(Esto lo
escribí la mañana del día 28)

Anoche (27
de enero) aproximadamente a las 8 y 20 minutos me encontraba en casa sentada en
mi PC escribiendo y comencé a escuchar un ruido muy fuerte no podía precisar
qué tipo de ruido era y fuertes ráfagas de viento. Entonces el ruido se tornó ensordecedor
como el de la turbina de un avión, como si estuviera a punto de estrellar.
Temí, como todos los que vivimos el tornado, por la estabilidad de mi casa, y
mi vida. No hay palabras para describir lo que pasó después.
Me levanté
de inmediato de la computadora para ver que era, mi hija y su marido salieron
de su cuarto uniéndose a mí por el hall de la casa y segundos después se desató
el infierno, nos sumimos en la oscuridad literalmente porque nos quedamos sin
fluido eléctrico, comenzaron a escucharse estruendo de cosas que caían, ruidos
de cristales que estallaban, otros muchos sonidos fuertes que no se podía
precisar de qué eran o de dónde venían, era un caos total, sin precedentes. El
tornado reventaba “como en las películas” todos los cristales, y las tuberías
del agua y el gas, los tanques de agua volaban

Cuando se
abrazó a mi empecé a llorar y dije “Hay hijita, ¡qué coño fue eso! Se calló La
Habana”. De inmediato trate de comunicar con mi hijo por teléfono para saber si
estaban bien, él vive a unas siete cuadras de mi casa, pero fue imposible todo estaba
interrumpido, los móviles no cogían cobertura, al fin ella logró comunicarse
con el de ella y supo que ellos estaban bien, que por allí no había ocurrido
nada. Eso me dio una ligera tranquilidad, le pedí que llamara a Cary (mi amiga)
que también vive cerca de casa, pero fue imposible comunicar con ellos. En casa
apenas podíamos movernos sin sentir que pisábamos vidrios y cosas rotas.

Habíamos
pasado lo peor, pero no habíamos visto lo peor. Pasamos la noche entre sirenas
de bomberos y ambulancias, sin descanso eran tongas de ciernas al mismo tiempo,
no podíamos andar por la calle en medio de la oscuridad y la lluvia para saber
qué más había ocurrido y donde podíamos auxiliar a alguien, sólo podíamos
limitarnos a nuestro alrededor y a escuchar algunas que otras noticias que nos
llegaban por boca de gente del barrio que los cogió el tornado en la calle y al
llegar iban contando lo que habían visto a su paso antes de llegar a casa.

El amanecer
nos trajo un paisaje desolador. En mis 54 años no había visto nada igual, es una
catástrofe tremenda, deja más destrucción que un huracán porque el tornado es
más localizado. Unas cuadras a los lados de donde tocó el fenómeno, se podría
decir que no pasó nada.