Voy
escribiendo, lo que mi corazón siente y me va dictando, se hace cómplice… En la
soledad de mis pensamientos, sólo pienso en ti, tu imagen está constante en mi
mente… Siento tus besos en mi piel, cierro los ojos, te siento… Dicen que
bailando bajo la lluvia se canta al amor, que respirando los colores del
amanecer se ama la vida. Tal vez sea cierto, es decir yo creo que sí… Me
pregunto, qué fuerza misteriosa es la que mueve el mundo, qué impulso nos lleva
a amar, a desear y ser quiénes somos. Me pregunto, qué unión existe entre tú y
yo, qué lazo invisible nos acerca.
Salgo
a caminar, a tomar aire y desnudo mis pensamientos, para tenerte en mi mente… aún
llueve, siento caer el agua en mi piel… Me confiero a ella como si fueran tus
manos, sintiendo cada roce, cada caricia… Desvío la mirada hasta nuestro lugar…
donde nos despojamos de todo, dejando libre nuestros deseos, percibiendo las
caricias, ansiando poseernos envueltos en la locura, arropándonos con deseos y
placer… Vuelvo a meterme en mis pensamientos donde, decididamente, colocaré
candados y llaves a tus recuerdos.
No
puedo evitarlo, eres adictivo. Se me acaban las fuerzas para dejarte. Me ahogo
si te pienso y no dejo de pensarte. El deseo me tiene, me hace suya, me devora,
me maldice, me persigue, me ahoga, me reduce, me engrandece, me pervierte, me
transforma, me ilumina, me hiere y me deja sin palabras. Por amarte así,
ardiendo de deseos con cada mirada sigo caminando en esta cuerda floja, presa
del amor, contando los segundos que pasan por verte, haciéndote culpable de mi
propia suerte, soñando hasta despierta.
La
última vez que nos vimos mientras conversábamos me quedé por un momento
contemplando tus manos, son manos grandes, de las cuales emana poder, firmeza,
cariño, protección y pasión; y por un instante dejé de escucharte y sólo las
sentí nuevamente sobre mi cuerpo, acariciándome, tentándome, provocándome… y
tuve que alejarme de ti, deprisa y sin muchas explicaciones, porque me fue muy
difícil aguantar mis ganas de ti.
Sé
que piensas en mí, en cuánto te gustan mis cabellos, en lo suave de mi piel, en
mis piernas amarradas a tu cintura y en mis labios recorriéndote… Sé que
piensas en mi aún sin quererlo… y recuerdas mis gemidos y los suspiros… la
apertura de mis piernas, el olor de mi sexo… me recuerdas lo sé y cuando cierras
los ojos y me deseas, quieres tenerme de nuevo y no ves el momento de someterme
a la habilidad de tu hombría y sentirme
entregada a tus deseos…
Y
tú sabes bien que yo estoy como una loba hambrienta y deseo tu fuerza que me
desata… Ámame, gozando tu cuerpo junto al mío; con tu mirada ardiente, luminosa
que penetra todo mi ser. Ámame, con el desespero de quien espera ser condenado,
con la pasión de dos cuerpos deseosos de tenerse dentro. Necesito que me ames,
como solo tú sabes.
Sigo
con mis pensamientos y tus recuerdos bajo la lluvia, me detengo un instante y como
si la fuerza de mis pensamientos y mis deseos te hubieran llamado, te veo allí
a unos metros de mí, sonriéndome, mirándome con ternura como siempre lo haces,
con amor. El brillo de tu mirada desaparece todos los obstáculos que existen
entre tú y yo. Algo mágico nos une, es de esos sentimientos que unen raramente
a las personas de una manera que a veces, es para siempre. Dios sabe por que
hace las cosas y no solo nos permitió conocernos, sino también amarnos con esta
fuerza casi destructora y de la cual no acabamos ni queremos desprendernos.
Y
por un segundo me resigné a mi suerte y disfruté de esos ojos que me dan vida,
recordando tu pasión, tu forma de amarme, de hablar en silencio, de protegerme.
Te acercaste demasiado y sentí el calor de tu cuerpo, tu aliento… Y fue
inevitable… y ya bajo las zarpas de tus besos y sin miedo de morir en la
aventura me colgué de tu boca y me caló tu amor hasta los huesos. La dulzura de
tu mirada me mata, pierdo mi norte al mirarte. Tu sonrisa me lleva en volandas
al cielo... siento el calor que desprenden tus manos al tocarme… Y mi cuerpo te
va pidiendo más y más.... te necesita.
Tus
dulces labios me cubren de besos, tus manos me acarician sin temor, siento los
latidos de tu corazón y tu ternura me enternece, me acoplo en tus brazos para
caminar junto a ti… Y resguardados en el dulce calor de nuestra morada dulces
abrazos cubrieron mi piel, saboreando el tacto de tus dedos; los sentidos
plenos, llenos, perdidos en la dulzura del momento. Miradas huidas y encontradas,
vaivén desenfrenado, unidos por la pasión y el deseo, viajando a lugares
inexplorados. No hay ganador ni vencido, no hay lucha ni batalla, ni drama ni
angustia, sólo pasión latiendo sin freno.
Eres
como el café: dulce, caliente y me quitas el sueño. Te entrego mi vida y mi
alma, seré tuya hasta la eternidad de mis días porque en ti encuentro paz y
amor. Un amor que no tiene fin y va más allá de tempestades y distancias.
Directo al corazón, ese "ámame" solamente es una mitad perfecta que forma unidad completa con otra mitad, ese "ámame" significa la necesidad, el sacrificio, la exigencia de un alma que ama y necesita alimentarse de su gemela para llevar a cabo su existencia.
ResponderEliminarYa te extrañaba. Precioso viaje pasional, te lo he dicho muchas veces me gusta tu forma de escribir. Absolutos los sentimientos y las pasiones, los olores y los temblores que arrebata y enciende el deseo, en esos momentos de pasión desenfrenada no hay batalla, no hay ganador ni vencido. Me encantó... me fascina leerte en esta faceta...
ResponderEliminarMe encanta el título, y creo como tu que ese amor que sienten no tiene fin, de eso no hay dudas cuando un amor va más allá de tempestades y distancias como tu dices. Amense sin importar nada más, amiga, un amor así vale.
ResponderEliminarEl amor es, sentir que nos sentimos vacios si el otro no esta. No olvides, no importa donde hayas estado, lo que importa es que regreses.
ResponderEliminarohhh me encanta ese amor que no tiene fin y mas allá de las tempestades....eso es pasión y locura, mezcla maravillosa y explosiva
ResponderEliminar¡¡Lindo¡¡ me he quedado toda romantica, celebremos la pasión, el amor y tus letras tía.
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