
Todos
sabemos que es muy difícil controlar de quien nos enamoramos. Eso sencillamente
sucede, aunque no lo busques. Sin pretenderlo y muchas veces hasta sin
desearlo. El amor es así. Por supuesto hay amores que atrapan y arrastran. Que
nos ciegan, y aunque nos hagan sentirnos muy felices, también nos hieren, a
veces fieramente. Es así. No se entiende, se vive... Llevo encima todos los
besos de los labios que tanto he amado.
Me quedé
prendida de él en cuanto lo vi, no pude hacer nada por evitarlo, y es que hay
veces en que el corazón vence a la razón. Es cierto, que es el amor y no Red Bull,
quien te da alas. Alas, y cara de tonta, cuando te besan sin previo aviso y
sientes que el amor te cala.
Aquel
día dijo: “DÉJAME INTENTAR”… y yo dije “PUEDE SER”… Y así comenzó, el
intentándolo, yo dejando que sucediera… logró robar mi corazón y hacerlo muy suyo.
Me ha amado como nunca nadie, ha llenado mi vida de ilusión y fantasía.

Paladeo sus
besos que auguran caricias y una forma de hacer el amor que solo encontré en él.
Es la magia de un instante, su risa colorea mi día y mis suspiros se rinden ante
sus ojos. Estar con él es un viaje estelar que ilusiona, somos solo una chispa
pero que es suficiente para encender el universo.
Después
de mucho tiempo, en el sitio justo, en el momento preciso, él ya me estaba
esperando con una sonrisa que hacía palidecer a los reflejos del sol en la
arena. Y mirando esa sonrisa me he vuelto a sentir como respirando viento
fresco en lo alto de un acantilado, como gaviota mecida en su aliento; Sí,
porque sonríe con los ojos, con la nariz y las orejas, con la comisura de los
labios, con sus brazos, con sus piernas; sonríe sin mover las cejas; sonríe con
fuerza gitana en sus venas. Nunca he conocido a nadie con una risa tan
contagiosa, tan grande, tan sincera, tan elegante. Y entre risas de niños y
miradas de amantes nos contamos al oído esas cosas que no se pueden escribir ni
embotellar para tirar al mar.

Con él siempre he sido una chica fácil, es difícil no ser fácil a su lado. Lo he
echado mucho de menos. Ya sé que puede sonar un poco tópico, pero hoy me siento
astronauta desafiando a la gravedad, cometa jugando en la playa, entre el
viento, el cielo y el arrullo del mar unido a su risa. Hoy me siento arrullada,
a ritmo de mecedora, sucumbiendo a dulces canciones susurradas en la penumbra
de ese abrazo que precede al sueño. Me siento mecida por sus labios, y el
tiempo se detiene.
Dicen
que el amor es un templo con una sola entrada y demasiadas salidas hacia el
país de nunca jamás. Una mueca; una tarde de sol. Un vestido arrebatado.
Amantes arrodillados. Y él y yo. Su amor es inmenso, su pasión inigualable, su
ternura y entrega interminable y su compañía admirable.

I LOVE YOU FOREVER AND EVER.