El mar y sus misterios.
Enorme, casi infinito. El viento lo lleva, lo trae, lo riza, lo encrespa, choca
contra la arena y vuelve a irse. Hay un color azul intenso, y al mismo tiempo,
un azul difícil de definir. El agua, con su color azul y su calma, es un
consuelo que refresca y seduce. Yo amo al mar. El mar.... azul, verde, gris o indefinido,
simple y a la vez complicado, con sus olas, su espuma, sus brillos bajo la luz
del sol, sus sombras, su olor, su sonido, su brisilla marina... Tal vez alguien
que nunca haya visto el mar no me comprenda, o incluso alguien que si lo haya
visto tampoco. El mar es la cosa mas perfecta que existe (para mi). Su puro
aire me llena de vida, en fin, que para mí el mar es un motor que mueve mis
interiores a veces dormidos por la vorágine de la ciudad.
El buen tiempo va
asomando y la necesidad de acercarse al mar aumenta, ¿verdad? Supongo que a
estas alturas ya muchos han disfrutado de algún día de playa (al menos aquellos
que por suerte la tenemos cerquita). Yo lo he hecho en varias ocasiones, aunque
es tanto mi amor por el que voy todo el año. No me importa si hay buen o mal
tiempo. Lo único que me interesa es saciar esa necesidad de verlo, de estar junto
a él. Y llenar de paz mi alma, de esa paz que sólo el me da.
Me encanta ir a primera
hora de la mañana, es el mejor momento del día. Miro el horizonte… el cielo
azul como el mar sereno en el que danzan lenguas de plata y olas de vida. La
mar tranquila, serena llena de luz y con ese azul verdoso que tanto me fascina…
Contemplo maravillada
el paisaje. Y siento… y me concentro… y manan los sentimientos… Sensaciones de
paz, llanto, armonía, dolor, relax, amor, tranquilidad, esperanza… pensamientos
claros, perfectos… Sensación de felicidad, de románticos deseos, de abrazos
contenidos y de besos aún no dados. De caricias musitadas y un “te quiero” que
se escapa de los labios…
La suave brisa marina
acaricia mi cara… Cierro los ojos y puedo escuchar el runruneo de las olas… y
el mar me llama… y me habla… Me habla de Leyendas, estrellas de mar, de otras
gentes… y de otros tiempos, de amores perdidos, de recuerdos olvidados, de
ilusiones encontradas, de mensajes sin botella, de sus lindas aguas… Historias
de mareas, caracolas, estrellitas y sirenas…. pececillos de colores…
Y contemplo extasiada a
mi mar, tranquilo y rebelde, furioso y suave, valiente y temeroso, magnánimo y
abnegado, ambicioso y egoísta, altruista… siempre necesito ir junto a él, estar
cerca… muy cerca. Y cuando la melancolía me invade, se convierte en mi refugio…
refugio de soledades donde puedo perderme… perderme en su inmensidad, con tan
sólo mirarlo fijamente… paseando la mirada por el relajante e interminable vaivén
de sus suaves olas… y así alcanzar la paz de mis desasosiegos… me sumerjo
cuidadosamente por entre mis pensamientos… Y me abandono totalmente al sublime
placer de sus aguas embrujadas…
Para serles sincera, yo
soy de mar sea verano o invierno. Cuando está bravo, esa fuerza, ese ímpetu, se
me contagia. Y cuando llega el buen tiempo, me olvido un poquito de su fuerza,
de los destrozos que puede provocar, y me relajo en la playa disfrutando del
sol y de la brisa marina. Ese olor a salitre, el ruido de las olas rompiendo en
la playa… Díganme, ¿hay algo más relajante? Sin dudas, no. No podría vivir sin
tenerlo cerca.
Es lo más bello que he
visto... capaz de hipnotizar. Y cuando estoy allí… frente a él ya no pienso...
ni siento... tan solo miro... Y sé que estoy y que soy... Sé que vivo. Me llega
una tranquilidad inigualable y se me olvidan todos mis problemas y todo se
convierte en calma. La sensación es sumamente energizante, y me siento
totalmente libre.
Y es en ese momento
cuando compruebo que Dios existe… El está ahí, en esa inigualable creación...
Como siempre estar en tu mar es sentirte en todo momento como en tu propia casa. Yo te entiendo porque yo también amo el mar, tanto que muchas veces digo como Rafael Alberty ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad?
ResponderEliminarMe alegra saber que estuviste en ese paraíso que tanto amas y tanta paz te da. y voy a hacer como Frank te dejo una frase de Jacques-Yves Cousteau: "El mar, una vez que te hechiza, te engancha en su maravillosa red para toda la eternidad". Creo que tu al igual que muchos de nosotros le das toda la razón, ¿cierto? Cuidate mucho linda.
ResponderEliminarA mi me encanta ver el mar devorando a sus crepúsculos, escuchar sus latidos cada noche, sus canciones de espuma y marejada, memoria de otras noches y otros mares.
ResponderEliminarEstas letras describen perfectamente mi sentir porque comparto ese amor q tienes por esa belleza q dios nos regalo, en verdad el texto describe lo q siento por el oceano y todo su alrededor... buen trabajo!
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