Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

viernes, 29 de abril de 2011

Un torbellino de pensamientos

Estas horas en las que casi siempre escribo son horas de almohadas, de sueños o de besos, besos de antes o de después (cuando termine me ocuparé de eso), también son horas de no poder dormir. Aunque en este horario casi todos duermen, incluso muchos de los que me leen en este pequeño espacio (un poco loco pero lleno de amor) y en este instante además de escribir para ustedes y para mí, me pregunto qué estará generando la mente de cada uno de ustedes en sueños, en ese curioso territorio de los sueños donde todo es posible.
A veces no sé como transmitir todo lo que siento, me faltan las palabras y algunas me suenan ya dichas una y otra vez. Algunas veces se me hace difícil que me surjan palabras más o menos bien hilvanadas porque se mezclan unos pensamientos con otros. Hay ocasiones en que las palabras son luminosas como un millón de soles y otras son como la más oscura noche, se encarcelan y en su celda se consumen mientras sueñan con la libertad. Cuando eso ocurre me hundo en el silencio por no saber qué decir o cómo decirlo.
Sin embargo, el silencio a veces lo dice todo (cuando no estoy escribiendo, por supuesto), en ocasiones es una dulce sensación de quedarme sin palabras cuando una frase me sorprende y busco decir algo, pero nada se me ocurre, y resuena esa frase en mis oídos y me silencia sin remedio. Numerosas veces el silencio tiene magia, por ejemplo dos que se miran y se callan, se lo dicen todo sin decir nada y en el silencio hasta acercan sus labios… los mejores besos muchas veces han sido precedidos del silencio, creo que muchos de ustedes lo saben.
Hoy es viernes, para mi el viernes siempre ha sido un día especial y por eso las tardes de viernes invariablemente fueron tardes de no querer hacer lo de siempre, son tardes de escaparse, salir a pasear, contemplar el mar, conversar sobre cosas diferentes, encontrarse con amigos... Las tardes de viernes eternamente deberían ser de sonrisas, de caminar sin prisas, de ser uno mismo, de olvidarse de todo menos de alguien, de observar las nubes, de sentir, sobre todo son tardes de sentir y de vivir. No sé por qué siempre he pensado eso. Sin embargo, en esta tarde de viernes no sé que voy a hacer y me siento frágil como el cristal. Curioso porque siempre me creí de piedra y creía que nada podía desestabilizarme… y hoy siento que cualquier golpe me podría quebrar. Hoy soy fragilidad, igual que una hoja seca a punto de caer del árbol o una carta escrita que se ha caído al agua y alguien la recoge ya mojada… algo que con solo tocarlo se rompe.
Algunos dicen que soy una persona dura (eso es porque no conocen mi verdadero yo), otros que soy rara, quizás lo sea, pero si dicen que soy rara por creer en el ser humano, en la amistad, por intentar sembrar en el camino semillas de alegría, por sonreírle a la vida (aunque a veces me lo pongan difícil), porque me emociona la sonrisa de un niño o el atardecer, porque pienso que a la humanidad le queda una esperanza mientras exista una sola persona que lo crea, porque tengo fe ciega en el amor (aunque se que a veces duele y mucho), porque me embeleza el arrullo de un mar en calma o las olas chocando contra las rocas, por creer que el corazón me da libertad y la razón me la quita, por mirarme en unos ojos con la esperanza de verme reflejada en ellos, por querer que me amen como yo amo, sin condiciones, sin límites, con libertad bien entendida no al libertinaje, solo al amor puro y simple de alguien que ama con nobleza. Si es por todo eso y quizás algo más, entonces, sí, entonces confieso que soy una persona rara y mientras viva lucharé por seguir siéndolo, porque son cosas en las que creo y seguiré dejando constancia de ello.
Mi cabeza es una torbellino de pensamientos, los hay de todas clases, algunos quieren aflorar más rápidos que otros, pero sobre todo tengo pensamientos de amor porque es el sentimiento que mueve al mundo, hace la vida más hermosa y llevadera, amor a la familia, al trabajo, a la naturaleza, a la pareja, a los amigos… a la vida en general. Pienso constantemente sobre todo eso, pero como debe ocurrirle a muchas personas, algunos de esos pensamientos salen a la luz y otros quedan ocultos acechando el momento oportuno de salir o quizás no salir nunca. Pensamientos que se entremezclan, buenos, malos, claros, oscuros, de todo surge en esta mente intranquila. Se generan constantemente y son increíbles misterios encerrados en mí.
Es difícil descubrir los pensamientos, volátiles, etéreos, abstractos, imaginarios. Nada los detiene y nadie los puede tocar. Manejan nuestra mente, controlan nuestro ser, aunque digamos que no vamos a pensar en nada en ese momento estamos elaborando un pensamiento. Increíble, la mente es una máquina que no se detiene, elabora, procesa, está siempre en permanente movimiento. Allí también están los pensamientos de amar bien, de querer a otra persona, de entregar toda tu esencia… son pensamientos buenos, claros, llenos de luz, de belleza y de amor. Es lindo tener pensamientos dulces, de colores brillantes, con aromas exquisitos, de bondades infinitas… ellos ennoblecen a las personas, son un disfrute total del alma, todo resulta maravilloso, se está en paz absoluta. No quiero que me invada ningún mal pensamiento, de esos que taladran y destruyen al ser.
Es curioso esto de escribir en Internet lo que piensas y sientes, sin restricciones ni límites simplemente por el placer de hacerlo, por la necesidad de decir lo que sientes, cosas que a veces no te atreves a dejar ver, ni a comentar con nadie y se convierte en un desahogo del alma, en casi un confesionario, para cualquiera que los lea son anónimos, de mí poco se sabe: sólo lo que digo y lo que se puede entrever a través de mis palabras.
Espero que no se hayan aburrido, hoy estoy rara… me costó trabajo sentarme a escribir porque a ciencia cierta no tenía claro lo que quería expresar pero creo que aunque de manera un poco loca o atropellada quizás, he dicho mucho. Por eso adoro este pequeño espacio, que es sólo mío y de ustedes que me leen y me comentan lo que piensan. Es retroalimentación. Es un lazo que se va estrechando y creando una amistad donde abiertamente decimos lo que pensamos, tal vez no nos veamos nunca pero de algo estoy segura y es que los que mantengamos el contacto llegaremos a conocernos aunque no sea personalmente.

1 comentario:

  1. Dices que este pequeño espacio es “loco pero lleno de amor”; permíteme corregirte no es loco y si tiene mucho amor, pero tiene mucho más tiene pasión, la pasión de una mujer que no se deja ver, pero que se intuye al leer lo que escribe, una pasión que se saborea entre líneas. Además tiene pensamientos serios, fuertes, que desbordan sinceridad. Detrás de cada escrito, de cada palabra hay una mujer “dura” con un corazón rebosante de amor y anhelos, de convicciones y creencias, que sabe transmitir muy bien sus sentimientos, no temas en que no te entiendan los que te leen. Tus palabras llegan muy adentro, tocan el corazón y alma.
    ¿Sabes? Una vez yo le escribí algo a esa mujer que tanto amo y que te dije estoy perdiendo donde quise tocarle quemarle el alma (de amor claro) y creo que lo conseguí porque regresó a mí. Aunque ahora se ha vuelto a alejar. No te sabes cuánto la pienso, la imagino, la echo de menos, la echo muchísimo de menos. Tengo tantas ganas de volver a verla, a besarla, a disfrutarla, a sentir de nuevo esa felicidad tan inmensa de la que no se vislumbra límite, como no tiene límite lo que por ella siento.
    Tú ni eres dura (de corazón) ni eres rara, eres una mujer especial, estoy convencido de ello. Eres un alma intranquila y apasionada. Si crees que este espacio puede como un confesionario, te pido humildemente y con el mayor de los respetos que me dejes ser tu confesor.

    ResponderEliminar