo también dejamos preparado algo rápido para garantizar la comida de nuestros cachorros porque cuando regresan de la playa vienen dispuestos a tragarse un mamut.
Ese día, amanecí muy cansada. Probablemente por haber dormido poco... más el stress de las semanas anteriores. Terminamos todo lo más rápido posible y nos dirigimos a la playa. Uno siempre piensa en ese lugar y en su hermosura pero cuando estás allí es que te convences, una vez más, de que es un lugar paradisíaco, con tramos de suave arena y otros de fina piedrecilla. Con esa gigantesca masa de agua azul verdosa que abarca toda tu atención.
Dejamos nuestras cosas en la arena y nos dirigimos hacia la orilla. Mojamos nuestros pies y nos reímos por la sobrecogedora sensación que esto produce. La luz del sol ya era completa. Sólo se escuchaba el ruido muy suave de las olas en un espacio que parecía infinito. En el cielo casi sin nubes ya el sol brillaba intensamente.
Todo lo que nos rodea "juega" con nosotros, la arena se pega al cuerpo, nos acompaña en cada movimiento; el aire nos conduce la mirada, mientras el aroma nos inspira; el agua nos sostiene y nos enriquece. Es increíble como multitud de estados de ánimo, infinidad de problemas e ilusiones, encuentran su razón de ser, su solución, su origen o su final... en la playa.
La visión del mar es subyugante, no importa si está salvaje, calmado, frío o cálido, el siempre nos ofrece lo que tiene, sin más. Es problema nuestro si no aprovechamos lo que nos brinda, o si lo malgastamos, creyendo que ni siente ni padece. En los tranquilos días de verano es una verdadera delicia.
Por fin sumergimos nuestros cuerpos, nadamos, jugamos, reímos… me quedé mirando al infinito, donde se une el mar y el cielo, así permanecí por unos minutos (no sé cuántos exactamente), los muchachos se habían alejado un poco con sus juegos y ya Cary estaba a mi lado de nuevo.
-Es increíble la paz que me da su sola visión y este olor a salitre que se mete hasta mis entrañas me renueva -comenté.
-Lo sé, por eso insistí tanto en que vinieras conmigo, lo necesitabas mucho, -sonriendo agregó- Además me gusta tu compañía, sabes que te quiero y juntas siempre nos divertimos mucho.
Nos unimos nuevamente al juego de los muchachos y después de un rato decidimos salir hacia la orilla por aquellas azules y calmadas aguas, salimos sonriendo y nos sentamos una junto a la otra, sin perder de vista a los muchachos. Encendí un cigarrillo y ella sirvió unos tragos. Los bebimos lentamente y nos quedamos contemplando el bello cielo azul.
- ¿No es hermoso el misterio del mar? -me preguntó con su suave voz– se lo mucho que te apasiona y la paz que te brinda cuando lo contemplas, como nos pasa a todos los que lo amamos. Hoy será un día especialmente hermoso.
Después comenzó a hablar sobre reiki, el karma, el yoga, la energía impersonal…
-El día es realmente hermoso –respondí a los pocos minutos- pero tendrás que explicarme con más detalles todo eso que has dicho, tú sabes que yo no entiendo mucho de esas cosas. Karma, reiki, energía impersonal, abstracta, sin forma, infinita... pero al mismo tiempo dices que tiene un propósito, que a veces puede tener forma y volverse personal. De veras no entiendo nada.
-Algún día entenderás, quizás ni tu mente ni tu ego personal están aún preparados. Tendrás que pasar primero unas cuantas pruebas y por eso estoy yo aquí contigo -me dijo riendo de forma cariñosa.
Mi alegre amiga cuando se pone un poco enigmática con su filosofía oriental me enreda un poco, pero es alguien muy importante en mi vida y en la de mi familia. Mientras la escuchaba pensaba en los años que hace ya que la conozco y lo mucho que todos la queremos. ¿Me despertaré un día, y ya no estará junto a mí? Quiero creer que no, que siempre permaneceremos juntas. Como este día, como tantos otros días y tantas noches, escuchando su risa, teniendo su comprensión, disfrutando de su cariño y amistad, recorriendo caminos y sendas por la hermosa naturaleza y por los complejos y difíciles caminos de la vida. Deseo que esto dure siempre que no se desvanezca, como sucede con la bruma que hace mágicos los árboles del bosque y que cuando se levanta todo se vuelve vulgar y ordinario, sin la belleza del misterio.
-¿En qué piensas? –dijo cariñosamente- ¡Anda! Vamos a comprar unas cervezas para nosotras y refrescos para los muchachos.
Así lo hicimos, inmersas en una amena charla. De regreso me volví a sentar a la orilla de la playa contemplando el mar. Una vez escribí en este sitio que “Sentarme a contemplar el mar me proporciona una paz y una conexión conmigo misma difíciles de conseguir en otro lugar... aquí se respira frescura, y me abstraigo de todo lo que me duele o me molesta, me estresa o me atormenta, junto a él me siento completamente libre y relajada”.
Pero mi momento favorito comienza cuando el sol decide salir del mar dando paso al amanecer o marcharse hundiéndose en él transformando la animación del día en un pacífico atardecer, dando entrada a su amiga la luna. No soy capaz de medir esos instantes, y cuando llegan, sólo quiero que no acaben. Es, en esos momentos, cuando saboreo más intensamente todas las sensaciones. La playa deja de ser motor, para ser balsa y saborear lo bueno de la experiencia.
Mientras me regodeo en mis pensamientos y en el tumulto de sensaciones que me abruman llega la hora gris.
-Toma –mi hermanita me da una cerveza- fúmate otro cigarrillo y vamos a jugar un poco más con los muchachos antes de que anochezca.
-Si, además deben de estar muertos de hambre –contesté sonriendo.
-Así me gusta verte, tranquila, sonriente…
Minutos después nos lanzamos de nuevo al agua dispuestas a ganar un juego de voleibol antes de regresar a la casa, donde después de darnos una ducha y comer comenzaría el duelo del dominó, ahí todos somos fuertes, tanto nuestros hijos como nosotros los adultos, por lo que la pelea se hace muy dura.
Ya es madrugada, todavía se escuchan risas y la música (aunque mucho más baja), pero algunos no pueden aguantar el cansancio y el sueño por lo que se van retirando poco a poco, al final quedamos nosotras solas, recogiendo algunos vasos de refresco que han dejado junto a la mesa, y fregando algún que otro plato que hay tirado en la cocina.
Cary va a recoger alguna ropa que está tendida en el patio porque parece que va a llover, mientras yo preparo unos tragos y antes de irnos a dormir nos sentamos unos minutos en aquel maravilloso portal, rodeadas de una brisa encantadora y una paz increíble.
-Uff, estoy muerta –dice sentándose junto a mí mientras le entrego el vaso-. Ha sido un lindo pero agotador día, hemos gozado de lo lindo, los muchachos la han pasado de maravillas y tú te ves serena.
-Sí, ha sido un hermoso día, la playa estaba divina. Y sí, estoy cansada pero tranquila, invadida de una paz reconfortante.
-Lo sé… te hacia mucha falta estar en tu mar. Estabas hecha un “ácido“, hasta te negaste a venir. ¡Anda, vamos a dormir! Todos están rendidos.
-¡Sabes lo que han jodido!
Nos reímos y terminamos con nuestras bebidas.
Al acostarme pienso ¿hará buen tiempo mañana o nos sorprenderá la tormenta que está anunciada? Pero cuando cierro los ojos, ya nada importa porque en mi mente me dejo acariciar nuevamente por el aire, la arena y el agua, acuden de golpe tantos trozos de autenticidad que me dan fuerzas para seguir creyendo… Escuchar una voz reconfortante, como aquél que escucha las olas. Sentir el abrazo de alguien que te comprende, como quien se deja abrazar por el viento. Disfrutar con las emociones, como el que se deja mecer por el agua... Éstas y muchas otras sensaciones, son un regalo que hace más llevadera y hermosa la vida. Son momentos que están más allá del bien y el mal.
Esos días en la playa fueron un bálsamo, la pasamos súper y los muchachos ni qué decir. Ya estamos de regreso en casa pero todavía sintiendo el sabor del salitre. Aún nos quedan unos días de vacaciones y tenemos planes de hacer muchas cosas, además el cumpleaños de Cary es el viernes 24 y pensamos hacer algo bueno, como ella se merece.
Les contaré porque ya estoy de nuevo con ustedes.

6 comentarios:

  1. Por fin te tenemos de regreso linda, te hemos echado mucho de menos. Me gusto mucho lo que escribiste sobre los días que pasaron en la playa, me alegro mucho por ti y por toda la familia, coincido con Cary en que eso te hacía mucha falta. Esto hace ver a muchas personas lo bello que es el mundo, y como poder hacer que alguien se sienta bien con tu compañía, y lo mas lindo es anhelar un abrazo y que te lo de una persona que en realidad lo da con cariño sin interés alguno. Excelente mensaje gracias a ustedes dos un beso y se feliz.
    Cary, ¡¡¡¡Bravo por ti amiga!!!!

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  2. Amigas, x un momento me bañé con ustedes en ese bello mar, con lo q me gustan las playas, si estuviese allí, de seguro la hubiésemos pasado tan extraordinario como lo han pasado ustedes.
    Besitossssssssssss.

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  3. Peter tiene razón te hemos extrañado muchísimo, sentarnos cada mañana frente a la computadora y no encontrar tus escritos es decepcionante. Me he sumergido con ustedes en esas aguas y en tus palabras. No vuelvas a desaparecer.
    Cary otro punto a tu favor, amiga, ella con tantos problemas necesitaba sin dudas esos días y tu ganaste.
    Un beso a las dos.

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  4. describes un dia perfecto de playa !! jajajaja nosotros fuimos hace muy poquito a la playa con nuestro peque de 8 meses. Exactamente llegamos sobre las 7 y a las 9 y media nos fuimos.... mi marido es pecoso y yo muy blanquita , asi que huimos del sol. Además el pelotón de gente que hay en verano nos agobia mucho. Por eso al leerte se me han escapado unas risitas porque me imaginaba al detalle toda la excursión a la playa. YA tienes otra seguidora así me iré leyendo tu blog a ratitos.

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  5. ¡Joder! Al fin, amiga, ya estais de vuelta, me alegro mucho de que la hayais pasado tan bien. Sois una gran familia y me alegro mucho por vosotras. Sigais cuidandose mucho.

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  6. Jejeje, se te olvidó contar la experiencia de ese crujiente placer de comer la merienda con arena, de beber un refresco con arena o incluso de cuando te tomas un helado que te dura 0.5 minutos congelado y te chorrea y se te pega la arena de manera misteriosa ya que no has soltado el helado en ningun momento y el placer de no saber ni como ni donde limpiarte la mano. Jejeje Asiq eu aunque me encanta la playa que vivan las piscinas!

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