Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

lunes, 14 de abril de 2014

Hay días…



Hoy me desperté después de tener un sueño horrible que no recuerdo, la sensación de angustia pegada a mi pecho me oprime el corazón, es tan trabajoso sentirse así. Y en el fondo es que te sigo extrañando, y me dan ganas de llorar, siento las lágrimas ya en la línea de salida pero no lloro, no me gusta llorar, las cosas se vuelven borrosas y después desaparecen en un todo de agua que ahoga más de lo que alivia. Ya sé que puedo ser feliz, sí, imagíname feliz.
Alguna vez han sentido que no tienen ningún deseo de salir de la cama, ni tienen ganas de hacer nada, como una sensación de desidia, aunque no se esté precisamente triste ni deprimida. Podríamos pensar que más bien parece pereza, y definitivamente así es como los demás lo verían. Me siento aletargada, como si estuviera sedada, pero consciente, no tengo ánimos para nada, nada me provoca, se que tengo cosas que hacer, pero no me importa postergarlas.
Tengo tanto amor y sin embargo sacarlo de adentro muchas veces me cuesta. No me sale bien abrirme y sólo dejarlo ser, no importa con que etiqueta venga, no importa, soy torpe, huidiza. Antes hasta me daba trabajo abrazar, me quedaba ahí dura con los brazos muertos a los costados de mi cuerpo, no los podía mover, ahora ya aprendí, y también a sonreír cuando quiero y agradecer, me gusta agradecer. Con las palabras no me fue mejor, es tan delicado y a la vez tan poderoso decir “te quiero” que antes que eso digo otras cosas, y a veces ni siquiera se le parece, logro decirlo muy poco, quisiera decirlo más, no mucho más, tan solo un poco más.
Hay cosas que empezamos sin saber muy bien por qué. Quizás porque creemos que nos lo debemos. A nosotros, a nuestra vida, a nuestra alma. Hay cosas que empezamos sin saber cómo ni dónde acabarán, si escaparán o no a nuestro control, si es que hay algo en esta vida que se pueda controlar. Todo, en cambio, tarde o temprano escapará. Pero hay días en que uno no se imagina estando donde está. Y hay días en que uno quiere llorar y se muerde los labios. Días en que se extraña el mar. Y este no es uno de esos días.
Hay días que quisiera dedicarte, días que yo misma dedico a querer hacerte feliz. Días en que me pregunto por qué no te tengo, algunos días en que lo entiendo y hay días en que no quiero entender nada. Hay días en que te quiero tanto que me duele, otros en que escogería odiarte y otros en que quiero escaparse de todos lados. Hay días que parecen llevar impreso tu nombre, días demasiado horribles o demasiado bellos. Otros días en que definitivamente pienso que lo mejor es dejar correr las horas, que el día termine, que la sensación de que este es uno de esos días se vaya.
Pienso que si pudiera hacer las cosas de nuevo las haría como las hice, no lamento mis errores, ni aún el dolor, pero tengo algo con el miedo, eso sí, con el miedo expresándose en tantas formas apatía-febril actividad-sueño-amores-aislamiento-apego-silencio-grandes enojos. No lamento el miedo en realidad, sino haberle dado el poder de decidir conmigo y muchas veces por mí.
Estoy juntando silencio porque las palabras dejaron de sorprenderme; mis palabras y las de algunos otros también. En cambio el silencio es de una textura profunda y aterciopelada. Todo es suave en medio del silencio, la felicidad o el dolor. En silencio todo es distinto, y me deja escucharme… cada latido, cada suspiro, cada sonrisa tranquila…
Estos días vivo mi contradicción más plenamente, sé lo que quiero pero a la vez y casi simultáneamente siento una tristeza… me digo que las personas son así, pero eso no me alcanza para justificar o no entristecerme. Tengo que aprender a soltar más rápido, no importa que tan cerca o tan lejos o tan fuerte o débil esté, la realidad es la realidad y hay que mirarla fijamente, el idealismo distorsiona y a la corta o a la larga me veo destrozada. Mis días sin ti son tan oscuros, tan largos, tan grises, tan absurdos, tan agrios y tan duros, son un derroche, las horas no tienen principio ni fin, tan faltos de aire, tan llenos de nada... como duelen los días sin ti.
Muchas veces me resguardo dentro de mi armadura, esa que yo misma me hice, que ajusta pero no molesta. Pero también yo misma la he llenado de agujeros en esos días que me harto de mis palabras y quiero otras palabras y quiero más que palabras; y han habido días en que la he llenado de remiendos, días en los que algunas cosas me incomodan o me abruman o me hieren y prefiero estar dentro de mi armadura protegida, escondida; a veces creo que necesito que alguien venga y me la arranque de golpe porque sola no puedo… bueno, sola sí puedo, pero todavía sola no me animo.
Hay días en que quizás sería mejor quedarse en la cama sin descorrer las cortinas de la vida, taparse la cabeza con la sábana y esperar que toda idea loca que se atreva a despertar obtenga su merecido: acabar en el diván del olvido. O quizás hoy decida que no. Pero tengo demasiados miedos. Miedos que se contradicen y se pelean por mí. Es por eso que cuando me acerco busco aferrarme y a la vez me alejo. El miedo que me cerca es tan soso que no puedo entender que me dure tanto: ese miedo es a perder mi corazón en ti y no recuperarlo nunca más. Total igual mi corazón se escapa y en este instante un pedazo está perdido en una caricia tuya en aquel lugar; lo que me hace reflexionar sobre lo inútil de los miedos y más aún de las murallas que no resguardan.
Estoy en esos días que exploto, por todo. Me siento furiosa conmigo y me encierro, pero encerrada me abrumo, me derroto, me agoto, me renuevo, me esperanzo y me sigo llenando de amor. Entonces me canso de estar cerrada y me aburro de la tristeza y uso los libros, la música, los mimos para tranquilizarme, pero el maremoto en el pecho salpica inesperadamente y tanto caos siempre termina en desborde de lágrimas y yo no quiero ese desborde, quiero estar tranquila y disfrutar, aunque sea un microsegundo del amor que me excede sabiendo que todos son momentos y aunque parecen eternos no lo son, y es bueno sentir…
De pronto me quedo sin palabras, contemplo mi nostalgia en un silencio roto y laberíntico, que me aleja de todos y de mí. Tanto que asumo como natural la imposibilidad de acercarme, de dejar que me toquen. Ausente y callada hago lo que debo, esperando que saque de ese estado el amor que hay en mi, en las hojas de un libro, en una amiga, en un encuentro de cuerpos, en una canción, en un recuerdo… y entonces termino mi mutismo, y mi corazón despedazado y dolido se recompone. A veces sigo siendo la niña que se impacienta por crecer y sueño como si mi inocencia estuviera entera, y duermo como si ya hubiera hecho todo, pero no he hecho todo y por eso me levanto.
Los años junto a ti han sido los mejores de mi vida. Todos tienen el brillo de tus ojos y tu inacabable sonrisa, tienen tu voz suave rodeándome la silueta y el eco de tu risa. Contigo todos los cielos han sido perfectos... sin olvidar las constelaciones en el techo de tu habitación. Es lo mejor que me pudo haber pasado. Eres tanto que no he logrado definir... y a decir verdad, no lo intento, creo que sobrepasas todos los sinónimos para describirte. Hoy te necesito más que nunca, estuve tan cerca y a la vez tan lejos. Hoy fue un día en el que la cercanía me hizo enloquecer, milímetros de distancia, pero aún así parecieron kilómetros, sin nada por hacer. Casi corrí a perderme en otro cuerpo, en otra vida, por la locura de no tenerte y a la vez el miedo de perderte.
Mejor dejo de pensar, de reflexionar, de creer, de imaginar, de desear, de esperar, de todas esas cosas que siempre terminan poniéndose en mi contra, mejor me voy a algún rincón dentro de mí, dónde esté mi yo solitario, ese que me conoce y me comprende, ese al que le ha tocado la misma suerte que a mi yo y que al igual que yo ya está cansado, así entre los dos nos damos algo de consuelo.
Mejor lo dejo aquí porque creo que en algunas ocasiones estoy divagando, me estoy desviando de lo que empecé a escribir y no sé ahora ni cómo terminar. Lo cierto es que he caminado por mares y desiertos, he pasado por el sol y la luna, y que cambié todos los mandamientos por el de “como tú, ninguno”. No es extraño que sea una auténtica locura acostumbrarme a estar sin ti, y que hasta la delgada tela de tu camisa me parece una distancia insoportable. Todo ha sido tan bello a tu lado, que creí encontrar el paraíso junto a ti. No tienes todo lo que quiero pero eres todo lo que quiero.

4 comentarios:

  1. Me gusto el post, el amor y su compañero inseparable: el dolor. Amar es oír donde nadie oye, escribir donde nadie lee, mirar sin ver a nadie, encontrar lo que todos quieren. Me has conmovido, como casi siempre pero al final tuve que sonreír con la última oración porque tratándose de ti, no podía ser de otra forma. Cuídate mucho, preciosa.

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  2. Todos tenemos días inexplicables, unos buenos y otros malos, es así. Yo por ejemplo algunas veces desearía bajarme de esta montaña rusa que es mi vida porque cuanto más impresionante y hermosa es la subida, más rápida y tormentosa es la bajada, para volver a estar una vez más en el punto de partida y vuelta a empezar. Y así día tras día, año tras año, cualquier día de estos me voy a marear. Pero a pesar de todo tengo un refugio, un lugar especial, es allí donde encuentro la paz y el sosiego que frecuentemente tanto anhelo, ese refugio tiene nombre de mujer y doy gracias a Dios de que exista y de haberla conocido.

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  3. la vida es aside compliocada,pero no hay dudas de que es bueno vivir aunque se sufra mucho por diferentes causas e4ntre ellas por amor que es el sentimiento mas hermoso que hay.

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  4. sí amiga, las cosa son así y las vida se comporta como los dias unas veces en baja otras en alta, y los dias unos buenos y otros malos.

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