Llevo
varios días con ganas de disfrutar de un día diferente y relajante, y al menos
para mí el escenario ideal es la playa. Allí me tomo las cosas con calma y me
olvido del estrés. Me encanta la ciudad pero, de vez en cuando, necesito huir al
mar. Si no lo hiciera, acabaría saturada del humo, del caos y de la agresividad
del asfalto.
La
playa. Ir a primera hora de la mañana, cuando apenas hay gente, pasear por la
arena, por el agua o simplemente, sentarme a mirar el horizonte, las olas... ese
sin dudas es mi momento Zen, mi momento de armonía total con el universo. Me
relajo escuchando los murmullos de la playa. Sobre todo si no tiene mucha gente
(o ninguna) y no es que no me guste la gente en la playa, pero cuando lo que
quiero es estar tranquila prefiero la playa vacía.
Paso
un rato muy agradable y al volver a casa me siento aliviada y en paz. El mar es
capaz de modular nuestro estado de ánimo, eliminar los pensamientos negativos y
el desequilibrio emocional. me inspira un montón... no puedo vivir sin el mar,
sin mi playa, me relaja, me encanta, me siento libre en ella... no digo solo
para pasar el día entero allí, sino que cuando tengo un problema y necesito
pensar y no se a donde ir, voy a la playa...
Y
los días nublados tienen otras ventajas. La primera es que hay mucha menos
gente en la playa, lo que da mucha paz. No hay nada como una playa tranquila
sin murmullos alrededor. Me paseo por la playa sintiendo tu presencia, imagino
que me hablas mientras piso la orilla con mis pies descalzos. Me entierro yo
misma en la arena y luego me sumerjo en el mar, las olas son bravas, la bandera
roja, pese a ello mi locura ¿Sentirás esa locura tú, de verme pelear contra las
olas? la viviré contigo y dormiré en la tierra hasta que amanezca, lo he hecho otras
veces y el sentimiento de libertad es enorme, cuando me imagino contigo, soy
esa tierra de nadie, ese umbral solitario, vacío, ese punto de luz que no logro
ver pero que intuyo.
Mientras
todo esto y muchas otras cosas suceden yo vivo mi momento de reflexión para
conmigo misma. Momento de construcción de mi propio proyecto de vida, incierto
como el de todos, pero a diferencia de la mayoría... ilusionada. Cuando regreso
de una estancia en la playa todos los que me conocen me dicen lo mismo, se te
ve tranquila, contenta, serena... y tienen razón, así me siento, porque mi
momento Zen lo disfruto minuto a minuto.
“Mi
momento zen” sí…, ese momento en el que conectas realmente con tu interior, con
tus sentimientos, con tu cabeza y hablar para ti misma…, allí no escucho música
(solo el murmullo que producen sus aguas), ni veo tv…, simplemente estamos el
mar y yo… y me dedico a hablar conmigo misma… es el único momento en que no
tengo la mente ocupada en mil cosas.
Me
encanta dejarme llenar por el viento. Alzarme y extender los brazos para sentir
como la brisa, cargada de sal y de olores traídos de lugares lejanos, me rodea,
me envuelve, mece mi pelo con el mimo de una abuela, acaricia mi cuerpo con la
pericia de un amante experimentado y penetra, abriéndose paso a través de mi
nariz y mi boca, dentro de mi, haciendo suyos todos mis sentidos y mi ser.
Sueño que soy gaviota bailando, fundida con el aire, con la soledad, con el
silencio, con la ilusión efímera de la ingravidez azul… y el tiempo se detiene.
Estoy
en un estado de paz conmigo y con el mundo que necesitaba desde hace tiempo y
lo estoy disfrutando. No tengo grandes aspiraciones, pero sí sueños como casi
todo el mundo. He decidido no amargarme con lo que no puedo solucionar. Mis
paseos y caminatas con el mar y el horizonte como compañeros de andanzas me
sirven para recargar las pilas del todo. hace que mi interior se encuentre
ordenado y calmado. Cuanto mayor es el caos en el que me encuentro inmersa,
mayor es la paz en la que me sumerjo... Y a quien no le guste o agrade, no me
importa... yo seguiré cultivando mi paz interior junto al mar.
Los
invito a encontrar ese momento ZEN de paz y quietud. ¡TODOS NOS LO MERECEMOS!
La alimentación como tal no lo es todo, tenemos que alimentar nuestra alma, si
no lo hacemos nosotros… ¿Quien lo va a hacer?
Cada día usted me gusta más... En serio. Aunque a veces se me pierda.
ResponderEliminarTu eres mi momento zen. He pasado meses, años, a veces creo que vidas enteras, echándote de menos. Apago la luz de la habitación y me tumbo en la cama, otra vez sin sueño, sólo con ganas de volar despierto. Me pregunto cuánto tiempo tardarás en desvanecerte, en desaparecer de mi vida, en convertirte en un recuerdo. Hay quien se hace un plan de pensiones, yo fabrico y guardo nostalgias para el futuro. Es tan grande el silencio a mi alrededor que puedo oír los latidos de mi corazón. Siguiendo su compás a la perfección. No sé cómo eres, a qué huele tu pelo, a qué saben tus labios o cómo enciende pasiones el roce de tus dedos. Sólo sé que, sin darme cuenta, me he vuelto adicto al color de tu letra, al compás de tus oraciones y a la esencia de tus pensamientos. Y creo que tú también lo sabes. Cierro los ojos y te envío energía positiva, en realidad, te devuelvo la que me has dado.
Me gusto mucho el post. Yo también necesito de mi momento zen pero lo he perdido. He llegado a un punto en que necesito olvidarme de mí por unos días, y de este blog que a veces quiero y a veces odio (aclaro, odio porque es una adicción). Así que he decidido irme de vacaciones de mí mismo. Me voy a dejar plantado y me largo a mirar al mar, a mecerme en el viento y a oler a sal, como tu dices. Me desconectaré y haré lo posible por recargar esas pilas que nunca encuentro, sabiendo que voy a echarla mucho de menos. Es la paradoja de las vacaciones, que te vas y cierras la puerta de casa deseando volver para dormir de nuevo en tu cama, aunque muchas veces el insomnio me mate.
ResponderEliminarMi mejor momento zen es con mis amigas, nos relajamos y reimos juntas.
ResponderEliminarMi momento zen es cuando estoy en clase de yoga, después de cenar y antes de ir a la cama, cuando tengo un rato para escaparme a pasear al parque, cuando quedo con mis amigos a comer o a cenar, mis momentos de lectura…hay que intentar tener muchos momentos “yo” en este mundo de locura.
ResponderEliminarPara mí el deporte es la válvula de escape perfecta.
ResponderEliminarLeo tu blog desde hace relativamente poco, y no me había animado a comentarte hasta ahora. ¿Por qué en este momento? Porque, justamente, estoy yo también en mi momento Zen. Necesité tirar muchas cosas abajo, empezar de cero e ir construyendo desde abajo, desde cero. Y, granito a granito, he logrado (y sigo logrando) construir algo con lo que sentirme bien, tener una vida que cada día se asemeja más a lo que quiero que sea... Y, como dices que te pasa a ti con el mar, es una serenidad, una quietud, una alegría, aporta un optimismo... Inmenso, a pesar de que a veces hay pequeños bajones. Muchas gracias por esta entrada y... no te alejes de tu momento Zen
ResponderEliminarMi momento especial es con mis amigas, me da igual quedar para un cafe, una cena o para unas risas, ese momento no tiene precio, es una maravilla
ResponderEliminarPara mi quedar con mis amigas a tomar un cafelito es…una relajación total!!! Un momento para desestresarme con esas amigas incondicionales que te comprenden a la perfección…relaxxxxxxx
ResponderEliminar¡Uy!…los momentos para uno mísmo,cuando tienes mil cosas que hacer ,hay que buscarlos cual tesoro escondido…con paciencia y oportunidad,cualquier espacio de tiempo donde pueda,leer,escuchar música, etc me vale para desconectar.,hay que mimarse un poquito.
ResponderEliminar