Murió
este fin de semana la madre de una amiga. Yo apenas conocía a Elia, así se
llamaba, pero antes de conocerla siempre tuve muy buenas referencias de la gran
persona que era. Y en las dos ocasiones en que la vi, me causó muy buena
impresión, por su jovialidad y su trato amable.
Los
días que estuve pendiente de su estado crítico y finalmente su muerte hicieron
mella en mí. Pero lo que más me duele es no haber podido estar junto a mis
amigos en ese momento tan duro y difícil. Su hija y su esposo son personas que
yo aprecio mucho y mi lugar era junto a ellos en esos momentos.
Pero
no pude estar y eso me hace sentirme muy mal. Las razones fueron varias, y la
principal es que yo tenía que cuidar a mi madre justo hoy. Como saben está
enferma y no puede quedarse sola. Y hoy no tenía quien se quedara con ella. Una
razón fuerte ¿cierto? Sin embargo no se me quita esta angustia de no haber
podido estar donde quería y debía. Al menos estar físicamente porque mi corazón
y mi mente estaban con ellos, no los abandoné ni un instante pero en una
situación así eso no es suficiente. En momentos tan difíciles hace falta más un
abrazo que un pensamiento.
Su
hija, mi amiga, que es médico, por estar cumpliendo una misión, por estar
salvando vidas en otros lugares no pudo llegar a tiempo para verla con vida. Y
yo que debía estar junto a ellos brindándoles mi humilde pero sincero apoyo y
cariño, no pude porque un deber poderoso me lo impidió. ¿Por qué la vida es tan
cruel? ¿Por qué nos pone en encrucijadas donde le fallamos a gente que queremos
cuando más nos necesitan?
Para
mí que la amistad significa tanto, que es algo sagrado, haberles fallado en un
momento como este me hace sentir muy mal.
Hoy
no es un buen día. Estoy realmente muy afligida.
Adiós
Elia. Y que Bere (sobre todo ella) y Alfonso me perdonen por no haber estado con
ellos.
No importa que no hayas estado físicamente,tus sentimientos estaban con ella y sé que tuviste sobradas razones para no estar allí. Elia es de esas personas que siempre dejan huellas por lo genial que fue y su luz siempre acompañará a su hija, es una pena que no haya podido verla con vida pero como dices la vida es así... nos queda seguir siendo buenas amigas y apoyarnos en todos los momentos difíciles, llorar y reír juntas.
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