Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

viernes, 4 de abril de 2014

Una mirada



Nos inclinamos a pensar que nuestros ojos son sólo un medio de recibir información, pero lo cierto es que son poderosos transmisores de signos vitales en el ámbito social. La forma en la que miras a una persona, respondes a una mirada fija o retiras una mirada puede marcar la diferencia entre un encuentro exitoso y agradable u otro embarazoso e hiriente. Prolongar un contacto de ojos o encontrarnos con la mirada de una persona indica una intensa emoción, y puede ser un acto de amor o un acto de hostilidad.
Una mirada tiene la capacidad de expresarlo todo… nos habla de amor, de alegría y tristeza, dolor y desamor… puede acariciar, fulminar o congelar, consolar y arropar… nos inspira confianza, puede causar temor o hablarnos de pasión… ofrece compañía, comprensión y gratitud, armonía y perdón… Es increíble la cantidad de cosas que podemos transmitir con una mirada, no hay duda que los ojos pueden expresar mucho y decir algo completamente distinto de lo que nuestros labios pronuncian. Incluso en una habitación llena de gente o en una fiesta puedes mostrar de forma efectiva con tu mirada que estás interesado en esa persona. Puedes sentir el calor de una mirada en medio de la multitud.
Así pasó en aquella fiesta… Estaba sentada en una esquina del salón, conversando amenamente con una amiga, encendí un cigarrillo y una sensación extraña de ser observada me invadió en ese momento, con un escalofrío giré la cabeza y lo vi.
Vi unos ojos dueños de una mirada penetrante mirándome desde el otro lado del salón. Me incomodaba la manera en que ese sujeto me observaba, trate de ignorarlo y volví a sumergirme en la conversación con mi amiga... Pero era inevitable, su hipnótica mirada me llevo a mirarlo nuevamente. Una especie de sonrisa se dibujó en sus labios, le devolví la inquisitiva mirada y le sonreí. Instintivamente descrucé las piernas y acomodé mi vestido tratando de cubrirme todo lo posible. Ante este gesto su sonrisa se amplió y desvió su atención.
Minutos después se puso de pie y quede sorprendida. Vi un macizo cuerpo de 180cm, llevaba un jeans que parecía hecho a la medida que enmarcaba unas largas piernas con una camisa celeste, se veía magnifico. Sus rasgos eran inciertos a la distancia pero al pasar muy cerca de mi pude verlo con más detalle. Sus ojos estaban sombreados por unas cejas perfectas acompañantes de una nariz recta que haría morir de envidia al mismísimo Alejandro Magno. No pude evitar imaginar como seria tocarlo, besarlo, sentirlo cuerpo a cuerpo. La chispa del cigarrillo cayó sobre mi pie trayéndome a la realidad.
La gente comenzó a bailar y el centro del salón se llenó. Bailé con un amigo y al terminar la pieza corrí a sentarme. A mitad del camino choque literalmente con él, nos quedamos mirándonos fijamente muy cerca uno del otro, en eso comenzó otra canción y sin decir palabra me atrajo hacia el y comenzamos a bailar. Permanecimos así, muy juntos y callados unos minutos hasta que terminó la música, aún agarrados nos quedamos mirándonos unos instantes y me beso en los labios. Suavemente lo alejé de mí. Un escalofrió me recorrió el cuerpo cuando se acercó a mi oído y sólo dijo, “vamos”. Salimos de la fiesta, sin siquiera saber cómo nos llamábamos.
Afuera arreciaba la lluvia. Su casa estaba a diez minutos del local. Un pequeño apartamento con un dormitorio, regido por una soberana cama instalada con la cabecera en un ventanal enorme desde donde se podría ver gran parte de la zona, pero la lluvia lo impedía aquella noche.
Puso música y en un momento estuve sola en aquella habitación. Al instante regresó trayendo dos vasos y dos cervezas. Abrió una y empezó a servir. Tome su antebrazo y dejó todo en la mesita de noche. Sin decir palabra me besó, le correspondí y comenzó a quitarme delicadamente la ropa. Por dios como gocé aquellos instantes, la manera en que me miraba... Esos ojos eran su arma en aquel momento, turbaron mi mundo… cada botón que desabrochaba dejaba más piel que oler, tocar, besar… Sus manos grandes se esparcían por mi cuerpo con exquisita y veloz suavidad.
Me moría por acariciarlo y sus prendas volaron sin darnos cuenta. Mis besos bajaron por su endurecido abdomen hasta su slip que cumplía un complicado trabajo pues debajo como un potro pidiendo pista estaba un enorme miembro erecto, que pronto estuvo entre mis manos y mis labios. Mi hombre era un atado de nervios ahora y sudaba tembloroso disfrutándolo.
Sus manos intentaban fallidamente soltar mi pelo… seguí con mis suaves besos en su orgulloso e indómito miembro. El ritmo natural acompañaba suaves caricias y podía sentir sus temblores, su respiración comenzó a llenarse de espacios vacíos y algún que otro gemido indicaban apenas una aprobación, su cuerpo pedía más… y pude ver ese brillo turbador en sus ojos nuevamente, con un movimiento liberé mi cabello y con mi lengua recorrí mis labios… su respiración acelerada se intensificó haciéndose entrecortada. Entonces pude ver un brillo animal en sus ojos, un brillo sediento de pasión y lujuria.
Comenzamos a besarnos, a cada segundo necesitaba con más intensidad sentirlo en mi interior. Sus manos acariciaban lentamente los costado de mi cuerpo… sus labios se separaron solo para respirar suavemente en mi oído, su aliento tibio erizo mi mente y moví suavemente mis caderas haciendo presión en él. “Tan impaciente… tan seductora… ahora vamos a jugar mi juego”, susurró en mi oído. Sonreí esta vez con picardía y pude ver como sus pupilas se dilataron. Algún que otro relámpago iluminaba nuestros cuerpos desnudos, cuerpos separados por una distancia que ardía cada vez más.
Se abalanzó sobre mí. Sus labios parecían querer devorar mi piel, sus manos se concentraron en acariciar mi cuerpo recorriendo lentamente cada centímetro. Yo yacía de espalda, tomé sus brazos intentando dirigir sus movimientos, tomó mis manos llevándolas arriba de mi cabeza con cierta presión, su mirada me convenció de dejarlo hacer, el gesto burlón y enigmático apareció nuevamente.
Eche atrás la cabeza y me entregué completamente a sus caricias, los movimientos de su boca encendieron en mí un fuego insaciable, su lengua acariciaba mi clítoris con movimientos atrevidos que me llenaban de sensaciones lujuriosas y calientes. Los temblores no tardaron en llegar, mi respiración era costosa y no podía incorporar mi cuerpo, levanté mi cabeza y lancé un gemido al aire, sus ojos estaban sobre los míos con esa mirada libidinosa. Trague saliva y le sonreí desvergonzada, podía sentir como el volcán de un orgasmo se desataba en mi interior, mis piernas comenzaron a temblar, mi boca se lleno de saliva y un sudor lujuriante cubrió mi cuerpo. Sus caricias continuaban, cada contacto era electricidad para mi piel.
En el clímax busque su mirada otra vez. Sus ojos lucían complacidos y libidinosos. Cuando libere la tensión de mi cuerpo su boca subió besando mi piel hasta que sus labios se encontraron con los míos fundiéndose en un beso carnal y lascivo. Mientras nos besábamos me penetró lenta y suavemente. El vaivén natural tomo un ritmo más fogoso, levanté mis caderas para dar mayor profundidad, los movimientos se aceleraban al ritmo de la danza que solo los amantes fogosos pueden interpretar, los siguientes minutos fueron memorables, mi vagina soportaba las arremetidas del galante caballero que fundía su boca con la mía.
Gemidos placidos poblaron la habitación, el movimiento se torno impetuoso y acelerado, el sudor corría por nuestros cuerpos. Sentí como ese delicioso hormigueo comenzaba nuevamente a encender mis entrañas, su respiración se entrecortaba gimiendo en mi oído. Mi cuerpo acompañaba sus arremetidas, el vértigo en mi vagina se expandió por mi cuerpo llevando mi mente a las nubes. El no tardo en llegar.
Se recostó suavemente a mi lado abrazándome y con dulzura me dijo al oído “me llamo Ernesto”. Su mirada ahora podía verse sincera y tranquila. Una sonrisa franca se dibujo en su boca. Devolví la sonrisa y suavemente se incorporo para besarme. Descansamos unos instantes, para luego ir caminado abrazados hasta la ducha, poquito a poco pues a menudo nos parábamos para devorarnos la boca. Nos duchamos pero al momento de vestirnos nos besamos y comenzamos a acariciamos de nuevo ameritando un segundo round... de pie y desde atrás el ángulo de penetración era tan perfecto y delicioso que no tarde en llegar nuevamente al orgasmo. Nos volvimos a duchar y nos marchamos.
Todo empezó con una mirada. Así nació una historia de amor.
Una mirada transmite muchísimas cosas, con sólo una a veces expresamos aquello que no nos animamos a decir. Hay miradas que matan, miradas que atrapan, miradas que enamoran, miradas que enternecen, miradas dulces, miradas frías… lo que siente tu alma lo transmite tu mirada, será por eso que dicen que los ojos son el espejo del alma.

5 comentarios:

  1. Con la mirada se puede amar y también matar, fulminar con una mirada.... a mi me lo han hecho y siendo sincero yo también lo he hecho. Pero es increíble todo lo que con una mirada podemos expresar. Como dijo Gustavo Adolfo Bécquer: Por una mirada, un mundo…
    Una mirada puede hacerte vivir la más intensa historia de amor, de eso no hay duda.

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  2. Ahhhh!!! quien no conoce el valor de una mirada desde la mas tierna, hasta la mas irónica...esas que te hacen fruncir el entrecejo o enarcar las cejas.También está la mirada seductora esa que tienen los amantes delante de todos y mantienen una conversación en silencio delante de todos y sólo entre ellos. Coincido contigo en que los ojos hablan y no por gusto decimos que la mirada refleja nuestro estado. Amigos si quieren que nadie sepa nuestros sentimientos hay que tener los ojos cerradas:-))

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  3. Hola linda, ¡estabas perdida!. Lindo post… Lo de la mirada es verdad. Yo he fulminado con ella, pero también he acariciado y amado. Indiscutible con la mirada se dicen muchas cosas.... eso de que "Los ojos son la ventana del alma" estoy de acuerdo y utilizar-los para demostrar amor es una forma muy efectiva.
    Cuidate mucho y no te desaparezcas.

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  4. Hola, sí que estabas perdida amiga. Me encanto el post, mucho porque a mi lo que me enamora de un hombre es la mirada, especialmente ese chico que se me queda mirando y le brillan los ojos hasta dejarme hipnotizada, jajajaa, es una mirada tierna y dulce y bueno seductora y lasciva también. Esa mirada me enamora definitivamente. Es indudable todo lo que dice una mirada, eso es verdad.

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  5. hola! me encanto este articulo...es muy acertadoy en mi caso es que el chico que me gusta me mira mucho, siempre que lo veo me busca con la mirada, a veces como que siento su presencia porque cuando volteo él está ahí y se me queda mirando..eso me pone un pcco nerviosa, no estoy muy segura si yo tambien le gusto, ya que puede que me mire por otras razones, pero siempre me mira directamente a los ojos... ojala esas miradas terminarna un dia como la hisroia de la fiesta.

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