Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Vivir…

La vida no es un objeto es un proceso, es un néctar que es necesario aprender a saborear… Si buscamos el significado de la vida en algún dogma, en determinada filosofía, en teología, seguramente entraremos en luchas y discordias intelectuales… La vida no nos está esperando en ninguna parte, es algo que nos sucede y nos muestra los misterios y la belleza de estar vivos.
Vivir es saber dar lo mejor de nosotros y llevar a su máxima expresión nuestra capacidad de ser. Es desafiarse a sí mismo ante las adversidades; es aprender más cada día, evolucionar y cambiar para hacer de nosotros un ser mejor que ayer, un ser que justifica su existir.
Vivir también es crecer y crecer es dejar atrás algo a lo cual estuvimos apegados y de lo cual nos cuesta desprendernos, es desarrollarnos y evolucionar desde adentro. Cuando decidimos cambiar una actitud negativa, estamos creciendo. Si corregimos un error, estamos evolucionando. Si dejamos de hacer algo que nos empequeñece, estamos desarrollándonos. Todos los días la vida nos brinda oportunidades de crecer, para proyectarnos en el tiempo como algo duradero. Eso sí, este cambio debe ser paulatino y consciente.
Muchas veces escuchamos eso de “triunfar en la vida” o “fracasar en la vida”. Y sinceramente sigo sin dar crédito a expresiones de este tipo cuando, además, conozco personas que se encuentran en uno u otro grupo. Son muchos los que piensan que quienes han triunfado en la vida son los que han llegado lejos en sus carreras profesionales, tienen una elevada posición económica y social. ¿Saben? Desde ese punto de vista, entonces yo soy una fracasada porque no he conseguido llegar muy lejos en ninguna de esas cosas que acabo de mencionar. ¡Ah! y la inmensa mayoría de gente de la que me rodeo también son unos fracasados.
¡Qué simpleza! Para mí vivir es amar intensamente a través de una caricia, es escuchar en silencio la palabra del ser amado, es perdonar una ofensa, es besar con pasión a quien nos ama, es contemplar apaciblemente la alegría de un niño, es comprender al amigo ante la adversidad y aunque se tengan mil argumentos para contradecirlo o justificarlo, finalmente solo escucharlo, es tener la capacidad de regocijarnos ante sus triunfos y realización, es trabajar con amor y esforzarnos por lo que queremos. Quien sabe hacer estas cosas no es un fracasado.
Por eso estoy hasta la coronilla de esas varas de medir que muchos sacan para catalogar a las personas según sus esquemas mentales. En los años que he vivido me he dado cuenta que la vida transcurre más deprisa de lo que pensaba cuando era muy joven y, además, he descubierto que es infinitamente más breve de lo que imaginaba, por eso ahora lo veo todo desde una perspectiva diferente. Tengo ya suficiente información acerca de la vida y puedo establecer mis propias categorías de triunfadores y fracasados.
He aprendido que vivir es sentir que nuestra existencia no es en vano y en la medida en que damos lo mejor de nosotros en cada momento, logramos manifestar la grandeza de nuestra alma para amar. Vivir es vibrar y sentir, amar y gozar, observar y superar, dar y aceptar, es comprender que nuestro tiempo es lo único que poseemos para realizar plenamente nuestro ser.
Cualquiera de mis amigos “fracasados” (según el criterio de algunos respecto a la vida) son valientes, implicados con su entorno y con la gente, solidarios, alegres… cualquiera de ellos encuentra el tiempo suficiente para compartir con la gente que quiere diálogos, silencios, risas o cálidos abrazos. Se muestran como quieren y como son: humanos e imperfectos. Tienen las manos llenas de amor, de sueños, de experiencias.
También tengo amigos que han “triunfado”, pero esos no tienen tiempo para compartirlo con nadie, ni siquiera con sus seres más queridos. Eso sí, como han triunfado en la vida, planifican y ordenan cuidadosamente sus días con la pasmosa exactitud que les marca su Rolex (reloj de lujo que, por cierto, tienen demasiado miedo de perder). Esos han ido olvidando y ya hasta desconocen lo que es el calor de un amigo, la belleza de las cosas simples, la ternura que deja en el alma la risa de un niño… esos viven tan inmersos en su “triunfo” que dejan de conocer el verdadero sabor de la vida. En el fondo siento pena por ellos, tienen mucho pero no son verdaderamente felices y les falta sobre todo el calor humano, esa camaradería que proporciona tanta paz.
Amigos míos, la gente simple como nosotros quienes en ocasiones sufrimos porque ignoran nuestros esfuerzos y nos pagan con ingratitud, cuando el error nos persigue, una traición nos hiera, el dolor lastime nuestros ojos, una ilusión se apague y las lagrimas no dejen de caer, tenemos que levantarnos porque todo eso es parte de la vida y a nuestro alrededor siempre existen personas que nos ayudan a volver a empezar porque damos a nuestro paso lo que los “triunfadores” no tienen tiempo de dar: amor. Nosotros somos más grandes que nuestros desaciertos.
Decidir vivir es moverse hacia lo que se quiere aunque sea difícil y no se consiga inmediatamente, es tener el pensamiento limpio y la voluntad enfocada hacia el bien. Todos podemos trabajar por el futuro sin insultar al presente. No es desvivirse por la alegría superficial. Se puede vivir plenamente, sanamente, satisfecho con lo que se hace, incluso al transitar por lo desfavorable.
Habrá quien diga que pienso diferente porque estoy en el bando de la gente que “no ha triunfado en la vida” aunque yo me siento feliz porque he logrado muchas de las cosas que me he propuesto, porque tengo una familia maravillosa, tengo amigos que quiero mucho y me quieren, por quienes soy capaz de hacer cualquier sacrificio. Disfruto con las cosas simples, amo la naturaleza, amo la vida.
Por eso me da igual lo que piensen. A mí lo que me importa es estar rodeada de la gente que quiero, trabajar, divertirme, mirar un atardecer sin prisa, ver sonreír a un niño, caminar entre la gente sencilla… sentir el abrazo de mis amigos con quienes me reúno a menudo, para entre otras cosas, compartir la lucha por la vida y el batallar de llevar a nuestros hijos por un buen camino, haciéndolos personas de bien que al igual que nosotros sepan abrazar a sus amigos, sonrían, compartan su tiempo y hasta su monedero con quienes tienen a su lado, que sueñen y se afanen por vivir en un mundo donde no quede ni un sólo niño sin sonrisa y sin futuro, que aprendan que los auténticos triunfadores no hacen daño a nadie, enseñándolos a asumir su responsabilidad con la vida, con la humanidad y la naturaleza.
Enseñándolos a ser felices, pero no con la aparente felicidad que dan las cosas materiales. La verdadera felicidad la da el sentirse satisfecho por el deber cumplido, los sueños logrados con esfuerzo, estar en paz con uno mismo y ser cada día mejor ser humano, vivir rodeado de amor y por amor, conocer el verdadero significado de la amistad.
No podemos sentirnos triunfadores o fracasados, en función del valor material o el reconocimiento social que arrastremos porque eso es agregar a los males del mundo el de la propia contaminación interior. Decidir vivir no es ignorar el sufrimiento ni la injusticia sino enfrentarlos con decisión y dignidad. Es saber lo que se quiere sin preguntarse si hubiéramos querido otra vida, es vivir cada instante porque en la vida cada momento que tenemos a nuestra disposición si no lo vivimos lo perdemos, y cuando pasa ya nadie nos lo devolverá.
Bueno, creo que por todas estas cosas que he dicho con antelación considero que mis amigos al igual que yo y quizás muchos de ustedes somos auténticos triunfadores en la vida aunque hacemos equilibrios para llegar a fin de mes, porque a pesar de trabajar mucho encontramos siempre un rato libre para compartir un café, una bebida, un juego, un paseo, unas horas en el mar… nos conmovemos con una película, un libro, una canción o simplemente con una mirada, agradecemos la llegada del nuevo día disfrutando de cada instante como del mejor y más auténtico de los regalos, y del amor como del más preciado de nuestros tesoros. Por gente como nosotros yo hago lo que dijo Mario Benedetti: “Me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido”.
No olviden nunca que la vida está aquí y ahora, en este mismo momento, en nuestro respirar, en la circulación de la sangre por nuestras venas, en el latir de nuestro corazón. No nos desgastemos en “triunfar”, por lo menos en la clase de triunfo de que hablan algunos. Simplemente vivamos, establezcamos nuestras metas y luchemos por alcanzarlas, esforcémonos por lograr nuestros sueños, pero sin dejar de ayudar al prójimo sin ennegrecer nuestra alma. Vivamos cada instante con amor, con bondad, con humildad, con alegría… entendamos que cada minuto que transcurre no volverá y vivir no es otra cosa que atraparlo intensamente, porque cuando pasa forma parte del tiempo que ha quedado en el ayer.

5 comentarios:

  1. Tienes razón o por lo menos estoy de acuerdo contigo en que los verdaderos triunfadores son gente como nosotros, sencilla, trabajadora, que disfrutan la vida y la comparten con la gente que quieren. No viviremos en la opulencia pero vivimos con amor y eso, nena, es lo que importa, eso es lo que nos hace felices y lo que al final del camino nadie nos puede quitar, todo lo demás (lo material) es transitorio como mismo somos noostros en el viaje por este mundo.

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  2. La vida hay que vivirla, disfrutar de cada instante, de todo lo que nos rodea y de la gente buena que tenemos a nuestro lado. Esaes la mera verdad, porque no siempre una buena posición da la felicidad, en ocasiones hasta te la impide en todo sentido porque quienes se acercan a ti es para ver lo que obtienen y no porque de veras te aprecien o te amen.

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  3. Yo no tengo nada logrado, solo estudio, pero creo q estoyt de cauerdo contigo xq soy muy feliz y eso q mi madre no ha podidoddarme todo lo q quería y mi padre nunca se ocupo de nada, pero no me ha faltado amor y los amigos me ayudan y me comprenden, somos una gran familaia. asi q si para ser una triunfadora tengo q perder a mis amigos y dejar de estar rodeada de amor x tener una fría y opulenta oficina y mucha plata, pues no quiero prefiero una oficiona sencilla pero con calor humano y q nunca me falte el amor y el cariño de los amigos, aunq tenga q hacer maravillas para llegar a finales de mes como hace mi madre. Y no crean q soy tonta me gusta la buena vida como a todo el mundo pero prefiero ser feliz de verdad y cuando estoy triste o con problemas tener un hombro amigo para llorar y una mano q se extienda para ayudarme.

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  4. pues yo prefiero tener dinero y comodidardes aunque no tenga amigos ni mucho amor. porque con dinero se compra todo, hasta el cariño.

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  5. Fili sos un o una gilipollas, el cariño que se compra con dinero es falso, nunca es amor de verdad.
    Amiga, estais en lo cierto hay que vivir con intensidad eso es lo importante.

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