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martes, 21 de febrero de 2012

La fiesta del libro


Aquí, en mi querida Habana, cerró este domingo su primera jornada la XXI Feria Internacional del Libro de Cuba, una verdadera fiesta de la literatura y el arte que tiene su sede principal en la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, ahora seguirá su periplo por ocho provincias hasta concluir el 4 de marzo en Santiago de Cuba. Este acontecimiento cultural es el más importante de su índole que se celebra en la Isla. El entorno de callejuelas, plazas y bóvedas de la edificación militar más grande de las hechas en América durante la época de la colonia refuerza el atractivo de una fiesta cultural animada por decenas de miles de personas.

Como todos los años la colonial fortaleza se vistió con todas sus galas para inundarse de sabiduría. Esas piedras centenarias que se elevan como fieles guardianes sobre aguas que exhalan olores de petróleo y puerto en movimiento, acariciadas por siglos de oleaje y salitre, se llenaron una vez más de colorido y risas infantiles. Esos muros erigidos para defender a la ciudad en los primeros tiempos del saqueo y la codicia, que hoy forman parte de un paisaje acogedor albergan todos los años a los asistentes nacionales y extranjeros del mayor y más popular evento cultural que se celebra en Cuba, donde miles de personas llenas de entusiasmo recorren los pabellones, hacen filas para comprar libros y disfrutan a la orilla del mar de un paisaje sin igual.

Este evento siempre es igual, la alegría de los niños se apodera de los adultos, que a su vez, también parecen niños cuando pasan sus ojos ávidos de lectura por ese río de buena literatura. En esos estantes llenos de libros está siempre lo más representativo de la narrativa contemporánea y las más importantes obras de la literatura universal de todas las épocas. Miles de personas entran y salen cargadas de bolsas de nailon repletas de libros en los diferentes stands habilitados, la afluencia de gente es vertiginosa. Hay para todos los gustos.

Los pequeños invariablemente tienen gran variedad de libros dedicados a ellos, con algunos títulos imprescindibles que como un regalo maravilloso tanto para los niños como para cuantos nos dejamos seducir por la literatura infantil nos trae la feria. Este año entre otros muchos hay una nueva edición de La Edad de Oro de José Martí, Piratas y corsarios del Caribe de Luis Rafael Hernández, El mensaje de Guarionex y otros cuentos de Puerto Rico de Damarys Reyes, El principito sempiterno de Antoine de Saint-Exupéry y el melodramático pero grandioso Corazón de Edmundo de Amicis.

Los jóvenes quedan extasiados ante las historias, ya conocidas pero, eternamente fabulosas y mágicas de Julio Verne y Emilio Salgari, entre otros muchos. En esta ocasión también contaron con La magia más poderosa y otras aventuras de Ulrico, un libro del escritor italo-español Carlo Frabetti quien se ha convertido en autor de culto entre los adolescentes cubanos, La isla de los sombreros mágicos de Enmanuel Tornés Reyes y María Luisa García, una compilación de varios cuentos cubanos, La detective Polvorilla de Tamara Batista, quien narra las aventuras de una niña que resuelve misterios de manera picaresca y divertida y la reedición de ¿Qué nos pasa en la pubertad? de Mariela Castro Espín, una propuesta instructiva y atractiva sobre la sexualidad en esa etapa.

Otra propuesta que encanta es la monografía de pequeños libros denominada El Caribe que nos une, esta colección, está compuesta por diez libros que analizan y describen las raíces de las tierras caribeñas y su influencia en nuestra esfera cultural, de manera original y didáctica motiva a personas de todas las edades a conocer la historia y geografía del Caribe, al cual pertenecemos y debemos gran parte de nuestra identidad, su valor se traduce en conocimiento y deleite.

Nosotros, los adultos, hemos sentido temblar nuestros bolsillos ante tantos ejemplares maravillosos, llenos de historia y grandes pasiones. Con obras Cuentos eróticos de la antigua Arabia del iraquí Abdul Sadoun, clásicos universales como El rojo y el negro de Stendhal, la selección Una pasión en el desierto y otras historias de amor del cubano Alberto Garrandés, El asesinato de Julio César. Historia del pueblo de la antigua Roma del historiador e intelectual estadounidense Michael Parenti, El cine, décima musa de Alejo Carpentier y un conjunto de relatos titulado Juguete nuevo de Daniel Chavarría. Entre muchísimos otros que resultan tentadoras ofertas para los amantes de la literatura.

Las colas en las librerías han sido interminables, todos esperan impacientes poder entrar y cuando al fin lo logran se les hace difícil, ante tanto portento decidir qué comprar. Muchos como yo, sin dolor alguno y sí con gran placer, dejamos allí nuestras carteras vacías. Alguien a mi lado estuvo en la disyuntiva de dejar lo que le quedaba de dinero para comer un sándwich o comprar La dama en el espejo de Virginia Woolf; pero ganó, por supuesto, el afán de leer algo inmejorable. El sándwich puede esperar.

Y así transcurre el tiempo, que vuela a nuestro alrededor sin darnos cuenta. Me detengo un instante a observar aquella vista hermosa, junto a esos cañones que desde los muros aún parecen estar listos para defender la ciudad fascinante que queda ante nuestros ojos. Al volverme, me lleno de emoción. Tirados sobre la hierba, en un banco, en un rincón cualquiera desde los más pequeños hasta los más grandes repasan con ojos impacientes las páginas de los libros acabados de comprar. Está cayendo la tarde y me dispongo a salir con pesar de aquel momento mágico. Mis hijos a duras penas quieren emprender el camino de regreso a casa.

Ya vamos de salida cuando me detengo nuevamente ante unos libros. Allí estaban las novelas Viudas de sangre y Una pica en Flandes de Daniel Chavarría y mi ansia es más fuerte que yo. Saco de la cartera mi último dinero y los compro, es demasiada la tentación.

Por fin salgo dejando tras de mí, agigantada, con aquella fiesta del saber a esas murallas de espesor desigual y pisos desgastados por el paso de los siglos con sus puentes, pasadizos, techos abovedados; explanadas, blasones… vigilantes insomnes de un ayer colonial que nos remiten a lecciones y leyendas. Allí queda la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, el emblemático sitio de la capital cubana que ya muchos conocen como la Fortaleza del Libro.

Al caer la noche el sol amaina y corre una brisa fresca. La gente, aún desperdigada por el césped y de cara al mar, hojea los libros recién comprados y charla amenamente. La Cabaña se ha convertido en un buen sitio para leer en familia o romancear en pareja. De fondo, las luces de la ciudad comienzan a iluminar el panorama, es una vista única de La Habana desde el otro lado de la bahía capitalina que nos hace sentir en un remanso de paz. Respiro hondo ese olor a salitre y echo una última mirada al entorno que tanto adoro, para marcharme definitivamente a casa, exhausta pero inmensamente feliz.

3 comentarios:

  1. Si, la feria es impresionante y la majestuosa fortaleza es fascinante, siempre ha sido un lugar que me ha gustado mucho y en los últimos años ha tenido un significado muy especial para mí, su sola visión me cautiva, me atrae, casi me hechiza. Echa a volar mis recuerdos y mi imaginación.

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  2. El lugar precioso, realmente fascinante. La feria es asombrosa.

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  3. El lugar es fascinante y este evento se ha convertido en algo muy esperado por todos aunque es verdad que nos deja sin un céntimo a pesar de que siempre vale la pena.
    Por lo demás no deja de ser La Cabaña y El morro bellos lugares para estar en familia, romancear o simplemente respira ese aire marino que tanto nos gusta.

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