
Hoy he abierto el word y he estado mirando la página en
blanco un rato sin escribir ni una palabra, porque de momento no encontré nada,
o quizás muchas cosas, que me inspirasen a escribir. Ante la frustración,
mientras miraba la pantalla de mi monitor con la página en blanco me he hecho
esa pregunta que tantas veces me han hecho otras personas: ¿Por qué escribo? Me
quedé pensando en la respuesta y haciendo un poco de memoria…
Era apenas una adolescente cuando comencé a escribir con
un diario y en ese entonces solo hablaba de chicos o amigas. Tiempo después, ya
en el pre-universitario plasmaba mis reflexiones en papel por puro placer y se
las pasaba a mi amiga Amelia para que me diera su punto de vista. A veces eran
auténticas locuras y otras temas mucho más serios. Aquellos textos que tantas
horas me llevaron escribir sólo los vieron los ojos de mi amiga Amelia aparte
de los míos y están ahora guardados en una carpeta bajo muchos libros de donde no
sé si volverán a salir alguna vez.

Lo cierto es que escribo porque lo necesito, escribir es
algo que acaba creando adicción. En muchas ocasiones escribo para mí, y después
de tener este blog a veces, como hoy, escribo porque siento que se lo debo a ustedes.
Este sitio para mí es muy importante, lo he cuidado y mimado viéndolo crecer. Les
aseguro que cada vez estoy más satisfecha de ser una bloggera.
Cuando uno escribe deja en cada línea parte de su vida,
sus sueños, sus fantasía, sus dudas, sus temores… a una escritora le escuché
decir hace años "Soy mis letras", y en aquel entonces no entendí muy
bien lo que quiso decir, ahora sí lo hago y pienso igual que ella, y es que
cuando escribo por mis letras pasa una marejada de sentimientos, emociones
buenas y malas, coherentes e incoherentes… escribir me ayuda a conocerme y
reconocerme... es un viaje a mi interior.

Aunque en este sitio me decidido a mostrar algunas y me he
sentido mucho mejor y con más ánimo cuando he leído los comentarios de muchos
de ustedes. Además me dio más confianza leer las palabras de alguien a quien
admiro mucho, y que tengo el inmenso placer de que ha visitado este pequeño
sitio un par de veces, me refiero a esa gran periodista y escritora mexicana
Celia Gómez Ramos, que un día dijo: "El erotismo me hace una ciudadana más
feliz y más equilibrada", y comentó que "escribir sobre erotismo
provoca una sensación de liberación”. Eso es cierto porque lo he sentido en
carne propia. Gracias Celia por tu maestría y profesionalismo, tus escritos son
fabulosos y tus libros ni qué decir. Mi más sincero respeto.
Pensar por qué escribo es tan extraño como pensar por qué
respiro o por qué como, es algo que ya se ha quedado conmigo. Escribir es un
refugio y una liberación, al transformar los sentimientos en palabras te
sientes mejor, a mí me sirve para ordenar mis ideas y en ocasiones hasta me
ayuda a tomar decisiones. Y por otra parte esta ese yo que quiero enseñar al
resto del mundo. Ya sea en forma de reflexión, relato o novela en este último
caso, intento aprender a terminar alguna historia porque empezarla es fácil,
decidir su duración o final, ya no tanto.

Precisamente por ello cuando creé este blog sentí que
tenía un rinconcito propio donde plasmar mis pensamientos, emociones,
reflexiones, sentimientos… Creí que no serían demasiado los interesados, porque
no me considero una escritora, pero seguro que serían más de dos. Además ahí
quedarían para siempre, no se perderían en el tiempo ni en una carpeta bajo un
montón de libros. También para que cualquier persona pueda encontrarlos y sentirse
identificada con ellos. Poco a poco este rincón ha ido creciendo y siento la
necesidad de buscar nuevos retos.
Tengo una amiga que cuando algo le gusta mucho me dice “cómo
está tu musa”. Yo solo sonrío. En realidad creo que todos tenemos una musa
particular. La mía la llevo conmigo todos los días, aunque a veces se enfada y
no me quiere hablar.
Para escribir necesito emociones sutiles o abruptas, de
sol o de lluvia, de noches negras de desvelo o días de luces que me completan. A
veces solo necesito que me digan que soy buena amiga, alguien fácil de querer y
que quizás en otra vida nos encontremos, porque en ésta, los fastidios de la
cotidianidad, el sabor del cuerpo, mi intensidad, la irreverencia con que digo
y hago las cosas son “demasiado” para un simple mortal. Es entonces cuando la
musa etérea me visita, ya sea de día o de noche, me asalta donde esté y sopla a
mi oído mil palabras. Se viste de azul en los días claros y se torna de negro
cuando se enciende mi tristeza. Me inspira rojo ira cuando me enfado o pasión
cuando suspiro.

La musa a veces me llega en la madrugada, después de
haber estado horas en la computadora trabajando, cuando estoy cansada, me arden
los ojos, y sin embargo… de repente abro el word y vienen las palabras, los
recuerdos, las emociones... Escribir es desangrarse, desgarrarse el alma; pero
también es un placer, es llegar al orgasmo literario por medio de las letras
que se unen, se balancean traspasando sueños electrizantes.
He tenido rachas donde se me acumulan las cosas sobre las
que quiero escribir pero no alcanzo a ponerlas todas, y otras donde queriendo
escribir no atino a escoger el tema o no tengo tiempo o energías. Pero nunca me
he cansado o aburrido, por el contrario en cuanto puedo, vuelvo. No es un
vicio, ni una obligación auto impuesta, ni un mirarse el ombligo, es algo mucho
más bonito que eso, es escribir dejando en cada letra el corazón deseando que le
guste a quienes me lean.
Puedo decir que escribo porque es la forma en la que
ordeno los remolinos y marañas que traigo en la cabeza, porque me desahoga y
para verle el lado bueno a un fracaso o a un mal momento, porque reflexiono
acerca de quién soy, dónde estoy y quién quiero ser. Escribo para expresar lo
que hay dentro de mí y si no escribiera muchas veces ni yo me daría cuenta.

Seguiré escribiendo lo que quiera y como quiera, espero
que mi musa me siga visitando. Seguiré agradeciéndole a quienes se toman un
pedacito de su preciado tiempo para leer lo que escribo y seguiré leyendo lo
que comentan porque creo que la opinión de cada persona es muy valiosa. Y
bueno, también seguiré soñando que algún día podré vivir de escribir.
A todas las personas que frecuentemente entran a este
sitio y leen algo, a los que comentan y a los que guardan sus opiniones para sí
mismos, a todos quiero agradecerles de corazón el estar o haber estado. Muchas
veces leer sus comentarios o darme cuenta de la cantidad de personas que entran
al blog, aun cuando yo desaparezco, es lo que me da fuerzas para seguir
escribiendo, porque sé que están ahí.
Un abrazo y un beso a todos, mil gracias por seguir aquí.