
En este caso Marla se
refiere a un hombre como pareja. Yo estoy de acuerdo con ella en lo que plantea
porque aunque no es mi caso (yo tengo pareja) entiendo muy bien a qué se
refiere. Y es a eso que nos dan las amigas que nadie más puede hacerlo, ni
siquiera el hombre que amamos.
Por ejemplo, yo tuve un
fin de semana que no comenzó nada bien, me sentía realmente muy mal por algo
que ocurrió. Pero el sábado después de mediodía todo comenzó a mejorar, mi
ánimo se levantó, volví a reír… y no crean que fue porque resolví el susodicho
problema, no, aún está ahí, latente… pero a pesar de eso terminé pasándolo
muchísimo mejor. ¿Gracias a quién? A mi amiga, a mi hermanita.
Por eso hoy leyendo el
comentario de Marla, sus palabras me sacaron una sonrisa y me dieron el tema para
este post. Porque la amistad es una paloma que en su vuelo va dejando cariño,
afecto y una inolvidable estela de dicha infinita.

Hay personas que pasan
por nuestra vida y se convierten en alguien muy importante para nuestro vivir
diario. Tanto así que no podemos estar sin ellos, sin sus consejos y palabras.
Necesitamos de esa mano amiga, esos oídos que siempre están prestos para
escucharnos. ¿A quién recurrimos cuando algo bueno o malo nos pasa? ¿A quién
revelamos nuestros secretos? ¿Con quién hablamos de amor, de sexo, con quién
lloramos, a quién confiamos nuestros hijos, etc.? La lista podría muy extensa
pero llegaríamos a la misma conclusión: las mujeres siempre acudimos a otras
mujeres.
Contamos para millones
de cosas con nuestra pareja, papá, con un gran amigo, pero no nos engañemos,
para los buenos y malos momentos, los consejos, la contención, la complicidad, la
ayuda, invariablemente acudimos a otra mujer. Somos como una hermandad, nos
percibimos como iguales, podemos aliarnos, compartir e intercambiar experiencias
que sólo nosotras vivimos y sólo nosotras podemos entender. Esas amigas
incondicionales siempre están cuando todos los demás nos dejan, lloran y ríen
con nosotras, pueden decirnos todo sin miedo a reproches por nuestra parte. Es
lindo tener una amiga así, ¿verdad?

Me parece esencial que
si tenemos pareja ésta conozca a nuestras amigas pero tenemos que hacer que se
respete a raja tabla nuestro tiempo y derecho a verlas y a compartir con ellas.
No comparto eso de alejarse cuando estamos en pareja… ¡la amistad entre mujeres
es esencial para todas! Hay tantos temas que no podemos hablar con “ellos”, y
si lo hacemos muchas veces “los agobiamos”, son cosas para hablar entre nosotras.
Por eso les digo, mujeres,
si ya tienen o cuándo encuentren a una verdadera amiga no la dejen ir,
manténganla con ustedes, porque es muy difícil encontrarla hay quien nunca
tiene esa oportunidad. Esta amistad incondicional entre mujeres se puede
definir como “cómplices que se encuentran y reconocen”.

Es pequeña y liviana,
pero yo la he visto crecerse como un gigante para defender a quienes quiere. Lo
hace con toda la fuerza de su corazón y con suma lucidez, se enfrenta a quien injuria
a uno de los suyos y lo deja patas arriba en el campo de batalla, a solas con
su propia conciencia removida. Ella es la mejor compañera de camino (pobres los
que la tienen a su lado y no lo notan), siempre cerca, siempre generosa, sin
vueltas ni dobleces, noble, leal y protectora, a pesar de su aparente
fragilidad.
Cuando alguien la
lastima o pretende hacerlo me es muy difícil controlar mi rabia y termino
descargando mi ira aunque sea alguien muy allegado a ella, y si le han hecho
daño siempre estoy ahí para apoyarla. Vivimos tiempos difíciles, pero los
hacemos más llevaderos porque estamos unidas para ayudarnos. Nos conocemos mucho,
demasiado y jamás nos separamos. Solo le pido a Dios que nos permita estar
siempre juntas.
Sí, hermanita, estoy
hablando de ti, sabes que no puedo hablar de verdaderas amigas sin hablar de
ti, es inevitable. Te agradezco esa confianza que tienes en mí, ese cariño que
siempre me das, hasta cuando estoy de pésimo humor. Eres una persona muy
especial que me ayuda en ocasiones a frenar mi impulsividad y me hace ver las
cosas desde otro punto de vista. Si me equivoco me aconsejas, si los demás no
pueden conmigo me abres una puerta, si estoy feliz celebras junto a mí, si
estoy triste me sonríes hasta que me haces reír, si estoy preocupada o angustiada
te las ingenias para cambiar mi ánimo, si estoy cansada me mandas a dormir… si
me vuelvo testaruda me mandas a callar, me cuidas, si te digo que no puedo
contestar tus preguntas tu lo entiendes, me peleas si tengo algún problema y no
te llamo, sabes entenderme como nadie.
Eres esa que presencia
mis lágrimas, que me da fuerzas para seguir, que me hace ver mis errores y los
acepta también, la única que sabe lo que voy hacer… Eres mi confidente, mi luz
en el camino, para ti yo estaré por siempre ¿sabes por qué? Porque eres mi
amiga, mi compañera, mi hermana y mi extensión… Fraternidad, hermandad,
complicidad, creo que estas palabras se adecuan bien para definir nuestras
vidas. Nuestra amistad no la regalaría a nadie ni la olvidaría por nada del
mundo.
